- - . KIKKA: Sergio Aguayo
BUSCA, BUSCADOR

Buscar este blog

Mostrando las entradas con la etiqueta Sergio Aguayo. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Sergio Aguayo. Mostrar todas las entradas

miércoles, 2 de julio de 2008

Sergio Aguayo: Fox, el cínico | Mexico en ridiculo internacional los panistas represores se autosabotean

Fox, el cínico

Por: Sergio Aguayo Quezada

El calendario es implacable y acentúa arrugas, defectos y virtudes. Este 2 de julio se rememoran dos elecciones presidenciales y los 66 años de Vicente Fox. Esta columna versa sobre la conexión entre los tres eventos y el malestar con la democracia. Empiezo con un revire de Fox engallado: la “Biblioteca José Vasconcelos es nuestro orgullo. No tenemos de qué avergonzarnos”… sí tiene “una o dos goteras, [pues] ni modo” (Jorge Escalante, Reforma, 27 de junio). En la atropellada existencia de la Megabiblioteca hay algo más que un par de goteras; es un torrente de oropel, derroche e ineficacia. Es también un monumento a la impunidad y al fatalismo.

El autoritarismo priista se construyó sobre el cinismo de los gobernantes y el fatalismo de la ciudadanía. Y en el historial está Gonzalo N. Santos presumiendo de sus tropelías y burlándose de todos con frases tan inmortales como la “moral es un árbol que da moras”. El gusto por la arrogancia atravesaba barreras de clase y educación: el refinado José López Portillo se dio gusto poniendo a parientes y amante en cargos pagados con la abundancia petrolera mientras fustigaba a sus críticos diciéndoles que su hijo, ungido como diplomático, era el “orgullo de su nepotismo”. Frente a la imposibilidad de corregir los desplantes sólo quedaba refugiarse en el fatalista “ni modo”. Fuimos unos ingenuos al creer que esa etapa terminaría cuando el PRI perdió la Presidencia el 2 de julio de 2000. Inevitable pensarlo porque Fox era bien convincente. El primero de diciembre, en su discurso en el Auditorio Nacional, desechó con vehemencia el “optar por no darnos cuenta, por no darnos por enterados” de los grandes problemas nacionales entre los cuales destacó a la “corrupción e impunidad”. Él enfrentaría y corregiría toda la maldad. Siete años y medio después es un pregonero del cinismo que trivializa el fiasco de la Megabiblioteca reduciéndolo a “una o dos goteras”. Cuando le agrega el “ni modo” Fox confirma que su capitulación es absoluta y que en él reencarnó el cinismo de Santos, López Portillo y muchos más.

Si estuviéramos ante el drama personal de quien resiente los estragos de 66 julios podríamos reducirlo a un “pobre Fox”. No es el caso. Fox es paradigma de la quiebra ética de quienes alguna vez fueron reformadores. Ese papel de zapador de la transición se entenderá mejor si ubicamos su papel en las elecciones presidenciales de 2000 y 2006 que también se conmemoran un 2 de julio. Fox ingresó a la política de la mano de Manuel Clouthier en el momento clave de la transición. En julio de 1986, el dirigente panista Luis H. Álvarez inició una huelga de hambre para protestar por un fraude electoral en las elecciones para gobernador de Chihuahua. Ahí estuvo 40 días y hasta la plaza pública se acercó Heberto Castillo, líder histórico de la izquierda, a proponer al panista un entendimiento para que derecha e izquierda se unieran en la defensa del voto. El razonamiento tenía el peso de las grandes verdades: si las dos corrientes opositoras sometían sus diferencias sería más fácil alcanzar el sueño de las elecciones confiables. Ese acuerdo informal hizo posible que dos años después, la noche del 6 de julio de 1988, protestaran por el fraude electoral tres candidatos a la Presidencia: Cuauhtémoc Cárdenas, Manuel Clouthier y Rosario Ibarra.

Fox se fundió con el espíritu del momento y entendió que poniéndose el sayal de reformador daría un paso gigantesco en lo que sería su exitoso asalto a palacio. Antes de entrar en Los Pinos empezó una metamorfosis que lo fue desdibujando a medida que transcurrió su sexenio. Toleró el desorden en su Gabinete, se entendió con los poderes fácticos y tomó la decisión de participar abiertamente en la sucesión. Inició entonces una labor de zapa de la transición para lo cual incurrió en un error bastante común: hizo todo lo que pudo para someter el proceso histórico a su proyecto personal. Un síntoma clarísimo fue aquella boda con Marta Sahagún en las primeras horas del 2 de julio de 2001 metida con calzador en los actos oficiales.

A medida que avanzó el sexenio se afianzó su determinación de convertirse en discípulo de sus predecesores, los presidentes priistas, y puso todo el peso de su cargo al servicio de su candidato y en contra de Andrés Manuel López Obrador. Vició la elección y rompió aquel entendimiento histórico alcanzado en 1986 por izquierda y derecha. Todavía vivimos las consecuencias. Cuando rompió con su autocontención ética, trivializó la realidad con el cinismo y con el fatalismo de quien busca convencer que nadie puede resistirse al embrujo del poder. Fox se desbocó porque los árbitros electorales (IFE, Trife y Fepade) no quisieron ni pudieron ponerle límites o darle certidumbre a la elección y porque su partido, el PAN, compartió su afán de repetir la victoria, pasara lo que pasara, el 2 de julio de 2006.

Manuel Espino —presidente del Partido Acción Nacional en 2006—acostumbra celebrar el 2 de julio con declaraciones rimbombantes. El año pasado aseguró que aquella elección fue la “más limpia, transparente e inobjetable de la historia”. Este año se corrigió a sí mismo y reconoce, en entrevista para Georgina Morett de Milenio (primero de julio de 2008), que tuvo que hacer “algunas travesuras para lavarle la cara a la campaña” y que fue a hablar con 10 “gobernadores del PRI para apelar al voto útil” y que le consta que “seis apoyaron”. Su confesión le añade sustancia al espeso caldo de las irregularidades. Si recordamos el entusiasmo con el cual el PRD sumergió sus elecciones internas en la práctica del fraude, puede concluirse que el cinismo de Fox no es fruto de una biografía individual sino retrato fiel de una clase política en su mayor parte agotada. El dos de julio es tiempo de velorio, no de jolgorio.

La miscelánea

Marcelo Ebrard y la izquierda capitalina enfrentan una situación parecida… con una diferencia. La tragedia de la discoteca sacó a la luz la facilidad con que se violan los derechos humanos por el desorden policiaco, la ineficiencia y ese cinismo desplegado por funcionarios como Joel Ortega. Es posible que el desenlace sea diverso porque la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal está cumpliendo con su papel de institución encargada de corregir los abusos de poder. Ya veremos si el informe de la CDHDF es tomado en cuenta o si prefieren “avicentarse” y se refugian en alguna variante del mexicano “ni modo”.

