MÉXICO, D.F., 2 de enero (apro).- Jorge Alcocer, es uno de esos políticos que puede cambiar de partido sin ningún prurito. Su regla es el pragmatismo: donde ve que más le conviene ahí se coloca. Hoy podría convertirse el próximo hombre fuerte del IFE. Egresado de la carrera de Economía de la UNAM, Jorge Alcocer Villanueva (Guanajuato 1955) tiene una larga carrera política. Fue militante del Partido Comunista Mexicano, del Partido Socialista Unificado de México y del Partido Mexicano Socialista; durante este periodo fue coordinador de asesores de las fracciones parlamentarias de estos partidos en la Cámara de Diputados, y él mismo fue diputado federal a la LIII Legislatura, de 1985 a 1988. Al inicio del gobierno de Ernesto Zedillo se apartó de la izquierda y de 1998 a 1999 fue subsecretario de Desarrollo Político de la Secretaría de Gobernación cuando era dirigida por Francisco Labastida Ochoa. Posteriormente fundó el partido Fuerza Ciudadana del que fue primer y único presidente, ya que perdió su registro en las elecciones de 2003.
A lo largo de más de tres décadas, Alcocer ha colaborado o ha pasado por las filas de los tres principales partidos: el PRI, el PRD y, últimamente, en el PAN. En 1994 fue uno de los colaboradores más cercanos de Cuauhtémoc Cárdenas durante su campaña presidencial. Seis años después jugó el mismo papel pero con Francisco Labastida, como candidato del PRI. Ante las estrepitosas derrotas de los dos excandidatos presidenciales Alcocer decidió jugar a la segura en el 2006. En tiempo de campaña visitó varias veces las oficinas de Felipe Calderón y frente al triunfo del PAN se convirtió en uno de los asesores políticos de Calderón para quien desempeñó un papel clave durante el periodo de transición: entablar relaciones con todos los partidos en el Congreso de la Unión. De octubre a diciembre del 2006 Alcocer jugó el papel de “enlace legislativo” para Calderón, es decir, desempeñó la encomienda de establecer un diálogo con todos los actores políticos para lograr las reformas electoral, energética, laboral y hacendaria que Vicente Fox no pudo concretar en su sexenio. El papel de Alcocer dentro del equipo calderonista ha sido estratégico. Conoce los mecanismos de poder dentro del PRD, el PRI y el PAN, sabe con quién hablar y de quién alejarse. Sabe las reglas de la negociación y, sobre todo, tiene puentes de diálogo con los principales actores políticos en los partidos y en el Poder Legislativo.
De ahí que haya difundido en octubre del año pasado un artículo titulado “Dialogo”, en el que plantea: “Sin pedir a nadie que renuncie a sus convicciones y visiones, el diálogo para definir una agenda pactada entre los dos poderes podría empezar con un pequeño paso: transitar de las intenciones generales a la identificación de los temas legislativos, y convertir éstos en iniciativas concretas para la reforma de normas jurídicas. “El diálogo es el instrumento natural en la construcción de acuerdos; dialogar tiene un valor en sí mismo, pues como dice Norberto Bobbio, aunque no lleguemos a acuerdos, dialogar sirve, al menos, para saber lo que cada uno piensa. Negarse al diálogo es negar la política.” Frente a la crisis del IFE luego de su deplorable papel en las elecciones del 2006, Alcocer pasó de ser el eslabón calderonista al escribano de las nuevas reformas electorales. A él se le atribuyen los cambios al Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) y de haber establecido los acuerdos políticos con los partidos para su reciente aprobación. De ahí que se le haya mencionado como un candidato natural para suceder a Luis Carlos Ugalde al frente del IFE, con el apoyo de Calderón y de una parte del PRI, PAN y de Convergencia, pero con el rechazo unánime del PRD.
No obstante estos apoyos, en los hechos Jorge Alcocer no puedo presentar su candidatura debido a que la convocatoria para el proceso de selección de los nuevos consejeros del IFE se hizo con base en el anterior Cofipe, y en éste se establece como requisito para ocupar el cargo de consejero presidente del Instituto no haber sido presidente de algún partido político en los cinco años previos al nombramiento. Bajo este impedimento legal todos los apoyos políticos y gubernamentales no tienen valor, pero esto no significa que Alcocer no vaya a jugar un papel importante en el nuevo IFE. Habría que ver si no se le coloca en la Secretaría Ejecutiva, la Contraloría o en otro puesto clave de la estructura electoral. Si se queda en un lugar clave del IFE, de acuerdo con sus antecedentes, habría que preguntarse a quién le habrá de responder Alcocer ¿al PAN y a Calderón, sus principales apoyos; o a Manlio Fabio Beltrones, uno de sus impulsores? Jorge Alcocer es, quizá, el político que con mayor claridad refleja los tiempos pragmáticos de la política mexicana, tiempos en los cuales los intereses y las conveniencias prevalecen sobre las leyes y las instituciones.
