- Francisco Arellano Félix, Ernesto Fonseca y El Chapo, en la lista de narcos vinculados con ellas
- Desde hace décadas, las bellezas Sinaloa se han relacionado con los capos de la droga
- “Víctima del destino”, en 1990 la reina del carnaval, de apenas 18 años, fue secuestrada por Don Neto
Gustavo Castillo y Javier Valdez (Enviado y corresponsal)Culiacán, Sinaloa. El caso de Laura Zúñiga, Nuestra Belleza Sinaloa 2008, no es el único en la trayectoria de certámenes similares en que las ganadoras han sido relacionadas con el narcotráfico.En la lista de hombres del crimen organizado vinculados con bellas mujeres sinaloenses aparecen Francisco Arellano Félix; Ernesto Fonseca Carrillo, Don Neto; Joaquín Guzmán Loera, El Chapo; Manuel Salcido, El Cochiloco, y otros personajes.En 1958, la joven Kenya Kemmermand Bastidas alcanzó la corona de Señorita Sinaloa, y ocho años más tarde fue hallada muerta en su casa de Casteldaccia, al norte de Sicilia, donde tenía tres años viviendo, luego de haberse casado con Vittorio Giancana, sobrino de un capo de la mafia italiana en Chicago, Estados Unidos.En 1967, Ana Victoria Santanares ganó el concurso Señorita Sinaloa. Aunque era originaria de la ciudad de Los Mochis, municipio de Ahome, en Culiacán era pública su relación con el capo Ernesto Fonseca Carrillo, Don Neto, hoy preso en el penal del Altiplano, antes llamado La Palma, con quien estuvo casada alrededor de cuatro años.Por delante de la soberanaEn 1988, Manuel Salcido, El Cochiloco, presionó a los organizadores del certamen de la Reina del Carnaval de Mazatlán para que favorecieran a Rosa María Zataráin. Sin embargo, el jurado se pronunció por Rebeca Barros de Cima, hija de una familia adinerada en el puerto. El Cochiloco movió entonces a sus pistoleros para obligar a los organizadores del carnaval a que incluyeran a la joven Zataráin en uno de los carros alegóricos, por delante de la soberana.Arturo Santamaría, investigador de la Universidad Autónoma de Sinaloa y autor de El culto a las reinas de Sinaloa y el poder de la belleza, editado por la Universidad Autónoma de Sinaloa, el Colegio de Bachilleres (Cobach) y la Comisión para el Desarrollo Turístico de Mazatlán (Codetur), narra en uno de los capítulos de este libro que cuando el narcotraficante Francisco Arellano Félix, líder del cártel de Tijuana, vivía en Mazatlán, se robó a la reina del certamen carnavalesco.En 1990, Rocío del Carmen Lizárraga tenía 17 años, y en febrero de ese año se convirtió en reina del Carnaval de Mazatlán, cuando Francisco Arellano era propietario de la discoteca Frankie’O. El 2 de junio, cuando la joven apenas había cumplido los 18, el capo, entonces considerado prominente empresario, la secuestró.Días después, en estaciones de radio de Guadalajara, donde también vivía el narco, se anunciaba que la reina del carnaval se había casado con Arellano, aunque la joven estaba comprometida con Óscar Coppel, pariente de los empresarios propietarios de una cadena de tiendas de autoservicio.El caso fue descrito por Santamaría como “una verdadera perla de la picaresca sinaloense”. Arellano había sido recibido en la casa de la reina cuando fue a presentarlo Julio César Chávez, y la madre de la joven, angustiada y al mismo tiempo resignada, afirmó que “sólo Dios es el indicado, el único que pondrá las cosas en su lugar”; consideraba que tanto Rocío del Carmen como Óscar, su prometido, eran “víctimas del destino”.El 13 de junio de ese año, en una carta enviada a sus “súbditos”, mediante un “manifiesto real” publicado en un cuarto de plana del diario Noroeste, explicó: “Yo, Rocío del Carmen Lizárraga Lizárraga, reina del Carnaval Internacional de Mazatlán 1990, me encuentro en estos momentos en esta ciudad y puerto de Mazatlán.“(...) No quiero juzgar ni señalar al hombre que será padre de mis hijos, el que me dio su apellido y del que solamente he recibido atenciones, pues nunca he recibido un maltrato de su parte.“Acepto, con resignación, el camino que me ha deparado el destino, y si Dios me ha puesto en este camino, debo seguir. Espero que con la bendición de Dios, de mis padres y de todos ustedes que llegaron a apreciarme un poco, logre ser feliz de alguna manera al final de mi camino.”En su lugar fue nombrada Libia Zulema Farriols, quien había quedado como reina de los Juegos Florales. En mayo de 1993, Francisco Arellano Félix fue apresado y enviado al penal de máxima seguridad de La Palma, y en 2008 fue liberado.La joven reina del Carnaval de Mazatlán de 1990 ha guardado silencio hasta la fecha.Otro caso reciente es el de la boda de Joaquín El Chapo Guzmán, jefe del cártel de Sinaloa, quien en 2007 se casó en el municipio de Canelas, estado de Durango, con la joven Emma Coronel Aispuro, de 18 años, a quien promovió y apoyó para que alcanzara el triunfo en el certamen local para elegir a la reina de la Gran Feria del Café y la Guayaba.Guzmán, quien en 2000 se fugó del penal de Puente Grande, en Jalisco, financió fiestas y campañas en favor de la joven de 1.70 de estatura, tez blanca y cuerpo delineado, para que alcanzara el reinado. Aunque duró poco, ya que en febrero obtuvo la corona y en julio fue sustituida por haber contraído nupcias con El Chapo.
