Gracias al diario Libération, descubrí varios aspectos de la personalidad del próximo presidente de Francia, Nicolas Sarkozy. Quiero compartirlos con los lectores, en la forma de este pequeño diccionario de la A a la Z. Alattyan. Así se llama el principado húngaro de 2 mil habitantes en donde se inicia la saga Sarkozy. Pal Sarkozy de Nagy-Bocsa, padre del presidente electo, cuenta que la familia es dueña de un castillo rodeado por miles de hectáreas, pero de todas esas tierras, ya no queda nada. Los descendientes de los Sarkozy vienen de Mihaly Sakozy, quien luchara contra los turcos y recibiera del rey Fernando II de Hungría, el título de "noble auténtico". Abogado. Nicolas Sarkozy pasa su examen oral para ser abogado frente a un jurado compuesto por un magistrado, un abogado y un profesor de derecho. Obtiene un promedio de 16 sobre 20 y una mención. De inmediato llama a su madre: "Mamá, siéntate porque te voy a anunciar una muy buena noticia. Ya soy abogado, como tú". En 1981, entra a la prestigiosa oficina de abogados de Guy Danet. Armas familiares (húngaras). Un lobo parado en sus patas traseras, con un sable en una pata y el hocico abierto. En húngaro, Sarkozy se dice Charkeusy. Charkeu, y quiere decir lugar cercano a un río. Entre los apellidos muy viejos, la "Y" es signo de nobleza. Cantantes preferidos. Sarkozy es un gran fan de la canción popular francesa. Conoce todo el repertorio de Brassens, Brel y Barbara. Para relajarse, le encanta escuchar su iPod que le regaló su hijastra, hija de Cecilia, y que ella misma le ha grabado la música.
Sus cantantes predilectos son Johnny Hallyday, Mariah Carey, Chimène Badi, Elton John, Calogero, Aznavour. Cuando está cansado (lo cual le sucede algunas veces), le gusta escuchar Mon pays, del cantante Faudel. Cecilia. Para él, la pareja y la familia son dos elementos importantes para la vida de cualquier hombre. Hay que decir que su relación con Cecilia ha tenido muchas altas y muchas bajas. Escuchemos cómo lo explicó Sarkozy, visiblemente emocionado, en una entrevista de radio: "(...) La verdad es muy simple, como cualquier familia, también la mía, ha conocido etapas difíciles. Por el momento estamos tratando de superarlas. ¿Dejo decir algo más? No lo creo...". Una vez que Cecilia regresó de Estados Unidos donde se había ido con su amigo, Sarkozy concluyó sobre este tema: "Todo es muy complejo en la vida de un hombre y de una mujer, pero cuando se vuelve público, hasta los detalles más pequeños se vuelven gigantescos". Casados desde el 23 de octubre de 1996, y a pesar de todos sus problemas, dice Sarkozy a propósito de su mujer: "Todavía me emociona pronunciar su nombres, 20 años después de nuestro primer encuentro". Chirac. Habría que decir los Chirac. Es decir, padre e hija. A propósito de Claude, la hija, Nicolas dice: "Ella siempre ha querido que trabaje con su padre. Ella es muy linda, inteligente, siempre nos reímos mucho, pero tampoco significa tanto para mi carrera". Con el todavía presidente de la República, sus relaciones son más complejas, como bien dice François Fillon: "(Su relación) Es un nudo en el cual se mezcla complicidad e incomprensión; admiración y exasperación. Los dos son muy distintos entre sí. Chirac es enigmático y secreto y Nicolas es directo y muy previsible. Sarkozy espera de Chirac un reconocimiento, el cual seguramente tardará en venir.
Pero hoy por hoy, ya se liberó de esa espera...". Colección personal. Plumas. Las adora y las utiliza ya sea para escribir sus libros o sus discursos. Enemigos. "Ninguno. Nada más tengo adversarios". Epitafio. "Valió la pena...". Infancia. "No me gustó, no me sentía libre". Nicolas Sarkozy siempre sufrió afectivamente hablando del divorcio de sus padres cuando él tenía 4 años: "Siempre quise ser libre, ya que muy rápidamente descubrí que la libertad correspondía a la edad adulta. Así es que no tengo la nostalgia de la infancia. Siempre fui un niño muy solo, abandonado. No obstante, no siento ni resentimientos ni rencor. Cuando uno quiere llegar lejos, no hay que pensar en esas cosas...". Jogging. Dos veces por semana, ya sea en París o en provincia. Este ejercicio es lo que le permite canalizar tanta energía, y los bocadillos de más... Modelo norteamericano. La izquierda le reprocha ser excesivamente proyanki, a lo que Nicolas Sarkozy responde: "Si no tuviera ojos más que para el modelo norteamericano, ya me hubiera ido a vivir a Estados Unidos". Mujeres políticas. "Siempre he sentido mucho respeto por las mujeres para que no pueda dirigirme a ellas, como lo haría a hombres políticos". Nacimiento. Nació el 28 de enero de 1955. Nicolas Sarkozy es el segundo de tres hermanos. Guillaume, el mayor, actualmente empresario. El tercero se llama François, y es médico como su abuelo. Nervios. Algunos de sus adversarios lo acusan de no saber controlar sus nervios. Sarkozy les contesta: "Francamente, si nada más me reprochan eso, puedo superar este defecto. Fui cuatro años ministro del Interior y jamás tuve ninguna bronca (física). Fui ministro de Finanzas, y nunca hubo un problema.
