‘Dice el Sr. Gutiérrez…’
A todos los trabajadores de InfoRedGuadalupe Loaeza
“Ay, señora es una tragedia lo que sucedió con Monitor. Tengo 31 años y en la casa mis papás siempre escuchaban el programa desde las seis de la mañana. Personalmente llevaba 26 escuchándolo todos los días. La verdad es que es una injusticia… Cómo son las leyes en nuestro país”, me dijo ayer muy tempranito por el teléfono, Aidé Palomo. Se oía de verdad desolada. Después de hablar con mi compañera de Reforma, abrí mi correo y cual no sería mi sorpresa de encontrarme con más de 25 correos lamentándose de lo mismo. “Pues nada... que hoy en la mañana me quedé HELADA y de una pieza... entendí que mi país está cada vez más fuera de órbita. Mientras el mundo avanza, estamos aquí peleándonos contra nosotros mismos, con nuestras leyes que sólo son para los poderosos. Estoy muy triste, pues el hecho de continuar escuchando la 1320 y 1560 con pura música sin sus comentarios, sin LA VERDAD, sin LA VOZ, que no sólo México sino el MUNDO también escucha, me hace confirmar que estamos en un caos y quiero irme lo más pronto posible a donde sea, pero no estar más aquí”, escribió Lola Martínez. En otros correos, evocan varias emisiones que llegué a tener cuando colaboraba en la época de Radio Red de Clemente Cerna por más de 15 años, ininterrumpidamente: “Detrás del Espejo” “Mujeres Maravillosas”, “Presente Imperfecto” “Parejas Inmortales” “Obsesiones”, “En busca de la música perdida” “En busca del sexo perdido” “Nostalgias”, y otros programas cuyo título ya no recuerdo.
Fue María Luisa Cerna quien me invitó en 1986 a colaborar en Radio Red. “Con que nos compartas tu singular estilo de narración, es suficiente”, me dijo. Así fue. A partir de ese año, comencé a participar con una cápsula de cinco minutos, la cual pasaba diariamente justo antes del Monitor de las seis de la tarde. La rúbrica musical era inconfundible, un cha-cha-chá, muy de los cincuentas, llamado: “¡Muchachá!” Al cabo de un año, me dieron un programa de entrevistas en el cual entrevisté desde los Bribones hasta Rigoberto Menchú. Tiempo después José Gutiérrez Vivó, me pidió que participara en un programa de una hora a las cinco de la tarde, todos los domingos. El primero de ellos se lo dediqué a Federico Fellini quien acababa de morir el 31 de octubre de 1993.
Gracias a Radio Red, conocí a muchas personalidades de todos los ámbitos; me beneficié de la lealtad de un auditorio adicto a la emisora desde hacía más de 30 años; pude tender muchos puentes con muchos tipos de público; me permitió así mismo, hablar de una barbaridad de temas muy diversos entre sí, sin haber sido jamás censurada. Gracias a la época dorada de Radio Red, conocí al maestro Alfonso Zárate, al espléndido politólogo Jaime González Graff (q.e.p.d), a Ikrám Antaki (q.e.p.d), a Héctor Madera Ferrón (q.e.p.d), conductor del programa nocturno: “Hasta que amanezca”; al semiólogo Arrigo Cohen (q.e.p.d) al químico Luis Manuel Guerra, a Lydia Pérez López, a Ramón de Flores, a Ramón Pieza Rugarcía, a Margarita White, a Tere Aviña, al Dr. Lammoglia, a Gustavo García, a Claudia Ojesto, a Alicia Ibarguengoitia, a Alberto Barranco, a Bernardo Barranco, especialista en religiones; a José Luis Morales Baltasar, a Miguel Aguirre Castellanos, a Mario Molina, a Martha García, al Ing. Jorge A Olea, a la reportera Estela Livera, al economista Arturo Damm, a los conductores: Martín Espinoza, Miguel Velazco y José Reyes García.
