Nicolas Sarkozy
Guadalupe Loaeza
Hoy por la mañana, más de 62 millones de franceses se despertaron con un nuevo presidente de la República. Seguramente muchos de ellos amanecieron de mejor humor que antes de ayer, sintiéndose muy esperanzados por lo que se les espera a lo largo de cinco años. Otros, los que no votaron por Sarkozy, han de haber amanecido ligeramente malhumorados ante la perspectiva de ser gobernados, otra vez, por un Presidente de derecha. Digan lo que digan, el caso es que ayer Chirac ya entregó las llaves del Elíseo a su sucesor y se despidió más que con un balance de su gestión con la enumeración de todos los sentimientos que le representaba despedirse de su cargo. Por lo que a él se refiere, el ex presidente amaneció junto con Bernadette en su nuevo domicilio provisional, un departamento de 180 metros, ubicado en el Quai Voltaire, y cuyos grandes ventanales dan justo enfrente del Sena y del Louvre. Si decimos que el departamento es provisional es porque Saad, hijo de un viejo amigo de Chirac, el ex primer ministro y empresario libanés, Rafic Hariri, asesinado en Beirut, se lo prestó, lo cual causó gran escándalo en Francia. ¿Cómo era posible que Chirac ex alcalde de París y dos veces Presidente, no hubiera ahorrado para comprarse un departamento?, se preguntaban todos los medios. En realidad Chirac atrasó voluntariamente la compra de un nuevo departamento porque no quería dar a entender que no se presentaría nuevamente como candidato a las elecciones presidenciales.
"Mi domicilio definitivo no será a cargo del Estado", dijo ante la ola de críticas por haber aceptado el préstamo. Ahora imaginemos cómo habrá amanecido el día de hoy Sarkozy al lado de Cecilia (quien, por cierto, no votó en la última ronda, lo cual es el último escándalo de los medios franceses en estos momentos), cuando desde su cama, sus ojos observaron los enormes jardines del Elíseo. Lo más probable es que mientras desayunaba, todavía tenía ante sí las múltiples imágenes del día anterior. Tal vez se veía remontando, los Campos Elíseos con el fin de colocar una ofrenda floral en la tumba del soldado desconocido, saludar a los viejos combatientes de guerra y reavivar la flama del soldado desconocido que se encuentra bajo el Arco de Triunfo, (¿cómo olvidar que un compatriota, durante el Mundial de futbol, tuvo la osadía de apagarla con su cerveza). Después se ha de haber visto en su imaginación a los pies de la estatua de Charles de Gaulle para colocar también allí una ofrenda floral. No hay que olvidar que Sarkozy es muy golista, gracias a la influencia de su abuelo con el que se educó siendo muy niño. Pero seguramente la imagen que más se le ha de haber grabado en su memoria del día del cambio de poderes, ha de haber sido el acto que rindió en el Bosque de Boulogne, a los 35 jóvenes resistentes a los que mató la Gestapo en agosto de 1944, justo antes de la liberación de París. En presencia del antiguo primer ministro Pierre Messmer y de la ex ministra, Simone Veil, Sarkozy leyó la carta de Guy Môquet, una de las víctimas: "Querida mamita, querido hermanito adorado y muy querido papito: "Voy a morir.
Les pido, particularmente a mi mamita, ser muy valientes. Yo lo soy y quiero ser tan valiente como los que me precedieron. Hubiera querido vivir, ciertamente. Pero lo que deseo de todo corazón, es que mi muerte sirva para algo. No tuve tiempo de darle un abrazo a Jean. Pero sí lo tuve para abrazar a mis dos hermanos Roger y Rino. Pero por desgracia ya no lo puedo hacer físicamente. Espero que te regresen todas mis prendas personales, algunas de ellas podrían servir a Serge, de quien espero un día se sienta orgulloso de usarlas. Si alguna vez les provoqué algún disgusto, tanto a ti papito como a mi mamita, los saludo por última vez. Sepan que actué como mejor pude por el sendero que me trazaron. Un último adiós a todos mis amigos, a mi hermano que quiero tanto. Que estudie bien para que más se convierta en un hombre. En los diecisiete años y medio de mi vida tan corta, no me lamento de nada salvo que los tengo que dejar. Voy a morir con Tintín y Michel. Mamá, lo que te pido es que quiero que me prometas que vas a ser muy valiente y que tratarás de sobrellevar tu pena. Ya no puedo agregar nada más. Los dejo a todos, a ti mamá, a Serge, a papá y los abrazo muy fuerte con mi corazón de niño. ¡Tengan valor! Su Guy que los ama. Últimos pensamientos: los que se quedan, siéntanse dignos de los 27 que vamos a morir". Después de leer la carta, visiblemente emocionado (tenía los ojos llenos de lágrimas), el presidente de Francia, anunció allí mismo la primera decisión de su gobierno: "Voy pedir al futuro ministro de Educación Nacional que esta carta sea leída a principio de cada año escolar de todos los liceos de Francia.
