Mentiras petroleras
jenaro villamil
México, D.F., 27 de mayo (apro).- Conforme se desarrolla el debate energético en el Senado, quedan al descubierto no sólo contradicciones, sino mentiras evidentes en torno de la política petrolera. En los temas sobre los excedentes petroleros, del supuesto agotamiento de nuestras reservas, de las exploraciones en aguas profundas y de los alcances de la reforma energética, las mentiras son flagrantes.
Veamos cada una.
El secretario de Hacienda, Agustín Carstens, argumentó en dos eventos diferentes la semana pasada que no se registraron excedentes petroleros en los tres primeros meses del año, a pesar que el precio del barril ha rebasado la barrera de los 110 dólares y que México exportó a un precio de 85.79 dólares, casi 40 dólares más de lo que se programó en la política de ingresos fiscales para este año, de 49 dólares el barril. Carstens ofreció una explicación estrambótica. El robusto responsable de las finanzas públicas dijo que no hubo excedentes para repartir entre estados, municipios y en Pemex mismo, porque los ingresos se destinaron a pagar la importación de petrolíferos, en especial las gasolinas (40% de lo que México consume, se importa), entre otros gastos. Incluso, Hacienda llegó a afirmar que lejos de existir excedentes, lo que existe es un déficit de 8 mil 400 millones de pesos.
Un día después de estas aseveraciones, el 23 de mayo Petróleos Mexicanos informó que en el primer cuatrimestre del 2008 ingresaron divisas por exportaciones de petróleo por 15 mil 404 millones de dólares, monto sin precedente, 52% mayor a lo registrado en 2008.
En otras palabras, el problema no es la falta de excedentes sino la voracidad de la Secretaría de Hacienda para consumir esos recursos en decisiones discrecionales y el uso electoral que se planea hacer con estos ingresos, disfrazándolos de combate a la pobreza y de plan emergente para prevenir una hipotética escasez de alimentos básicos. Si no existieran recursos excedentes, ¿cómo planea el gobierno de Felipe Calderón financiar los apoyos de 2 mil millones de pesos a los productores de maíz y tortillas que anunció el domingo 25 de mayo? ¿De dónde saldrán los recursos para otorgar 120 pesos mensuales a través del Programa de Oportunidades para las familias más pobres? La mentira sobre los excedentes quiere abonar en el diagnóstico catastrofista de que Pemex no cuenta con recursos para emprender la modernización en las áreas de refinería, transporte, ductos y exploración de aguas profundas y que debe ser la iniciativa privada la que emprenda estas labores.
La otra mentira, ampliamente difundida en los medios, es que México sólo cuenta con reservas probadas de petróleo para los próximos nueve años.
Se consignó en el diagnóstico de la Secretaría de Energía y lo reafirmó Calderón la semana pasada. Sin embargo, la propia titular de Energía, Georgina Kessel, y los informes de Petróleos Mexicanos, han afirmado que disponemos de cien mil millones de barriles de recursos y reservas que alcanzan para 61 años, al ritmo de la explotación actual. Esta mentira está relacionada con el tema de las aguas profundas, “nuestro tesoro escondido” en el fondo del mar, como rezaron los fallidos e idílicos spots de Pemex. La Secretaría de Energía y las iniciativas de Calderón señalan que es necesario llegar a aguas profundas porque ahí existen reservas por 54 mil millones de barriles de petróleo equivalentes. Lo que nunca han dicho que la factibilidad de esta explotación comercial es de cero por ciento. Es decir, nada garantiza que con invertir en aguas profundas se obtendrán los recursos petroleros pronosticados.
Un documento elaborado por la Fundación Colosio revela que el verdadero interés en aguas profundas no radica en los 54 mil millones de barriles posibles. Son 10 mil millones de barriles que se encuentran en el llamado “Cinturón plegado perdido”, cerca de la costa de Tamaulipas. Las petroleras estadunidense están interesadas en esta franja.
Las restricciones ecológicas impuestas en Estados Unidos no les permiten extraer el crudo en Alaska y otras zonas. La costa de Tamaulipas, fronteriza con Texas –para mayor abundamiento, estado gobernado por la elite petrolera de la familia Bush-- les concretaría esta posibilidad. Las verdaderas reservas probadas y factibles de ser explotadas no están en aguas profundas sino en aguas someras. En el sureste se calculan 18 mil millones de barriles, y en la Cuenca de Burgos existen 3 mil millones de barriles, con una factibilidad entre 50 y 95%, según los datos de la propia Secretaría de Energía. La última mentira es que las iniciativas de Calderón conforman una reforma energética. No es así. Constituyen una limitada y sesgada reforma petrolera. Ignoran una política integral para conseguir fuentes alternas de energía y, en lugar de disminuir, crean más burocracia, con la instauración de la Comisión del Petróleo.
