de El Financiero en linea de José Reveles
De manera inexplicable, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes faltó a la verdad cuando informó a más de un centenar de periodistas, el 14 de noviembre, que la caja negra del Learjet 45 en el que murieron el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño; el exzar antidrogas, José Luis Santiago Vasconcelos, y otras 13 personas sólo tenía información de junio a septiembre de 2006 y, por tanto, no había registro de datos técnicos del percance mortal. Ello se confirma en la bitácora de reparaciones mayores y mantenimiento a la aeronave, emitida por Standard Aero (órdenes de trabajo 248968 y 247354 y reporte de cumplimiento F2566000), en la cual se indica que se instaló la batería nueva y se revisó el Flight Data Recorder (FDR, la famosa caja negra) el 21 de octubre, por lo que estaba en aptitud de registrar los datos del Learjet dos semanas después.
A la caja negra se le aplicó la "prueba funcional de localizador bajo agua del switch remoto", y se le sustituyó la batería, como también confirmó el Centro de Servicios de Aviación Ejecutiva, al cual no le tocaba hacer esa "reparación mayor", sino a los talleres especializados en Houston, certificados por las autoridades de Estados Unidos y por la fábrica Bombardier. Además, un reporte preliminar de los expertos estadunidenses no descarta como posible causa del siniestro una falla técnica, dado que cualquier piloto con preparación normal pudo evitar ser arrastrado por la turbulencia del Boeing 767 que iba delante, pues cuatro millas de distancia no son algo fatal.
"La causa inmediata del incidente sigue siendo desconocida, pero indudablemente hubo una falla técnica", dice el documento ya en manos de la PGR, la SCG y la Secretaría de la Función Pública. Por lo pronto, a partir de eso todo parece indicar que las autoridades tendrán que volver sobre sus pasos en esta pesquisa y retomarla desde la licitación y compra misma del avión ejecutivo matrícula XC-VCM. Una primera medida fue tomada -y no por la SCT, sino por la Secretaría de la Función Pública- la noche del martes, cuando se aseguraron las instalaciones de la Dirección de Adquisiciones, Almacenes e Inventarios de la Secretaría de Gobernación, y se resguardaron todos sus documentos. El titular, Carlos Alfredo Juraidini Rumilla, participó tanto en la compra del Learjet en 2003, hecha por medio de Servicios Aéreos Estrella, como en la adjudicación del contrato de mantenimiento que favoreció al Centro de Servicios de Aviación Ejecutiva en diciembre de 2007. Juraidini Rumilla fue cesado en sus funciones en tanto se investigan, sin que él esté presente, las presuntas irregularidades.
La indagatoria comenzará con el Learjet de la tragedia, pero se informó que de hecho abarca todas las compras de la Secretaría de Gobernación, bajo sospecha de malos manejos. El Learjet tenía apenas cinco horas de vuelo cuando se estrelló, después de que salió certificado de los talleres de Standard Aereo de Houston, Texas (17250 Chanute Road, Houston, su domicilio), verificado por la Federal Aviation Administration (FAA) de Estados Unidos, inclusive con dos flamantes motores que se rentaron mientras eran revisados y reparados los originales. El Over Hall es un trabajo minucioso que se hace a los aviones cada cierto tiempo y tiene un costo muy alto. La bitácora de las reparaciones es muy detallada.
En la parte correspondiente al Flight Data Recorder (FDR) se especifica que el repaso incluyó, como aparece en documentos hasta hoy inéditos e ignorados por la autoridad (que sí los tiene), la grabadora de datos marca "L-3 Communications Fairchild modelo FA2100 128 World Digital". En la rueda de prensa del 14 de noviembre, según Luis Téllez, resultó que los datos grabados en la caja negra eran de un vuelo a Hermosillo, Sonora, realizado más de dos años antes. Eran ínfimas las posibilidades de una falla en la caja negra, pero se dio por sentado que simplemente no registró datos en más de dos años. Hoy que EL FINANCIERO posee la bitácora de la revisión en Houston se corrobora que es punto menos que imposible que haya ocurrido esa falla.
A la caja negra se le aplicó la "prueba funcional de localizador bajo agua del switch remoto", y se le sustituyó la batería, como también confirmó el Centro de Servicios de Aviación Ejecutiva, al cual no le tocaba hacer esa "reparación mayor", sino a los talleres especializados en Houston, certificados por las autoridades de Estados Unidos y por la fábrica Bombardier. Además, un reporte preliminar de los expertos estadunidenses no descarta como posible causa del siniestro una falla técnica, dado que cualquier piloto con preparación normal pudo evitar ser arrastrado por la turbulencia del Boeing 767 que iba delante, pues cuatro millas de distancia no son algo fatal.
"La causa inmediata del incidente sigue siendo desconocida, pero indudablemente hubo una falla técnica", dice el documento ya en manos de la PGR, la SCG y la Secretaría de la Función Pública. Por lo pronto, a partir de eso todo parece indicar que las autoridades tendrán que volver sobre sus pasos en esta pesquisa y retomarla desde la licitación y compra misma del avión ejecutivo matrícula XC-VCM. Una primera medida fue tomada -y no por la SCT, sino por la Secretaría de la Función Pública- la noche del martes, cuando se aseguraron las instalaciones de la Dirección de Adquisiciones, Almacenes e Inventarios de la Secretaría de Gobernación, y se resguardaron todos sus documentos. El titular, Carlos Alfredo Juraidini Rumilla, participó tanto en la compra del Learjet en 2003, hecha por medio de Servicios Aéreos Estrella, como en la adjudicación del contrato de mantenimiento que favoreció al Centro de Servicios de Aviación Ejecutiva en diciembre de 2007. Juraidini Rumilla fue cesado en sus funciones en tanto se investigan, sin que él esté presente, las presuntas irregularidades.
La indagatoria comenzará con el Learjet de la tragedia, pero se informó que de hecho abarca todas las compras de la Secretaría de Gobernación, bajo sospecha de malos manejos. El Learjet tenía apenas cinco horas de vuelo cuando se estrelló, después de que salió certificado de los talleres de Standard Aereo de Houston, Texas (17250 Chanute Road, Houston, su domicilio), verificado por la Federal Aviation Administration (FAA) de Estados Unidos, inclusive con dos flamantes motores que se rentaron mientras eran revisados y reparados los originales. El Over Hall es un trabajo minucioso que se hace a los aviones cada cierto tiempo y tiene un costo muy alto. La bitácora de las reparaciones es muy detallada.
En la parte correspondiente al Flight Data Recorder (FDR) se especifica que el repaso incluyó, como aparece en documentos hasta hoy inéditos e ignorados por la autoridad (que sí los tiene), la grabadora de datos marca "L-3 Communications Fairchild modelo FA2100 128 World Digital". En la rueda de prensa del 14 de noviembre, según Luis Téllez, resultó que los datos grabados en la caja negra eran de un vuelo a Hermosillo, Sonora, realizado más de dos años antes. Eran ínfimas las posibilidades de una falla en la caja negra, pero se dio por sentado que simplemente no registró datos en más de dos años. Hoy que EL FINANCIERO posee la bitácora de la revisión en Houston se corrobora que es punto menos que imposible que haya ocurrido esa falla.
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