Comentarios: e-mail:
saguayo@colmex.mx

Y NO LES DA VERGÜENZA,
TODO EL PODER,
TODO EL DINERO,
TODO SE ROBAN, SON CAPACES DE DESTRIPARSE EN PUBLICO ENTRE ELLOS, AUNQUE YA NO QUEDE NADIE A QUIEN MANIPULAR.
...Y LO PEOR LOS RICOS NO PAGAN IMPUESTOS

Kikka Roja

miércoles, 18 de junio de 2008

Sergio Aguayo: Gachupinerías


Gachupinerías

Hablar de gachupines huele a intolerancia. Lo hago porque más adelante matizo un término que me permite ligar el discurso de Felipe Calderón en España, la voracidad de empresas españolas y el abandono e indefensión de los consumidores mexicanos.

El presidente Calderón fue ovacionado en España porque en sus tres discursos más importantes (Cortes, Majestades y Foro Nueva Economía) incluyó sentidos elogios a los inversionistas españoles. Aseguró que "el tradicional anhelo de diversificación de México está empezando a ser una realidad", que a "partir del año pasado, la Unión Europea se ha convertido en el principal inversionista de nuestro país, gracias al liderazgo español" y que su objetivo es convertir a México en "uno de los mejores lugares para invertir en el mundo".

Las palabras de Calderón se montan sobre la tesis de que la inversión española es positiva. El capital extranjero sí puede ser benéfico para el país, pero también puede comportarse como el gachupín del estereotipo: un español recién llegado que busca el enriquecimiento rápido sin importarle los métodos o las consecuencias para los nativos. El método funciona si la autoridad se lo permite... y México es la tierra de la desigualdad y la impunidad. Por ejemplo, los excesos de BBVA Bancomer son solapados y/o protegidos por un gobierno indiferente a lo que sucede con los usuarios de la banca. Sustento mi afirmación con dos experiencias que he documentado durante el último año pensando en esta columna.

La batalla por un seguro a precio justo. Contraté con Bancomer un crédito hipotecario cargado de condiciones onerosas. Entre ellas está el imponer la compra a ellos mismos del seguro que garantiza el préstamo en caso de desastre. El abuso consiste en que la tarifa de Bancomer es el doble de lo cotizado por otra empresa. Hace un año inicié un esfuerzo por corregir el acto y averiguar, al mismo tiempo, qué tan bien funciona la institución encargada de defender a los usuarios de la banca.

En julio del 2007 solicité verbalmente a Bancomer me liberara del compromiso. Después de llamadas y dilaciones vino la respuesta negativa. Entra en escena la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) que recomendó pedírselo por escrito. Bancomer se hizo el remolón pero finalmente acepta la carta y congela el asunto durante meses
pese a las gestiones hechas por teléfono o en persona.


Condusef pedía paciencia hasta que, en marzo de este año, concluyó que procedía una reclamación acompañada de varios documentos. Cuando ya estaba todo listo, Condusef se acordó y antes de seguir adelante, me pidió que revisara con enorme cuidado la escritura para estar seguros de que no hay una claúsula obligándome a contratar el seguro con Bancomer. Como no es el caso, al año de haber empezado el jaloneo, Condusef finalmente tomará el asunto en sus manos. La guerra de los teléfonos. Me gotea la vesícula cada que recibo llamadas en casa vendiéndome pañales geriátricos, tiempos compartidos en La Barca o tarjetas de crédito acompañadas de bendiciones de la Virgen de la Macarena. Respondo con majaderías o dándole la muerte súbita a la conversación. Cuando se me pasa el hervor me siento culpable con esos vendedores que obedecen a empresas que obtuvieron quién sabe cómo mi nombre y teléfono. Por ese motivo estuve entre los primeros inscritos en el "Registro Público de Consumidores" creado por la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) para liberar a los teléfonos de llamadas comerciales. El programa sí funciona. Los resultados han sido notables con una excepción: Bancomer azuzó a sus subalternos que me persiguen desde hace un año, tal vez en venganza por lo del seguro de la hipoteca.

Dicen que una Marcela X dejó de pagar a Bancomer y que en prenda dejó el teléfono de mi casa. En un año habré recibido unas 200 llamadas a las que respondo aclarando que ahí no vive Marcela y que informen a sus superiores. También escribí una carta a Bancomer. Todo ha sido inútil y una conversación del pasado fin de semana podría ser digno ejemplo de la España baturra (según el diccionario "tonta" y "poco inteligente"). Después de escuchar mi petición una amable señorita me respondió: "Mire, señor, la única manera de que su número salga del sistema es que la señora Marcela lo dé de baja". "¿Y dónde la encuentro?" -le pregunté. "Eso sí no sé, pero si la localiza dígale que pase a pagar el adeudo que tiene con Bancomer". El patrón es muy claro: Bancomer se sale con la suya y cobra comisiones altísimas y violenta un programa creado para proteger teléfonos y da un mal servicio. Condusef y Profeco son burocracias con buenas inten- ciones pero es evidente su ineficacia o impo- tencia para defender a los consumidores.

Según información proporcionada por BBVA Bancomer en el 2006 los mexicanos contribuimos con el 36.12 por ciento de su ¡utilidad en el mundo! Se llevaron a la península mil 711 millones de euros, monto superior a las utilidades obtenidas el mismo año en España y Portugal. Sus ganancias vinieron del cobro de comisiones y de la intermediación de recursos. Sería impropio meter a todas las empresas españolas en la misma categoría. Ya en los tiempos de la independencia se decía que "de español a gachupín, hay un abismo sin fin". Cuando titulé la columna como Gachupinerías lo hice para describir una conducta sin pasaporte. La semana pasada padecí la sublime ineficacia de la sucursal de Banamex en Jiutepec, Morelos; y Banamex es estadounidense. Según Condusef y Profeco el mayor número de quejas que reciben es contra empresas mexicanas: Banorte, Telmex y la Comisión Federal de Electricidad.

A las gachupinerías contribuye una buena porción de gobernantes poco interesados en defendernos. Felipe Calderón es un paradigma de quienes desconocen la sabiduría de otro refrán acuñado durante la gesta de independencia: "al español, puerta franca; al gachupín, pon la tranca".

La Miscelánea

La Secretaría de la Función Pública investiga el programa Comunidades que dirigió Juan Pablo Guerrero, comisionado del Instituto Federal de Acceso a la Información. Por la integridad de Guerrero estoy seguro que no aparecerán irregularidades; por su combatividad me pregunto si no buscan intimidarlo.

Nota. En el seguimiento a la relación con Bancomer, Condusef y Profeco colaboró Georgina Romero. Los refranes de la independencia vienen de la página de Arturo Ortega Román.

* * * * *




Kikka Roja

miércoles, 11 de junio de 2008

Sergio Aguayo: Actas y boletas: libro de José Antonio Crespo: 2006: hablan las actas

Actas y boletas
Sergio Aguayo Quezada
saguayo@colmex.mx

El 2 de julio no se olvida... y lo confirma el último -y mejor- libro de José Antonio Crespo: 2006: hablan las actas. ¿Podrán decir su verdad las boletas de la elección presidencial del 2006 o tendremos que ver cómo arden, junto con el derecho a la información, en la pira fúnebre que ya prepara el Instituto Federal Electoral (IFE)? Lo sucedido en los comicios del 2006 sigue agitando conciencias y maltratando vesículas. Para algunos, el triunfador legal y legítimo fue Felipe Calderón y quien lo dude es títere de un mal perdedor; para otros, aquello fue un fraude monumental que le arrebató la victoria a Andrés Manuel López Obrador. Crespo optó por una tercera vía: la de los "'agnósticos' (entre 10 y 15% según todas las encuestas) que afirman que no es posible determinar con certeza quién ganó la elección presidencial de 2006".

