Gracias, muy buenos días a todas y todos ustedes.
Honorables integrantes del presídium.
Señor Ministro Presidente de la Suprema Corte de Justicia, Guillermo Ortiz Mayagoitia.
Señor senador Santiago Creel, Presidente del Senado de la República.
Señor Cristian Castaño Contreras, Presidente de la Mesa Directiva en funciones de la Cámara de Diputados.
Señoras y señores gobernadores. Estimados colaboradores del Gobierno Federal. Estimados alcaldes. Distinguidos invitados especiales que nos acompañan, líderes sociales, sindicales, empresariales, deportistas, mexicanos de la cultura.
Amigas y amigos: Agradezco enormemente su presencia esta mañana aquí en Palacio Nacional. Más que hacer un recuento de los hechos ocurridos, mi propósito es compartir algunas reflexiones después de un año de Gobierno. Quiero, desde luego también, expresarles mi gratitud por todo el apoyo y por toda la comprensión que he recibido de parte de ustedes que desempeñan responsabilidades relevantes en la vida del país. Hace exactamente un año en las primeras horas de una mañana como ésta los mexicanos vivíamos momentos difíciles, momentos de gran incertidumbre, peligraba la vida institucional de la República amagada por la vía de los hechos. No sólo era la inquietud acerca de que ocurriría en la rendición de la Protesta Constitucional del nuevo Gobierno, sino la genuina preocupación acerca de lo que le pasaría al país en el futuro. La responsabilidad de los legisladores, quienes a pesar de las circunstancias hicieron posible el cumplimiento de la Constitución, marcó de manera muy significativa el rumbo del nuevo Gobierno. Pienso que en cierta forma las cosas empezaron a cambiar desde ese momento. Esa mañana me quedó muy firme la idea que me había permitido superar la adversidad en diversas circunstancias durante los años previos, la idea de que podemos tener problemas y parecerán los problemas verdaderamente insuperables, pero la clave es enfrentarlos con decisión y determinación y resolverlos. Hoy, transcurrido un año de Gobierno y ante un panorama verdaderamente distinto, estoy aún más convencido de que los problemas de México tienen solución, pero que se requiere la unidad y la solidaridad de todos, que en la unión de los mexicanos está la clave de la prosperidad del país. Los problemas están desde luego, pero los mexicanos hemos comenzando a definir con mayor claridad el rumbo del país, compartimos ahora una visión responsable de lo que queremos, una visión responsable del futuro. Algunos de los pasos en este primer año forman parte de esa estrategia, un esfuerzo fundamental del Gobierno ha sido plasmar con la participación de los ciudadanos el México que queremos. Primero contemplamos el Proyecto de Gran Visión México 2030, luego el Plan Nacional de Desarrollo y finalmente presentamos los planes sectoriales de todas las áreas del Gobierno Federal. Hoy cumplimos un año en la responsabilidad de servir a los mexicanos, pero incluso los seis en que nos corresponde esta tarea de servir, serán apenas un paso, un peldaño en el enorme desafío de colocar a México en la ruta del Desarrollo Humano Sustentable, en la ruta de la equidad, de la justicia, de la seguridad, de la igualdad, de la democracia y de la sustentabilidad. Para el Gobierno Federal, y para mí en lo particular, queda claro que esta Administración tiene que asumirse como un Gobierno enfocado a la transformación del país. Sabemos que debemos enfrentar y no eludir los problemas, sabemos que los retos de México en el Siglo XXI tienen que abordarse a profundidad ahora, que quizá no haya otra oportunidad para hacerlo. Que nos toca asumir las decisiones y sus costos con tal de que se pueda garantizar un mejor porvenir a las generaciones de los mexicanos que vienen. Sabemos que el futuro de México se decide hoy y tenemos una responsabilidad con la historia. Al igual que hace un año me queda claro que la mayor amenaza para el futuro de México es la inseguridad pública y la acción del crimen organizado. Por eso, desde los primeros días, nos dimos a la tarea de enfrentar estos problemas de manera firme y decidida, estamos empeñados en combatir sin tregua a la criminalidad y a emplear con determinación todos los recursos del Estado para rescatar la seguridad en las calles, las ciudades y regiones del país de manera particular en aquellas zonas que al inicio del Gobierno habían quedado prácticamente en manos de delincuentes, pusimos en marcha los operativos conjuntos para restablecer condiciones mínimas de seguridad y a la vez recuperar la autoridad de los ciudadanos que se expresa únicamente en los órganos del Estado. Al propio tiempo pusimos en marcha la Estrategia Nacional de Seguridad, con el objetivo de garantizar el imperio de la ley, en ella se consideran no sólo acciones orientadas a perseguir la delincuencia, sino sobre todo a prevenir el delito, y por supuesto, a reconstruir desde los cimientos las instituciones encargadas de procurar e impartir justicia en México. Por ello, además de los operativos hemos concentrado el esfuerzo en construir la Plataforma México y el Sistema Único de Información Criminalística. De lo que se trata es de generar inteligencia policial con información sustantiva para combatir con eficacia y contundencia a los criminales. También echamos a andar un nuevo modelo de policía que permitirá, mediante rigurosos mecanismos de control de confianza, capacitación, profesionalización y supervisión ciudadana, depurar y fortalecer los cuerpos policíacos en el país comenzando por los federales. En la tarea preventiva pusimos en marcha Limpiemos México, Zona en Recuperación, que con distintas vertientes: Escuela Segura, Rescate de Espacios Públicos, Prevención y Tratamiento de Adicciones, Participación Ciudadana; busca mantener alejados a los niños y a los jóvenes de las drogas, y la violencia criminal lejos de los ciudadanos.
