Fue una catarsis. Una reunión a la que cada convocado llegó a saludar a tres aliados, a tres enemigos y a tres de quienes le habían dicho que traicionaron la causa.
La tarde de antier en Metepec, estado de México, 14 gobernadores priístas, dos coordinadores parlamentarios y una dirigente nacional se vieron las caras a seis semanas de las elecciones.
El móvil del encuentro fue la sospecha. Beatriz Paredes citó a los personajes porque le informaron sus allegados que entre los más altos círculos priístas corría la versión de que ella se había arreglado con el presidente Calderón para que al PRI no le fuera tan bien en la elección (pero a ella sí, por el reparto de candidaturas a su gente), y por eso ante los ataques del panista Germán Martínez, el PRI pusiera la otra mejilla y bajara en las encuestas.
Según relataron asistentes a este reportero, el debate fue subiendo de tono hasta que reventó cuando tomó la palabra el gobernador de Oaxaca. Ulises Ruiz preguntó directamente a Paredes si se había arreglado con Calderón, y si no, que explicara por qué no ha salido en la prensa a defender al PRI. Luego volteó la mirada hasta encontrarse con Natividad González Parás, gobernador de Nuevo León, a quien exigió que respondiera si es verdad que había negociado con el panismo local abandonar a su candidato Rodrigo Medina.
Ulises Ruiz le puso voz a lo que todos estaban pensando. Natividad González se comprometió a respaldar más fuerte a su candidato y Beatriz Paredes contestó con una disyuntiva: si quieren que nos peleemos con Calderón lo hacemos, pero el Presidente está muy bien evaluado y a lo mejor el electorado se nos viene encima; mejor ser moderados.
La respaldaron Natividad, Ismael Hernández de Durango y Andrés Granier de Tabasco. Planteaban, en todo caso, atacar la estrategia contra el narco, los pocos resultados en el empleo y máximo confrontar a Germán Martínez.
Casi todos se pusieron del otro lado. Manlio Fabio Beltrones incluso condenó los ataques de Germán Martínez a Enrique Peña Nieto “hasta por la corbata”. Y exigió que la respuesta fuera “contra su jefe”, el Presidente. Lo respaldó luego, luego Humberto Moreira, de Coahuila, solidarizándose también con un Peña que lucía cabizbajo. Y se fueron sumando.
Al final, el acuerdo fue que el PRI se irá ahora, con todo, directamente contra Calderón: el presidente del desempleo, el de la crisis, el que no puede contra el narco al grado de que su candidato al gobierno de Nuevo León plantea negociar con los cárteles. En síntesis, pegarle al Presidente. Y así enfrentar las seis semanas que quedan.
La tarde de antier en Metepec, estado de México, 14 gobernadores priístas, dos coordinadores parlamentarios y una dirigente nacional se vieron las caras a seis semanas de las elecciones.
El móvil del encuentro fue la sospecha. Beatriz Paredes citó a los personajes porque le informaron sus allegados que entre los más altos círculos priístas corría la versión de que ella se había arreglado con el presidente Calderón para que al PRI no le fuera tan bien en la elección (pero a ella sí, por el reparto de candidaturas a su gente), y por eso ante los ataques del panista Germán Martínez, el PRI pusiera la otra mejilla y bajara en las encuestas.
Según relataron asistentes a este reportero, el debate fue subiendo de tono hasta que reventó cuando tomó la palabra el gobernador de Oaxaca. Ulises Ruiz preguntó directamente a Paredes si se había arreglado con Calderón, y si no, que explicara por qué no ha salido en la prensa a defender al PRI. Luego volteó la mirada hasta encontrarse con Natividad González Parás, gobernador de Nuevo León, a quien exigió que respondiera si es verdad que había negociado con el panismo local abandonar a su candidato Rodrigo Medina.
Ulises Ruiz le puso voz a lo que todos estaban pensando. Natividad González se comprometió a respaldar más fuerte a su candidato y Beatriz Paredes contestó con una disyuntiva: si quieren que nos peleemos con Calderón lo hacemos, pero el Presidente está muy bien evaluado y a lo mejor el electorado se nos viene encima; mejor ser moderados.
La respaldaron Natividad, Ismael Hernández de Durango y Andrés Granier de Tabasco. Planteaban, en todo caso, atacar la estrategia contra el narco, los pocos resultados en el empleo y máximo confrontar a Germán Martínez.
Casi todos se pusieron del otro lado. Manlio Fabio Beltrones incluso condenó los ataques de Germán Martínez a Enrique Peña Nieto “hasta por la corbata”. Y exigió que la respuesta fuera “contra su jefe”, el Presidente. Lo respaldó luego, luego Humberto Moreira, de Coahuila, solidarizándose también con un Peña que lucía cabizbajo. Y se fueron sumando.
Al final, el acuerdo fue que el PRI se irá ahora, con todo, directamente contra Calderón: el presidente del desempleo, el de la crisis, el que no puede contra el narco al grado de que su candidato al gobierno de Nuevo León plantea negociar con los cárteles. En síntesis, pegarle al Presidente. Y así enfrentar las seis semanas que quedan.
SACIAMORBOS
Sería ridículo que, en sus actos, un narco instalara el equipo de sonido.
kikka-roja.blogspot.com/
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