Hablan las actas está armada como novela policiaca; el detective es un intelectual empeñado en aclarar un misterio a partir de una pista. A Crespo le "llamó la atención" el número tan grande de inconsistencias aritméticas registradas en las actas de escrutinio y cómputo de la elección. Para despejar sus dudas se armó de paciencia y, aprovechándose de los métodos y técnicas de las ciencias sociales, recuperó y sistematizó la información incluida en las actas de 150 distritos electorales (la mitad del total). Fue algo más que una revisión, fue una disección al estilo de las memorias de Günter Grass. La cebolla de Crespo tiene cuatro capas o verdades: la fáctica, la jurídica, la política y la histórica. Crespo se convierte en guía que nos orienta e interpreta asuntos técnicamente muy complejos. Con las cifras y hechos incluidos en el 50 por ciento de las actas revela una verdad fáctica bien elemental: es imposible saber quién ganó las elecciones. Los agnósticos tienen razón. Con esa conclusión revisa la verdad jurídica elaborada por el Consejo General del IFE y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (el Tribunal). El IFE actuó con gran ligereza porque dejó sin corregir actas plagadas de inconsistencias numéricas y giró instrucciones para frenar a los consejos distritales. El Tribunal incurrió en ése y otros errores e hizo a un lado la evidencia que lo hubiera obligado a anular la elección. Refugiándose en la superficialidad y la parcialidad, el IFE y el Tribunal declararon ganador a Felipe Calderón.

Crespo sólo menciona de pasada la frívola actuación de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade) que dirigiera María de los Ángeles Fromow. A reserva de que se profundice sobre el papel de la Fepade puede concluirse que, en el 2006, ninguna autoridad electoral estuvo a la altura del reto histórico. En lugar de dar certidumbre dejaron sembrada la duda sobre lo acontecido aquel año. La mediocridad de las autoridades electorales permitió la construcción de verdades políticas antagónicas. Crespo, el agnóstico, aísla y revisa críticamente los argumentos y razones de los partidarios de Calderón y López Obrador y las tesis de autores que escribieron sobre esas elecciones. Apoyándose en las revelaciones de las actas y en otra evidencia desmonta falacias, apuntala las afirmaciones bien fundamentadas o sugiere hipótesis alternativas. También revisa la última reforma electoral y demuestra que persisten las condiciones para una repetición de los mismos errores. Un aspecto notable de esta obra radica en el estilo. Con la evidencia presentada el autor podría hacer afirmaciones muy fuertes sobre las causas tras la parcialidad y lo endeble del profesionalismo de los consejeros del IFE y los magistrados del Tribunal. Crespo opta por el lenguaje mesurado y sin adjetivos; deja hablar a las
actas. ¡Y vaya que lo hicieron!

La manera como Crespo manejó un asunto tan complejo es un modelo para los interesados en investigar otras vertientes de aquella elección y en esclarecer los mitos y medias verdades sobre un evento traumático para nuestra democracia. Es también un reto intelectual y político para aquellos magistrados y consejeros que fueron protagonistas, preparan obras sobre esa elección (el caso de Luis Carlos Ugalde) o lanzaron alabanzas a las instituciones electorales. Crespo demuestra su madurez intelectual en esta obra que influirá en el inacabado debate sobre una transición democrática vapuleada en el 2006. Crespo se pronuncia a favor de la verdad histórica y eso lleva al acceso a las boletas electorales. Las actas demostraron la importancia de preservar un material que permitiría, por primera vez en una historia repleta de elecciones irregulares, hacer una reconstrucción más precisa sobre lo que sucedió en la elección presidencial más competida de nuestra historia. El libro aparece en vísperas de que un juez decida sobre una petición de amparo que presenté para lograr la preservación de las actas. Es posible que el fallo sea negativo porque la Suprema Corte ya rechazó, en una apretada decisión, una demanda de Rafael Rodríguez Castañeda (director de Proceso). Ahora todo pende de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que estudia la petición de medidas cautelares hecha por Rodríguez Castañeda o el resultado de otra demanda presentada por José Antonio Crespo.

Las actas ya hablaron y sería ideal que se permitiera a las boletas decir su verdad. Me temo que serán silenciadas por una poderosa coalición de fuerzas. En el Consejo General del IFE ya les urge por irse al mercado a comprar la leña y el ocote con los que convertirán en humo y cenizas la evidencia que reconfirmaría el triste papel jugado por esa institución en el 2006. De eso y más trata un libro espléndido.

La Miscelánea

A propósito de libros, hace 10 años publiqué 1968. Los archivos de la violencia (Reforma y Grijalbo, 1998). Se agotó y nunca lo actualicé para reimprimirlo. Ahora está disponible gratuitamente en mi página (www.sergioaguayo.org). Sigue siendo una buena explicación sobre el movimiento estudiantil que aceleró las fuerzas que han hecho posible la transición. La principal carencia de ese libro es la identidad de los francotiradores que dispararon contra la multitud; una omisión corregida por Julio Scherer y Carlos Monsiváis quienes en Parte de guerra (Editorial Nuevo Siglo/Aguilar, México 1999) publicaron el testamento político del general Marcelino García Barragán donde se confirma la responsabilidad de Gustavo Díaz Ordaz y su jefe del Estado Mayor Presidencial en la masacre.

* * * * *

Kikka Roja

miércoles, 4 de junio de 2008

Sergio Aguayo: Para Lorenzo Meyer, nuevo emérito del Colmex

Cortinas de humo


Sergio Aguayo Quezada
saguayo@colmex.mx

Articulos recientes del Dr. Lorenzo Meyer Cossio

Para Lorenzo Meyer, nuevo emérito del Colmex.
Hay nexos entre seguridad nacional y derechos humanos y para conciliarlos son indispensables la precisión, la claridad y la solidez fáctica. En lugar de seguir esa vía Juan Camilo Mouriño y José Luis Soberanes lanzaron cortinas de humo.

El lunes 2 de junio, Juan Camilo Mouriño lanzó un ultimátum a Washington. Aunque le flaqueó la voz su mensaje fue claro. "En sus versiones actuales" -dijo- los proyectos de la Iniciativa Mérida son "inaceptables para nuestro país". Estamos ante una tesis que embona con nuestras tradiciones. Es una pena que el discurso de Mouriño se desbarrancara en ambigüedades. ¿A qué se refiere cuando habla de "medidas o evaluaciones unilaterales que pretendieran condicionar" la iniciativa y meterla en "metas de política mucho más amplias"? La falta de precisión abre el terreno para todo tipo de interpretaciones.