- La madre de la modelo Laura Elena Zúñiga dice que su hija es víctima de criminales
- “De alguna forma, en Sinaloa todos comen de lo que deja el narco”
- La apresada reina de belleza obtuvo formación académica para acceder al mundo del espectáculo
Gustavo Castillo y Javier Valdés /I (Enviado y corresponsal)
Ampliar la imagen Laura Elena Zúñiga Huízar en acción Laura Elena Zúñiga Huízar en acción Foto: Marco Ruiz, El Debate, de Sinaloa
Culiacán, Sin., 3 de enero. Desde pequeña Laura Elena Zúñiga Huízar, ganadora del concurso Nuestra Belleza Sinaloa 2008, quería dedicarse al modelaje; su madre María Elena Huízar Rivera, anhelaba que fuera maestra. En 2003 la joven se graduó de educadora; espetó a sus padres: “ya cumplí”, y un día después salió de su casa para iniciar carrera en las pasarelas. En julio pasado ganó el concurso de belleza más importante de su estado y cinco meses más tarde fue detenida por vínculos con el narcotráfico. Su madre, considera que “andar en eso (modelaje)” pudo haberla relacionado con criminales y, aunque asegura que su hija es inocente, señala que en Sinaloa “de una u otra manera todos están comiendo de lo que deja el narco. Todos, porque no hay otra cosa más que eso”.
Laura Elena Zúñiga cumplió 24 años este sábado. Se encuentra bajo arraigo de la Procuraduría General de la República (PGR) desde el 26 de diciembre; cuatro días antes fue detenida en el municipio de Zapopan, Jalisco, por militares junto con nueve presuntos narcotraficantes, entre ellos Ángel Orlando García Urquiza, su pareja sentimental, considerado uno de los operadores financieros del cártel de Juárez.
A la joven y sus acompañantes se les encontró en posesión de dos rifles AR-15, tres pistolas, 633 cartuchos de diversos calibres, 16 teléfonos celulares y 55 mil 300 dólares. Supuestamente irían de compras a Colombia.
La detención de Laura Elena Zúñiga ha puesto en duda la credibilidad del concurso de belleza en el cual participaron sólo 10 concursantes, y en el que la chica que resultó ganadora. “Siempre se mostró confiada en ganar y sólo en los últimos dos días del concurso entabló relación” con algunas de sus rivales, a decir de la ex candidata Carmen Rocha, quien minimizó las protestas de los asistentes al certamen por el triunfo de Zúñiga Huízar, el 8 de julio en Mazatlán.
Del kínder a la pasarela
Durante una plática con María Elena Huízar en su hogar en la calle Xicoténcatl, colonia Mazatlán, contó: “desde niña Laura Elena deseaba ser modelo.
“La primera vez que recuerdo que participó en un concurso fue cuando iba en el kínder. La vestí de hawaiana y ganó, pero hubo recelo porque obtuvo el primer lugar y entonces la dejaron en el segundo sitio. Pero como le gustó una bolsa que llevaba la niña que había obtenido el tercer lugar, le dejó la corona y el cetro para quedarse con la bolsa. Le importaba la bolsa, no el lugar.
“Mi hija siempre quiso ser modelo y yo quería que se le olvidara eso. Ella a decir que quería ser modelo y yo que lo olvidara. Yo quería que fuera maestra. No me acuerdo cuándo se graduó, pero al día siguiente de recibir el título se fue. Me dijo: ‘tú me pediste esto y ya cumplí, me voy mañana a México a lo de modelaje’. Me partió el alma, porque nunca nos habíamos separado.”
