- En Atenco no hay olvido ni sumisión, dicen pobladores
- A tres años de la represión sigue vivo el proyecto de construir el aeropuerto
- Los dirigentes que están detenidos son rehenes del Estado, advierten
- La cárcel, presión del gobierno para que vendamos nuestros terrenos, señalan
- Condena de 11 dirigentes, forma de presión
- Latente, plan federal para expropiar tierras, afirman atenquenses
- Nutrido mitin en el pueblo, a 3 años de la represión
Blanche Petrich Enviada
San Salvador Atenco, Mex., 3 de mayo. Aunque el decreto que pretendía expropiar las tierras de los campesinos de San Salvador Atenco para construir un aeropuerto internacional fue derrotado ya una vez por las movilizaciones populares, en 2002; aunque ese gesto de resistencia fue duramente castigado con muerte, prisión y tortura en 2006, hoy –2009– sigue viva la intención gubernamental de instalar en la región un plan similar, advirtieron los representantes del Comité Justicia para Atenco.
Por eso el gobierno tiene presos a 11 dirigentes de este movimiento, con sentencias que van de 31 años a nueve detenidos en el penal estatal de Molino de Flores, Texcoco, hasta 67 años y 12 años, a tres recluidos en la cárcel de máxima seguridad del Altiplano. Son los rehenes del Estado. Los quieren mantener presos hasta que los pobladores de Atenco decidan vender sus terrenos, aseguró el periodista Luis Hernández Navarro.
Ayer, día de la Santa Cruz, los habitantes de este pueblo y quienes simpatizan con su causa se rebelaron contra la orden federal de no congregarse, no abrazarse y ni siquiera estrecharse civilizadamente la mano. Pese a lo que todos los oradores coincidieron en calificar de golpe de Estado sanitario, hubo un nutrido mitin frente a la casa ejidal del pueblo para refrendar su determinación de no olvidar lo ocurrido aquí mismo el 3 y 4 de mayo de 2006.
Fueron varios cientos de personas. Las suficientes para rebasar la sombra de dos grandes toldos. En el templete, flanqueando a Trinidad Ramírez, esposa de Ignacio del Valle, líder del Frente Popular de Defensa de la Tierra (FPDT), quien tendría que vivir 157 años para alcanzar la libertad, si acaso se cumpliera la atroz injusticia de su sentencia carcelaria, empuñaron el machete y se ciñeron el paliacate simbólico gente de cine y teatro, como Daniel Jiménez Cacho, Bruno Bichir, Ofelia Medina, Julieta Egurrola y Giovanna Cavasola; gente de letras e ideas, como Adolfo Gilly, Gilberto López y Rivas y Hernández Navarro, además de defensores de derechos humanos como el general José Francisco Gallardo y Edgar Cortés.
Otros, a la distancia, hicieron sentir su presencia, como el obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz, quien llamó por teléfono para que su voz fuera escuchada por todos: “A la gente de Atenco –dijo– les deseo que su resistencia pacífica sea coronada por el éxito”.
Uno a uno pasaron al micrófono. El antropólogo López y Rivas expresó que Atenco es un símbolo del afán del Estado de castigar a todo lo que se opone, lo que critica, lo que resiste. Comentó que uno de los temas de debate en la política hoy día es sobre el debilitamiento del Estado. Y sí, tenemos que discutir sobre el debilitamiento del Estado en sus obligaciones de garantizar la salud y la educación básicas para la población y el fortalecimiento en su capacidad de reprimir y permitir a los capitales apoderarse de todo lo que los pueblos poseen y producen.
El politólogo Adolfo Gilly reiteró la importancia de centrar los movimientos populares hoy día en la defensa por la libertad de los presos políticos de México, no sólo los de Atenco sino también la indígena ñañú Jacinta Francisca Marcial, de Querétaro, los ocho campesinos de Bachajón y muchos más.
Durante el acto, Rosa Nelly Urrutia, madre de Héctor Galindo, uno de los presos en el Altiplano, denunció una vez más que hace siete meses no se le permite visitar a su hijo pues, como madre adoptiva, según la autoridad penitenciaria, no ha acreditado su parentesco con el reo. Ella inició una huelga de hambre frente a Los Pinos la víspera de la visita del presidente Barack Obama a México. Un funcionario de la oficina de la presidencia, Arturo Matus, la convenció de interrumpir su protesta a cambio de intervenir para resolver su problema. Y desde entonces no me ha cumplido. Cada día de visita mi hijo me espera. Y yo no lo voy a defraudar, dijo.