Días antes, el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, José Luis Soberanes, dedicó una columna publicada en Reforma ("Más allá de la anécdota", 29 de mayo del 2008) a regalarnos su interpretación sobre el asunto. "Entre las propuestas del Plan Mérida -escribió- se menciona la asignación de fondos de Estados Unidos, por el equivalente a un millón de dólares, a la oficina en México del Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU [ACNUDH] para distribuirlos prácticamente a discreción, conforme a criterios que hasta ahora no han sido dados a conocer". Cerró el argumento asegurando que los beneficiarios últimos serían organismos civiles internacionales y nacionales que, con tal de obtener un pellizco del millón de dólares, "optaron por el camino de denostar la labor" de la CNDH. La codicia corruptora explica las críticas que se le han hecho. El ombudsman nacional levantó una cortina de humo que prendió en algunos círculos en donde se toma como dogma que la Iniciativa Mérida agrede la soberanía por ese millón de dólares que la ONU entregaría a organismos civiles que agreden a la patria. A Soberanes y sus asesores les faltó precisión y les sobró manipulación de la información. El ya famoso millón de dólares sí fue aprobado por el Comité de Apropiaciones del Senado para ser entregado a la ACNUDH pero en ningún lado dice que ese dinero sería repartido por la ACNUDH a "discreción" a organismos civiles de México o el extranjero; esa oficina de la ONU no es una agencia financiadora y en caso de que recibiera el dinero seguramente lo metería en sus programas.

No es la primera vez que José Luis Soberanes hace afirmaciones sin sustento, lo cual erosiona esa autoridad moral de la cual depende buena parte de su efectividad. Tampoco es raro que el doctor Soberanes guarde silencio sobre temas que le incomoden. Por ejemplo, en la columna arriba mencionada guardó silencio sobre condicionamientos que sí aparecen mencionados explícitamente en la Iniciativa Mérida. El principal, por cierto, involucra directamente a la CNDH. Si se mantiene el texto actual, la cuarta parte de los 350 millones sólo será entregada a México cuando el Departamento de Estado informe al Congreso de aquel país que nuestro gobierno "fortaleció la autoridad legal y la independencia de la CNDH". La frase se presta a múltiples lecturas y si se me dieran las teorías conspiratorias hasta podría armar un texto especulando sobre la posibilidad de que la CNDH cabildeara en Washington para beneficiarse. Prefiero quedarme en los hechos. En su estado actual la Iniciativa Mérida sí nos condiciona. Además de exigir el fortalecimiento de la CNDH, pide que los militares violadores de los derechos humanos sean juzgados por tribunales civiles y exige el establecimiento de un mecanismo independiente -en el que participe la sociedad civil- para monitorear la iniciativa.

Es igualmente cierto que en materia de seguridad hay condicionamientos más insidiosos por ser menos visibles. Apuntala una visión estratégica favorable a las tesis de Washington orientadas a frenar la oferta: el papel de México es combatir la producción y frenar el tráfico sin tomar en cuenta que va en nuestro interés incrementar la atención dada al consumo. El aparato de seguridad estadounidense también incrementa su presencia e influencia en el aparato de seguridad mexicano. La corta y accidentada vida de la Iniciativa Mérida deja varios saldos. Seguimos con el dilema de cómo conciliar la seguridad con derechos humanos. En ese sentido es preocupante cómo sigue reduciéndose la estatura moral del ombudsman nacional; en lugar de utilizar el espacio periodístico para aclarar su papel en la salida de Amerigo Incalcaterra (ex representante en México de la ACNUDH) desvió la atención a interpretaciones sin sustento. Tampoco aclaró cuál es la posición de la CNDH sobre el papel que debe jugar la comunidad internacional en la defensa de los derechos humanos. Es medio esquizofrénico que participe en organismos de Naciones Unidas para luego obstaculizar su trabajo en México.

Mouriño confirmó por su parte que, en materia de seguridad, seguimos sin tener una estrategia clara que nos permita saber cuál es el papel asignado a la Iniciativa Mérida en la guerra contra el crimen organizado. ¿Por qué le han dado tanta importancia a los 350 millones de dólares y qué pasaría si no se reciben? Un tercer revolcado es el Senado de la República. Mientras que su contraparte en Estados Unidos escudriña y pone condiciones y pregunta, los nuestros se las arreglan para evadir el tema. Es inconcebible que nunca hayan hecho una evaluación integral sobre lo hecho y dejado de hacer por la CNDH y que hayan guardado silencio sobre la remoción de Amerigo Incalcaterra y el papel jugado por la CNDH. Tampoco parecieran interesarse en las múltiples implicaciones de una iniciativa que, en estos momentos, recibe la extremaunción. Ante la falta de claridad y dadas las cortinas de humo coincido con Mouriño en que lo más adecuado es interrumpirla.

La Miscelánea
En mi anterior columna ("Dos italianos") aseguré que, en los ochenta, autoridades mexicanas entregaban refugiados guatemaltecos al Ejército de ese país. Dos diplomáticos que vivieron de cerca esa infamia me aseguraron que participó Mario Vallejo Hinojosa. El aludido me escribió inconformándose; como mis fuentes no pudieron proporcionarme documentos, concluí que sí hubo deportaciones de ese tipo pero que no hay sustento fáctico para responsabilizar al aludido. Por tanto, procede una aclaración con disculpa.



Kikka Roja

lunes, 2 de junio de 2008

AUDIO: entrevista a Sergio Aguayo | Demandan ONG al Senado la remoción de Soberanes

  • Su actuación al frente de la CNDH es “vergonzosa”, señalan
  • Demandan ONG al Senado la remoción de Soberanes
  • Intervino en la salida del representante de la ONU para derechos humanos

AUDIO SERGIO AGUAYO : LA ONU PIDIÓ UN MILLON DE DOLARES: NO HAY EVIDENCIAS


http://www.divshare.com/download/4647801-10a

Sergio Aguayo: La salida de México de Amerigo Incalcaterra: Jose Luis Soberanes lo lanzó

Víctor Ballinas

Ampliar la imagen Miguel Concha, Luis Arriaga y Clara Jusidman, durante la conferencia de prensa Miguel Concha, Luis Arriaga y Clara Jusidman, durante la conferencia de prensa Foto: María Luisa Severiano

Organizaciones civiles de defensa de derechos humanos hicieron ayer un “serio llamado” al Senado para que “evalúe la actuación del ombudsman nacional, José Luis Soberanes Fernández, y considere la posibilidad de iniciar un juicio político para su remoción, porque no está cumpliendo con sus obligaciones”. El Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, Católicas por el Derecho a Decidir, Sin Fronteras, Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria, Red Nacional de Organismos de Derechos Humanos Todos los Derechos para Todos, Red por los Derechos de la Infancia y Fundar, entre otras organizaciones, en conferencia de prensa calificaron de “vergonzosa la actuación del titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH)”, quien, afirmaron, “intervino para la remoción del representante de la oficina en México del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Amerigo Incalcaterra”.

Al defender el trabajo del funcionario de la ONU, las ONG denunciaron que Soberanes “ha mantenido una permanente oposición al trabajo de Incalcaterra, lo que se ha manifestado a través de la ausencia y no participación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos en el Acuerdo de Cooperación Técnica desde el año 2000. Se ha opuesto también a las instituciones que a nivel local realizan una mejor actuación en la materia, con el fin de no tener la mínima sombra para sus planes hacia el futuro político”.

