Olvídense de Peña Nieto por un rato, la verdadera batalla en los próximos tres meses será entre Andrés Manuel López Obrador y Josefina Vázquez Mota. Es allí donde podría definirse el resultado de las próximas elecciones presidenciales. O, dicho de otra manera, el triunfo o la derrota de Peña podría depender de la manera en que se resuelva la confrontación entre el perredista y la panista.
¿Por qué? Básicamente porque la victoria del mexiquense está asegurada si el voto no priísta y antipriísta se divide más o menos parejo entre el segundo y tercer lugar, es decir, entre el PAN y el PRD (o viceversa). Si Josefina y Andrés Manuel llegan más o menos empatados a las elecciones, lo más probable es que obtengan ambos veintitantos por ciento. Un 28 y 24 de cada uno, por ejemplo, permitiría a Peña Nieto fácilmente alcanzar un holgado 40 y tantos por ciento.
Pero las cosas podrían complicársele al PRI si para abril la distancia es mayor a 10 puntos porcentuales entre Andrés Manuel y Josefina. Un 32 contra 21, por ejemplo, desencadenaría el efecto del “voto útil”, que tanto daño le hizo al PRI en el 2000. La percepción de que el tercer lugar ya no tiene posibilidades porque la brecha con el segundo se ha abierto demasiado provocaría que muchos simpatizantes del tercero prefieran sufragar por una opción viable, en aras de impedir el regreso del PRI.
Justamente es lo que sucedió entre Fox y Cárdenas hace 12 años. Francisco Labastida, del PRI, se mantuvo como líder en la intención de voto en las semanas previas, pero las encuestas mostraron una diferencia creciente ente Fox, segundo lugar, y Cárdenas, tercero. En el último momento muchos votantes progresistas, que en condiciones normales hubieran sufragado por el PRD, al ver las escasas posibilidades de su candidato optaron por cruzar la boleta en favor del panista. Fox obtuvo 42.5% de los votos, más del doble que 16.6% de Cárdenas.
Los dos “cuartos de guerra” lo saben y se aprestan a actuar en consecuencia. Aunque el enemigo a vencer el 1 de julio se llame Peña Nieto, tanto López Obrador como Vázquez Mota saben que no tienen ninguna posibilidad si antes no logran conquistar una significativa ventaja sobre el otro. La batalla decisiva no será el día D, sino la víspera.
Ahora bien, en principio Josefina parecería tener mayor posibilidad de convertirse en ese segundo. El triunfo contra Cordero-Calderón para hacerse de la candidatura del PAN y el hecho de haber vencido a una maquinaria que intentó aplastarla con usos y abusos de recursos oficiales le ha dado un impulso momentáneo en la opinión pública. Por lo demás, sus “negativos” (proporción de personas que afirman que nunca votarían por ella) son bastante menores que los de Andrés Manuel. Todavía es pronto para saber el impacto real del factor “género” en la contienda, pero sin duda tendrá una ventaja adicional para atraer el voto femenino.
Pero al tabasqueño nunca se le debe considerar descartado. La verdadera fuerza de su organización de base, Morena, constituye una incógnita que habrá de despejarse prácticamente hasta el día de las elecciones. Y aun cuando en la práctica se desinfle, como ya sucedió en las elecciones del Edomex, la sola perspectiva de que pudiera dar la sorpresa en el último momento podría impedir el efecto “voto útil”. Por otra parte, aunque su discurso por el amor y la concordia no termina por convencer a los entendidos, podría tener algún impacto en el contexto de una población mayoritariamente apolítica.
Fox ganó con 42.5%, pero casi cuatro de ellos provinieron de un PVEM que ahora estará con el PRI. Es decir, sólo 38 ó 39% de los votos se originaron por vía del PAN. Y si Cárdenas en lugar de 16% hubiera obtenido 21 ó 22, Fox habría caído a 33 ó 34%. Es decir, Labastida habría sido presidente.
En otras palabras, el triunfo de Peña Nieto está asegurado si el tercer lugar obtiene más de 20%. Tan sencillo y truculento como eso. En los próximos meses veremos a los tres partidos jugar a estas aritméticas. PRD y PAN tratarán de hacerse pedazos uno al otro de aquí a mayo. La pregunta es ¿cómo hacerlo sin que los simpatizantes del partido rival te guarden rencor? Por su parte, el PRI tratará de blindar a su candidato y hará lo imposible para que no crezca la brecha entre segundo y tercero. No nos deberá extrañar que, en determinado punto, el tricolor intente hacer crecer al tercero. Veremos.
Jorge Zepeda Patterson / Sinembargo / ¿Y ahora qué va a hacer Josefina con Calderón?
http://youtu.be/Mf9zBgfk5IY
ww.jorgezepeda.net / @jorgezepedap
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