Lo he dicho y lo reitero, el reto de recuperar la seguridad pública de los mexicanos será una batalla muy larga que costará tiempo, dinero y por desgracia, vidas humanas. A pesar de que los resultados de fondo sólo los veremos en el largo plazo, en este año comenzamos ya a vislumbrar algunos avances. Al retomar la iniciativa en la lucha contra el crimen hemos logrado recuperar espacios de libertad, hemos atrapado a más de 15 mil personas vinculadas con el crimen organizado y, entre ellos, a una veintena de los principales capos regionales de distintos cárteles. Se dice fácil, pero también hemos logrado los decomisos de cocaína y de dinero en efectivo vinculado al crimen, no sólo más grandes de México, sino los mayores del mundo. Con cada decomiso de droga, con cada criminal tras las rejas, con cada zona que recuperamos del crimen organizado, alejamos a nuestros hijos de las adicciones, de la violencia y de la delincuencia. Pero, más allá de las cifras siempre relativas, a un año de Gobierno estoy más convencido que nunca de que vamos a ganar esta batalla, no sólo se trata de pensar que no tenemos otra alternativa más que ganarla, se trata de reconocer que las enormes potencialidades y talentos de los mexicanos nos permitirán retomar el control de la vida pública del país. Se trata de saber que es posible vencer si logramos poner la tecnología, la disciplina, la organización, la coordinación y la participación de los ciudadanos al servicio de una causa común. Se trata de entender que allá afuera millones y millones de mexicanas y mexicanos están ansiosos de ver a sus gobiernos trabajar unidos y decididos en la lucha contra la delincuencia. En materia económica, también el futuro del país registraba incertidumbre. Si bien al iniciar el Gobierno, hay que decirlo una vez más, recibí finanzas públicas en equilibrio, éstas arrastraban problemas sustanciales que había que resolver de inmediato. La recaudación fiscal era extraordinariamente baja comparada con el resto de los países de la OCDE y aún con el resto de los países de América Latina. Lo relevante era que los ingresos públicos eran totalmente insuficientes para financiar el desarrollo y enfrentaríamos severos problemas más pronto que tarde, particularmente porque era claramente insuficiente para hacer frente al problema de pensiones de los servidores públicos. En este año, sin embargo, los poderes públicos pudimos ponernos de acuerdo y resolvimos el problema, lo resolvimos mediante la Reforma Hacendaria y gracias a la comprensión de los sectores productivos del país. Y comenzamos a resolverlo asumiendo el reto, del problema crónico de la baja recaudación. Por otra parte, con la Reforma al Sistema de Pensiones de los Servidores Públicos dimos solución al problema también en el mediano y largo plazos que más amenazaba a las finanzas nacionales, es decir, en este año hemos resuelto el problema de finanzas públicas del Estado y hemos dado certidumbre y estabilidad presente y futura. Quizás aquí está también uno de los temas que más vale ponderar en el nuevo escenario de México, A juzgar por las escenas en momentos vividos en San Lázaro hace exactamente un año, parecía impensable vislumbrar siquiera el más mínimo acuerdo entre las fuerzas políticas del país. Hoy, sin embargo, las cosas aquí también son diametralmente distintas. En el Congreso de la Unión se discute y razona con responsabilidad. Los partidos políticos realizan una intensa labor parlamentaria, además de las Reformas de Pensiones y la Reforma Hacendaria, ya mencionada, en el año en curso se han aprobado reformas al régimen fiscal de PEMEX, se ha ampliado a nivel constitucional el derecho a la información y se han aprobado dos presupuestos anuales por consenso entre las fuerzas políticas. Hace un año era impensable el mínimo acuerdo, hoy el Congreso ha procesado reformas cuya trascendencia no se había observado en más de 10 años en la vida de México, con lo cual se rompió el tabú de la incapacidad crónica de los mexicanos para procesar nuestros desencuentros y avanzar en las reformas estructurales que el país necesita. Otra reforma fundamental ha sido la que tiene que ver con los procesos electorales, la cual se completó en el plano constitucional y que ahora avanza en la Ley Reglamentaria y en la integración de nuevos miembros del Instituto Federal Electoral.
