de Raúl Río Valle, el jueves, 12 de Julio de 2012 a la(s) 13:37 ·
A Enrique Peña Nieto y a su equipo se les está haciendo bolas el engrudo. Varios problemas tienen hasta hoy. Una cuestionada proyección internacional que le marcó saldos negativos en una semana; dos impugnaciones en ciernes, la del Movimiento Progresista y la del PAN. Además, habrá jóvenes en las calles participando en las Megamarchas, todos los sábados en las principales ciudades del país.
Por si eso fuera poco, tienen a Soriana, a Monex y a sus gobernadores bajo la lupa ciudadana por su presunta participación en la compra del voto y en el rebase al tope de gastos de campaña. Por lo pronto, la posible participación de Soriana en irregularidades electorales le originó una caída bursátil que le ocasionó perdidas de al menos 414 mdd, según informó CNN Expansión.
Y ahora, de remate, Felipe Calderón y el PAN queriendo vender caro su amor a EPN.
Desde el 2 de julio varios mandatarios de otros países se volcaron a reconocer a EPN como “presidente electo”. Pero como va creciendo la imagen de que hubo una elección irregular, EPN no pudo seguir dejando pasar ese “detalle”, el horno no está para bollos, ha tenido que ubicar públicamente su status legal: Es candidato todavía.
Incluso los jóvenes del #YoSoy132 realizaron ayer miércoles un recorrido por diversas embajadas para advertir que la “felicitación anticipada de ciertos líderes internacionales hacia un candidato puede provocar brotes de inestabilidad social y política” por lo que consideran que “es poco responsable adelantar juicios sin que se hayan completado todas las etapas del proceso”. Demandándoles que “respeten el proceso electoral y se informen de sus distintas etapas”, para no dar reconocimientos anticipados.
¿Qué pasa? ¿Por qué EPN recuerda públicamente que aun es candidato? ¿Por qué al anunciar su equipo de transición le encarga a Jesús Murillo Karam la única tarea de defender sus votos ante las instancias jurisdiccionales?
Tal vez una posible explicación esté en lo siguiente. Dos días antes de la elección del 1 de julio, en su primera plana, La Jornada decía: “recientes encuestas revelan que 71% de los mexicanos consideran posible un fraude”. Un día antes de la elección, en la primera plana del mismo diario apuntaba: “Avalancha de quejas por la compra de votos en todo el país”. Y el martes 10 de julio La Jornada de Oriente en su primera plana asienta: “80% de la ciudadanía piensa que hubo compra de voto, revela encuesta”. Aplicada únicamente en la capital poblana.
Me quedo con esto: Antes de la elección, el 71% creían posible un fraude en encuesta nacional; una semana después en encuesta aplicada en la ciudad de Puebla, el 80% piensa que hubo compra de voto. La percepción de que hubo fraude a través de la compra del voto, es grande, demasiado grande, se les paso la mano, diría algún cínico. Y la percepción sigue creciendo, por eso las masivas protestas en las Megamarchas se pueden multiplicar.
En el PAN fue JVM la primera en decir que hubo inequidad, después Gustavo Madero agregó que el PRI y Peña ganaron como siempre, “con engaños y a billetazos”. A una semana de la elección y dos días después de las Megamarchas, Felipe Calderón salió con que siempre “sí hubo compra de votos”.
De la andanada que vivió EPN en importantes medios del mundo la semana pasada, el que posiblemente hizo la conclusión de todos ellos fue el Washington Post al decir: "Si López Obrador puede probar que el PRI está involucrado en una seria y sistemática compra y coacción de votos, entonces eso podría poner en cuestión la validez de los resultados, sin importar el conteo de los sufragios".
Ante la percepción que se expandió como virus en todo el país y en el mundo, de que hubo fraude por compra de votos, EPN ha tenido que salir a defenderse hasta de Felipe Calderón, señalándole que se ha dejado “engañar”, al igual que millones de mexicanos, por AMLO.
Respondiéndole Gustavo Madero: “Que Peña no se engañe, sí hubo compra de votos”, añadiendo, “de que hubo este tipo de irregularidades las hubo”. Agregando que “esto se debe aclarar a profundidad, corregir y sancionar”.
Cuauhtémoc Cárdenas ya también se manifestó al respecto: “No sé quién haya comprado o no haya comprado votos, pero lo que fue evidente es que hubo una altísima compra de votos que debe ser sancionada con todo rigor y pronto, no esperar a ver que pasen seis años y se vuelva a repetir la dosis”.
Sin duda que Calderón y el PAN buscan con EPN un “acuerdo de gobernabilidad”, como el que le vendieron a Carlos Salinas en 1988 para cogobernar el país en los orígenes del PRIAN. Quieren, en palabras de Gustavo Madero, que a Peña le salga tan caro como a Calderón asumir el poder. Pero Felipe Calderón también, indudablemente, “le está midiendo el agua a los camotes” a la magnitud del descontento popular.
En este momento saber palpar el pulso social es importantísimo para la izquierda, para definir el rumbo de sus acciones que le llevará a acertar o errar, a fortalecer o a debilitar su proyecto. Por lo pronto, hoy se entrega el recurso jurídico ante el Tribunal Electoral.
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