Raymundo Riva Palacio
Misterio en Perote
Viernes, 08 de Mayo de 2009
La Secretaría de Agricultura dio las primeras señales de vida las dos semanas después del brote epidemiológico de influenzaA-H1N1, y comenzó esta semana a realizar análisis de sangre a los puercos en las Granjas Carroll, que han sido juzgadas mediáticamente como el epicentro de donde surgió la alerta mundial contra la epidemia. Las Granjas Carroll, subsidiaria de la multinacional estadounidense Smithfield Foods, ha sido revisada por arriba y por abajo por la propia dependencia, cuyos técnicos la habían calificado positivamente en condiciones sanitarias. En la Procuraduría Federal del Medio Ambiente, sin embargo, le tienen abierta una investigación por las denuncias de contaminación de los mantos freáticos, aunque no puede actuar porque la responsabilidad primaria es del gobierno de Veracruz, donde se encuentra ubicada.
Granjas Carroll está a ocho kilómetros de La Gloria, en el municipio veracruzano de Perote, donde el niño Édgar Hernández, de 5 años, cayó enfermo con el virus A-H1N1 a principios de marzo -en ese momento no sabían que se trataba de un virus con nueva composición en su material genético-, y al que se le recetaron los antibióticos de rutina. Édgar continuó con su vida normal, jugando todo el tiempo con su hermano y sus amigos. Unos 400 pobladores de La Gloria –el 30% del total de esa comunidad- también se enfermaron, pero nadie, salvo el niño, con ese tipo de virus. Édgar se recuperó sin contagiar a nadie, y su fotografía sonriente en la primera plana de muchos periódicos en el mundo despertó la curiosidad científica para tratar de encontrar las claves de la nueva enfermedad.
Su caso es un misterio. Científicos de la Organización de Agricultura y Alimentos de las Naciones Unidas (FAO) y de Estados Unidos, han estado en La Gloria para estudiar el caso de Édgar, y poder encontrar la ruta de la epidemia. Necesitan más información para explicar el comportamiento extraño del virus en el organismo del niño, y poder llegar a determinar en el nivel de hipótesis, los factores y tiempos de la virulencia epidemiológica. Sin embargo, nueva información está surgiendo sobre dónde buscar otras posibles raíces del virus, y empezar a desarrollar hipótesis que permitan ir develando o descartando los misterios actuales.
A sólo cinco kilómetros de La Gloria, en el contiguo poblado de Xaltepec, las autoridades municipales de Perote descubrieron apenas el jueves 30 de abril una granja de horror que a todos los gobiernos, local, estatal y federal, había pasado desapercibida. Se trata de una granja porcina –la zona tiene muchas granjas de ese tipo además de Carroll-, cuyo propietario, el empresario poblano Juan Manuel Bustillos, aparentemente en medio de una crisis financiera abandonó por completo cuando menos hace 18 meses. Ese día, casi de manera fortuita, el presidente municipal Guillermo Franco llegó a la granja abandonada para verificar si el reporte que había recibido poco antes por teléfono, era cierto.
Lo que encontró fue terrible. La granja no sólo había sido abandonada como instalación, sino que también habían dejado a su suerte a decenas de puercos. Dentro de la granja hallaron los primeros rastros de lo que fue un lote de puercos, y cuando prosiguieron su inspección, descubrieron restos de puercos en la laguna de oxidación. Franco comunicó inmediatamente al gobierno de Veracruz con todo lo que había tropezado, por lo que se pusieron en contacto con Bustillos. El empresario les dijo que estaba por viajar a Estados Unidos y, sin darles expectativa alguna, dijo que "vería qué podía hacer". Por la noche, una cuadrilla de sus trabajadores ya se había llevado los restos de los puercos y había esparcido cal en los sitios donde se encontraban. Ninguna autoridad sanitaria se apersonó en el lugar para tomar muestras, ni hasta donde se sabe, dieron aviso rápido a la autoridad federal.
¿Qué sucedió durante el más de año y medio que se estuvieron pudriendo los puercos en esa granja y todo lo que soltaban corriendo hacia La Gloria, que se encuentra en una zona montañosa donde se cruzan los vientos o filtrándose en la corteza terrestre? Nadie en el lugar había advertido a la autoridad de la existencia de esta granja abandonada. Ni siquiera lo hicieron los administradores de Granjas Carroll, a quien representantes del señor Bustillos se les acercaron para ofrecerles en venta la propiedad. Los administradores de la multinacional, que tienen una facilidad en la misma población de Xaltepec, se dijeron no interesados por deficiencias en la construcción, llamándoles la atención principalmente la mala instalación de la laguna de oxidación, que es donde se depositan los restos y los desechos de los puercos para evitar que contaminen.
Las secretarías de Agricultura y Salud han reiterado que Granjas Carroll está libre de pecado y culpa, pues sus instalaciones en Perote satisfacen todos los requerimientos sanitarios exigidos y las pruebas que se le hicieron en los últimos días, volvieron a pasar las pruebas. Clínicamente se revisó a los pobladores de La Gloria, y se revisaron 20 cepas de contagiados. Sólo el caso de Édgar resultó positivo. Ninguno más, lo que abundó en el enigma de las autoridades sanitarias sobre el comportamiento. Pero todo el foco ha sido sobre Granjas Carroll, soslayando por completo el entorno de la cría de puercos en la zona y, en particular el de la granja abandonada. Al menos 18 meses se han perdido de investigación, mismos que los puercos dejados a morir, han estado contaminando el aire y el suelo de Perote. ¿Qué tanta responsabilidad tienen sobre el virus A-H1N1? Nadie puede determinarlo en este momento. Pero urge la investigación científica en el lugar que determine o deseche si ahí, exactamente, la recomposición genética del nuevo virus comenzó la epidemia.
