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Roberto Zamarripa
28 Dic. 09
Dios los hace y Peña les paga. La noticia es el enlace. La boda es el pretexto. El programa Navidad Mexicana en El Vaticano, producido por Televisa y transmitido días después de la visita del gobernador (y todos los peregrinos que le acompañaron), simbolizó el enlace con los poderes fácticos. El ropaje fueron las canciones grabadas en escenarios de dos estados privilegiados: El Vaticano y el de México. La revelación en el programa conducido por Lucero fue que el Papa Benedicto XVI esperaba con ansias la llegada de Peña, sus peregrinos y el Nacimiento que llevaba de regalo. Ahí entre canciones navideñas apareció Peña, de la mano de su novia Angélica Rivera, conocida coloquialmente como La Gaviota, en la audiencia con Benedicto. De Roma a Metepec, de Lucero cantando Paseo en Trineo a Peña y una especie de Beverly de Peralvillo reloaded deslumbrando a los italianos.
Cuando Enrique Peña declaró a CNN que no fue a El Vaticano a anunciar su boda, tenía razón. El propósito era confirmar el otro enlace. Y sobre el encuentro con Benedicto declaró: "Sólo le presenté a mi novia, con la que me voy a casar próximamente, no pensé que una cámara de El Vaticano grabaría la conversación... y de ahí se difundió en la sala de prensa".
Mal hace Peña en tratar de estúpidos a los televidentes. El Vaticano fue convertido en un set de televisión, junto con las maravillas naturales de Ixtapan de la Sal y Valle de Bravo para montar un programa de Navidad. Eso no lo hizo "la cámara de El Vaticano". Menos difundir la "noticia" de su visita a Roma con la característica de "publirreportaje" en la televisión que es esa sutil manera de disfrazar una publicidad pagada con dinero público como "nota informativa", en los noticiarios nocturnos de Televisa. ¿Cuándo se aclarará el costo del programa y los fondos con los que fue subvencionado? ¿Fueron de las arcas del gobierno mexiquense?
Que la jerarquía católica consiga los permisos para la grabación de ese programa y la principal televisora produzca una emisión navideña con olor a pinos es la mera confirmación de que ese enlace va viento en popa.
La jerarquía católica y los concesionarios de medios electrónicos tienen una preocupación común: la pérdida de fieles. De cómo las creencias masivas mutan hacia otras religiones o hacia otras televisiones. Cómo la modernidad les despoja de las subordinaciones y aceptaciones tradicionales y hoy la religión ya no se practica en las parroquias ni la veneración de gustos culturales tiene a todas las masas arrodilladas ante el televisor.
Aunque siguen siendo dos poderes poderosos, la jerarquía católica y la jerarquía de la televisión concesionada andan inquietos porque las leyes que se aprueben en los Congresos multipartidistas les pueden ratificar las pérdidas culturales... y políticas. Leyes que quitan el control de los cuerpos y de las mentes de sus subordinados. ¿Quién podrá ayudarles para evitarlo?
Para eso está Enrique Peña. Para criminalizar el aborto, gota a gota en cada estado del país, y también para animar diversas disposiciones que quieren atar al infinito el control de los concesionarios sobre los bienes de la nación.
Peña ha dado color. Quiere el futuro, 2012, con convicciones del siglo 17. Como religiosa, Sor Juana Inés de la Cruz defendía su derecho a escribir y a ser mujer y entonces decía: "hay muchos que estudian para ignorar, especialmente los que son de ánimos arrogantes, inquietos, y soberbios, amigos de novedades en la Ley (que es quien las rehúsa)... Por lo cual muchos quieren más dejar bárbaras e incultas a sus hijas...". (Respuesta de la poetisa a la muy ilustre Sor Filotea de la Cruz. Obras completas. FCE). Era su respuesta en marzo de 1691 a un obispo que cuestionaba su derecho al saber. Así Peña con las mujeres. Las quiere bárbaras e incultas. Su entidad es líder en feminicidios. ¿Por qué su convicción en lastimar los derechos de las mujeres no debiera llegar a los códigos penales de todas las entidades del país? Ha promovido con los priistas la aprobación de reformas penales regresivas en diversas entidades que penalizan el aborto y ha prometido que en marzo lo logrará en el estado de México. Así lo transmitió en su encuentro hace dos semanas con el secretario de Estado vaticano, Tarcisio Bertone.
