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Del Peña-Gate al Congres-Gate
El espionaje político se ha convertido en un deporte nacional. Hace apenas dos años fue descubierta una red de ex funcionarios de inteligencia gubernamental que grababan conversaciones de políticos y comunicadores que tenían un común denominador: estar involucrados en la sucesión presidencial 2012.
Por Tomado Vía Internet / Reporte Indigo
Dia de publicación: 2012-01-27 /
Las sospechas apuntaron entonces al Edomex, pero la PGR nunca reveló las conclusiones de la investigación. Dos años después, ya en la antesala de la sucesión presidencial, se descubre que en la Cámara de Diputados hay micrófonos ocultos en las oficinas de los legisladores que tienen el control político del recinto legislativo. ¿Algún día conoceremos a los espías?
El 13 de junio de 2008, un año antes de las elecciones intermedias de 2009, el senador Manlio Fabio Beltrones presentó una denuncia penal por espionaje ante la PGR.
El legislador sonorense y en ese entonces jefe de la Junta de Coordinación Política del Senado solicitó al gobierno de Felipe Calderón el esclarecimiento de la red que vigilaba las conversaciones telefónicas y los correos electrónicos de prominentes políticos y líderes de opinión.
El común denominador de los personajes rastreados era su involucramiento y posible influencia en la sucesión presidencial de 2012. Eran secretarios de Estado, gobernadores, legisladores, periodistas y dirigentes de partidos políticos.
Los destinatarios de las intervenciones telefónicas y de sus redes de Internet eran los precandidatos priistas que aspiraban a ocupar la silla presidencial.
Bueno, casi todos, con excepción del desde entonces puntero Enrique Peña Nieto. Por eso las sospechas apuntaron contra el ahora precandidato del PRI a la Presidencia.
Las revelaciones del espionaje fueron dadas a conocer el 2 de julio de 2009 por el diario Reforma e implicaban al gobierno del Estado de México que, se decía, buscaba “enganchar” las pláticas telefónicas de políticos y personajes que pudieran ser antagónicos del entonces gobernador mexiquense.
La información fue ampliada meses después, en febrero de 2010, por el semanario Proceso, que detalló la lista de personajes espiados, la cual incluía a Angélica Rivera, la entonces novia de Enrique Peña Nieto. El título de la portada era: “Estado de México: Narco, Amor y Espionaje”.
Hoy, dos años más tarde, y a sólo seis meses de la sucesión presidencial 2012, los escándalos de espionaje político vuelven a acaparar las primeras páginas de los diarios y el tiempo estelar de los noticieros de radio y televisión.
Y el epicentro vuelve a ser una Junta de Coordinación Política y la Presidencia de la Mesa Directiva, pero ahora no del Senado, sino de la Cámara de Diputados.
El presidente de la Mesa Directiva, Guadalupe Acosta Naranjo, hizo pública la denuncia el martes 24 de enero. Su oficina y la del también perredista Armando Ríos Pitter estaban alambradas.
Se reveló que la PGR rastreó la posibilidad de que hubieran sido instalados cables, micrófonos y grabadoras en unas 25 oficinas de legisladores, las cuales fueron cerradas para su inspección. Hasta hoy no se han dado a conocer los resultados.
El suceso movió las estancadas aguas del llamado “Peña-gate” de 2009. Y obligó a Manlio Fabio Beltrones a recordar que nada se sabe de los resultados de aquella investigación.
“Es muy lamentable que actividades ilegales, como es el espionaje telefónico, hayan llegado a la Cámara de Diputados”, dijo el legislador sonorense.
“La exigencia del Senado de la República, y en particular de este grupo parlamentario, es que las autoridades verdaderamente hagan su investigación y se sancione a los responsables”, agregó Manlio Fabio Beltrones.
“Yo, en lo personal, interpuse una denuncia por espionaje, situación que al parecer inmiscuía a más personajes políticos, de algunos sectores económicos y de la sociedad”, recordó.
El senador se lamentó de que la denuncia todavía no termine de agotarse y que la Procuraduría General de la República la tenga a buen recaudo.
“Yo no he conocido, como denunciante, cuáles son sus conclusiones. Espero que la denuncia que interponga el presidente de la Cámara de Diputados no vaya a tener igual destino: el olvido por parte de las autoridades, porque el olvido y el descuido deben parecerse a la complicidad. Y esto creo que no le conviene al país”.
El hecho es que el espionaje emerge de nuevo en la antesala de un proceso electoral. En los momentos en que se libran serias disputas hacia el interior de los partidos. En la misma semana en que se da el súbito quiebre de alianzas entre partidos.