Se podrá estar de acuerdo o no con las decisiones del Congreso, eso es de esperarse, pero lo revelante es que las diferencias entre los mexicanos se procesen donde deben hacerlo, en la representación política. Por otra parte, el proceso de acuerdo seguido en materia electoral, algo muy importante, está permitiendo reconstruir el consenso general y el aval pluripartidista y generalizado a las normas y a los órganos electorales, elemento indispensable para revitalizar la gobernabilidad democrática de México. Hace un año la incapacidad política crónica para ponernos de acuerdo hacía pensar que iríamos irremediablemente a la parálisis y al atraso. Hoy, sin embargo, el Congreso, los poderes públicos han logrado no uno, sino varios acuerdos sustanciales. Los poderes públicos resuelven sus temas con independencia unos de otros y con trascendencia para el país, funciona el sistema constitucional de pesos y contrapesos, con problemas y dificultades, pero México avanza y vale la pena recordarlo un día como hoy. Este impulso reformador comienza también a dar frutos en otros planos, este año a pesar de las turbulencias financieras internacionales, México se ha mantenido con una enorme estabilidad económica. Hacia el tercer trimestre del año habíamos captado ya la meta de inversión foránea para todo el 2007, 18 mil 400 millones de dólares, más del 30 por ciento superior al año previo y la mayor para un primer año de Gobierno. Analistas y medios especializados perciben que México tiene conducción y rumbo y en consecuencia, futuro. En las prospectivas económicas más importantes del mundo, cada vez más se coincide que nuestra economía será una de las cinco más grandes dentro de tres décadas. Yo estoy seguro que así será, si en los próximos meses y años seguimos el ritmo de transformación y reformas que hemos iniciado en México. A pesar del estancamiento que amenaza a la economía de Estados Unidos y de la cual dependemos y que limitó, además, nuestro crecimiento este año un poco más de tres por ciento, del 1 de diciembre del año pasado a la fecha, la confianza en México permitió que se siguieran generando empleos formales. En el primer año de Gobierno el Seguro Social ha registrado más de 800 mil nuevos empleos netos en el mercado laboral mexicano, es con mucho la cifra más alta para un primer año de Gobierno y la segunda más alta en la historia de México. El reto que tenemos para los próximos años es dar un impulso renovado a la inversión y a la competitividad, por eso vamos a seguir promoviendo las actividades productivas y generadoras de empleo, por eso vamos a seguir impulsando reformas legislativas y administrativas indispensables para mejorar la competitividad. Sin menoscabo de seguir en el segundo año con un manejo responsable en las finanzas públicas y gracias a la Reforma Hacendaria, a partir de 2008 realizaremos inversiones históricas en materia de infraestructura. Tan sólo la inversión presupuestal federal, sin contar la que hagan los estados, que estoy seguro también crecerá, en infraestructura el Gobierno Federal invertirá un punto más del Producto Interno Bruto para el año pasado. La combinación de inversión pública y privada nos permitirá pasar de poco más del tres al cinco por ciento del Producto Interno Bruto tan sólo en infraestructura. Eso implica, por ejemplo, que para el próximo año México estará invirtiendo una cifra cercana a los 50 mil millones de dólares en carreteras, puertos, aeropuertos, centrales energéticas, regasificadoras, mejores redes de telecomunicaciones, mejora de nuestras refinerías, todo dentro del marco del Programa Nacional de Infraestructura 2007-2012. Además para mejorar la competitividad del aparato productivo, vamos a reducir las tarifas eléctricas en hora pico hasta en un 30 por ciento para disminuir los costos y mejorar las condiciones de competencia de nuestro sector productor. Por otra parte, vamos a reformar y a reforzar la dinámica del mercado interno, vamos a promover sectores clave como el de la construcción, el turismo, el campo, la vivienda, la energía, las telecomunicaciones y diversificaremos las exportaciones que fuera del mercado norteamericano crecieron a ritmos superiores al 25 por ciento este año. Yo estoy convencido, amigos, de que todas estas acciones repercutirán positivamente en la creación de más empleos y un mayor crecimiento económico para el país. Estamos decididos a que la estabilidad y el crecimiento contribuyan a la construcción de un país más justo, sin embargo, sabemos que crecimiento y estabilidad no son suficientes para eso.