Soberanes Fernández, agregaron, “se ha opuesto al Diagnóstico de Derechos Humanos 2001, al Programa Nacional de Derechos Humanos 2002, al Convenio con la Unión Europea, así como también ha mantenido una constante posición en la que no apoya la presencia de relatores especiales, como el de educación, el de venta, trata y explotación, el de indígenas, el de migrantes, el de tortura y el de libertad de expresión”. Las organizaciones civiles exhortaron al Senado a que “llame a cuentas al ombudsman nacional, pues no rinde cuentas a nadie”. Le pidieron evaluar la gestión de Soberanes al frente de la CNDH, por “la opacidad en el manejo financiero, en la rendición de cuentas y el manejo discrecional del presupuesto”. Esta situación, expusieron, “no es nueva, ya en el asunto de la relección de Soberanes Fernández, a finales de 2004, expusimos al Senado que evaluara el trabajo de la CNDH, que lo monitoreara, y no nos hizo caso. Incluso ahora sabemos que a lo mejor no nos hacen caso, pero seguiremos insistiendo”.

Luis Arriaga leyó la posición de las ONG, ante las “presiones que ejercieron la CNDH y el gobierno federal para que Incalcaterra fuera removido del cargo. Hasta este momento, en México las instituciones gubernamentales, en sus diversos ámbitos, no han demostrado interés ni conocimiento, y en cambio sí una posición de retroceso. Por ello es necesario el compromiso real del gobierno en el contexto del renovado acuerdo para la estancia del citado relator en México”.

Las ONG concluyeron que es una exigencia de la sociedad civil contar con una oficina de derechos humanos fuerte y congruente con su mandato, con capacidad de monitoreo y de hacer recomendaciones al Estado.


MIGUEL ANGEL GRANADOS CHAPA
La CNDH y la ONU

Antes de dar por concluida su misión el 23 de mayo, el representante en México de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Amérigo Incalcaterra, entregó al semanario Proceso, que lo publicó dos días más tarde, en su número 1647, un texto que resume su visión sobre la materia de que se ocupó en los tres años recientes: “… por debajo del discurso de los derechos humanos subyacen realidades sumamente injustas, como la sistemática violación de los derechos de los migrantes, la discriminación hacia los pueblos indígenas, la violencia en contra de la mujer, la precarización del trabajo, la enorme desigualdad de oportunidades, el uso desproporcionado de la fuerza pública e, incluso, situaciones que se vieron reflejadas en casos como Atenco, Oaxaca o Pasta de Conchos, por citar tan sólo algunos”.

Apreciaciones de semejante jaez las hizo Incalcaterra durante su desempeño, iniciado en octubre del 2005. No esperó a retirarse para expresar su parecer. Tampoco dejó de trabajar, en sus casi 32 meses en México, para contribuir a que el gobierno, las instituciones, los organismos civiles y la sociedad en general cobraran conciencia de esa realidad y se afanaran en superarla. Con todo, a los ojos de autoridades gubernamentales el funcionario de la ONU se tornó incómodo, y fue pedido su traslado, a que accedió la señora Louisa Arbour después de su visita a México en febrero pasado, en aras de mantener en nivel adecuado la relación institucional con el gobierno mexicano. Aunque la Cancillería , de modo displicente, y el propio Incalcaterra en apego a las buenas maneras, negaron que su salida de México resultara de una ilegítima presión gubernamental, tras su partida quedó claro que se forzó el fin de su misión. El trabajo de Incalcaterra no sólo incomodaba al gobierno sino también al presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, José Luis Soberanes. Inconforme desde el principio con la apertura de una oficina mexicana de la ONU en el ramo de su competencia, como si la promoción de los derechos humanos en su más amplia acepción (que incluye la propuesta y adopción de políticas públicas en la materia) fuera de su exclusiva responsabilidad. Por otra parte, Soberanes aspira notoriamente a una hegemonía cabal en ese ámbito, que mediante el control de comisiones locales y agrupaciones civiles, le permita aminorar y aun eliminar la crítica a sus procedimientos.

El activismo de Incalcaterra iba en sentido contrario a ese anhelo pues el representante de la señora Arbour se reunía con el sector que más severamente examina las acciones y omisiones de la CNDH. En esa línea de conducta, el diplomático italiano dio la bienvenida al informe de Human Rights Watch (HRW) sobre la oficina del ombudsman, que había causado enojo en la Comisión. Probablemente Soberanes había manifestado antes y de otros modos su descontento con Incalcaterra, pero en esta oportunidad expresó por escrito, de modo formal, su “inconformidad” ante el “respaldo público al documento” de HRW “en donde se denosta (sic, en vez de denuesta) a la…CNDH a través de un análisis superficial basado en argumentos y datos ciertamente erróneos”. Llamó la atención de Soberanes que Incalcaterra “recomiende que atendamos las sugerencias de HRW, dejando la impresión de que ‘ la ONU valida el informe de HRW que reprueba a la CNDH ’, con lo cual comete “un grave error” y desatiende “su responsabilidad… de dar seguimiento a las recomendaciones de los relatores especiales”. En suma, el ombudsman solicitó a la señora Arbour tomar nota “de la situación referida” para evitar que funcionarios de la oficina de la Alta Comisionada “incumplan con su mandato y dañen de esta manera la imagen” de instituciones como la CNDH. Ya ido Incalcaterra, Soberanes parece prepararse para evitar que eso ocurra de nuevo. Al efecto, mencionó la oficina mexicana de la ONU en un contexto conspiracional.

Consultado sobre el retiro de ese funcionario, el presidente de la CNDH escribió para Reforma un artículo en que asegura que “entre las propuestas del Plan Mérida se menciona la asignación de fondos de Estados Unidos por el equivalente a un millón de dólares a la oficina en México del Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU para distribuirlos prácticamente a discreción, conforme a criterios que hasta ahora no han sido dados a conocer”. Y crípticamente se pregunta a continuación: “¿Cuál sería la base jurídica para que organizaciones privadas asuman de ese modo un papel no sólo peligroso sino ilegal?”.

Al dejarnos a oscuras sobre esas organizaciones privadas que asumirían “de ese modo” un papel ilegal y peligroso sin aclarar de qué habla, Soberanes parece haber dejado suelta a la loca de la casa, la imaginación, pues no cita su fuente, sólo un vago “se menciona”. Su versión difícilmente corresponde con la realidad, pues el Congreso norteamericano es refractario a la ONU , por lo que no se ve cómo el Senado asignaría dinero de los contribuyentes a una oficina de aquel organismo impopular en los medios conservadores norteamericanos. Rápidamente hemos comprobado que esa fantasía, con la que tomaron el pelo a Soberanes y él quiso hacer lo mismo con nosotros, no contiene un ápice de verdad. La oficina que presuntamente repartiría alegremente un millón de dólares a discreción desmintió “categóricamente” tales versiones, es decir a Soberanes (única persona que se ha referido al tema) e informó “a la opinión pública que las mismas son incorrectas y sin fundamento”.

