Juan E. Pardinas
17 Ene. 10
PERO NO TOMA EN CUENTA QUE MEXICO ESTA LLENO DE EXTRANJEROS
Y QUE NO PODEMOS CRECER SIN EL PERMISO DE ESTADOS UNIDOS
MEXICO ES UN PAIS DE OBREROS MAL TRATADOS, SU GENTE NOBLE Y TRABAJADORA NO PUEDE CAMBIAR DE ESTATUS PORQUE CHILLAN SUS GOBERNANTES .
LOS FAMOSOS MÉRITOS (chingarse el lomo chingando a los demás) Y UNA CARA BONITA (o sea, blanco rubio de ojo azul) Y SER AMIGO DE LOS RICOS Y YA TIENES EL FUTURO ASEGURADO (jajajaaa)
...Y QUE TAL UN MEGA GRUPO DE PERSONAS EN RESISTENCIA CIVIL PACIFICA LUCHANDO POR SUS DERECHOS FUNDAMENTALES, EDUCACIÓN ALIMENTACION, VIVIENDA, Y SOBRE TODO VACACIONES Y DIVERSIÓN PARA EL DESARROLLO DE LOS NIÑOS. AAAAH NO ¡¡ ESO SI QUE NO ¡¡ LOS NIÑOS NO TIENEN DERECHO A NADA. ¿VERDAD NEOLIBERALES? esos son la carne de cañón para mantener reprimida a la población.
"¿En qué rama de la economía mexicana hay una competencia vigorosa, sin monopolios, duopolios o jugadores hegemónicos?". Hace unas semanas, le hice esta pregunta a un economista especializado en temas de competencia. Su respuesta fue un largo silencio. La conversación ocurrió en una conferencia, por lo que el panel y los miembros del público tuvimos que esperar varias docenas de segundos para escuchar la réplica. Finalmente, el experto en microeconomía tuvo un veredicto: "En el negocio de la comida. Hay mucha competencia entre restaurantes, fondas y ese giro de establecimientos".
El año pasado la revista Forbes hizo una encuesta para encontrar las ciudades del mundo donde se come más sabroso. El Distrito Federal quedó en el cuarto lugar global, apenas atrás de París, Roma y Tokio. La calidad de los chefs chilangos fue superior a sus pares de Barcelona, Hong Kong y Nueva York. En el Índice de Competitividad Internacional del IMCO, la economía mexicana quedó en el lugar 32 entre 48 países. El sondeo culinario de Forbes es la mejor noticia que ha recibido nuestro país de estas comparaciones internacionales. No me sorprende el éxito de nuestra gastronomía. Desde el changarro de tacos más sencillo hasta el bistró más cuco, en la Ciudad de México se cocina con gusto y magia. Nuestra ciudad capital es uno de los mejores lugares del planeta para darle alegría al paladar, a cualquier hora del día y la noche. En Roma se comerá muy rico, pero si el hambre ataca a la hora de la siesta es una epopeya encontrar un restaurante abierto. En Barcelona se podrá disfrutar de un maravilloso menú diseñado por un chef famoso, pero hay que esperar en una fila no apta para glotones ansiosos. En el DF, a las tres de la mañana se pueden comer unos memorables tacos al pastor o un sofisticado banquete de gastronomía francesa.
Al existir una multitud enorme de ofertas culinarias, un buen restaurantero está obligado a brindar un buen precio y un excelente servicio para poder sobrevivir. La destrucción creativa se encarga de aniquilar los negocios inviables y a la vez forjar nuevas oportunidades. La competencia fomenta la creatividad y la innovación. Los ganadores de todo el proceso somos los comelones y los consumidores. El lugar prominente de la Ciudad de México en la lista gastronómica de Forbes sería impensable sin el clima de alta competencia que existe en el negocio restaurantero. ¿Qué sería de la economía mexicana si tuviéramos el mismo nivel de competencia en la Banca, las telecomunicaciones, la generación de energía eléctrica o la producción de gasolina? Simplemente seríamos otro país. Tendríamos una economía con altas tasas de crecimiento y un incentivo permanente para invertir y mejorar el desempeño. Piensa en tu restaurante o taquería favorita, ¿tu banco o tu compañía de celular te dejan con el mismo nivel de satisfacción?
La economía global cambia a una velocidad inusitada. Los gringos se transformaron de consumidores compulsivos a ahorradores frugales. En el 2010, China rebasará a Japón para convertirse en la segunda economía más grande del planeta. Por primera vez en la historia de la India, el sector de manufactura generará más riqueza que la agricultura. Para México, la noticia más importante del año será la tendencia decreciente de nuestra riqueza petrolera. Mientras no aparezcan noticias sobre la viabilidad de nuevos yacimientos de hidrocarburos, nuestro principal producto de exportación se extinguirá como fogata en noche de invierno. ¿Qué le vamos a ofrecer al mundo? ¿Tacos al pastor y chiles en nogada? Si no incrementamos la competencia en los principales sectores económicos, nuestro papel en la globalización tenderá hacia la irrelevancia. Ya se nos fue el primer tren del siglo XXI, Brasil se subió al vagón y ya nos dejó atrás. El único consuelo que nos queda es que el mole negro es mucho más sabroso que la feijoada.