Es esencial explicar a nuestros niños cómo un joven francés, a través del sacrificio de algunos cuantos, provocó la grandeza anónima de un hombre que supo entregarse a una causa más grande que él". Guy Môquet era un joven militante comunista, hijo de Prosper Môquet, diputado también comunista. Guy iba al liceo Carnot y era un fervoroso militante de las juventudes comunistas. Después de la ocupación de París por los alemanes, y de la instauración del gobierno de Vichy, Guy empieza a pegar propaganda en diferentes barrios denunciando el nuevo gobierno. La propaganda pedía la liberación de los presos. El 13 de octubre de 1940, Guy es arrestado por la policía francesa que buscaba comunistas militantes en el metro Gare de l'Est. Guy, tenía 16 años. Los policías lo torturan para sacarle los nombres de los amigos de su padre. Lo llevan a la cárcel a Fresnes y después a Clairvaux, para en seguida transferirlo al campo de Châteaubriant, lugar donde estaban detenidos otros militantes comunistas. El 20 de octubre de 1941, tres jóvenes comunistas ejecutan en Nantes, a Karl Hotz, comandante de las tropas de ocupación. El ministro del Interior del gobierno de Pétain, Pierre Pucheu, selecciona a algunos comunistas presos "para evitar fusilar a 50 buenos franceses": hay 18 presos en Nantes, 27 en Châteaubriant y cinco en París. Dos días después, eligen a 27 secuestrados, les vendan los ojos y al escucharse los primeros tiros, todos gritan al mismo tiempo: "¡Viva Francia!" Guy, muerto a las cuatro de la tarde en punto, era el más joven de todos. En su honor hay una calle y una estación del Metro en París que lleva su nombre desde 1946. El poeta Louis Aragon le dedicó un poema titulado La rose et le réséda, una de sus frases más célebres, dice: "El que creía en el cielo/ El que no creía". Con este texto se termina la serie dedicada a las elecciones presidenciales en Francia y le da la bienvenida a (el pequeño Napoleón) Sarkozy quien esperemos le haga mucho bien a su país.
gloaeza@yahoo.com
Hoy por la mañana, más de 62 millones de franceses se despertaron con un nuevo presidente de la República. Seguramente muchos de ellos amanecieron de mejor humor que antes de ayer, sintiéndose muy esperanzados por lo que se les espera a lo largo de cinco años. Otros, los que no votaron por Sarkozy, han de haber amanecido ligeramente malhumorados ante la perspectiva de ser gobernados, otra vez, por un Presidente de derecha. Digan lo que digan, el caso es que ayer Chirac ya entregó las llaves del Elíseo a su sucesor y se despidió más que con un balance de su gestión con la enumeración de todos los sentimientos que le representaba despedirse de su cargo. Por lo que a él se refiere, el ex presidente amaneció junto con Bernadette en su nuevo domicilio provisional, un departamento de 180 metros, ubicado en el Quai Voltaire, y cuyos grandes ventanales dan justo enfrente del Sena y del Louvre. Si decimos que el departamento es provisional es porque Saad, hijo de un viejo amigo de Chirac, el ex primer ministro y empresario libanés, Rafic Hariri, asesinado en Beirut, se lo prestó, lo cual causó gran escándalo en Francia. ¿Cómo era posible que Chirac ex alcalde de París y dos veces Presidente, no hubiera ahorrado para comprarse un departamento?, se preguntaban todos los medios. En realidad Chirac atrasó voluntariamente la compra de un nuevo departamento porque no quería dar a entender que no se presentaría nuevamente como candidato a las elecciones presidenciales.