Kikka Roja

jueves, 29 de mayo de 2008

Sergio Aguayo: La salida de México de Amerigo Incalcaterra: Jose Luis Soberanes lo lanzó

COLABORACIÓN EN EL PERIÓDICO REFORMA:





La salida de México de Amerigo Incalcaterra: El 28 de mayo publiqué en el periódico Reforma tres textos sobre la remoción de Amerigo Incalcaterra, Representante en México de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos. En ellos demostré las presiones de José Luis Soberanes, presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y del gobierno mexicano. Incluyo dichos textos y la carta de Soberanes a Louise Arbour en Ginebra (en un anexo).
Sergio Aguayo

TEXTO
Descalifica Soberanes a funcionario de ONU

Critica CNDH en carta trabajo del comisionado en derechos humanos que tuvo que dejar el País
Sergio Aguayo
José Luis Soberanes, presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), acusó a Amerigo Incalcaterra, representante en México de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, de incumplir su mandato y pidió a la alta comisionada del organismo internacional evitar en el futuro ese tipo de actuaciones.
En una carta enviada el 24 de marzo a Louise Arbour, alta comisionada de la ONU de Derechos Humanos, Soberanes le pide tomar medidas ante lo que consideró una conducta inadecuada de Incalcaterra.
A los pocos días, el funcionario internacional fue removido y se le dieron menos de dos meses para dejar el País. La CNDH nunca vio con simpatía la presencia de la ACNUDH ni el estilo de Incalcaterra, quien, al poco tiempo de iniciar su misión en México (octubre de 2005), desplegó una intensa actividad a favor de las víctimas de violaciones a los derechos humanos. La molestia hizo crisis cuando Incalcaterra calificó públicamente de valioso el informe de la organización no gubernamental Human Rights Watch “La Comisión Nacional de los Derechos Humanos de México: Una Evaluación Crítica”, dado a conocer el 13 de febrero, y sugirió a la CNDH tomar en cuenta sus recomendaciones.
Justamente ese documento enfrentó a la comisión mexicana con la ONG.
“A nuestro parecer, el señor Amerigo Incalcaterra cometió un grave error” al validar el informe, indica Soberanes en su texto.

Alientan salida de Incalcaterra

Rechaza oficina de Naciones Unidas informar sobre relevo de funcionario
Sergio Aguayo Quezada

El representante en México de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), Amerigo Incalcaterra, fue despedido por defender a las víctimas y denunciar las incongruencias de un Estado con discurso florido y compromiso escuálido. Es también una confirmación de la tibieza de la ACNUDH, que optó por complacer a las autoridades mexicanas. Los funcionarios internacionales se rigen por normas tan rígidas como sus procedimientos burocráticos. Su prioridad es mantener las formas y los buenos modales. Incalcaterra llegó a México el 28 de octubre del 2005 y como es de hablar suave parecía ser otro de esos funcionarios que han encontrado en la complicidad con el gobierno su modus vivendi.

Muy pronto Incalcaterra demostró ser diferente porque desplegó una intensa actividad en la capital y los estados. Entre sus últimos logros estuvo la elaboración del Diagnóstico de Derechos Humanos del Distrito Federal. Aplaudido en algunos círculos, hubo también quienes se irritaron con sus pronunciamientos.
Fiel a su estilo, Incalcaterra se despidió del país publicando una columna en el último número de Proceso (25 de mayo) en la cual pone el dedo en la llaga al señalar la distancia entre retórica y realidad. También advierte del riesgo de que los derechos humanos “se queden tan sólo plasmados en el discurso y en las normas jurídicas”. Un alto funcionario -que como el resto de los entrevistados en México y Ginebra prefirió el anonimato por lo sensible del caso- reconoció la esquizofrenia de la política oficial mexicana en el tema.
“El mandato de la CNDH es defender los derechos humanos y, sin embargo, su presidente pidió al ACNUDH que silenciara o despidiera a quien expresa una opinión legítima sobre un informe que le disgusta”, señaló.

Las fuerzas armadas también se molestaron con las declaraciones de Incalcaterra sobre el fuero militar o los riesgos para los derechos humanos del protagonismo castrense en el combate al crimen organizado. La Secretaría de la Defensa Nacional escribió una carta a Relaciones Exteriores a finales del 2007 y los abogados militares estuvieron a punto de descarrilar la firma del acuerdo entre la ACNUDH y el gobierno de México.

Un ángulo poco resaltado es que Incalcaterra empezó a ser visto con desagrado en su propia organización. En opinión de un diplomático que conoce en detalle el affaire Incalcaterra, la ACNUDH de Louise Arbour prefirió darle prioridad a su relación con el Estado mexicano. Eso explica la prestancia con la cual respondieron a las inconformidades oficiales que Alientan salida de Incalcaterra

Así lo dijo
La actuación de la Policía en Atenco es un escándalo. Todos los procesos fueron irregulares y nadie ha sido castigado por esa manipulación del sistema de justicia”.
Rupert Knox

El 14 de este mes, la Canciller Patricia Espinosa le respondió con un texto repleto de elogios al trabajo realizado por las autoridades mexicanas. No dice nada sobre el papel jugado por la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Sergio Aguayo

El silencio de la SRE
Emmanuel Salazar

‘Se a garraba de uñas y dientes’
DURAN GO. El presidente de la CNDH, José Luis Soberanes, bromeó sobre la salida de Amerigo Incalcaterra de México. Recordó que la Iniciativa Mérida incluye un millón de dólares para organizaciones civiles, que repartirá la oficina que estaba a su cargo. “Eso explica el coraje de Incalcaterra cuando le dijeron que se fuera; ya no iba a disfrutar de ese millón de dólares y por eso se agarraba de uñas y dientes”, comentó. tuvieron su punto culminante en la carta de Soberanes.

Para obtener la versión de la ACNUDH se solicitó una entrevista telefónica a la mexicana María Francisca
Ize-Charrin, la funcionaria responsable de las oficinas de la ACNUDH en el exterior. Respondió con un texto formal en el cual se entusiasma al justificar la “rotación” de Incalcaterra (“representa renovados retos y desafíos profesionales”, dice). Cambia de talante al aclarar que las Naciones Unidas no discuten “cuestiones relativas al personal, incluyendo rotaciones”. Notable la opacidad en el principal organismo promotor de los derechos humanos. Para Ize-Charrin todo está tan bien que la ACNUDH obtuvo la “renovación del mandato” y tiene una sólida “relación con el Gobierno de México”. Nada dijo sobre un aspecto fundamental: su oficina también está obligada a defender a las víctimas de los abusos.

Kikka Roja

martes, 6 de mayo de 2008

Sergio Aguayo: Entrevistas: Declaracion de Enrique Krauze al Diario La Vanguardia

  • Enrique Krauze : "Es inadmisible la sumisión de los intelectuales a López Obrador"
Diario de América Latina
por Joaquim Ibarz

"La sumisión de destacados intelectuales al caudillo Andrés Manuel López Obrador es vergonzosa e inadmisible", declara el historiador Enrique Krauze al glosar la fractura entre escritores y artistas que se ha producido en México por el apoyo o rechazo al líder populista. El escritor destaca que no se trata de izquierda o derecha, sino de democracia frente al totalitarismo. La radicalización de López Obrador -candidato derrotado en los comicios presidenciales de 2006- contra las instituciones democráticas provocó la división de los intelectuales. Por un lado, conocidos escritores respaldan a López Obrador; hace unos días, decenas de ensayistas, novelistas e historiadores rechazaron la ocupación del Congreso.

