Raymundo Riva Palacio
¡Al diablo con el PRD!
Miércoles, 03 de Junio de 2009
JESUS ORTEGA COLABORADOR Y SIRVIENTE DE FELIPE CALDERON, TRAIDORES A LA PATRIA, CON SU REFORMA PETROLERA Y SU FRAUDE ELECTORAL 2006
AMLO ES EL VERDADERO PRESIDENTE DE MEXICO.
Cada vez está más definida la ruta de colisión dentro del PRD y el fin de una larga etapa de simulación. Y cada vez es más evidente que la corriente que detenta el control del partido, encabezado hoy por Jesús Ortega, no quiere a su ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, y que éste, que encabeza a la izquierda social, tampoco se siente a gusto con los llamados "chuchos". Las diferencias no son nuevas, pero hace tres años se necesitaban uno del otro: López Obrador de la maquinaria partidista para sus fines electorales, y ellos para evitar morir de inanición en el océano nacional de la política, abrevando de su popularidad que se traducía en apoyo. Hoy ya no lo ven de esa misma manera.
López Obrador está apoyando a los candidatos de Convergencia y del Partido del Trabajo (PT) por todo el país, salvo en el Distrito Federal, lo que genera confusión entre los militantes y molestia dentro del partido, por lo que la respuesta de la llamada corriente de "los Chuchos" fue fulminante. Hace una semana, la Comisión Política Nacional del PRD aprobó por mayoría que no se transmitirían los spots en los que López Obrador pide a los capitalinos en el Distrito Federal que voten por los candidatos del PRD, porque generaban confusión. Los lópezobradoristas dijeron que era un veto contra el ex candidato presidencial, pero no pasó a mayores, cuando menos en público.
Tampoco tendría por qué pasar. Los tiempos para el enfrentamiento abierto aún no están maduros. Estos escarceos si acaso perfilan abiertamente las últimas semanas del matrimonio por compromiso, el cual definirá su futuro en función del resultado de las próximas elecciones federales del 5 de julio. Todas las encuestas están ubicando al partido como la tercera fuerza, cayendo del segundo lugar que tenía en la Cámara de Diputados al tercero, acercándoseles –aunque aún lejos- el Partido Verde, que está subiendo sus niveles de preferencia por su popular campaña a favor de la pena de muerte. El Partido Verde, de acuerdo con estrategas partidistas, podría ubicarse con una votación a nivel nacional de 8%, aunque en el Distrito Federal, bastión del PRD, podría alcanzar el 10%, impulsado por su campaña de medicinas e inglés gratuitos.
En una revisión general sobre comportamiento de voto en este tipo de comicios y sobre lo que perfilan las encuestas en este momento, si el PRI obtuviera en las elecciones federales intermedias con un 36%, con un 32% del PAN y el PRD mantuviera su nivel histórico de alrededor de 18%, quedaría sólo un 14% del voto por repartir. Si el Verde se mantiene en la tendencia actual, reduciría a 6% el voto que tendría que repartirse entre cuatro partidos: el del Trabajo, Convergencia, Nueva Alianza y el Socialdemócrata.
El PT se encuentra en este momento por encima del 2% del voto para mantener el registro, mientras que Nueva Alianza, que es un partido que siempre aparece muy desfigurado en las encuestas, tiene un jalón en las urnas cuando se movilizan los maestros. En cambio, los partidos que podrían ver en riesgo su registro son el Socialdemócrata y Convergencia. Los socialdemócratas, sin embargo, necesitan conseguir 200 mil votos más del medio millón que se les calcula actualmente, para alcanzar el 2% de la votación y mantenerse en el juego político nacional, que es una cifra marginal que podrían conseguir con su estrategia de generación de adeptos en algunos estados, como Veracruz. En el caso de Convergencia, la ecuación es diferente. Como parte del tándem que ha arropado López Obrador, Convergencia ha sembrado raíces en Veracruz y Oaxaca, como el PT en Zacatecas y Durango. López Obrador, que suele leer con antelación el derrotero de fenómenos sociopolíticos, advirtió hace varias semanas que había intereses que querían despojar del registro al PT y Convergencia, perfilando desde ese momento una estrategia político-electoral preventiva para blindarlos. Como parte de esa acción, está viajando por el país para pedir el voto para sus candidatos, que fue lo que desató la furia de la jerarquía perredista.
López Obrador parece tener una estrategia –siempre tiene una, aunque a veces haya resultado equivocada-, que apunta hacia la confusión de la militancia del PRD y que sus votantes se dividan y trasladen, en ese cruce de lealtades entre la personas y la franquicia, votos al PT y Convergencia. Con esa presunta estrategia podría, en primer lugar, salvarles el registro y las prerrogativas (que sobrepasan entre los dos los 560 millones de pesos para este año), y segundo, a partir de ellos construir la plataforma desde donde lanzará su futuro electoral. O sea, en lenguaje llano, le importa muy poco el PRD.