De José Gutiérrez Vivó se podría decir todo: que era muy mal jefe; que nunca recibía a nadie; que era muy soberbio; que su oficina era como un bunker, que odiaba la autocrítica, que desconocía su programación y a sus conductores, que nada más se rodeaba por incondicionales que repetían automáticamente: “Dice el Sr. Gutiérrez…”; que corría a su personal sin explicación alguna, que era descortés, que era malagradecido, que era demasiado egocéntrico, que tenia muy mal genio y que jamás informaba a su personal respecto a la situación de la empresa. Pero lo que nadie puede negar, es que José Gutiérrez Vivó, “marcó el paso en la radio”, como decía su slogan. No hay duda de que es el conductor de la radio hablada que ha logrado mayor influencia y penetración entre los radioescuchas. Formó un auditorio crítico y participativo. Cambió las estructuras de los noticiarios de larga duración e innovó todos los servicios radiofónicos, como por ejemplo: la red Vial. Gutiérrez Vivó siempre fue sumamente creativo y visionario, de allí el éxito de sus programas y trasmisiones especiales como: “Monitor, su contacto”, sus trasmisiones desde Davós, sus crónicas desde Oriente y Medio Oriente. No hay que olvidar que fue el primero que llevó a la radio comercial debates políticos; el primero en trasmitir controles remotos desde las casas de los candidatos; el primero en abrir el teléfono para que el público opinara; el primero que trasmitió el Informe presidencial y posteriormente un análisis con su mesa de expertos en política; el primero que trataba el auditorio como ciudadano y como adulto; el primero que hizo un programa especial con el químico Guerra de Ecología; el primero que lanzó un “opinómetro” respecto a asuntos políticos; el primero en reunir a todos los presidenciables en elecciones pasadas; el primero y el único que ejerció la democracia en su propio medio al trasmitir las convenciones de Andrés Manuel López Obrador desde el Zócalo, al mismo tiempo que le daba entrada a las ideas de los opositores; el único que denunció las explosiones en Guadalajara, señalando a PEMEX como el responsable. Gracias a la tecnología de punta con la que contaban sus reporteros, Radio Red, fue el único medio que logró una comunicación efectiva y de servicio con el auditorio en los sismos de 85. Nunca se me olvidará que cuando se cayeron las Torres Gemelas de Nueva York, el comentario de Gutiérrez Vivó fue “esto no es un accidente, esto está provocado”. Y cuando se estrelló el segundo avión, me acuerdo perfecto que insistió: “no es un accidente, esto alguien lo ha provocado”.
Por último quiero confesar públicamente que Enrique y yo (juntos teníamos dos programas) lamentamos mucho haber dejado al Grupo Radio Centro, pero sobre todo a la familia Aguirre por seguir al periodista Gutiérrez Vivó. Siempre he lamentado que no se hubieran puesto de acuerdo en sus diferencias. No solo yo salí perjudicada familiar y laboralmente, sino más de 400 familias que se quedaron desprotegidas y en la total incertidumbre.
¿Y por qué nos fuimos de Monitor? Por el absoluto desinterés por parte del Director General de la empresa hacia nuestro trabajo.
Kikka Roja
“Ay, señora es una tragedia lo que sucedió con Monitor. Tengo 31 años y en la casa mis papás siempre escuchaban el programa desde las seis de la mañana. Personalmente llevaba 26 escuchándolo todos los días. La verdad es que es una injusticia… Cómo son las leyes en nuestro país”, me dijo ayer muy tempranito por el teléfono, Aidé Palomo. Se oía de verdad desolada. Después de hablar con mi compañera de Reforma, abrí mi correo y cual no sería mi sorpresa de encontrarme con más de 25 correos lamentándose de lo mismo. “Pues nada... que hoy en la mañana me quedé HELADA y de una pieza... entendí que mi país está cada vez más fuera de órbita. Mientras el mundo avanza, estamos aquí peleándonos contra nosotros mismos, con nuestras leyes que sólo son para los poderosos. Estoy muy triste, pues el hecho de continuar escuchando la 1320 y 1560 con pura música sin sus comentarios, sin LA VERDAD, sin LA VOZ, que no sólo México sino el MUNDO también escucha, me hace confirmar que estamos en un caos y quiero irme lo más pronto posible a donde sea, pero no estar más aquí”, escribió Lola Martínez. En otros correos, evocan varias emisiones que llegué a tener cuando colaboraba en la época de Radio Red de Clemente Cerna por más de 15 años, ininterrumpidamente: “Detrás del Espejo” “Mujeres Maravillosas”, “Presente Imperfecto” “Parejas Inmortales” “Obsesiones”, “En busca de la música perdida” “En busca del sexo perdido” “Nostalgias”, y otros programas cuyo título ya no recuerdo.
Fue María Luisa Cerna quien me invitó en 1986 a colaborar en Radio Red. “Con que nos compartas tu singular estilo de narración, es suficiente”, me dijo. Así fue. A partir de ese año, comencé a participar con una cápsula de cinco minutos, la cual pasaba diariamente justo antes del Monitor de las seis de la tarde. La rúbrica musical era inconfundible, un cha-cha-chá, muy de los cincuentas, llamado: “¡Muchachá!” Al cabo de un año, me dieron un programa de entrevistas en el cual entrevisté desde los Bribones hasta Rigoberto Menchú. Tiempo después José Gutiérrez Vivó, me pidió que participara en un programa de una hora a las cinco de la tarde, todos los domingos. El primero de ellos se lo dediqué a Federico Fellini quien acababa de morir el 31 de octubre de 1993.