Si, como se sospechó en 2009, el espionaje se está dando entre priistas, los tricolores podrían estar reeditando las agrias disputas internas de 2006.
Las mismas que desbancaron a un precandidato –Arturo Montiel– para instalar a otro –Roberto Madrazo–. Las que crearon dos bandos e hicieron de la alianza de gobernadores priistas el picaporte de Felipe Calderón para entrar a Los Pinos. Una división que hundió a los tricolores hasta el tercer sitio en las preferencias presidenciales.
Pero si las investigaciones arrojaran que el “Congreso-gate” fue apadrinado por alguna de las autoridades federales, el gobierno de Felipe Calderón estaría en la antesala de un escándalo que, toda proporción guardada, emularía el del Watergate. Analicemos.
CON OLOR A SUCESIÓN
Apenas habían transcurrido dos años de la administración de Felipe Calderón cuando, el 3 de julio de 2008, siendo secretario de Gobernación Juan Camilo Mouriño, el presidente del Senado, Manlio Fabio Beltrones, denunció que había sido víctima de espionaje.
Un año más tarde, la PGR informó que había dado con los presuntos responsables. Entre otros, ex funcionarios como Luis Miguel Dena Escalera, quien había fungido como delegado del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) en el Estado de México y el Distrito Federal.
De acuerdo a lo publicado por el diario Reforma el 2 de julio de 2009, “conforme a fuentes federales, la operación de espionaje estaba dirigida, sobre todo, contra políticos priistas y, de manera particular, contra aquellos que son antagonistas del Gobernador Enrique Peña”.
“Ninguno de los presuntos espías ha sido detenido, y altos funcionarios federales apuntan que podrían tener conexiones con el ex Procurador mexiquense y actual candidato a diputado federal del PRI, Alfonso Navarrete Prida, sobre quien no hay, hasta ahora, ninguna investigación”.
El semanario Proceso, en su edición del 20 de febrero de 2010, hizo más revelaciones del expediente. Señaló que unos 50 personajes eran espiados por Dena Escalera y sus cómplices.
Entre los priistas se encontraban Beatriz Paredes, Manlio Fabio Beltrones, Francisco Labastida, Humberto Moreira, Fidel Herrera, Mario Marín y Eduardo Bours.
El ex agente del Cisen incluyó en esa lista a Enrique Peña Nieto y a su novia Angélica Rivera, intentando desviar hacia la Presidencia y el propio Cisen la instrucción de que se llevara a cabo el espionaje.
De acuerdo a Proceso, entre los panistas figuraban César Nava, Germán Martínez, Santiago Creel, Fernando Gómez Mont y Fernando Elizondo.
De los perredistas se apuntaba a Andrés Manuel López Obrador, Carlos Navarrete, Leonel Godoy, Alejandro Encinas, Gerardo Fernández Noroña, Marcelo Ebrard, Miguel Ángel Mancera y Manuel Mondragón.
El espionaje se extendía a Elba Esther Gordillo, su hija Mónica y Jorge Kahwagi.
Incluía también a funcionarios del gabinete calderonista, como Juan Camilo Mouriño, Luis Téllez, Javier Lozano, Juan Molinar Horcasitas, Jordy Herrera y Miguel Alessio Robles.
La lista de espiados se ampliaba a comunicadores como Joaquín López-Dóriga, Jorge Zepeda Patterson, Ramón Alberto Garza, Mireya Cuéllar y Alfonso Millares.
A raíz de aquellas investigaciones se incautaron, además de equipos, listas y grabaciones, dos casas de seguridad en Naucalpan, Estado de México, que era donde se procesaba la información.
La red de espías consignados en la averiguación 83/UEIDCSPCA/2008 era encabezada por Miguel Dena Escalera e incluía a 13 ex funcionarios del Cisen, de la Policía Federal Preventiva y de la Secretaría de Hacienda.
Las vinculaciones con el Estado de México fueron evidenciadas después de revisar la computadora de Dena Escalera, la cual contenía archivos bajo el título “Sectores de Información para la Agenda de Riesgos del Estado de México”.
Y aunque fueron consignados los presuntos responsables –los títeres de la red de espías–, jamás se supo quién o quiénes habían sido los titiriteros.
Tres años después, la averiguación 97/UEIDCSPCA/2008, abierta ante la denuncia de espionaje que presentó el senador Manlio Fabio Beltrones, no termina de explicar lo que sucedió.
“Yo no he conocido, como denunciante, cuáles son sus conclusiones”, dijo el legislador sonorense esta semana, después de que se dio a conocer el nuevo caso de espionaje en la Cámara de Diputados.
. . . kikka-roja.blogspot.com/
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