Myriam Vachez
12 Ago. 09
A la hora en que terminaba nuestra cumbre local, empezaba en Quito la de los presidentes de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), en la que no tenemos nada que ver puesto que somos, nos guste o no, América del Norte. Este hecho, irrebatible desde el punto de vista geográfico, al parecer estaría implicando también un alejamiento muy real de nuestros vecinos del sur, al grado que el escritor mexicano Jorge Volpi opina en el diario El País que ya ni siquiera somos América Latina.
Quizá deberíamos pensar en invitar a unirse a nosotros a un país que, si bien forma parte geográficamente de América del Sur, ha sido acusado recientemente por Evo Morales de "traicionar al pueblo de América Latina". Se trata de Colombia, cuyo Presidente, instado por Hugo Chávez a presentarse para dar explicaciones sobre el asunto de las bases militares, prefirió no asistir a la cumbre de la Unasur por sus malas relaciones con Ecuador.
La crisis regional provocada por lo que Obama llama "el refuerzo de los acuerdos del Plan Colombia" ha cobrado una importancia que quizá el presidente Uribe no calculó cuando tomó la decisión de permitir que EU utilizara siete bases militares colombianas, hecho que sus vecinos consideran inaceptable y que Chávez, a su histriónica manera y con su conocida elocuencia, interpreta como indicio de que "vientos de guerra soplan en la región". Chávez sostiene que EU, es decir, el imperio yanqui, planea provocar una guerra entre Colombia y Venezuela y que hay que decírselo a Colombia, advertirla, explicarle, porque lo peor que podría ocurrir sería una guerra entre hermanos. Pero eso sí, si Colombia agrede, que sepa que los venezolanos no saldrán corriendo ni se tirarán al mar; irán a la guerra, aunque "a esta guerra voy llorando", dijo, citando a Antonio José de Sucre. Acto seguido, avisó que compraría tanques rusos para defenderse y pidió al pueblo y a las Fuerzas Armadas a mantenerse listos para el combate. Por lo pronto, anunció que ponía fin a la venta de petróleo subvencionado a Colombia y que tomaría medidas para limitar la importación de productos colombianos. A fin de cuentas, ¿quién agrede a quién?
El lunes, el asunto de las bases militares fue por supuesto el tema central de la cumbre de la Unasur. Porque si bien la mayoría de los dirigentes sudamericanos son mucho más moderados que el presidente venezolano en sus apreciaciones y declaraciones, ni siquiera los de Brasil y Chile, amigos de Colombia, quedaron muy tranquilos con el refuerzo de la presencia militar de EU en este país: tanto Michelle Bachelet como Lula da Silva aceptaron la "decisión soberana" de Colombia pero pidieron garantías de seguridad y finalmente solicitaron la comparecencia de Uribe ante el Consejo de Defensa Suramericano. En Quito se tomó la decisión de volverse a reunir -con Uribe- en Buenos Aires y luego, a solicitud de Lula, siempre sensato e inteligente, de organizar una reunión con Barack Obama para "sacar adelante un debate profundo sobre la relación estadounidense con Suramérica".
Decir que Colombia se está quedando sola no es exagerado: su único apoyo decidido en Sudamérica es Perú. Pero de ahí a pensar que la presencia de militares de EU en ese país en el marco de la lucha contra el narcotráfico pone en riesgo la seguridad regional, incita a la carrera armamentista (iniciada hace ya mucho tiempo por Chávez, cabe recordarlo) y puede desembocar en un conflicto armado, hay una verdadera exageración. Habrá quien realmente lo crea y piense, con el presidente Correa de Ecuador, que esta lucha es el pretexto que han encontrado los norteamericanos para mantener el control ahora que ya no hay comunismo que combatir. Pero lo cierto es que Colombia sufrió terriblemente durante años por culpa de los cárteles de la droga y que la ayuda de EU a través del Plan Colombia ha permitido disminuir notablemente este enorme problema.
kikka-roja.blogspot.com/
Quizá deberíamos pensar en invitar a unirse a nosotros a un país que, si bien forma parte geográficamente de América del Sur, ha sido acusado recientemente por Evo Morales de "traicionar al pueblo de América Latina". Se trata de Colombia, cuyo Presidente, instado por Hugo Chávez a presentarse para dar explicaciones sobre el asunto de las bases militares, prefirió no asistir a la cumbre de la Unasur por sus malas relaciones con Ecuador.
La crisis regional provocada por lo que Obama llama "el refuerzo de los acuerdos del Plan Colombia" ha cobrado una importancia que quizá el presidente Uribe no calculó cuando tomó la decisión de permitir que EU utilizara siete bases militares colombianas, hecho que sus vecinos consideran inaceptable y que Chávez, a su histriónica manera y con su conocida elocuencia, interpreta como indicio de que "vientos de guerra soplan en la región". Chávez sostiene que EU, es decir, el imperio yanqui, planea provocar una guerra entre Colombia y Venezuela y que hay que decírselo a Colombia, advertirla, explicarle, porque lo peor que podría ocurrir sería una guerra entre hermanos. Pero eso sí, si Colombia agrede, que sepa que los venezolanos no saldrán corriendo ni se tirarán al mar; irán a la guerra, aunque "a esta guerra voy llorando", dijo, citando a Antonio José de Sucre. Acto seguido, avisó que compraría tanques rusos para defenderse y pidió al pueblo y a las Fuerzas Armadas a mantenerse listos para el combate. Por lo pronto, anunció que ponía fin a la venta de petróleo subvencionado a Colombia y que tomaría medidas para limitar la importación de productos colombianos. A fin de cuentas, ¿quién agrede a quién?
El lunes, el asunto de las bases militares fue por supuesto el tema central de la cumbre de la Unasur. Porque si bien la mayoría de los dirigentes sudamericanos son mucho más moderados que el presidente venezolano en sus apreciaciones y declaraciones, ni siquiera los de Brasil y Chile, amigos de Colombia, quedaron muy tranquilos con el refuerzo de la presencia militar de EU en este país: tanto Michelle Bachelet como Lula da Silva aceptaron la "decisión soberana" de Colombia pero pidieron garantías de seguridad y finalmente solicitaron la comparecencia de Uribe ante el Consejo de Defensa Suramericano. En Quito se tomó la decisión de volverse a reunir -con Uribe- en Buenos Aires y luego, a solicitud de Lula, siempre sensato e inteligente, de organizar una reunión con Barack Obama para "sacar adelante un debate profundo sobre la relación estadounidense con Suramérica".
Decir que Colombia se está quedando sola no es exagerado: su único apoyo decidido en Sudamérica es Perú. Pero de ahí a pensar que la presencia de militares de EU en ese país en el marco de la lucha contra el narcotráfico pone en riesgo la seguridad regional, incita a la carrera armamentista (iniciada hace ya mucho tiempo por Chávez, cabe recordarlo) y puede desembocar en un conflicto armado, hay una verdadera exageración. Habrá quien realmente lo crea y piense, con el presidente Correa de Ecuador, que esta lucha es el pretexto que han encontrado los norteamericanos para mantener el control ahora que ya no hay comunismo que combatir. Pero lo cierto es que Colombia sufrió terriblemente durante años por culpa de los cárteles de la droga y que la ayuda de EU a través del Plan Colombia ha permitido disminuir notablemente este enorme problema.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Comentarios. HOLA! deja tu mensaje ...