Gracias a Radio Red, conocí a muchas personalidades de todos los ámbitos; me beneficié de la lealtad de un auditorio adicto a la emisora desde hacía más de 30 años; pude tender muchos puentes con muchos tipos de público; me permitió así mismo, hablar de una barbaridad de temas muy diversos entre sí, sin haber sido jamás censurada. Gracias a la época dorada de Radio Red, conocí al maestro Alfonso Zárate, al espléndido politólogo Jaime González Graff (q.e.p.d), a Ikrám Antaki (q.e.p.d), a Héctor Madera Ferrón (q.e.p.d), conductor del programa nocturno: “Hasta que amanezca”; al semiólogo Arrigo Cohen (q.e.p.d) al químico Luis Manuel Guerra, a Lydia Pérez López, a Ramón de Flores, a Ramón Pieza Rugarcía, a Margarita White, a Tere Aviña, al Dr. Lammoglia, a Gustavo García, a Claudia Ojesto, a Alicia Ibarguengoitia, a Alberto Barranco, a Bernardo Barranco, especialista en religiones; a José Luis Morales Baltasar, a Miguel Aguirre Castellanos, a Mario Molina, a Martha García, al Ing. Jorge A Olea, a la reportera Estela Livera, al economista Arturo Damm, a los conductores: Martín Espinoza, Miguel Velazco y José Reyes García.
De José Gutiérrez Vivó se podría decir todo: que era muy mal jefe; que nunca recibía a nadie; que era muy soberbio; que su oficina era como un bunker, que odiaba la autocrítica, que desconocía su programación y a sus conductores, que nada más se rodeaba por incondicionales que repetían automáticamente: “Dice el Sr. Gutiérrez…”; que corría a su personal sin explicación alguna, que era descortés, que era malagradecido, que era demasiado egocéntrico, que tenia muy mal genio y que jamás informaba a su personal respecto a la situación de la empresa. Pero lo que nadie puede negar, es que José Gutiérrez Vivó, “marcó el paso en la radio”, como decía su slogan. No hay duda de que es el conductor de la radio hablada que ha logrado mayor influencia y penetración entre los radioescuchas. Formó un auditorio crítico y participativo. Cambió las estructuras de los noticiarios de larga duración e innovó todos los servicios radiofónicos, como por ejemplo: la red Vial. Gutiérrez Vivó siempre fue sumamente creativo y visionario, de allí el éxito de sus programas y trasmisiones especiales como: “Monitor, su contacto”, sus trasmisiones desde Davós, sus crónicas desde Oriente y Medio Oriente. No hay que olvidar que fue el primero que llevó a la radio comercial debates políticos; el primero en trasmitir controles remotos desde las casas de los candidatos; el primero en abrir el teléfono para que el público opinara; el primero que trasmitió el Informe presidencial y posteriormente un análisis con su mesa de expertos en política; el primero que trataba el auditorio como ciudadano y como adulto; el primero que hizo un programa especial con el químico Guerra de Ecología; el primero que lanzó un “opinómetro” respecto a asuntos políticos; el primero en reunir a todos los presidenciables en elecciones pasadas; el primero y el único que ejerció la democracia en su propio medio al trasmitir las convenciones de Andrés Manuel López Obrador desde el Zócalo, al mismo tiempo que le daba entrada a las ideas de los opositores; el único que denunció las explosiones en Guadalajara, señalando a PEMEX como el responsable. Gracias a la tecnología de punta con la que contaban sus reporteros, Radio Red, fue el único medio que logró una comunicación efectiva y de servicio con el auditorio en los sismos de 85. Nunca se me olvidará que cuando se cayeron las Torres Gemelas de Nueva York, el comentario de Gutiérrez Vivó fue “esto no es un accidente, esto está provocado”. Y cuando se estrelló el segundo avión, me acuerdo perfecto que insistió: “no es un accidente, esto alguien lo ha provocado”.
Por último quiero confesar públicamente que Enrique y yo (juntos teníamos dos programas) lamentamos mucho haber dejado al Grupo Radio Centro, pero sobre todo a la familia Aguirre por seguir al periodista Gutiérrez Vivó. Siempre he lamentado que no se hubieran puesto de acuerdo en sus diferencias. No solo yo salí perjudicada familiar y laboralmente, sino más de 400 familias que se quedaron desprotegidas y en la total incertidumbre.
¿Y por qué nos fuimos de Monitor? Por el absoluto desinterés por parte del Director General de la empresa hacia nuestro trabajo.