Ni modo, tienen que encontrar algún defecto...". Padre. "A parte de un padre, no me falta nada", dirá un día Nicolas Sarkozy. Cuando Pal Sarkozy, su padre, se divorciara de su madre, sin ayudarla ni moral ni financieramente, continuaba viendo a sus hijos. Los invitaba regularmente a comer a la pizzería Wagram, cerca de su oficina. Se interesaba en sus calificaciones de la escuela. Y celebraba sus éxitos. Pero como Nicolas era un alumno muy malo, su padre lo regañaba constantemente. De los tres hijos, el que más se parece a su padre es Nicolas. Pero de los tres hijos, es también el que más le manifiesta hostilidad al padre. Siempre lo trataba con mucha violencia verbal, incluso un día estaba a punto de demandarlo porque no daba la pensión. Cuando su padre lo volvió a ver después de un periodo muy largo, le regaló un Cartier en acero. Su padre estuvo ausente mucho tiempo y no apareció sino hasta cuando los hijos empezaron a triunfar. Paracetamol (medicamento). Nicolas Sarkozy sufre de terribles migrañas. Pero, ¿acaso no tiene derecho de padecerlas? "Sea o no sea elegido, de vez en cuando, creo que tengo derecho de una migraña". Raíces. Su madre. "Une maîtresse femme", le dice a sus amigos. Cuando se divorcia de su marido, en los años 60, se va a vivir con sus hijos a casa de su propio padre, el doctor Benedict Mallah, judío inmigrado de Salonique (Grèce). Su abuelo siempre contó mucho en la juventud de Nicolas. "Mi madre se desclasó a causa de su divorcio y yo odiaba las miradas de condescendencia de sus amigas". Nicolas adora a su madre, a quien cariñosamente llama Dadu.
Madre e hijo se llaman todos los días por teléfono, sin embargo, hay veces en que no se hablan en tres semanas. Transpiración. Sudar es su forma de regenerarse. Cuando habla una hora, cambia de camisa. Cuando habla dos, cambia de traje. Entonces se siente como nuevo, así como si estuviera "regado" internamente. Victoria. Siempre que Nicolas Sarkozy se refería a la victoria, invariablemente decía que para él, la victoria significa poner en práctica todo lo que prometió durante su campaña. Por lo que a mí respecta, lo que más me gusta del futuro presidente de la República Francesa es su inteligencia, su claridad para expresarse, su tenacidad, su melancolía y su voz.
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Las abuelas
Hoy, Día de las Madres, quiero hablar de las abuelas, del privilegio que significa ser mamá grande, como solía llamar a la mía. En rigor estricto este texto se debería de llamar El Arte de Ser Abuela, parafraseando el libro de Victor Hugo, titulado El Arte de Ser Abuelo. Y vaya que es todo un arte, el cual requiere compromiso, responsabilidad, pero sobre todo, de una actitud amorosa y tierna. En lo que a mí se refiere, nada me ha sido más fácil que el haberme convertido en abuela. Me encanta ser, sentirme y actuar como abuela. Nunca imaginé que tenía en mí tanta disposición para ser abuela las 24 horas del día, de ahí que piense que es el mejor rol que me ha permitido la vida ejercer. Me pregunto si las y los nietos llegan a sentirse igualmente gratificados por el hecho de ser nieta o nieto. Tal vez, ellas y ellos lo vivan con mucha naturalidad. Basta con llegar a este mundo, para cerciorarse de si tienen o no abuela. Qué tan importante ha de ser tener una abuela, que hasta existe la expresión muy mexicana que dice: "No tienes abuela...", por decir, "ya ni la amuelas...". Por otro lado, no es bueno ser: una abuela molona, una abuela que hostiga, una abuela metiche, una abuela demasiado besucona, una abuela imprudente, una regañona y una abuela... que no tiene abuela... Hoy por hoy las abuelas "posmodernas" son increíblemente participativas, divertidas, generosas y hasta chistosas. ¿Por qué? Porque disfrutan ser abuelas; disfrutan a sus nietos y porque no hay nada que disfruten más que jugar con ellos, platicarles, consentirlos, llevarlos al cine, ir por ellos al colegio, llevarlo a comer a McDonald's, llamarles constantemente por teléfono desde su celular y celebrarles todas las fiestas del año. La verdad es que tener una abuela con tan buena voluntad resulta para los nietos, tanto en lo emocional como en lo intelectual, muy enriquecedor. Porque así como aprendemos de los nietos, ellas y ellos también aprenden mucho de la abuela, sobre todo si ésta es imaginativa, creativa, si le gusta leer y, por añadidura, tiene sentido del humor.
