■ En su apogeo, la organización para la defensa del petróleo
■ Más de 10 mil mujeres, listas para ocupar las primeras líneas
Jaime Avilés
Una niña vende collares de “gotitas de petróleo”; un señor llega al mitin con su atuendo laboral de payaso, y otro, que ya ocupa su sitio entre el gentío, comenta en voz alta: “Aquí no hay lugar para los de Gobernación”. Una cartulina exige: “Renuncia Moupillo”; otra declara: “Encinas, tú ganaste, el pueblo te apoya”, y una más aconseja: “AMLO, urge un nuevo partido”.
De los postes cuelgan mantas: “Brigada generalísimo Morelos en defensa del petróleo”, “Brigada Flor y Canto”, “Brigadas de Coapa”. Una joven con la piel pintada de blanco sostiene un letrero encima de un tambo: “El petróleo es nuestro; saludos, Querétaro”; un muchacho disfrazado de diablo ha escrito en el suyo: “El petróleo es de todos los mexicanos, no de una bola de cabrones”, y un hombre de la tercera edad proclama en su pancarta: “Foxilandia y Fecalandia no venderán Pemex a gringolandia”.
De los postes cuelgan mantas: “Brigada generalísimo Morelos en defensa del petróleo”, “Brigada Flor y Canto”, “Brigadas de Coapa”. Una joven con la piel pintada de blanco sostiene un letrero encima de un tambo: “El petróleo es nuestro; saludos, Querétaro”; un muchacho disfrazado de diablo ha escrito en el suyo: “El petróleo es de todos los mexicanos, no de una bola de cabrones”, y un hombre de la tercera edad proclama en su pancarta: “Foxilandia y Fecalandia no venderán Pemex a gringolandia”.
El Grito en 25 de marzo
Hay tantas banderas mexicanas en el Zócalo que por momentos parece 15 de septiembre; en cambio, escasean las de los partidos y, de hecho, no hay ninguna del PRD, como tampoco mantas, cartulinas o camisetas en favor de Jesús Ortega ni de la corriente de los chuchos. La muchedumbre que atiborra la mitad de la plancha –la otra aún está bajo el Museo Nomáda–, así como el espacio destinado a los vehículos, donde no cabe un alfiler, sobre todo en 20 de Noviembre, aplaude en serio cuando Alberto Anaya, el dirigente del Partido del Trabajo, saluda la presencia de Alejandro Encinas. Y cuando López Obrador en su discurso se refiere a “la camarilla de Calderón y Mouriño”, muchos gritos espontáneos añaden: “¡Y Ortega, y Ortega!”, en obvia alusión al líder de los chuchos, al que nadie en el templete menciona. ¿Por qué?
Obvio: porque la división en el PRD parece ya una realidad y este Zócalo así lo demuestra. Si el conteo final declarara vencedor a Jesús Ortega, ¿éste se atrevería a plantarse delante de esta gente? ¿O vendría a ponerse al frente de sus propias masas?
José Zamarripa, representante del “gobierno legítimo” en Jalisco, asegura que “todo el aparato de Los Pinos, los gobernadores, el PAN y el PRI apoyaron a los chuchos para borrar a Encinas, pero lo asombroso es que no sólo no lo borraron sino que ni siquiera pudieron ganarle; por eso están que no los calienta ni el sol”. Pero mientras el partido fundado por Cuauhtémoc Cárdenas vive la crisis conyugal que probablemente lo llevará al divorcio, la organización “para la defensa del petróleo” está en su apogeo –y como habrán de resaltar Anaya, Dante Delgado y Jesusa Rodríguez en sus intervenciones: “esto es apenas el principio”. Por eso, después de confesar que desea “con toda su alma” que se resuelvan los problemas en el PRD, Andrés Manuel López Obrador da noticias acerca de la nueva fuerza política que está surgiendo. Tras la convocatoria que Claudia Sheinbaum hizo el martes pasado para que las mujeres encabecen las movilizaciones populares contra la privatización de Pemex, en sólo “una semana –subraya López Obrador– se inscribieron 10 mil mujeres, que aquí están presentes con nosotros”. Y esta noticia provoca un aplauso para las 10 mil mujeres que, casi todas vestidas de blanco, escuchan el discurso sentadas en las 10 mil sillas colocadas especialmente para ellas.