Muchas cartas se recibieron y leyeron en el acto. De la presa política Gloria Arenas, desde el penal de Chiconautla; de Valeria Palma, violada y expulsada a Chile hace tres años; de América del Valle, prófuga con una orden de captura. La carta que no llegó fue la del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. En cambio, el FPDT dio a conocer una misiva dirigida al todas las instancias de liderazgo del EZLN, recordando que los atenquenses siempre encontraron en los zapatistas un apoyo fraterno y expresando su solidaridad a las agresiones que estos días sufren en Chiapas.
kikka-roja.blogspot.com/
Por eso el gobierno tiene presos a 11 dirigentes de este movimiento, con sentencias que van de 31 años a nueve detenidos en el penal estatal de Molino de Flores, Texcoco, hasta 67 años y 12 años, a tres recluidos en la cárcel de máxima seguridad del Altiplano. Son los rehenes del Estado. Los quieren mantener presos hasta que los pobladores de Atenco decidan vender sus terrenos, aseguró el periodista Luis Hernández Navarro.
Ayer, día de la Santa Cruz, los habitantes de este pueblo y quienes simpatizan con su causa se rebelaron contra la orden federal de no congregarse, no abrazarse y ni siquiera estrecharse civilizadamente la mano. Pese a lo que todos los oradores coincidieron en calificar de golpe de Estado sanitario, hubo un nutrido mitin frente a la casa ejidal del pueblo para refrendar su determinación de no olvidar lo ocurrido aquí mismo el 3 y 4 de mayo de 2006.
Fueron varios cientos de personas. Las suficientes para rebasar la sombra de dos grandes toldos. En el templete, flanqueando a Trinidad Ramírez, esposa de Ignacio del Valle, líder del Frente Popular de Defensa de la Tierra (FPDT), quien tendría que vivir 157 años para alcanzar la libertad, si acaso se cumpliera la atroz injusticia de su sentencia carcelaria, empuñaron el machete y se ciñeron el paliacate simbólico gente de cine y teatro, como Daniel Jiménez Cacho, Bruno Bichir, Ofelia Medina, Julieta Egurrola y Giovanna Cavasola; gente de letras e ideas, como Adolfo Gilly, Gilberto López y Rivas y Hernández Navarro, además de defensores de derechos humanos como el general José Francisco Gallardo y Edgar Cortés.
Otros, a la distancia, hicieron sentir su presencia, como el obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz, quien llamó por teléfono para que su voz fuera escuchada por todos: “A la gente de Atenco –dijo– les deseo que su resistencia pacífica sea coronada por el éxito”.
Uno a uno pasaron al micrófono. El antropólogo López y Rivas expresó que Atenco es un símbolo del afán del Estado de castigar a todo lo que se opone, lo que critica, lo que resiste. Comentó que uno de los temas de debate en la política hoy día es sobre el debilitamiento del Estado. Y sí, tenemos que discutir sobre el debilitamiento del Estado en sus obligaciones de garantizar la salud y la educación básicas para la población y el fortalecimiento en su capacidad de reprimir y permitir a los capitales apoderarse de todo lo que los pueblos poseen y producen.
El politólogo Adolfo Gilly reiteró la importancia de centrar los movimientos populares hoy día en la defensa por la libertad de los presos políticos de México, no sólo los de Atenco sino también la indígena ñañú Jacinta Francisca Marcial, de Querétaro, los ocho campesinos de Bachajón y muchos más.
Durante el acto, Rosa Nelly Urrutia, madre de Héctor Galindo, uno de los presos en el Altiplano, denunció una vez más que hace siete meses no se le permite visitar a su hijo pues, como madre adoptiva, según la autoridad penitenciaria, no ha acreditado su parentesco con el reo. Ella inició una huelga de hambre frente a Los Pinos la víspera de la visita del presidente Barack Obama a México. Un funcionario de la oficina de la presidencia, Arturo Matus, la convenció de interrumpir su protesta a cambio de intervenir para resolver su problema. Y desde entonces no me ha cumplido. Cada día de visita mi hijo me espera. Y yo no lo voy a defraudar, dijo.
Muchas cartas se recibieron y leyeron en el acto. De la presa política Gloria Arenas, desde el penal de Chiconautla; de Valeria Palma, violada y expulsada a Chile hace tres años; de América del Valle, prófuga con una orden de captura. La carta que no llegó fue la del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. En cambio, el FPDT dio a conocer una misiva dirigida al todas las instancias de liderazgo del EZLN, recordando que los atenquenses siempre encontraron en los zapatistas un apoyo fraterno y expresando su solidaridad a las agresiones que estos días sufren en Chiapas.