En vísperas de los comicios presidenciales de 2006, Enrique Krauze (Ciudad de México, 1947) publicó El Mesías Tropical, un ensayo que desde un enfoque político-histórico- psicológico mostró la veta caudillista de Andrés Manuel López Obrador; el escrito levantó gran polvareda al denunciar la vertiente antidemocrática del candidato populista, que en estos días se reafirmó con la ocupación del Congreso durante 16 días. Krauze se vinculó desde joven a la revista Vuelta, a la sombra de su mentor intelectual Octavio Paz. En 1993 obtuvo el premio Comillas de la editorial Tusquets por su libro Biografía del poder. Autor de La presidencia imperial sobre los 71 años de mandato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), ha cultivado la biografía, la historia, el ensayo y la entrevista. También es autor de numerosos documentales históricos para la cadena Televisa. En 1991 fundó la Editorial Clío, de la cual es director. En 1999 creó la prestigiosa revista Letras Libres (que tomó el relevo de Vuelta), que desde octubre de 2001 también tiene una edición en España.

En una entrevista a La Vanguardia, Krauze expone la distancia que separa a los intelectuales mexicanos.
-¿Cómo explica que autores como Sergio Pitol, Lorenzo Meyer, Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska, respalden la vía insurreccional de López Obrador?
-Cada caso es distinto. Algunos porque cuidan a su clientela de jóvenes universitarios. Otros por una auténtica convicción romántica qu elos lleva a pensar que la historia de 2008 es la misma que la de 1938 (fecha en que el presidente Lázaro Cárdenas nacionalizó la industria petrolera). Otros más, sobre todo los literatos, por ignorancia de cómo funciona la vida económica real. NO creo que sepan leer un balance.
-¿Cómo interpreta que intelectuales que durante el largo mandato del PRI destacaron en su defensa de la democracia respalden ahora el asalto a las instituciones?
-¡Qué te puedo decir! Es una gran decepción. Estas sumisiones de intelectuales a un caudillo antidemocrático son incomprensibles, difíciles de asimilar. Ellos, claro, dirán, que no son sumisos al caudillo sino a las causas del pueblo. Algunos son inteligentes, no todos, por lo que deben ser conscientes de lo que ocurre en el mundo cuando un pueblo se pone de rodillas ante un líder. En unos casos -como te digo- los mueve el cálculo, el romanticismo, la ignorancia, o simple y llanamente el odio al PAN y al PRI.
-El académico Roger Bartra me dijo que a algún intelectual le prometieron un cargo importante.
-Puede ser. No lo creo en el caso de Monsiváis, él no quiere cargos. Quizá está agradecido porque en el mes de mayo el gobierno del D.F. le rendirá un gran homenaje (merecido, por lo demás) por sus 70 años. De cualquier modo, es triste que el intelectual ponga su prestigio a la sombra del caudillo. (En diez ocasiones, La Vanguardia intentó hablar con Carlos Monsiváis para que pudiera contestar a los señalamientos de Krauze, pero no atendió nuestro requerimiento)
-Usted firmó una carta abierta de un grupo de escritores contra el secuestro del Congreso. ¿Hay guerra de intelectuales?
-El motivo de publicar ese manifiesto fue dejar claro ante la opinión pública que hay un grupo amplio y plural de personas que pensamos que la ocupación de la Cámara de Diputados y del Senado es un acto de fuerza, inadmisible, y que nosotros optamos por el diálogo y el debate. Sobre todo, quisimos señalar la contradicción política y moral de pedir el debate y el diálogo y secuestrar la casa del debate y el diálogo. Estamos viviendo un
momento muy, muy grave, Había que hacer el deslinde de que no todos los intelectuales, escritores o artistas, pensamos como los que siguen al caudillo.
-¿Usted los llamaría intelectuales orgánicos de López Obrador?
-En cierta medida lo son. Y si tú preguntas a la mayoría de esos intelectuales, pero sobre todo a los literatos, lo que verdaderamente saben del petróleo te contestarán con una frivolidad.
-¿López Obrador sigue la vía golpista?
-Está claro que López Obrador pretende tumbar al gobierno de Felipe Calderón. Estamos frente a un mesías que cada vez evidencia más sus características de caudillo antidemocrático. En su mente y en la de sus más cercanos está seguir la vía desestabilizadora con la que Evo Morales llegó a la presidencia. Es su proyecto. Hay que recordar que México no tiene una interrupción del orden constitucional desde 1920. Lo que este hombre está queriendo hacer es algo que no tiene precedentes en México por casi cien años. López Obrador tiene seguidores por su carácter de demagogo mesiánico, pero no están con él la mayoría de los mexicanos, los partidos, e incluso una buena parte de lo que era el PRD, el partido de izquierda que él ha puesto empeño en destruir.
-Ninguno de los dirigentes del PRD se atreve a levantar la voz contra López Obrador.
-Los tiene a todos secuestrados. En el momento en que tomen distancia los va a estigmatizar y a condenar como traidores. Se quiere apropiar del partido. Pero partido o no partido, López Obrador se está apoderando de un mito histórico, la nacionalización del petróleo en 1937. Usa y manipula la historia para sus propios fines políticos, para llegar al poder.
-¿Hay parálisis del Gobierno frente a López Obrador?
-Claro que sí. El gobierno ha cometido el error de quedarse enconchado, metido en el caparazón, sin iniciativa. Es insostenible la presencia de Juan Camilo Mouriño en el ministerio de Gobernación por estar implicado en tráfico de influencias. Al Gobierno le falta imaginación comunicativa. Desde hace mucho tiempo vengo insistiendo en que una salida posible para este embrollo sería la realización de amplios y organizados debates en los medios de comunicación. Estos debates públicos por televisión pueden educar a la gente en la tolerancia y hacer ver a la gente que el problema del petróleo es complejo y que no estamos en una situación de blancos y negros.
-¿López Obrador debilita al gobierno con su plan de desestabilización?
-Es lo que pretende, pero no estamos todavía en esa situación. No creo que el Estado mexicano en peligro de colapsar. Pero es lo que quiere López Obrador. Todo lo que dice hay que creerlo. Cuando dice "al diablo con las instituciones" es que quiere acabar con todo vestigio de institucionalidad.
-López Obrador dice que con sus protestas hace resistencia civil.
-Habla de resistencia civil pacífica pero sus acciones, como poner barricadas en la tribuna del Congreso, son violentas. López Obrador se ha cerrado la vía electoral y sigue la insurreccional. Espera que el Gobierno cometa algún traspié, que haya algún muerto, para montarse sobre eso y derrocar a Calderón. Al mandar al diablo a las instituciones marcó la ruta a seguir. El analista Ricardo Alemán reveló que cuando hace unos meses le dijeron a López Obrador que Petróleos Mexicanos (Pemex) no podía seguir así, que había que cambiar, contestó: "Al diablo con Pemex y con Calderón. Que se hunda Pemex". Si Gandhi volviera a nacer y viera lo que están haciendo los seguidores de López Obrador se volvería a morir, porque la verdad es que de pacífico no tiene nada. Amenazar con secuestrar instituciones es un acto de fuerza. Si no queremos anarquía, si no queremos violencia y si no queremos dictadura, lo que tenemos que hacer es fortalecer la democracia.
-Usted definió a López Obrador como mesías tropical en plena campaña electoral de 2006, cuando la propaganda del entonces candidato Felipe Calderón lo calificaba como "un peligro para México". ¿Se le sigue considerando como un peligro para México?
-El populismo es el mayor peligro para América Latina al adaptar formas muy autoritarias, potencialmente dictatoriales. La llegada al poder de nuevos presidentes de izquierda no me preocupa porque la mayoría sigue cauces democráticos. Paraguay seguirá ese camino.
-¿Peligran las instituciones mexicanas?
-No diría tanto, pero estamos en un momento muy delicado. Yo creo que no peligra la estabilidad del Estado porque ahí están el Ejército, el PAN, el PRI, los medios, los empresarios, la sociedad, la Iglesia. Más del 80 % de la población repudia la ocupación del Congreso. No hay un vacío institucional como el que existió en Venezuela. -Es lo que pretende, pero todavía no estamos en esa situación. No creo que el Estado mexicano esté en peligro de colapsar. López Obrador se parece cada vez más a Hugo Chávez, pero al menos Chávez es divertido y ocurrente, tiene algo de alegría. En López Obrador no hay una molécula que no sea de odio.
© La Vanguardia Ediciones,S.L. All rights reserved.

