Guiño electoral verde olivo: el mero general Guillermo Galván Galván creyó necesario meter con calzador a su discurso sobre lealtades la referencia a la mujer, en un insólito giro feminista en tiempos josefinos. ¡Firmes! ¡Presentar armas!: Somos leales a la mujer que aspira a su desarrollo y a ejercer su legítimo derecho para contar con un proyecto de vida, al sumarnos con determinación y entusiasmo a las políticas del gobierno federal que impulsan la equidad de género.
Bien por el pronunciamiento (¿a partir de ahora participarán representantes de la milicia en congresos, discusiones y acaso marchas y manifestaciones en favor de las mujeres, convertidos casi en una ONG los soldados?), pero el momento en que se ha realizado, apenas a unos días de que el partido en el poder ha designado a una mujer como su candidata presidencial, tiene un tufo político que la directiva castrense debería haber evitado a toda costa. La lealtad a las instituciones no requiere de especificaciones de género, menos cuando justamente este tema ha sido colocado en la mesa de las discusiones partidistas.
Sin embargo, esos aires modernistas asumidos en relación con la mujer, bien podrían ir más allá de la sana conjura de toda pretensión machista respecto al sexo de quien ocupe la Presidencia de la República. Bueno es que se acepte que la comandancia suprema de las fuerzas armadas pueda ser ejercida por un hombre o una mujer, pero también sería necesario (en concordancia con las plausibles precisiones de ayer) puntualizar que tal ciudadano puede tener las preferencias sexuales que desee.
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Bien por el pronunciamiento (¿a partir de ahora participarán representantes de la milicia en congresos, discusiones y acaso marchas y manifestaciones en favor de las mujeres, convertidos casi en una ONG los soldados?), pero el momento en que se ha realizado, apenas a unos días de que el partido en el poder ha designado a una mujer como su candidata presidencial, tiene un tufo político que la directiva castrense debería haber evitado a toda costa. La lealtad a las instituciones no requiere de especificaciones de género, menos cuando justamente este tema ha sido colocado en la mesa de las discusiones partidistas.
Sin embargo, esos aires modernistas asumidos en relación con la mujer, bien podrían ir más allá de la sana conjura de toda pretensión machista respecto al sexo de quien ocupe la Presidencia de la República. Bueno es que se acepte que la comandancia suprema de las fuerzas armadas pueda ser ejercida por un hombre o una mujer, pero también sería necesario (en concordancia con las plausibles precisiones de ayer) puntualizar que tal ciudadano puede tener las preferencias sexuales que desee.
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Y, yendo más a fondo, necesario sería que ese mando militar de pensamiento abierto aceptara públicamente la posibilidad y acaso la necesidad de que el próximo secretario de la Defensa Nacional fuera un civil y no un miembro del propio cuerpo armado, lo que entre otras cosas podría ayudar a que la aplicación de la justicia fuese desprovista de espíritu de cuerpo cuando se endereza a militares y a que se rompa el histórico velo sobre los detalles del ejercicio del presupuesto de las fuerzas armadas.
Pero de las palabras pronunciadas ayer por el general Galván no se desprenden particulares motivos de esperanza respecto al futuro institucional inmediato. De una manera cruda, planteó que la interferencia de la delincuencia organizada en la seguridad y el desarrollo de todos nos está generando intrincados momentos. Utilizando un ejemplo biológico cargado de entes nocivos, mutaciones e incrustaciones parasitarias, el general Galván acabó reconociendo que se ha establecido una simbiosis, en la que ya no es posible distinguir diferencia alguna entre ambos cuerpos. Metafóricamente hablando, ello ocurrió con la delincuencia.
En la dilatación de este proceso, añadió el jefe operativo de las fuerzas armadas, “la situación se tornó aún más grave. En algunas regiones del país, la delincuencia organizada se apropió de las instituciones del Estado (…) Es evidente que en aquellas latitudes del territorio nacional, el espacio de la seguridad pública está totalmente rebasado. Es menester reconocer que es la seguridad interior la que hoy se encuentra seriamente amenazada”.
El presidente Felipe Calderón recorrió el camino entre el Castillo de Chapultepec y Los Pinos montado en un caballo, de nombre Honrado, como parte de la ceremonia conmemorativa de la Marcha de la LealtadFoto Marco Peláez
El panorama descrito por el titular de la Sedena abona el terreno de las especulaciones respecto a la viabilidad electoral de julio próximo, no sólo en cuanto al terreno logístico sino, sobre todo, en cuanto a la calidad y respetabilidad de los resultados que se produjeran. No es un secreto, por lo demás, que el comandante Calderón tiene en la mira a la clase política perteneciente a esas regiones y latitudes donde el crimen organizado se apropió de las instituciones del Estado y que de manera preponderante pertenecen al PRI.
Resulta preocupante un diagnóstico como el presentado ayer en el contexto de la Marcha de la Lealtad (en la que nuevamente el comandante Calderón dio muestra de vocación protagónica casi infantil, cabalgando en la ciudad de México en evocación de un maderismo con el que desea emparentarse). Con esa situación descrita no es improbable que al empeorarse levemente pudiera conducir a la cancelación de los comicios o a que el médico decidido a curar la grave postración nacional se sienta patrióticamente impelido a procurar la forzosa continuidad del tratamiento prescrito, quiéralo o no el enfermo y aun cuando a lo largo de casi seis años sólo haya producido decenas de miles de muertes y una degradación nacional nunca antes pensada.
Astillas
Continúa el proceso de homogeneización circunstancial de la izquierda electorera: Graco Ramírez es el candidato a la gubernatura de Morelos, en otro paso hacia delante de los grupos que, aprovechando la coyuntura de lo amoroso y lo unitario, van consolidando fuerzas y arreglando futuro ganancioso, mientras las bases y las expectativas de lo que ha sido el lopezobradorismo ven pasar los oportunos acomodos sin que haya nuevas caras ni nuevas propuestas, apostado todo como está a la carta mayor, la presidencial, sin regeneración del resto de la clase política izquierdista ni congruencia en las posiciones de unos y otros.
El PAN cerró la posibilidad de una escisión en Guanajuato, donde el yunquista gobernador Oliva impuso a su delfín, Miguel Márquez, por encima del ex secretario federal de Salud, José Ángel Córdova, a quien luego habían lanzado anzuelos el PRI y el Verde Ecologista. Ayer, Josefina Vázquez Mota aseguró que el médico aceptó encargarse del área de salud de su campaña.
Manuel Clouthier, hijo del ex candidato presidencial del mismo nombre, renunció ayer a competir por una senaduría al interior del PAN. Ante reporteros, dijo que ahora confía en el color de una corbata naranja que llevaba al cuello y en el mismo hotel capitalino donde dio conferencia de prensa le esperaba Dante Delgado, el líder real de Movimiento Ciudadano, antes partido Convergencia. De aceptar postularse por esta organización identificada por el color naranja, Clouthier acabaría coincidiendo en términos de campaña con AMLO… ¡Feliz fin de semana!
Facebook: Julio Astillero
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