Tampoco se modifican las redes de corrupción que vinculan a una elite sindical y menosprecia el apoyo a institutos, como el Mexicano del Petróleo (IMP), en donde están los mejores ingenieros en la materia. Esta carencia de una reforma energética integral la subrayó el premio Nobel de Química, Mario Molina, durante la quinta sesión del debate en el Senado. La frase de Molina, experto en el tema del cambio climático, fue exacta: “La atmósfera se nos agotará antes que el petróleo”.
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“Pemex debe ser menos vulnerable, más eficaz y menos corrupto”: Mario Molinajenaro villamil *
Quinto debate sobre la reforma energética en el Senado
* Francisco Rojas insiste: No se debe abrir a la inversión privada áreas estratégicas como la refinación.
México, D.F., 27 de mayo (apro).- La realidad de la crisis ambiental que enfrenta México apareció en el Senado de la República, cuando el Premio Nóbel de Química, Mario Molina, advirtió que “la atmósfera se nos agotará antes que el petróleo”.
Al participar en el quinto debate sobre la reforma energética, Molina insistió en la necesidad de buscar fuentes alternas de energía, ausentes en las iniciativas presidenciales. Experto en el tema del calentamiento global, Molina afirmó que hace falta una visión integral que incluya las fuentes alternas de energía. Dijo que el problema ambiental es un “asunto prioritario” y, aunque no se pronunció explícitamente en favor de las iniciativas, subrayó que Petróleos Mexicanos (Pemex) no puede ser una empresa vulnerable, dominada por la burocracia, la corrupción y sin recursos. Durante la quinta sesión del debate petrolero, denominada “Transición y Seguridad Energética”, el exdirector de Pemex, Francisco Rojas, insistió en que no se debe abrir la inversión privada en áreas estratégicas, como la refinación. Afirmó que es necesario “despetrolizar paulatinamente” las finanzas públicas y señaló que no se debe caer en “falsos debates” sobre los contratos que violan el artículo 27 constitucional.
Añadió: “Hemos hecho de Pemex la crónica de una muerte anunciada”.
El también presidente de la Fundación Colosio prosiguió: “Efectivamente, hay contratos que violan el artículo 27, pero eso no quiere decir que continuemos impulsándolos”. Rojas debatió con el exrector de la UNAM, Francisco Barnés, quien defendió la apertura a la inversión privada. “México, tarde o temprano, tendrá que abrir el negocio de la refinación al capital privado, pero antes debemos saber hacia dónde queremos llegar”, dijo Barnés. Y pronosticó que, si en 10 años se cumple la apertura propuesta en las iniciativas del Ejecutivo federal, Pemex podrá estar listo para el abasto, compartir riesgos y modernizar sus instalaciones. En la misma sesión participó el dirigente del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), Martín Esparza, quien expresó su oposición a las iniciativas calderonistas debido a los malos antecedentes en la apertura eléctrica. Fue el único en criticar “el desdén” hacia los dirigentes petroleros que no han sido invitados a participar en el debate. El embajador Jorge Navarrete fue el más crítico con las cinco iniciativas enviadas al Congreso por el presidente Felipe Calderón. Dijo: “Se postula, sin demostrarlo, que Pemex no tiene la capacidad para garantizar la seguridad energética del país”.
Navarrete fue el único de los ponentes en referirse a la necesidad de llamar a una consulta popular para acordar la reforma. “A mi juicio, no existe un mandato popular que dé sustento a una iniciativa de reforma por el enorme déficit de legitimidad” del gobierno federal, advirtió. Por su parte, el doctor Pablo Mulás del Pozo defendió las iniciativas, mientras que el abogado Gerardo Gil Valdivia, exdirector de Mexpetrol, consideró que es correcta la creación de una “comisión del petróleo” que regule el sector. También participó Odón de Buen, quien se pronunció a favor de la apertura de los sectores de refinación, transporte y ductos.
El cambio climático
El debate de hoy tuvo dos ejes fundamentales: la viabilidad de Pemex bajo las reformas planteadas por Calderón, y los riesgos del cambio climático, originados por el uso y abuso de los hidrocarburos fósiles. Mario Molina, Francisco Barnés y Jorge Eduardo Navarrete abundaron sobre este tema, aunque desde ángulos distintos. Demandaron cambiar “el paradigma” dominante del consumo intensivo del petróleo. Molina indicó que actualmente existe 30% más de bióxido de carbono en la atmósfera que lo existente durante 600 mil millones de años, debido a la combustión de hidrocarburos fósiles. Insistió que se debe lograr una disminución de al menos 50% en el consumo de petróleo. Molina abundó en “medidas simultáneas” al fortalecimiento de Pemex, incluyendo otras fuentes alternativas, como la eólica, la nuclear y el etanol. Y dijo que es equivocada la versión del “inminente agotamiento de las reservas del petróleo”.