Creo firmemente que el principal reto de la generación nuestra es reducir la desigualdad entre los mexicanos, cerrar la brecha entre los ricos y los pobres en el país, una herramienta fundamental para reducir desigualdades, es el gasto social. Para el próximo año, nuevamente gracias a las reformas destinaremos más de un billón 100 mil millones de pesos a la inversión social, a la inversión en la gente, es decir, para decirlo con calma, un millón de millones y 100 mil millones de pesos más en salud, educación y servicios públicos. Sé bien que el reto ahora es que ese dinero se emplee bien y rinda mucho más que lo que ha rendido hasta ahora. Estoy convencido de que la superación de la pobreza y la marginación es un proceso de largo plazo en el que cada generación y cada Gobierno debe poner la parte que le corresponde, que para lograr ese proceso de ampliación de capacidades necesitamos abrirle puertas a la gente para que salga de la pobreza a través de la educación, la salud, los servicios y el empleo. Mi Gobierno está haciendo la parte que le toca, hemos puesto en marcha programas novedosos y también hemos conservado y reforzado programas que habían probado su eficacia. En el caso de Oportunidades, por ejemplo, en enero agregamos una nueva ayuda económica para respaldar el gasto en luz y en gas en los cinco millones de hogares más pobres del país, pusimos en marcha la Estrategia Cien por Cien para llevar obras y servicios, piso firme, drenaje, agua, clínicas, escuelas, a los cien municipios más pobres del país según cualquier clasificación de los cuales la abrumadora mayoría son municipios indígenas. En esto hemos invertido ya este año cinco mil 700 millones de pesos que es casi tres veces más de lo invertido el año pasado. También en enero de este año empezó a actuar el Programa 70 y Más con un apoyo económico de 500 pesos mensuales a los adultos mayores marginados por todo, marginados por estar en el sector rural, marginados por su edad. Este programa beneficia ya a un millón de personas y por decisión del Congreso vamos a ampliarlo ahora a los adultos mayores en comunidades hasta 10 mil habitantes en todo el país. También pusimos en marcha el Seguro Médico para una Nueva Generación, me comprometí a que cada niña o cada niño que naciera en nuestro país tuvieran derecho a un seguro médico eficaz para su vida, hoy a la fecha el seguro atiende a más de 700 mil niñas y niños. Gracias al programa el número de niños recién nacidos cubiertos por un seguro médico aumentó más del 70 por ciento en el último año, asimismo hemos dado un sólido impulso al Seguro Popular que atiende a 33 por ciento más familias que el año pasado, casi siete millones. La inversión en salud y alimentación han tenido también algunos resultados, la tasa de mortalidad infantil cayó en más de tres por ciento pero tenemos que acelerar mucho más su caída. Por eso, para el próximo año, el sector salud va a ejercer un presupuesto de casi 70 mil millones de pesos, es decir, 64 por ciento más grande que el del año pasado. Con ese incremento vamos a fortalecer los programas destinados a la salud. Para atender, por otra parte, la creciente demanda en Educación Superior, estamos apoyando con becas a casi 370 mil alumnos, una cuarta parte más que en el ciclo pasado, que sumadas a las becas de todos los programas del Gobierno Federal estamos hablando de más de un millón de becas en el país. Casi uno de cada dos estudiantes en Educación Media Superior, educación pública recibe, precisamente, este apoyo del Gobierno Federal. También en el primer año, en cumplimiento de otro compromiso, pusimos en marcha el Programa de Estancias Infantiles para apoyar a las madres trabajadores que necesitan un lugar donde cuiden a sus hijos y para darles empleo también a otras mujeres que por su edad son discriminadas en las fuentes de trabajo. Se vio con escepticismo este programa y se dijo que lo abandonaríamos pronto, hemos abierto casi cinco mil nuevas instancias y teníamos tan sólo tres mil programadas. Ahí se atiende a 100 mil niños, ahí apoyamos la incorporación de 90 mil mujeres a la vida productiva nacional, en especial madres solteras. Sin duda, falta mucho por hacer, falta mucho para pagar la enorme deuda social con los