A continuación, López Obrador anuncia que también se han inscrito “18 mil hombres” en un total de 280 brigadas, y da a conocer que ante la urgencia de extender la organización con la mayor rapidez y eficacia suspenderá sus visitas a los municipios y recorrerá las capitales de los estados para apoyar a los comités que ya existen. “El movimiento de López Obrador ya se desfondó”, afirma en ese instante un locutor de radio, que provoca la sonrisa de la señora que lo oye mediante su Ipod. Y la plaza grita repetidas veces: “¡Obrador, Obrador, Obrador!”, cuando el líder tabasqueño reitera que en esta lucha no va a cuidar su propia imagen, porque no le preocupa “desgastarse políticamente” con tal de impedir la privatización de Pemex.
Al final de la reunión, después de aglomerarse para saludar a López Obrador, la multitud se acerca a gritarle palabras de apoyo a Encinas. ¿Consumatum est?
Obvio: porque la división en el PRD parece ya una realidad y este Zócalo así lo demuestra. Si el conteo final declarara vencedor a Jesús Ortega, ¿éste se atrevería a plantarse delante de esta gente? ¿O vendría a ponerse al frente de sus propias masas?
José Zamarripa, representante del “gobierno legítimo” en Jalisco, asegura que “todo el aparato de Los Pinos, los gobernadores, el PAN y el PRI apoyaron a los chuchos para borrar a Encinas, pero lo asombroso es que no sólo no lo borraron sino que ni siquiera pudieron ganarle; por eso están que no los calienta ni el sol”. Pero mientras el partido fundado por Cuauhtémoc Cárdenas vive la crisis conyugal que probablemente lo llevará al divorcio, la organización “para la defensa del petróleo” está en su apogeo –y como habrán de resaltar Anaya, Dante Delgado y Jesusa Rodríguez en sus intervenciones: “esto es apenas el principio”. Por eso, después de confesar que desea “con toda su alma” que se resuelvan los problemas en el PRD, Andrés Manuel López Obrador da noticias acerca de la nueva fuerza política que está surgiendo. Tras la convocatoria que Claudia Sheinbaum hizo el martes pasado para que las mujeres encabecen las movilizaciones populares contra la privatización de Pemex, en sólo “una semana –subraya López Obrador– se inscribieron 10 mil mujeres, que aquí están presentes con nosotros”. Y esta noticia provoca un aplauso para las 10 mil mujeres que, casi todas vestidas de blanco, escuchan el discurso sentadas en las 10 mil sillas colocadas especialmente para ellas.
A continuación, López Obrador anuncia que también se han inscrito “18 mil hombres” en un total de 280 brigadas, y da a conocer que ante la urgencia de extender la organización con la mayor rapidez y eficacia suspenderá sus visitas a los municipios y recorrerá las capitales de los estados para apoyar a los comités que ya existen. “El movimiento de López Obrador ya se desfondó”, afirma en ese instante un locutor de radio, que provoca la sonrisa de la señora que lo oye mediante su Ipod. Y la plaza grita repetidas veces: “¡Obrador, Obrador, Obrador!”, cuando el líder tabasqueño reitera que en esta lucha no va a cuidar su propia imagen, porque no le preocupa “desgastarse políticamente” con tal de impedir la privatización de Pemex.
Al final de la reunión, después de aglomerarse para saludar a López Obrador, la multitud se acerca a gritarle palabras de apoyo a Encinas. ¿Consumatum est?
Kikka Roja
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Comentarios. HOLA! deja tu mensaje ...