Ingredientes:
* Dos kilos de fríjol negro (remojado durante 24 horas sin cambiar de agua)
* cuatro patitas de cerdo en trozos
* medio kilo de costilla ahumada
* medio kilo de chorizo ahumado tipo español
* medio kilo de lomo de cerdo ahumado
* trescientos gramos de tocino ahumado en trozos ( se puede agregar todo tipo de carne ahumada)
Aderezo:
* una cabeza de ajo grande
* pimienta molida
* hongos y laurel (picados bien chiquitos)
* sal al gusto
* aceite
Preparación:
En una olla grande poner a hervir el fríjol con el agua que lo remojó, aumentar más agua y echar las patitas cortadas. Dejar cocinar hasta que el fríjol y las patitas estén suaves. Agregar todas las carnes ahumadas. Dejar cocinar hasta que el fríjol espese y las carnes estén bien cocidas. En una sartén con aceite dorar una parte del ajo chancado y agregar tres cucharones de fríjol; chancar con cuchara y regresar a la olla. Nuevamente dorar en aceite el esto del ajo, laurel y hongo; añadir pimienta y agregar tres cucharones de fríjol, mover, chancarlo con una cuchara y regresar a la olla. Dejar hervir por cinco minutos para que adquiera sabor; agregar más sal si desea. Servir con arroz blanco y carne de cerdo frita (tipo bisteck) o chicharrón.
kikka-roja.blogspot.com/
El año pasado la revista Forbes hizo una encuesta para encontrar las ciudades del mundo donde se come más sabroso. El Distrito Federal quedó en el cuarto lugar global, apenas atrás de París, Roma y Tokio. La calidad de los chefs chilangos fue superior a sus pares de Barcelona, Hong Kong y Nueva York. En el Índice de Competitividad Internacional del IMCO, la economía mexicana quedó en el lugar 32 entre 48 países. El sondeo culinario de Forbes es la mejor noticia que ha recibido nuestro país de estas comparaciones internacionales. No me sorprende el éxito de nuestra gastronomía. Desde el changarro de tacos más sencillo hasta el bistró más cuco, en la Ciudad de México se cocina con gusto y magia. Nuestra ciudad capital es uno de los mejores lugares del planeta para darle alegría al paladar, a cualquier hora del día y la noche. En Roma se comerá muy rico, pero si el hambre ataca a la hora de la siesta es una epopeya encontrar un restaurante abierto. En Barcelona se podrá disfrutar de un maravilloso menú diseñado por un chef famoso, pero hay que esperar en una fila no apta para glotones ansiosos. En el DF, a las tres de la mañana se pueden comer unos memorables tacos al pastor o un sofisticado banquete de gastronomía francesa.
Al existir una multitud enorme de ofertas culinarias, un buen restaurantero está obligado a brindar un buen precio y un excelente servicio para poder sobrevivir. La destrucción creativa se encarga de aniquilar los negocios inviables y a la vez forjar nuevas oportunidades. La competencia fomenta la creatividad y la innovación. Los ganadores de todo el proceso somos los comelones y los consumidores. El lugar prominente de la Ciudad de México en la lista gastronómica de Forbes sería impensable sin el clima de alta competencia que existe en el negocio restaurantero. ¿Qué sería de la economía mexicana si tuviéramos el mismo nivel de competencia en la Banca, las telecomunicaciones, la generación de energía eléctrica o la producción de gasolina? Simplemente seríamos otro país. Tendríamos una economía con altas tasas de crecimiento y un incentivo permanente para invertir y mejorar el desempeño. Piensa en tu restaurante o taquería favorita, ¿tu banco o tu compañía de celular te dejan con el mismo nivel de satisfacción?
La economía global cambia a una velocidad inusitada. Los gringos se transformaron de consumidores compulsivos a ahorradores frugales. En el 2010, China rebasará a Japón para convertirse en la segunda economía más grande del planeta. Por primera vez en la historia de la India, el sector de manufactura generará más riqueza que la agricultura. Para México, la noticia más importante del año será la tendencia decreciente de nuestra riqueza petrolera. Mientras no aparezcan noticias sobre la viabilidad de nuevos yacimientos de hidrocarburos, nuestro principal producto de exportación se extinguirá como fogata en noche de invierno. ¿Qué le vamos a ofrecer al mundo? ¿Tacos al pastor y chiles en nogada? Si no incrementamos la competencia en los principales sectores económicos, nuestro papel en la globalización tenderá hacia la irrelevancia. Ya se nos fue el primer tren del siglo XXI, Brasil se subió al vagón y ya nos dejó atrás. El único consuelo que nos queda es que el mole negro es mucho más sabroso que la feijoada.
Ingredientes:
* Dos kilos de fríjol negro (remojado durante 24 horas sin cambiar de agua)
* cuatro patitas de cerdo en trozos
* medio kilo de costilla ahumada
* medio kilo de chorizo ahumado tipo español
* medio kilo de lomo de cerdo ahumado
* trescientos gramos de tocino ahumado en trozos ( se puede agregar todo tipo de carne ahumada)
Aderezo:
* una cabeza de ajo grande
* pimienta molida
* hongos y laurel (picados bien chiquitos)
* sal al gusto
* aceite
Preparación:
En una olla grande poner a hervir el fríjol con el agua que lo remojó, aumentar más agua y echar las patitas cortadas. Dejar cocinar hasta que el fríjol y las patitas estén suaves. Agregar todas las carnes ahumadas. Dejar cocinar hasta que el fríjol espese y las carnes estén bien cocidas. En una sartén con aceite dorar una parte del ajo chancado y agregar tres cucharones de fríjol; chancar con cuchara y regresar a la olla. Nuevamente dorar en aceite el esto del ajo, laurel y hongo; añadir pimienta y agregar tres cucharones de fríjol, mover, chancarlo con una cuchara y regresar a la olla. Dejar hervir por cinco minutos para que adquiera sabor; agregar más sal si desea. Servir con arroz blanco y carne de cerdo frita (tipo bisteck) o chicharrón.