que menos tienen, el reto para el 2008 será ese, redoblar el combate a la pobreza extrema, trabajar para que más jóvenes puedan concluir el bachillerato y entrar a la universidad, apoyar a quienes menos tienen para que puedan tener un proyecto productivo y hacerse de una vivienda digna. En suma, estamos decididos a combatir la pobreza y al mismo tiempo brindar las oportunidades a quienes lo necesitan para que salgan adelante con su propio esfuerzo. Por último, creo que todos los mexicanos debemos sentirnos muy orgullosos de que en este año se han logrado metas muy importantes en el cuidado de nuestros recursos naturales. En el marco de la Estrategia Nacional de Cambio Climático, en este primer año recuperamos para futuras generaciones más de un millón de hectáreas que son ya parte de nuestras Áreas Naturales Protegidas.
La mayor superficie protegida en un primer año de Gobierno. Impulsamos PROÁRBOL, un programa mediante el cual quienes viven en los bosques y selvas reciben un apoyo para cuidar nuestro patrimonio ambiental y, al mismo tiempo, tienen un ingreso. Si perdíamos o perdemos 350 mil hectáreas por año por incendios, por tala ilegal, por prácticas agrícolas, por medio de PROÁRBOL estamos protegiendo en este año, recuperado o reforestado, más de 650 mil hectáreas forestales y se han plantado 217 millones de árboles, lo que implica haber hecho en México, como lo dijimos, la cuarta parte de la meta de Naciones Unidas para todo el mundo. Señoras y señores: Durante este año en que he tenido la más alta responsabilidad y honor al que pueda aspirar un mexicano, he afianzado mi convicción de que podemos superar los desafíos que nos ha tocado vivir. En las giras de trabajo veo siempre en la gente el enorme impulso para transformar a México. Lo que hemos hecho en un año con el trabajo de todos, con aciertos y errores, es una muestra de que es posible y de lo que es posible hacer si avanzamos en el camino de cambios que México necesita para crecer. Tenemos graves problemas y desafíos, pero tenemos también un rumbo claro y definido. México ha iniciado este año un proceso de transformación que no debe detenerse. Como podrán imaginarse, en lo personal, este ha sido el año más importante de mi vida. Yo agradezco enormemente a las mexicanas y a los mexicanos que me han apoyado e impulsado, que me alientan todos los días, que me dicen que siga adelante. Agradezco a los legisladores, especialmente a los que han asumido por norma, más allá de las diferencias partidistas, el proteger el valor de las instituciones de la República y, desde luego, a los de mi partido que hicieron posible ese inolvidable 1 de diciembre. A mis adversarios políticos y a mis críticos, a la prensa porque me han obligado a mantenerme alerta, a no confiarme y a esmerarme en que el Gobierno sea cada día mejor. También agradezco a las Fuerzas Armadas del país por su entrega y lealtad a México, a los miembros de mi Gabinete y a todos mis colaboradores por su tesón y su esfuerzo, por su valor personal para enfrentar los retos que aquí he descrito, en especial el reto de la delincuencia. Yo agradezco también a muchas mexicanas y mexicanos que oran por México y por sus gobernantes, agradezco los cariños y las bendiciones de la gente mayor. Doy gracias porque se me ha permitido vivir un año tan especial y con toda intensidad. Desde luego, agradezco mucho a mi familia que es, sin duda alguna, lo mejor de mí y a Margarita por ser el gran apoyo y fortaleza personal. Agradezco también a mis hijos por permitirme servir al país y entregarme totalmente a México, por el tiempo que no les dedico y por la compresión que estoy seguro algún día tendrán. Amigas y amigos: Hace un año había un ambiente de división, encono e incertidumbre, la Nación atravesaba por momentos difíciles, a un año de distancia hoy sé que México saldrá adelante y que será un país distinto y mejor, y lo sé porque la principal fortaleza, el mayor activo con el que este gran país cuenta son sus mujeres y sus hombres, son todos aquellos mexicanos que cada día dan lo mejor de sí mismos por elevar la calidad de sus vidas, las de sus familias y las de sus comunidades. Hablo del profesor de la escuela rural que camina varios kilómetros cada mañana para educar