- “Ya no toleraremos a quien se oponga a la Iglesia”, expresa integrante de la orden
- Caballeros de Colón echan de Catedral a anciana que interrumpió a Rivera
- La mujer entró anunciando que venía de Israel y que Dios la envió a salvar el mundo
Gabriel León Zaragoza
Norberto Rivera, ayer en la Catedral Metropolitana Foto: María Luisa Severiano
Dos semanas después de que se desplegó un intenso operativo de seguridad policiaca en torno al cardenal Norberto Rivera Carrera, luego de que denunció agresiones en su contra, ayer una anciana interrumpió la misa en la Catedral Metropolitana gritando que venía de Israel y que era una enviada de Dios para salvar al mundo. La mujer no fue retirada por el personal de vigilancia contratado por la dirección del templo ni por los policías bancarios vestidos de civil desplegados en el recinto. La encomienda la cumplieron integrantes de la orden de los Caballeros de Colón, uno de los cuales reveló que su presencia en el sitio tiene como fin defender “al cardenal, a la Iglesia y a quien se ponga a ofender tanto a la Iglesia como a obispos y sacerdotes”.
En entrevista, el guardián, quien afirmó llamarse Édgar y poseer tercer grado dentro de los Caballeros de Colón, señaló que las muestras de inconformidad o manifestaciones contra los jerarcas católicos “ya no las vamos a tolerar” los integrantes de la orden católica, como tampoco a quien, agregó, “se oponga a la Iglesia”. Refirió que integrantes de esta orden se encuentran apostados en toda la Catedral Metropolitana y fungen como guardias o escoltas de los clérigos de la arquidiócesis; “estamos para ejercer cosas de la Iglesia y defender la Iglesia”. Cuestionado sobre el incidente con la mujer, expresó que, aunque el religioso no fue increpado, los Caballeros de Colón “somos personas laicas que nos dedicamos al ofrecimiento de Dios y de la Iglesia y a defender a la Iglesia”. Precisó que su presencia es para “defender” a Rivera Carrera, por lo que “no vamos a permitir” que se le insulte. En las semanas recientes, la presencia de este cuerpo –que se ha identificado como “guardia personal” del cardenal– ha sido más vistosa y su función ha sido operar como parte de los “grupos de apoyo” de Rivera Carrera. Una semana después de que fue interceptado por un grupo de inconformes por los pronunciamientos políticos del arzobispo, un contingente de la organización de Fraternidad de Servicios Católicos, fundada en Estados Unidos, se apostó en la esquina de la calle donde días antes fue interceptado el prelado en su camioneta; allí algunos afirmaron formar parte de los “grupos de apoyo” al purpurado.
Un día antes se encargaron de resguardar al arzobispo durante una celebración en el Estadio Azul, en el sur de la ciudad. Incluso formaron un muro de seguridad en el palco que ocuparon Rivera Carrera y otros jerarcas católicos. En su homilía de ayer, el prelado calificó de gesto hipócrita el que asumen aquellos que tratan de cubrir las injusticias hechas a los pobres. Consideró que “Dios no es parcial, como la justicia humana que se inclina por las apariencias y decide en favor del poderoso”. Rivera Carrera descalificó a quien en público presume de sus malas obras “y va por ahí vanagloriándose de ser infiel, de embriagarse, de no pagar impuestos, de cobrar sin haber hecho el trabajo”. Consideró que “si es malo presumir de las buenas acciones, peor es enorgullecerse de las malas”.
En entrevista, el guardián, quien afirmó llamarse Édgar y poseer tercer grado dentro de los Caballeros de Colón, señaló que las muestras de inconformidad o manifestaciones contra los jerarcas católicos “ya no las vamos a tolerar” los integrantes de la orden católica, como tampoco a quien, agregó, “se oponga a la Iglesia”. Refirió que integrantes de esta orden se encuentran apostados en toda la Catedral Metropolitana y fungen como guardias o escoltas de los clérigos de la arquidiócesis; “estamos para ejercer cosas de la Iglesia y defender la Iglesia”. Cuestionado sobre el incidente con la mujer, expresó que, aunque el religioso no fue increpado, los Caballeros de Colón “somos personas laicas que nos dedicamos al ofrecimiento de Dios y de la Iglesia y a defender a la Iglesia”. Precisó que su presencia es para “defender” a Rivera Carrera, por lo que “no vamos a permitir” que se le insulte. En las semanas recientes, la presencia de este cuerpo –que se ha identificado como “guardia personal” del cardenal– ha sido más vistosa y su función ha sido operar como parte de los “grupos de apoyo” de Rivera Carrera. Una semana después de que fue interceptado por un grupo de inconformes por los pronunciamientos políticos del arzobispo, un contingente de la organización de Fraternidad de Servicios Católicos, fundada en Estados Unidos, se apostó en la esquina de la calle donde días antes fue interceptado el prelado en su camioneta; allí algunos afirmaron formar parte de los “grupos de apoyo” al purpurado.
Un día antes se encargaron de resguardar al arzobispo durante una celebración en el Estadio Azul, en el sur de la ciudad. Incluso formaron un muro de seguridad en el palco que ocuparon Rivera Carrera y otros jerarcas católicos. En su homilía de ayer, el prelado calificó de gesto hipócrita el que asumen aquellos que tratan de cubrir las injusticias hechas a los pobres. Consideró que “Dios no es parcial, como la justicia humana que se inclina por las apariencias y decide en favor del poderoso”. Rivera Carrera descalificó a quien en público presume de sus malas obras “y va por ahí vanagloriándose de ser infiel, de embriagarse, de no pagar impuestos, de cobrar sin haber hecho el trabajo”. Consideró que “si es malo presumir de las buenas acciones, peor es enorgullecerse de las malas”.
Kikka Roja
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Comentarios. HOLA! deja tu mensaje ...