Por lo general estas abuelas "buena onda" nunca regañan, al contrario, son pacientes, comprensivas, pero si en algún momento dado sienten que tienen que corregirlos, lo hacen con tanto cuidado y respeto, que sus nietos ni sienten que están siendo corregidos. Siempre traen muchas fotos de ellos, enmicadas para que no se maltraten, en su bolsa y las presumen a todo el mundo. "¿Verdad que están diviiiiiiiiiinos?", preguntan con una satisfacción e intensidad verdaderamente indescriptibles. Existen muchas categorías de abuelas; hay unas que resultan insoportables, éstas son las que quieren imponerse absolutamente y las que son muy susceptibles. No saben manejar el menor rechazo ya sea por parte de la nieta o del nieto. Si por ejemplo, alguno de ellos se rehúsa saludarla de beso, ya sea porque está viendo la tele o hablando por teléfono, entonces hacen unos dramas pavorosos y juran y perjuran que es por culpa de la nuera o del yerno. "Seguro, le hablan mal de mí y constantemente me critican frente a ellos", piensan con un nudo en la garganta. Las que son igualmente insufribles son aquellas que se pasan todo el tiempo tratándolos de educar: "¿Ya te lavaste las manos?". "¿Cada cuándo te lavas los dientes?". "Ay, niña, ¿por qué siempre usas pantalones?". "¿Por qué manejas tan mal los cubiertos?". "¿Por qué su mamá no les da de comer más verduras?". "No mastiques con la boca abierta". "No, esta vez no les traje regalos porque no los quiero mal acostumbrar", etcétera, etcétera. Decíamos que había muchos tipos de abuelas.
¿Por qué no tratar de describirlas, de imaginarlas y, a la vez, de rendirles un pequeño homenaje el día de hoy? Abuela conservadora. Esta abuela se escandaliza de todo lo que hacen sus nietos adolescentes; se escandalizan por la hora en que regresan de las fiestas, se escandalizan por su vocabulario, por la forma en que se visten, por lo que platican entre ellos y por cómo se relacionan con sus padres. Si alguno de ellos comenta en la mesa, con toda naturalidad, que tiene un amigo gay, esta abuela se escandaliza y en un tono muy solemne dice cosas como: "Yo creo que es el peor castigo que pueda mandar Dios a unos padres. Yo jamás hubiera permitido que tu papá tuviera un amiguito con esa desviación...". Ésta es la típica abuela que pasa a buscar a sus nietos todos los domingos para ir a misa: "Pon atención a lo que dice el padre", les sugiere una y otra vez. Es evidente que este tipo de abuela no puede estar tan cercana a sus nietos, sus prejuicios y su conservadurismo no harán más que alejarlos. Abuela cursi. Por lo general esta categoría siempre se dirige a sus nietos en diminutivo. A pesar de que algunos de ellos ya son adolescentes, los sigue tratando como si fueran niños. Todo el día les cantan las canciones de Cri Cri o les proponen jugar a "las sillas musicales" o a las damas chinas. No obstante las nietas se visten en Zara y ya tienen novio, estas abuelas continúan comprándoles vestidos de tira bordada. Siempre que va a verlos, lleva su cámara fotográfica y quiere tomarse fotos con ellos abrazándolos, o en medio de todos sus peluches. Las que son divorciadas, tienen novio y por añadidura se sienten jovencísimas, les preguntan a sus nietas en tono de complicidad cosas como: "¿Quieres que tu abuelita te platique de su nuevo galán?". "¿No me quedan muy apretados estos pantalones que me compré en Frattina?". "¿Verdad que tienes una abuela que se ve más joven que tu mami?". "A ver, ¿cuántos años crees que tengo?".
Las viudas preguntan: "¿Por qué no me presentas el abuelo de una de tus amiguitas que esté viudo?". Estas abuelitas, por lo general, dan pena ajena y entre más quieren ser amiguitas de sus nietas, más patéticas se ven... Abuela amargada. No hay nada más triste que una abuela amargada. Una abuela que todo el día se esté quejando del abuelo; que si está enfermo de la próstata, que si no le alcanza con su pensión, que si fue un hombre fracasado... Una abuela que se pasa el tiempo comparando a los nietos entre sí, poniéndolos unos contra los otros. Una abuela racista que hace comentarios desagradables respecto a la tez morena de su nieta: "Mira, chula, tú no saliste a nuestra familia; más bien saliste a la familia de tu papá". Una abuela que cuando cuida a sus nietos, se dedica a ver la televisión o a hablar horas por teléfono; una abuela que critica a la otra abuela; una abuela competitiva que está constantemente en competencia con la otra abuela; una abuela que fuma constantemente haciendo que sus nietos aspiren el humo; una abuela que no se arregla y que cuando llegan a visitarla todavía se encuentra en bata y una abuela que no le da la mínima ilusión sus nietos. Pobrecitas de estas abuelas tan "mala onda", porque no saben de lo que se pierden pudiendo ser buena abuelas. No obstante, también a ellas les deseo el día de hoy, ¡muchas felicidades!
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