los niños, el policía honesto que con un mal salario arriesga su vida para proteger a su comunidad del crimen. El estudiante que se esfuerza para poder asistir a la universidad con una beca a pesar de las enormes deficiencias de nuestro sistema, el jornalero que recorre grandes distancias en busca de su empleo, de la madre soltera que se levanta de madrugada para trabajar y poder comprar la leche para sus hijos. De quienes salen adelante y tienen más carácter que muchos a pesar de que la naturaleza les ha quitado todo, incluso a los suyos, como ha ocurrido en las tragedias naturales del país, particularmente en el sureste y en Tabasco. A propósito de ello, yo quiero agradecer a todos ustedes por la labor que hicieron desde cada una de sus trincheras para ayudar a nuestros hermanos de Tabasco y de Chiapas, ante la tragedia que vivieron en las últimas semanas. Agradezco al Gobernador Granier, aquí presente, por su testimonio y su trabajo ejemplar. Gracias a la labor de las mexicanas y los mexicanos para hacer llegar las diversas formas de cómo ayudar, a millones de mexicanos que se volcaron en los centros de acopio, a los bancos para hacer un depósito, a la Cruz Roja para dejar sus víveres, a los que fueron voluntarios y ayudaron con sus propias manos. Gracias a muchos líderes y a muchos empresarios aquí presentes por apoyar y aportar con recursos materiales. Como ustedes, todos los mexicanos que salen a ganarse cada peso honestamente, esos mexicanos que trabajan y se esfuerzan todos los días por salir adelante, son el verdadero México, el México que queremos.
Porque en cada mujer y en cada hombre de bien hay un anhelo de superarse, donde radica la fuerza de la transformación del país. Porque somos mayoría, abrumadora mayoría los que queremos vivir en paz y prosperar, porque quienes están ávidos de justicia golpean sin cesar nuestras conciencias, porque en esos millones de mexicanas y mexicanos hay quienes, como ustedes, son capaces de soñar en un México mejor y de trabajar todos los días por sacarlo adelante. En lo que a mí respecta, he vivido con toda intensidad mis responsabilidades, aprendí de mis padres que la máxima recompensa es la satisfacción del deber cumplido. Y mi mayor anhelo es entregar al final de la vida, cuando quiera que se presente, cuentas claras a quien nadie pueda engañar. Es el legar un buen nombre y un orgullo a los que nos suceden y no hago más que lo que hacen millones y millones de mexicanas y mexicanos que trabajan hasta el límite para que sus hijos tengan carrera universitaria, que se esfuerzan para que sus padres ancianos, reciban atención y tratamiento. En quienes se preparan por ser cada día mejores estudiantes o profesionistas, quienes organizan su comunidad para lograr que sus niños puedan jugar tranquilos en la escuela o en un parque seguro, quienes ayudan a los que han perdido todo en un desastre natural. En un año, tres huracanes de máxima peligrosidad e inundaciones sin precedentes también nos han hecho ver, vivir y revivir el México solidario, el México que se ayuda, el México de hermanos, esa también es la visión que nos motiva, el México solidario y generoso que queremos y que sabemos podemos construir. Yo percibo en cada campesino, en cada trabajador, en cada empresario una nueva actitud, un nuevo México vendrá, amigas y amigos, y esto podemos celebrarlo ahora y todos los días. Celebramos hoy un cambio de actitud, celebramos un impulso renovador de reformas pensadas no para las próximas elecciones, sino para las próximas generaciones y que estamos enfrentando con decisión y firmeza nuestros problemas. Celebramos que hemos sacudido inercias y creencias que nos ataban al pasado, al lamento por lo que no tenemos, al agravio permanente y al resentimiento. Celebramos con renovado optimismo que los mexicanos estamos decididos y dispuestos a trabajar por ese México próspero, a construir ese país donde se pueda vivir y progresar en paz, por un México más justo y más limpio, por un México más democrático y más próspero, por un México seguro y libre del tamaño de la dignidad de los mexicanos. Ese México es posible, amigas y amigos, hagámoslo entre todos, hagámoslo juntos, hagámoslo ahora. Muchas gracias y felicidades a todos por este año.