"Mi domicilio definitivo no será a cargo del Estado", dijo ante la ola de críticas por haber aceptado el préstamo. Ahora imaginemos cómo habrá amanecido el día de hoy Sarkozy al lado de Cecilia (quien, por cierto, no votó en la última ronda, lo cual es el último escándalo de los medios franceses en estos momentos), cuando desde su cama, sus ojos observaron los enormes jardines del Elíseo. Lo más probable es que mientras desayunaba, todavía tenía ante sí las múltiples imágenes del día anterior. Tal vez se veía remontando, los Campos Elíseos con el fin de colocar una ofrenda floral en la tumba del soldado desconocido, saludar a los viejos combatientes de guerra y reavivar la flama del soldado desconocido que se encuentra bajo el Arco de Triunfo, (¿cómo olvidar que un compatriota, durante el Mundial de futbol, tuvo la osadía de apagarla con su cerveza). Después se ha de haber visto en su imaginación a los pies de la estatua de Charles de Gaulle para colocar también allí una ofrenda floral. No hay que olvidar que Sarkozy es muy golista, gracias a la influencia de su abuelo con el que se educó siendo muy niño. Pero seguramente la imagen que más se le ha de haber grabado en su memoria del día del cambio de poderes, ha de haber sido el acto que rindió en el Bosque de Boulogne, a los 35 jóvenes resistentes a los que mató la Gestapo en agosto de 1944, justo antes de la liberación de París. En presencia del antiguo primer ministro Pierre Messmer y de la ex ministra, Simone Veil, Sarkozy leyó la carta de Guy Môquet, una de las víctimas: "Querida mamita, querido hermanito adorado y muy querido papito: "Voy a morir.
Les pido, particularmente a mi mamita, ser muy valientes. Yo lo soy y quiero ser tan valiente como los que me precedieron. Hubiera querido vivir, ciertamente. Pero lo que deseo de todo corazón, es que mi muerte sirva para algo. No tuve tiempo de darle un abrazo a Jean. Pero sí lo tuve para abrazar a mis dos hermanos Roger y Rino. Pero por desgracia ya no lo puedo hacer físicamente. Espero que te regresen todas mis prendas personales, algunas de ellas podrían servir a Serge, de quien espero un día se sienta orgulloso de usarlas. Si alguna vez les provoqué algún disgusto, tanto a ti papito como a mi mamita, los saludo por última vez. Sepan que actué como mejor pude por el sendero que me trazaron. Un último adiós a todos mis amigos, a mi hermano que quiero tanto. Que estudie bien para que más se convierta en un hombre. En los diecisiete años y medio de mi vida tan corta, no me lamento de nada salvo que los tengo que dejar. Voy a morir con Tintín y Michel. Mamá, lo que te pido es que quiero que me prometas que vas a ser muy valiente y que tratarás de sobrellevar tu pena. Ya no puedo agregar nada más. Los dejo a todos, a ti mamá, a Serge, a papá y los abrazo muy fuerte con mi corazón de niño. ¡Tengan valor! Su Guy que los ama. Últimos pensamientos: los que se quedan, siéntanse dignos de los 27 que vamos a morir". Después de leer la carta, visiblemente emocionado (tenía los ojos llenos de lágrimas), el presidente de Francia, anunció allí mismo la primera decisión de su gobierno: "Voy pedir al futuro ministro de Educación Nacional que esta carta sea leída a principio de cada año escolar de todos los liceos de Francia.
Es esencial explicar a nuestros niños cómo un joven francés, a través del sacrificio de algunos cuantos, provocó la grandeza anónima de un hombre que supo entregarse a una causa más grande que él". Guy Môquet era un joven militante comunista, hijo de Prosper Môquet, diputado también comunista. Guy iba al liceo Carnot y era un fervoroso militante de las juventudes comunistas. Después de la ocupación de París por los alemanes, y de la instauración del gobierno de Vichy, Guy empieza a pegar propaganda en diferentes barrios denunciando el nuevo gobierno. La propaganda pedía la liberación de los presos. El 13 de octubre de 1940, Guy es arrestado por la policía francesa que buscaba comunistas militantes en el metro Gare de l'Est. Guy, tenía 16 años. Los policías lo torturan para sacarle los nombres de los amigos de su padre. Lo llevan a la cárcel a Fresnes y después a Clairvaux, para en seguida transferirlo al campo de Châteaubriant, lugar donde estaban detenidos otros militantes comunistas. El 20 de octubre de 1941, tres jóvenes comunistas ejecutan en Nantes, a Karl Hotz, comandante de las tropas de ocupación. El ministro del Interior del gobierno de Pétain, Pierre Pucheu, selecciona a algunos comunistas presos "para evitar fusilar a 50 buenos franceses": hay 18 presos en Nantes, 27 en Châteaubriant y cinco en París. Dos días después, eligen a 27 secuestrados, les vendan los ojos y al escucharse los primeros tiros, todos gritan al mismo tiempo: "¡Viva Francia!" Guy, muerto a las cuatro de la tarde en punto, era el más joven de todos. En su honor hay una calle y una estación del Metro en París que lleva su nombre desde 1946. El poeta Louis Aragon le dedicó un poema titulado La rose et le réséda, una de sus frases más célebres, dice: "El que creía en el cielo/ El que no creía". Con este texto se termina la serie dedicada a las elecciones presidenciales en Francia y le da la bienvenida a (el pequeño Napoleón) Sarkozy quien esperemos le haga mucho bien a su país.
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