No fue a Roma sólo a anunciar su boda y a entregar un Nacimiento. Lo que entregó fue al Estado laico.
tolvanera06@yahoo.com.mx
Cuando Enrique Peña declaró a CNN que no fue a El Vaticano a anunciar su boda, tenía razón. El propósito era confirmar el otro enlace. Y sobre el encuentro con Benedicto declaró: "Sólo le presenté a mi novia, con la que me voy a casar próximamente, no pensé que una cámara de El Vaticano grabaría la conversación... y de ahí se difundió en la sala de prensa".
Mal hace Peña en tratar de estúpidos a los televidentes. El Vaticano fue convertido en un set de televisión, junto con las maravillas naturales de Ixtapan de la Sal y Valle de Bravo para montar un programa de Navidad. Eso no lo hizo "la cámara de El Vaticano". Menos difundir la "noticia" de su visita a Roma con la característica de "publirreportaje" en la televisión que es esa sutil manera de disfrazar una publicidad pagada con dinero público como "nota informativa", en los noticiarios nocturnos de Televisa. ¿Cuándo se aclarará el costo del programa y los fondos con los que fue subvencionado? ¿Fueron de las arcas del gobierno mexiquense?
Que la jerarquía católica consiga los permisos para la grabación de ese programa y la principal televisora produzca una emisión navideña con olor a pinos es la mera confirmación de que ese enlace va viento en popa.
La jerarquía católica y los concesionarios de medios electrónicos tienen una preocupación común: la pérdida de fieles. De cómo las creencias masivas mutan hacia otras religiones o hacia otras televisiones. Cómo la modernidad les despoja de las subordinaciones y aceptaciones tradicionales y hoy la religión ya no se practica en las parroquias ni la veneración de gustos culturales tiene a todas las masas arrodilladas ante el televisor.
Aunque siguen siendo dos poderes poderosos, la jerarquía católica y la jerarquía de la televisión concesionada andan inquietos porque las leyes que se aprueben en los Congresos multipartidistas les pueden ratificar las pérdidas culturales... y políticas. Leyes que quitan el control de los cuerpos y de las mentes de sus subordinados. ¿Quién podrá ayudarles para evitarlo?
Para eso está Enrique Peña. Para criminalizar el aborto, gota a gota en cada estado del país, y también para animar diversas disposiciones que quieren atar al infinito el control de los concesionarios sobre los bienes de la nación.
Peña ha dado color. Quiere el futuro, 2012, con convicciones del siglo 17. Como religiosa, Sor Juana Inés de la Cruz defendía su derecho a escribir y a ser mujer y entonces decía: "hay muchos que estudian para ignorar, especialmente los que son de ánimos arrogantes, inquietos, y soberbios, amigos de novedades en la Ley (que es quien las rehúsa)... Por lo cual muchos quieren más dejar bárbaras e incultas a sus hijas...". (Respuesta de la poetisa a la muy ilustre Sor Filotea de la Cruz. Obras completas. FCE). Era su respuesta en marzo de 1691 a un obispo que cuestionaba su derecho al saber. Así Peña con las mujeres. Las quiere bárbaras e incultas. Su entidad es líder en feminicidios. ¿Por qué su convicción en lastimar los derechos de las mujeres no debiera llegar a los códigos penales de todas las entidades del país? Ha promovido con los priistas la aprobación de reformas penales regresivas en diversas entidades que penalizan el aborto y ha prometido que en marzo lo logrará en el estado de México. Así lo transmitió en su encuentro hace dos semanas con el secretario de Estado vaticano, Tarcisio Bertone.
No fue a Roma sólo a anunciar su boda y a entregar un Nacimiento. Lo que entregó fue al Estado laico.
tolvanera06@yahoo.com.mx
kikka-roja.blogspot.com/
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