Granjas Carroll está a ocho kilómetros de La Gloria, en el municipio veracruzano de Perote, donde el niño Édgar Hernández, de 5 años, cayó enfermo con el virus A-H1N1 a principios de marzo -en ese momento no sabían que se trataba de un virus con nueva composición en su material genético-, y al que se le recetaron los antibióticos de rutina. Édgar continuó con su vida normal, jugando todo el tiempo con su hermano y sus amigos. Unos 400 pobladores de La Gloria –el 30% del total de esa comunidad- también se enfermaron, pero nadie, salvo el niño, con ese tipo de virus. Édgar se recuperó sin contagiar a nadie, y su fotografía sonriente en la primera plana de muchos periódicos en el mundo despertó la curiosidad científica para tratar de encontrar las claves de la nueva enfermedad.
Su caso es un misterio. Científicos de la Organización de Agricultura y Alimentos de las Naciones Unidas (FAO) y de Estados Unidos, han estado en La Gloria para estudiar el caso de Édgar, y poder encontrar la ruta de la epidemia. Necesitan más información para explicar el comportamiento extraño del virus en el organismo del niño, y poder llegar a determinar en el nivel de hipótesis, los factores y tiempos de la virulencia epidemiológica. Sin embargo, nueva información está surgiendo sobre dónde buscar otras posibles raíces del virus, y empezar a desarrollar hipótesis que permitan ir develando o descartando los misterios actuales.
A sólo cinco kilómetros de La Gloria, en el contiguo poblado de Xaltepec, las autoridades municipales de Perote descubrieron apenas el jueves 30 de abril una granja de horror que a todos los gobiernos, local, estatal y federal, había pasado desapercibida. Se trata de una granja porcina –la zona tiene muchas granjas de ese tipo además de Carroll-, cuyo propietario, el empresario poblano Juan Manuel Bustillos, aparentemente en medio de una crisis financiera abandonó por completo cuando menos hace 18 meses. Ese día, casi de manera fortuita, el presidente municipal Guillermo Franco llegó a la granja abandonada para verificar si el reporte que había recibido poco antes por teléfono, era cierto.
Lo que encontró fue terrible. La granja no sólo había sido abandonada como instalación, sino que también habían dejado a su suerte a decenas de puercos. Dentro de la granja hallaron los primeros rastros de lo que fue un lote de puercos, y cuando prosiguieron su inspección, descubrieron restos de puercos en la laguna de oxidación. Franco comunicó inmediatamente al gobierno de Veracruz con todo lo que había tropezado, por lo que se pusieron en contacto con Bustillos. El empresario les dijo que estaba por viajar a Estados Unidos y, sin darles expectativa alguna, dijo que "vería qué podía hacer". Por la noche, una cuadrilla de sus trabajadores ya se había llevado los restos de los puercos y había esparcido cal en los sitios donde se encontraban. Ninguna autoridad sanitaria se apersonó en el lugar para tomar muestras, ni hasta donde se sabe, dieron aviso rápido a la autoridad federal.
¿Qué sucedió durante el más de año y medio que se estuvieron pudriendo los puercos en esa granja y todo lo que soltaban corriendo hacia La Gloria, que se encuentra en una zona montañosa donde se cruzan los vientos o filtrándose en la corteza terrestre? Nadie en el lugar había advertido a la autoridad de la existencia de esta granja abandonada. Ni siquiera lo hicieron los administradores de Granjas Carroll, a quien representantes del señor Bustillos se les acercaron para ofrecerles en venta la propiedad. Los administradores de la multinacional, que tienen una facilidad en la misma población de Xaltepec, se dijeron no interesados por deficiencias en la construcción, llamándoles la atención principalmente la mala instalación de la laguna de oxidación, que es donde se depositan los restos y los desechos de los puercos para evitar que contaminen.
Las secretarías de Agricultura y Salud han reiterado que Granjas Carroll está libre de pecado y culpa, pues sus instalaciones en Perote satisfacen todos los requerimientos sanitarios exigidos y las pruebas que se le hicieron en los últimos días, volvieron a pasar las pruebas. Clínicamente se revisó a los pobladores de La Gloria, y se revisaron 20 cepas de contagiados. Sólo el caso de Édgar resultó positivo. Ninguno más, lo que abundó en el enigma de las autoridades sanitarias sobre el comportamiento. Pero todo el foco ha sido sobre Granjas Carroll, soslayando por completo el entorno de la cría de puercos en la zona y, en particular el de la granja abandonada. Al menos 18 meses se han perdido de investigación, mismos que los puercos dejados a morir, han estado contaminando el aire y el suelo de Perote. ¿Qué tanta responsabilidad tienen sobre el virus A-H1N1? Nadie puede determinarlo en este momento. Pero urge la investigación científica en el lugar que determine o deseche si ahí, exactamente, la recomposición genética del nuevo virus comenzó la epidemia.
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