A Puerta Cerrada
Marcela Gómez Zalce
2009-12-11•Política
• Violencia desbordada
• La nueva guerra del 2010…
Dos razones mueven al hombre, mi estimado, el interés y el miedo. Inquietante la semanita que finaliza con el delicado bullicio de AI alrededor de violaciones a los derechos humanos por parte de nuestras fuerzas armadas, que pagarán un altísimo costo por no poner meditar el daño colateral de esta irreflexiva aventura militar que ha logrado escalar la violencia a límites insospechados.
Violencia que alcanza, lastima y atemoriza al país entero que vive jornadas inéditas de sangre que contrastan con grotescos discursos sobre magia y justificaciones estériles ante lo que es un descomunal fracaso en estos tres años de descontrolado (des)gobierno.
La cereza del pastel suma la severa misiva del ex presidente del PAN, Manuel Espino, quien hace una denuncia clara, específica y detallada de lo que se ha convertido Vive México en Ciudad Juárez, donde lo ordinario son las balas que hablan silenciando la normalidad de una ciudadanía harta de los peligrosos saldos de la fallida aventura presidencial agregándose al reciente tsunami de violencia, my friend, donde el promedio de muertes en diversas entidades alcanza cifras que ya no parecen conmover a nadie, lo que advierte de una neblina de sugestivo desánimo o peor aún… de volátil resignación.
Resignación porque el Estado —al frente de Felipe y su PANdilla de cuates— ha fallado en estos tres años. Resignación por la impunidad, corrupción y porque no hay rumbo, brújula ni dirección para que el país navegue las aguas de la emocionante adversidad que tanto vivifican el achispado ánimo presidencial. Resignación que sutilmente se convierte en contrariedad y molestia ciudadana ante un (des)gobierno rebasado y en medio de una temible crisis económica y de desempleo… que originará el aumento en distintos rubros de crímenes además de engrosar las filas de la organizada delincuencia.
Y en medio del oscuro panorama, Felipe Calderón toma decisiones equivocadas, de revancha y con tufo electoral que desencadenan una cascada de inquietud, nerviosismo e incertidumbre. La llegada de Ernesto Cordero a la Secretaría de Hacienda advierte no sólo el claro tinte (azul) político sino la mano (limpia, of course) del autoritarismo presidencial que podría caer en la tentación de utilizar la dependencia como bastión para asestar simpáticos golpes para aplacar una evidente ola de enfado e irritación que Vive México en poderosos sectores y en una amplia base social…
Una cosa quedó clara con la llegada de Ernesto a Hacienda: Felipe Calderón, a partir del año próximo, jugará rudo and without mercy. El meditado cálculo presidencial logró quitarle al PRI la tranquilidad que le daba mantener aliados dentro de una dependencia como la encabezada por Carstens, yes?
Cuidado y que nadie se equivoque...
Ahora, mi estimado, con la PGR de Arturo Chávez y la Hacienda de Cordero se cierra la delicada pinza blanquiazul para meter orden en el enfurecido caos que reina en poderosos sectores… incluyendo el empresarial. Sobre todo cuando desde el (des)gobierno se gestan ya un par de simpáticos misiles fiscales para colocar algunos divertidos puntos sobre las íes durante el primer trimestre del 2010. El inicio de las hostilidades en una guerra contra el monstruo que es Hacienda para apretar, presionar y ajustar viejas cuentas con quienes han desafiado, retado y despreciado una PANdilla cuyo jefe tiene, bastante más claro de lo que se percibe, el complicado contexto y las herramientas que serán utilizadas para comenzar un nuevo leverage en las mesas de negociación. ¿Me sigue?
Porque hay de guerras a guerras. Y Hacienda, my friend, es un mal enemigo y lo saben los que han leído con cautela e inquietud el atractivo obsequio navideño. Uno cuya capacidad de destrucción es instantánea y letal. Y hoy está tripulado por la lealtad de un amigo que cumplirá toda instrucción.
Y con todo y la oscilación en los mensajes de Felipe que un día afirma que en Hacienda y el BdM no se sufrirán cambios, el día después anuncia lo contrario. Mientras José López Portillo afirmaba defender al peso como un perro Calderón defiende igual a un hombre de peso sin importar su estruendoso fracaso como titular de las finanzas públicas. El hoyo negro que se destapó después de la debacle electoral del partido en el poder (del no poder) ostentó la fragilidad de la cacareada solidez financiera.
