Joel Ortega Juárez
2012-01-28 •
La justicia contra los crímenes de Estado cometidos en el pasado autoritario de la era priista no es un asunto del pasado ni de una parte de la sociedad. Es un problema vigente...
No dejo nada/ni a nadie/para no tener
pretextos/si me dan ganas de regresar.
Ozam Yehya Cassem
El jefe operativo de la guerra sucia ha muerto. Sobrevive el jefe político del Estado represivo que la ideó: Luis Echeverría Álvarez.
Sobreviven muchas de sus víctimas, como Pável Uranga, detenido cuando tenía seis años de edad, hijo de Francisco Uranga López (finado) y de Margarita Muñoz, torturados personalmente por Miguel Nazar Haro.
Fue en 1974, en pleno echeverriato, cuando se creó la siniestra Brigada Blanca, comandada por Nazar. Se implantó entonces, como política de Estado, la desaparición forzada de los disidentes, principalmente los de los grupos armados. Las salvajes torturas se impusieron como práctica para arrancar “confesiones” a hombres, mujeres y niños.
Después de las matanzas de Tlatelolco y San Cosme, ante la aparición de los grupos armados integrados por jóvenes valientes que respondieron de esa manera a los crímenes de Estado practicados a movimientos pacíficos masivos, se diseñó y practicó una política de exterminio de esos grupos, de muchos civiles inocentes.
Las víctimas fueron centenares.
A pesar de que en junio de 2005 Nazar Haro fue incriminado por la Femospp como responsable de la desaparición de seis integrantes de la Brigada Campesina de los Lacandones, fue absuelto por un juzgado federal en septiembre de 2006.
Semejante conducta de los jueces se aplicó a Luis Echeverría Álvarez, quien estuvo tres años bajo arresto domiciliario por el delito de genocidio y, luego que se admitió su existencia, se le absolvió. En una palabra, existió el delito de genocidio, pero no el genocida.
Para efectos políticos y prácticos, se impuso la impunidad.
La muerte de Nazar fuera de prisión y la libertad de Echeverría son una afrenta a la sociedad en su conjunto y una herida terrible para sus víctimas. Nunca debe cesar la lucha contra la impunidad.
La justicia contra los crímenes de Estado cometidos en el pasado autoritario de la era priista no es un asunto del pasado ni de una parte de la sociedad. Es un problema vigente cuando se han vuelto a practicar secuestros, desapariciones y tortura en la guerra contra el narco, como lo han establecido informes nacionales e internacionales.
La vida es contradictoria, el mismo día que murió Nazar, jefe de la Brigada Blanca, murió el joven poeta Ozam rodeado del cariño que él prodigó a sus familiares, amigos, colegas y discípulos.
La alegría, la libertad y la lucha contra la injusticia de Ozam vencerán.
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. . . kikka-roja.blogspot.com/
2012-01-28 •
La justicia contra los crímenes de Estado cometidos en el pasado autoritario de la era priista no es un asunto del pasado ni de una parte de la sociedad. Es un problema vigente...
No dejo nada/ni a nadie/para no tener
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Ozam Yehya Cassem
El jefe operativo de la guerra sucia ha muerto. Sobrevive el jefe político del Estado represivo que la ideó: Luis Echeverría Álvarez.
Sobreviven muchas de sus víctimas, como Pável Uranga, detenido cuando tenía seis años de edad, hijo de Francisco Uranga López (finado) y de Margarita Muñoz, torturados personalmente por Miguel Nazar Haro.
Fue en 1974, en pleno echeverriato, cuando se creó la siniestra Brigada Blanca, comandada por Nazar. Se implantó entonces, como política de Estado, la desaparición forzada de los disidentes, principalmente los de los grupos armados. Las salvajes torturas se impusieron como práctica para arrancar “confesiones” a hombres, mujeres y niños.
Después de las matanzas de Tlatelolco y San Cosme, ante la aparición de los grupos armados integrados por jóvenes valientes que respondieron de esa manera a los crímenes de Estado practicados a movimientos pacíficos masivos, se diseñó y practicó una política de exterminio de esos grupos, de muchos civiles inocentes.
Las víctimas fueron centenares.
A pesar de que en junio de 2005 Nazar Haro fue incriminado por la Femospp como responsable de la desaparición de seis integrantes de la Brigada Campesina de los Lacandones, fue absuelto por un juzgado federal en septiembre de 2006.
Semejante conducta de los jueces se aplicó a Luis Echeverría Álvarez, quien estuvo tres años bajo arresto domiciliario por el delito de genocidio y, luego que se admitió su existencia, se le absolvió. En una palabra, existió el delito de genocidio, pero no el genocida.
Para efectos políticos y prácticos, se impuso la impunidad.
La muerte de Nazar fuera de prisión y la libertad de Echeverría son una afrenta a la sociedad en su conjunto y una herida terrible para sus víctimas. Nunca debe cesar la lucha contra la impunidad.
La justicia contra los crímenes de Estado cometidos en el pasado autoritario de la era priista no es un asunto del pasado ni de una parte de la sociedad. Es un problema vigente cuando se han vuelto a practicar secuestros, desapariciones y tortura en la guerra contra el narco, como lo han establecido informes nacionales e internacionales.
La vida es contradictoria, el mismo día que murió Nazar, jefe de la Brigada Blanca, murió el joven poeta Ozam rodeado del cariño que él prodigó a sus familiares, amigos, colegas y discípulos.
La alegría, la libertad y la lucha contra la injusticia de Ozam vencerán.
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