A lo largo de más de tres décadas, Alcocer ha colaborado o ha pasado por las filas de los tres principales partidos: el PRI, el PRD y, últimamente, en el PAN. En 1994 fue uno de los colaboradores más cercanos de Cuauhtémoc Cárdenas durante su campaña presidencial. Seis años después jugó el mismo papel pero con Francisco Labastida, como candidato del PRI. Ante las estrepitosas derrotas de los dos excandidatos presidenciales Alcocer decidió jugar a la segura en el 2006. En tiempo de campaña visitó varias veces las oficinas de Felipe Calderón y frente al triunfo del PAN se convirtió en uno de los asesores políticos de Calderón para quien desempeñó un papel clave durante el periodo de transición: entablar relaciones con todos los partidos en el Congreso de la Unión. De octubre a diciembre del 2006 Alcocer jugó el papel de “enlace legislativo” para Calderón, es decir, desempeñó la encomienda de establecer un diálogo con todos los actores políticos para lograr las reformas electoral, energética, laboral y hacendaria que Vicente Fox no pudo concretar en su sexenio. El papel de Alcocer dentro del equipo calderonista ha sido estratégico. Conoce los mecanismos de poder dentro del PRD, el PRI y el PAN, sabe con quién hablar y de quién alejarse. Sabe las reglas de la negociación y, sobre todo, tiene puentes de diálogo con los principales actores políticos en los partidos y en el Poder Legislativo.
De ahí que haya difundido en octubre del año pasado un artículo titulado “Dialogo”, en el que plantea: “Sin pedir a nadie que renuncie a sus convicciones y visiones, el diálogo para definir una agenda pactada entre los dos poderes podría empezar con un pequeño paso: transitar de las intenciones generales a la identificación de los temas legislativos, y convertir éstos en iniciativas concretas para la reforma de normas jurídicas. “El diálogo es el instrumento natural en la construcción de acuerdos; dialogar tiene un valor en sí mismo, pues como dice Norberto Bobbio, aunque no lleguemos a acuerdos, dialogar sirve, al menos, para saber lo que cada uno piensa. Negarse al diálogo es negar la política.” Frente a la crisis del IFE luego de su deplorable papel en las elecciones del 2006, Alcocer pasó de ser el eslabón calderonista al escribano de las nuevas reformas electorales. A él se le atribuyen los cambios al Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) y de haber establecido los acuerdos políticos con los partidos para su reciente aprobación. De ahí que se le haya mencionado como un candidato natural para suceder a Luis Carlos Ugalde al frente del IFE, con el apoyo de Calderón y de una parte del PRI, PAN y de Convergencia, pero con el rechazo unánime del PRD.
No obstante estos apoyos, en los hechos Jorge Alcocer no puedo presentar su candidatura debido a que la convocatoria para el proceso de selección de los nuevos consejeros del IFE se hizo con base en el anterior Cofipe, y en éste se establece como requisito para ocupar el cargo de consejero presidente del Instituto no haber sido presidente de algún partido político en los cinco años previos al nombramiento. Bajo este impedimento legal todos los apoyos políticos y gubernamentales no tienen valor, pero esto no significa que Alcocer no vaya a jugar un papel importante en el nuevo IFE. Habría que ver si no se le coloca en la Secretaría Ejecutiva, la Contraloría o en otro puesto clave de la estructura electoral. Si se queda en un lugar clave del IFE, de acuerdo con sus antecedentes, habría que preguntarse a quién le habrá de responder Alcocer ¿al PAN y a Calderón, sus principales apoyos; o a Manlio Fabio Beltrones, uno de sus impulsores? Jorge Alcocer es, quizá, el político que con mayor claridad refleja los tiempos pragmáticos de la política mexicana, tiempos en los cuales los intereses y las conveniencias prevalecen sobre las leyes y las instituciones.
Kikka Roja
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