Se avecinan tiempos muy peligrosos. Con vientos de cambio. Y el cambio, my friend, es la reversa. Aderezada además de ánimos destructivos y de venganza.
Violencia que alcanza, lastima y atemoriza al país entero que vive jornadas inéditas de sangre que contrastan con grotescos discursos sobre magia y justificaciones estériles ante lo que es un descomunal fracaso en estos tres años de descontrolado (des)gobierno.
La cereza del pastel suma la severa misiva del ex presidente del PAN, Manuel Espino, quien hace una denuncia clara, específica y detallada de lo que se ha convertido Vive México en Ciudad Juárez, donde lo ordinario son las balas que hablan silenciando la normalidad de una ciudadanía harta de los peligrosos saldos de la fallida aventura presidencial agregándose al reciente tsunami de violencia, my friend, donde el promedio de muertes en diversas entidades alcanza cifras que ya no parecen conmover a nadie, lo que advierte de una neblina de sugestivo desánimo o peor aún… de volátil resignación.
Resignación porque el Estado —al frente de Felipe y su PANdilla de cuates— ha fallado en estos tres años. Resignación por la impunidad, corrupción y porque no hay rumbo, brújula ni dirección para que el país navegue las aguas de la emocionante adversidad que tanto vivifican el achispado ánimo presidencial. Resignación que sutilmente se convierte en contrariedad y molestia ciudadana ante un (des)gobierno rebasado y en medio de una temible crisis económica y de desempleo… que originará el aumento en distintos rubros de crímenes además de engrosar las filas de la organizada delincuencia.
Y en medio del oscuro panorama, Felipe Calderón toma decisiones equivocadas, de revancha y con tufo electoral que desencadenan una cascada de inquietud, nerviosismo e incertidumbre. La llegada de Ernesto Cordero a la Secretaría de Hacienda advierte no sólo el claro tinte (azul) político sino la mano (limpia, of course) del autoritarismo presidencial que podría caer en la tentación de utilizar la dependencia como bastión para asestar simpáticos golpes para aplacar una evidente ola de enfado e irritación que Vive México en poderosos sectores y en una amplia base social…
Una cosa quedó clara con la llegada de Ernesto a Hacienda: Felipe Calderón, a partir del año próximo, jugará rudo and without mercy. El meditado cálculo presidencial logró quitarle al PRI la tranquilidad que le daba mantener aliados dentro de una dependencia como la encabezada por Carstens, yes?
Cuidado y que nadie se equivoque...
Ahora, mi estimado, con la PGR de Arturo Chávez y la Hacienda de Cordero se cierra la delicada pinza blanquiazul para meter orden en el enfurecido caos que reina en poderosos sectores… incluyendo el empresarial. Sobre todo cuando desde el (des)gobierno se gestan ya un par de simpáticos misiles fiscales para colocar algunos divertidos puntos sobre las íes durante el primer trimestre del 2010. El inicio de las hostilidades en una guerra contra el monstruo que es Hacienda para apretar, presionar y ajustar viejas cuentas con quienes han desafiado, retado y despreciado una PANdilla cuyo jefe tiene, bastante más claro de lo que se percibe, el complicado contexto y las herramientas que serán utilizadas para comenzar un nuevo leverage en las mesas de negociación. ¿Me sigue?
Porque hay de guerras a guerras. Y Hacienda, my friend, es un mal enemigo y lo saben los que han leído con cautela e inquietud el atractivo obsequio navideño. Uno cuya capacidad de destrucción es instantánea y letal. Y hoy está tripulado por la lealtad de un amigo que cumplirá toda instrucción.
Y con todo y la oscilación en los mensajes de Felipe que un día afirma que en Hacienda y el BdM no se sufrirán cambios, el día después anuncia lo contrario. Mientras José López Portillo afirmaba defender al peso como un perro Calderón defiende igual a un hombre de peso sin importar su estruendoso fracaso como titular de las finanzas públicas. El hoyo negro que se destapó después de la debacle electoral del partido en el poder (del no poder) ostentó la fragilidad de la cacareada solidez financiera.
Se avecinan tiempos muy peligrosos. Con vientos de cambio. Y el cambio, my friend, es la reversa. Aderezada además de ánimos destructivos y de venganza.
¡Adiós!
gomezalce@aol.com
kikka-roja.blogspot.com/
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