“Todos debemos estar de acuerdo que nuestra industria petrolera dependerá de que Pemex sea menos vulnerable, más eficaz y menos corrupto”, insistió. Barnés consideró que “el paradigma vigente de consumo energético se ha agotado” y es necesario cambiarlo. Indicó que se requieren 20 plantas de procesamiento, y dijo que, para la construcción de nuevas refinerías, se necesitan 14 mil millones de dólares, así como 7 mil millones de dólares para modernizar Salina Cruz y Boca del Río, lo que equivale, calculó, a tres veces y media lo que ha hecho Pemex en los últimos años. El exfuncionario del Instituto Mexicano del Petróleo (IMP) planteó lo que Jorge Eduardo Navarrete consideró un “panorama idílico”: en 10 años, con la inversión privada, Pemex podrá responder a las necesidades y demandas energéticas. Navarrete, propuesto por el Frente Amplio Progresista (FAP), abundó sobre el concepto de “seguridad energética”. Señaló: “Se ha puesto de moda un falso concepto de seguridad energética que depende de la satisfacción inmediata en el consumo de gasolinas y de electricidad”. Consideró que el “paradigma depredador” es el que depende de los requerimientos energéticos de Estados Unidos, el mayor consumidor de energía del mundo. “Las reformas garantizan las demandas de Estados Unidos, no la seguridad energética mexicana”, subrayó el diplomático.
La defensa de Rojas
En la primera parte del debate, Carlos Rojas confrontó posiciones con Francisco Barnés, pero en la ronda de preguntas de los legisladores, los panistas le “cobraron” al funcionario que estuvo al frente de la paraestatal durante ocho años sus críticas a la reforma energética calderonista.
Rojas, contador público de profesión, hizo sus propias cuentas para indicar que, contra la afirmación de Barnés, existen suficientes recursos para construir dos nuevas refinerías. Calculó que Pemex tendrá un superávit primario de 160 mil millones de pesos, y si se eliminara el subsidio de 50 mil millones de pesos a las gasolinas, erogados en el primer trimestre, darían un total de 360 mil millones de recursos disponibles en un año. “Las refinerías costarían 200 mil millones de pesos y todavía nos quedarían 150 mil millones de pesos”, indicó Rojas. Estas cuentas fueron rebatidas por Barnés, quien dijo que se necesitan 160 mil millones de pesos sólo para modernizar refinerías en funcionamiento y 70 mil millones de pesos adicionales. “Es una misión imposible que, en 10 años, una sola empresa pueda hacer estos proyectos”, añadió. Barnés fue el primero en recordarle a Rojas que, durante su administración en Pemex, se realizó el contrato en Deek Park, Estados Unidos, que ahora se menciona por el gobierno federal como un modelo de “contrato de maquila”. Rojas reviró que es factible destinar recursos para construir las refinerías, siempre y cuando se reduzca la carga fiscal de Pemex. “El problema de la falta de recursos financieros no es tal”, insistió.
Sobre el caso de Deek Park, Rojas se remitió a 1991 cuando se cerraron las refinerías de Azcapotzalco y Poza Rica. Explicó que se trató de un esquema de inversión que sirvió para enfrentar la crisis del crudo Maya. “Era evidente que, para su momento, fue una buena inversión, fue rentable y fue bien hecha”, sentenció. El exfuncionario en la administración salinista afirmó que Pemex es una empresa de clase mundial y que también tuvo inversiones en Repsol. Reveló que la paraestatal estuvo en posibilidad de quedarse con la mayoría de las acciones de Repsol, entonces empresa mayoritariamente estatal. Duramente cuestionado por legisladores del PAN que criticaron su posición confrontándola con su paso por Pemex, Rojas afirmó que durante su administración se realizaron “muchas privatizaciones”. “La única diferencia es que todas estas áreas no tenían qué ver con las áreas estratégicas, protegidas por el artículo 27 constitucional”, dijo Rojas. El debate fue la primera ocasión en la que Francisco Rojas y Francisco Labastida, ambos priistas, pero con posiciones contrarias en materia de reforma energética, protagonizaron un sutil intercambio público de recriminaciones. En su respuesta, Rojas se excedió en el tiempo acordado y Labastida le pidió que terminara. “Usted es el que aquí manda”, le reviró Rojas. Labastida dibujó una mueca de sonrisa.
Kikka Roja