Laura Elena Zúñiga Huízar nació el 3 de enero de 1985. A los 18 años, con 55 kilogramos de peso, cabellera larga color castaño y ojos cafés, 1.78 metros de estatura, 80 centímetros de busto y 62 de cadera, llamaba la atención de sus compañeros de preparatoria.
Supuestamente, a pesar de su determinación de ser modelo, en su primera presentación salió corriendo del escenario envuelta en llanto. De acuerdo con reportes periodísticos, Zúñiga Huízar fue apoyada los primeros meses en que vivió en la ciudad de México por el cosmetólogo Eduardo Santana, también originario de Culiacán, quien posee una agencia de modelos. “Era como mi hermano, me daba consejos”, narró a un diario sinaloense.
Tres años después lograría un empleo en la empresa de modelaje que dirige Queta Rojas en la ciudad de México, en la que participan otras 70 jóvenes, y allí participó en desfiles de modas patrocinados por empresas como Fashion Week y La Fiesta Pepsi y la diseñadora Sarah Bustani, y colaboró en campañas publicitarias de Revlon, El Palacio de Hierro y DS Jeans.
La joven iba y venía de la ciudad de México a Culiacán. “Venía aquí cuando no tenía trabajo allá”, indicó Jesús Esteban Zúñiga Carrillo, padre de la ex reina de belleza, quien dice no estar “en condiciones de hablar más de la vida de ella”.
El primer concurso que ganó fue Intermodel 2005, sección México, bajo la conducción de Eduardo Santana, en la discoteca Kuwa.
En 2006 y 2007 volvió a obtener ese galardón y con ello la posibilidad de participar en el calendario Latinas Illustrated.
Para 2008 su objetivo fue el concurso Nuestra Belleza Sinaloa, donde compitió contra nueve concursantes, seis originarias de la misma ciudad donde nació, Culiacán; dos de Mazatlán, donde se efectuó la final del certamen, y una joven de Los Mochis.
Laura Elena era considerada la segunda favorita; las preferencias del público se inclinaban por a la culichi Perla Beltrán, quien tenía ocho triunfos en concursos de belleza, y las mazatlecas Idania Castellanos, quien no tenía ningún cetro, y Lucía Aikens, reina del Carnaval de Mazatlán 2007, dedicada al modelaje desde los 15 años.
Fuentes de la empresa Televisoras del Pacífico, filial de Televisa, que solicitaron el anonimato, revelaron que todo el evento tuvo un costo de producción de un millón de pesos, y que el dinero sirvió para pagar, entre otros aspectos, la renta del teatro Ángela Peralta, hoteles y comida, pero sobre todo arreglos florales, valuados en 200 mil pesos.
De acuerdo con los funcionarios de la televisora, los recursos generados por la transmisión del programa y la publicidad fueron de alrededor de 700 mil pesos, gran parte de los cualess habrían sido aportados por la Secretaría de Turismo estatal.
Los informantes aseguraron que “los resultados llevaron a los directivos de la televisora a calificar el certamen de mal negocio, en el que no se había siquiera recuperado la inversión”.
Gritos de desacuerdo
La noche del 8 de julio de 2008, en el teatro Ángela Peralta, el jurado del concurso Nuestra Belleza Sinaloa estuvo integrado por la coordinadora general del certamen Nuestra Belleza México, Ana Laura Corral; el productor general de ese evento, Carlos Rico; el productor teatral Rafael Félix; Raúl Rico, ex titular de la Dirección de Cultura del ayuntamiento de Mazatlán; la maquillista Claudia Compas; la miss Sinaloa 2003, Rosalba Yazmín Luna, y la nutrióloga Bárbara Ascencio.
La concursante Carmen Rocha recordó en entrevista con La Jornada que esa noche en el teatro surgieron protestas cuando se anunció el nombre de la ganadora, “pero creo que fue porque los familiares de cada una de las participantes querían que ganara su favorita”.
Crónicas periodísticas publicadas en el diario Noroeste de aquel momento relatan que: “las apuestas [indicaban] que la corona sería para Lucía o Perla, y cuando se anunció que la porteña ocupaba el segundo lugar, el público dio por hecho que Perla ganaría su noveno título y representaría al estado en la final nacional que se realizará en Monterrey el 20 de septiembre.
“Pero al escuchar el nombre de Laura, en el teatro Ángela Peralta se escuchó una exclamación de asombro, luego vinieron los gritos de fraude y a la salida del recinto los comentarios generalizados eran de inconformidad.
“Perla ya no salió para las fotos, en su camerino lloraba porque el resultado no le favoreció; por su parte, Lucía tomó tranquila la decisión del jurado, mientras que a la ganadora se la llevaron inmediatamente a una camioneta, aunque no se salvó de los gritos de desacuerdo de parte de los seguidores de sus adversarias.”
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