López Obrador ya está trabajando en ese futuro, que empezará formalmente el 5 de julio, y cuya fuerza será definida por los resultados de las elecciones federales. La jerarquía del PRD lo sabe. Tiene en sus escritorios las encuestas que muestran el enorme daño que les está haciendo la ambivalencia de López Obrador. El tabasqueño lo sabe y puede entender que su estrategia de mediano y largo plazo funciona en los tiempos y objetivos. La negativa de transmitir el spot donde apoyaba a los candidatos en el Distrito Federal es la primera expresión pública que los campos se están preparando para el enfrentamiento y, como una externalidad política, la división irreversible e irremediable entre esos dos grupos, cuya alianza táctica está llegando al final.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
kikka-roja.blogspot.com/
López Obrador está apoyando a los candidatos de Convergencia y del Partido del Trabajo (PT) por todo el país, salvo en el Distrito Federal, lo que genera confusión entre los militantes y molestia dentro del partido, por lo que la respuesta de la llamada corriente de "los Chuchos" fue fulminante. Hace una semana, la Comisión Política Nacional del PRD aprobó por mayoría que no se transmitirían los spots en los que López Obrador pide a los capitalinos en el Distrito Federal que voten por los candidatos del PRD, porque generaban confusión. Los lópezobradoristas dijeron que era un veto contra el ex candidato presidencial, pero no pasó a mayores, cuando menos en público.
Tampoco tendría por qué pasar. Los tiempos para el enfrentamiento abierto aún no están maduros. Estos escarceos si acaso perfilan abiertamente las últimas semanas del matrimonio por compromiso, el cual definirá su futuro en función del resultado de las próximas elecciones federales del 5 de julio. Todas las encuestas están ubicando al partido como la tercera fuerza, cayendo del segundo lugar que tenía en la Cámara de Diputados al tercero, acercándoseles –aunque aún lejos- el Partido Verde, que está subiendo sus niveles de preferencia por su popular campaña a favor de la pena de muerte. El Partido Verde, de acuerdo con estrategas partidistas, podría ubicarse con una votación a nivel nacional de 8%, aunque en el Distrito Federal, bastión del PRD, podría alcanzar el 10%, impulsado por su campaña de medicinas e inglés gratuitos.
En una revisión general sobre comportamiento de voto en este tipo de comicios y sobre lo que perfilan las encuestas en este momento, si el PRI obtuviera en las elecciones federales intermedias con un 36%, con un 32% del PAN y el PRD mantuviera su nivel histórico de alrededor de 18%, quedaría sólo un 14% del voto por repartir. Si el Verde se mantiene en la tendencia actual, reduciría a 6% el voto que tendría que repartirse entre cuatro partidos: el del Trabajo, Convergencia, Nueva Alianza y el Socialdemócrata.
El PT se encuentra en este momento por encima del 2% del voto para mantener el registro, mientras que Nueva Alianza, que es un partido que siempre aparece muy desfigurado en las encuestas, tiene un jalón en las urnas cuando se movilizan los maestros. En cambio, los partidos que podrían ver en riesgo su registro son el Socialdemócrata y Convergencia. Los socialdemócratas, sin embargo, necesitan conseguir 200 mil votos más del medio millón que se les calcula actualmente, para alcanzar el 2% de la votación y mantenerse en el juego político nacional, que es una cifra marginal que podrían conseguir con su estrategia de generación de adeptos en algunos estados, como Veracruz. En el caso de Convergencia, la ecuación es diferente. Como parte del tándem que ha arropado López Obrador, Convergencia ha sembrado raíces en Veracruz y Oaxaca, como el PT en Zacatecas y Durango. López Obrador, que suele leer con antelación el derrotero de fenómenos sociopolíticos, advirtió hace varias semanas que había intereses que querían despojar del registro al PT y Convergencia, perfilando desde ese momento una estrategia político-electoral preventiva para blindarlos. Como parte de esa acción, está viajando por el país para pedir el voto para sus candidatos, que fue lo que desató la furia de la jerarquía perredista.
López Obrador parece tener una estrategia –siempre tiene una, aunque a veces haya resultado equivocada-, que apunta hacia la confusión de la militancia del PRD y que sus votantes se dividan y trasladen, en ese cruce de lealtades entre la personas y la franquicia, votos al PT y Convergencia. Con esa presunta estrategia podría, en primer lugar, salvarles el registro y las prerrogativas (que sobrepasan entre los dos los 560 millones de pesos para este año), y segundo, a partir de ellos construir la plataforma desde donde lanzará su futuro electoral. O sea, en lenguaje llano, le importa muy poco el PRD.
López Obrador ya está trabajando en ese futuro, que empezará formalmente el 5 de julio, y cuya fuerza será definida por los resultados de las elecciones federales. La jerarquía del PRD lo sabe. Tiene en sus escritorios las encuestas que muestran el enorme daño que les está haciendo la ambivalencia de López Obrador. El tabasqueño lo sabe y puede entender que su estrategia de mediano y largo plazo funciona en los tiempos y objetivos. La negativa de transmitir el spot donde apoyaba a los candidatos en el Distrito Federal es la primera expresión pública que los campos se están preparando para el enfrentamiento y, como una externalidad política, la división irreversible e irremediable entre esos dos grupos, cuya alianza táctica está llegando al final.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Comentarios. HOLA! deja tu mensaje ...