Los trabajadores sexuales no son menos que nadie
Por Gilberto Balam Pereira
La prostitución como el suicidio, el homicidio, la violencia a niños y mujeres son lacras que nos hieren, que nos cuestionan, que nos responsabilizan de su existir, que no podemos ignorar, sino por el contrario, son problemas que merecen nuestra mayor atención.
En el caso concreto de la prostitución tanto masculina como femenina, son motivos por lo general de discriminación, de abandono, de burlas, de represión.
Injustificados son su cuestionamiento, su condena, su oprobio, en particular de la prostitución. Nos parezca o no, el desempeño de los protagonistas de esta última actividad, restriegan (frotar con fuerza) en la cara y en la conciencia de la sociedad su existencia. Nos parezca o no, es hecho lacerante que debe también preocuparnos por sus referentes, pobreza, ignorancia, indiferencia por parte de gobiernos y sociedad. En nuestra ciudad, son escenarios de estos actores las avenidas Aviación, Canek, la calle 58 entre 69 y 73 y otros sitios menos visibles.
Son escarnio, sacrificio de la carne, violencia, escupitajos de los ignorantes.
El trabajo sexual, como cualquier otro trabajo, tiene características específicas a las que debemos atender. El conocimiento del cuidado de la salud, de normas de seguridad necesarias, de acciones conjuntas para prevenir la violencia o el acoso policiaco, son elementos indispensables para garantizar el bienestar de mujeres y hombres trabajadores sexuales y de quienes acuden a solicitar sus servicios. El trabajo sexual es el que puede realizar cualquier persona mayor de edad ya sea mujer u hombre y que consiste en la comercialización de las relaciones sexuales, o sea tener relaciones sexuales a cambio de dinero.
El trabajo sexual no es un delito porque no hay ninguna ley en Yucatán que lo tipifique o señale en el Código Penal. La policía en su función de cuidar el orden público debe respetar los derechos de todas las personas y no aplicar las leyes de manera arbitraria. A ver Sr. Saidén, instruya correctamente a su personal para el ejercicio de su trabajo. Los derechos les corresponden como a todo el resto de la sociedad. Así lo suscriben la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Constitución Nacional de cada país, los tratados de No Violencia hacia las Mujeres, y es bueno conocerlos a fondo porque les dan argumentos para reclamar que se cumplan. Por ejemplo, cuando la policía pretende reprimir o detener, conviene que en colectivo defiendan sus derechos. No que sólo una persona proteste y hable a la policía. En grupo se defiende mejor la colectividad. Nunca sentirse solos o aislados. El grupo hace la fuerza. Por otra parte, una cosa es defender los derechos de los trabajadores sexuales y otra es condenar y penalizar la trata de seres humanos, a los proxenetas y “padrotes” que son los que deben ser perseguidos.
Defender los derechos de los trabajadores sexuales significa también la información y divulgación del uso del CONDON masculino y femenino. De 1988 a 2006 hubo 67,000 defunciones por SIDA en el país. Yucatán con 159 defunciones aparece en esta serie ocupando el 5º lugar en frecuencia, después del DF, Baja California, Morelos y Nayarit. Es motivo de cálida felicitación las investigaciones mediante encuestas a protagonistas de este problema que realizan las psicólogas Maribel Flores Aguilar, Elena Salazar Tzac, Ana Cristina Carrillo, Lic. en Derecho y Educación Amalia Guadalupe Ojeda Sosa y Kembly Sharif Ortega Beltrán, en el contexto de los estudios que viene realizando UNASSE, con la asesoría de la Psic. Consuelo Ramírez y la Dra. Sandra Peniche Quintal.
Las y los trabajadores del sexo comercial exigen: respeto a la vida y a la libertad personal y el libre tránsito; a gozar de los espacios públicos; a tomar decisiones responsables sobre su sexualidad; a la privacidad y respeto en su salud y derecho a igual protección. Y señores y señoras, el que esté libre de pecado que tire la primera piedra.
kikka-roja.blogspot.com/
En el caso concreto de la prostitución tanto masculina como femenina, son motivos por lo general de discriminación, de abandono, de burlas, de represión.
Injustificados son su cuestionamiento, su condena, su oprobio, en particular de la prostitución. Nos parezca o no, el desempeño de los protagonistas de esta última actividad, restriegan (frotar con fuerza) en la cara y en la conciencia de la sociedad su existencia. Nos parezca o no, es hecho lacerante que debe también preocuparnos por sus referentes, pobreza, ignorancia, indiferencia por parte de gobiernos y sociedad. En nuestra ciudad, son escenarios de estos actores las avenidas Aviación, Canek, la calle 58 entre 69 y 73 y otros sitios menos visibles.
Son escarnio, sacrificio de la carne, violencia, escupitajos de los ignorantes.
El trabajo sexual, como cualquier otro trabajo, tiene características específicas a las que debemos atender. El conocimiento del cuidado de la salud, de normas de seguridad necesarias, de acciones conjuntas para prevenir la violencia o el acoso policiaco, son elementos indispensables para garantizar el bienestar de mujeres y hombres trabajadores sexuales y de quienes acuden a solicitar sus servicios. El trabajo sexual es el que puede realizar cualquier persona mayor de edad ya sea mujer u hombre y que consiste en la comercialización de las relaciones sexuales, o sea tener relaciones sexuales a cambio de dinero.
El trabajo sexual no es un delito porque no hay ninguna ley en Yucatán que lo tipifique o señale en el Código Penal. La policía en su función de cuidar el orden público debe respetar los derechos de todas las personas y no aplicar las leyes de manera arbitraria. A ver Sr. Saidén, instruya correctamente a su personal para el ejercicio de su trabajo. Los derechos les corresponden como a todo el resto de la sociedad. Así lo suscriben la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Constitución Nacional de cada país, los tratados de No Violencia hacia las Mujeres, y es bueno conocerlos a fondo porque les dan argumentos para reclamar que se cumplan. Por ejemplo, cuando la policía pretende reprimir o detener, conviene que en colectivo defiendan sus derechos. No que sólo una persona proteste y hable a la policía. En grupo se defiende mejor la colectividad. Nunca sentirse solos o aislados. El grupo hace la fuerza. Por otra parte, una cosa es defender los derechos de los trabajadores sexuales y otra es condenar y penalizar la trata de seres humanos, a los proxenetas y “padrotes” que son los que deben ser perseguidos.
Defender los derechos de los trabajadores sexuales significa también la información y divulgación del uso del CONDON masculino y femenino. De 1988 a 2006 hubo 67,000 defunciones por SIDA en el país. Yucatán con 159 defunciones aparece en esta serie ocupando el 5º lugar en frecuencia, después del DF, Baja California, Morelos y Nayarit. Es motivo de cálida felicitación las investigaciones mediante encuestas a protagonistas de este problema que realizan las psicólogas Maribel Flores Aguilar, Elena Salazar Tzac, Ana Cristina Carrillo, Lic. en Derecho y Educación Amalia Guadalupe Ojeda Sosa y Kembly Sharif Ortega Beltrán, en el contexto de los estudios que viene realizando UNASSE, con la asesoría de la Psic. Consuelo Ramírez y la Dra. Sandra Peniche Quintal.
Las y los trabajadores del sexo comercial exigen: respeto a la vida y a la libertad personal y el libre tránsito; a gozar de los espacios públicos; a tomar decisiones responsables sobre su sexualidad; a la privacidad y respeto en su salud y derecho a igual protección. Y señores y señoras, el que esté libre de pecado que tire la primera piedra.
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