Lunes 5 de mayo 2008 | Actualizado a las 04:22h
Diario de América Latina
Joaquim Ibarz
Corresponsal en América Latina

  • "La izquierda mexicana no empieza ni se agota con López Obrador"
05/05/2008 - 06.09 horas
Entrevista a Sergio Aguayo, profesor del Colegio de México y presidente del Centro de Análisis e Investigación
Fundar
Sergio Aguayo, profesor del Colegio de México y presidente del Centro de Análisis e Investigación Fundar, expresa su rechazo a la reforma energética que ha presentado al congreso el gobierno de Felipe Calderón por la falta de controles y de transparencia, y también muestra su desacuerdo con las declaraciones del historiador Enrique Krauze a "La Vanguardia" referentes a la sumisión de destacados intelectuales mexicanos al caudillo Andrés Manuel López Obrador.
Sergio Aguayo, con una larga trayectoria en la defensa de las libertades cívicas y de elecciones transparentes, señala que el centro Fundar está a la vanguardia en los temas de vigilancia de presupuestos, rendición de cuentas, etcétera. El académico afirma que no existen garantías para que la entrada del capital privado en la empresa estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) "no siga la historia de corrupción y saqueo de los bienes públicos que hemos visto en este país durante tantos años".
-¿Cómo se ha llegado en México a esa polarización por una reforma energética que todos están de acuerdo en
que es muy necesaria?
-Hay varios factores a tener en cuenta, los cuales me llevan a disentir de Enrique Krauze. El historiador hace un
reduccionismo que me parece incorrecto analíticamente e impreciso políticamente. Los que disentimos de la postura gubernamental sobre la reforma energética no lo hacemos solamente porque Andrés Manuel López Obrador esté encabezando la resistencia contra el gobierno de Felipe Calderón. Hay una base social y una base crítica, que se fundamentan en diferentes motivos. Le voy a dar los míos. Primero, la resistencia y el rechazo a la reforma energética tienen que ver con la historia.
-¿En qué sentido?
-El artículo 27 de la Constitución, que otorga al Estado el control del subsuelo, es algo más que un texto legal. Tiene un carácter simbólico. Es la encarnación del nacionalismo positivo mexicano. Es decir, es la base sobre la cual México como país, con la expropiación petrolera de 1938 bajo la presidencia de Lázaro Cárdenas, logra uno de sus pocos éxitos, en su relación con el exterior. La expropiación petrolera forma parte de esos mitos que toda sociedad tiene y que para una parte de la sociedad mexicana encarna lo que quisiéramos que fuera México: un país con una clase gobernante que nos defienda frente al exterior, que nos defienda de una historia llena de agresiones venidas de fuera.
-¿El segundo motivo de su rechazo a la reforma?
-También está ligado con la historia. Tiene que ver con la privatización de los bienes públicos, que de manera automática nos trae a la memoria historias extraordinarias de corrupción, todas asociadas a las privatizaciones que se produjeron durante el mandato presidencial de Carlos Salinas de Gortari. Las grandes privatizaciones se produjeron a finales de los ochenta. Asociamos la privatización con el saqueo y malbaratamiento de los bienes públicos por un grupo de esos multimillonarios que distinguen a México. Es decir, un país de pobres donde la distribución del ingreso es pésima con unos cuantos multimillonarios. Eso conduce a un tema ya más concreto sobre la propuesta energética de Felipe Calderón.
-Tanto el Gobierno como su aliado en este tema, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), insisten en que
no hay ninguna privatización.
-Si lee la propuesta de Calderón con cuidado verá que otorga a la empresa privada una serie de actividades en diferentes campos. Yo no estoy en contra de una participación de la empresa privada en asociación con Pemex. Mi oposición viene porque la iniciativa de Felipe Calderón no incluye mecanismos para transparentar ni para hacer efectiva la rendición de cuentas. Es más de lo mismo. Es una iniciativa en la cual el ejecutivo tiene la capacidad de nombrar a los cuatro nuevos miembros del consejo de administración de Pemex. El ejecutivo designa a quienes van a fiscalizar a Pemex. Por tanto, no existen las garantías de que la entrada del capital privado en asociación con Pemex se libre de la historia de corrupción y saqueo de los bienes públicos que hemos visto y sufrido tanto en este país. Y en ello han participado no sólo empresas privadas extranjeras, sino también mexicanas. Los grandes multimillonarios son mexicanos, cuya fortuna ha salido de la riqueza nacional. En esta historia hay que ubicar al ministro del Interior, Juan Camilo Mouriño. Mouriño es un recordatorio diario de cómo el gobierno de Felipe Calderón no quiere reconocer que en toda la trayectoria de su ministro ha existido un conflicto de intereses muy grave. Juan Camilo Mouriño y su familia representan esa relación corrupta y perversa, por lo menos poco transparente, entre la empresa privada y Pemex en su estado actual.
-Pero nadie plantea poner correctivos a la ineficiencia y corrupción que existe en Pemex. La petrolera mexicana tiene cinco veces más empleados que otra empresa con igual producción de barriles de petróleo. Ni el Gobierno ni la oposición se han atrevido a proponer la reforma del sindicato petrolero, que es uno de los principales culpables del colapso actual de Pemex.
-En eso estamos de acuerdo. Estoy totalmente de acuerdo en la necesidad de sanear a Pemex y de corregir los vicios corporativos del sindicato. Felipe Calderón no se muestra dispuesto a limitar el poder de esos sindicatos tan corruptos.
-No lo plantea Felipe Calderón, ni López Obrador, ni nadie…. Es un tema tabú. Nadie toca al sindicato de Pemex, al corrupto sindicato de los monopolios públicos de electricidad, ni al súper corrupto sindicato de maestros. Ni siquiera se plantea una reforma de esos sindicatos que tanto frenan el desarrollo de México, de esos sindicatos que han dejado de ser -si alguna vez lo fueron- organizaciones para representar los intereses de los trabajadores. Como dice el comentarista Sergio Sarmiento, hoy los sindicatos son, en el mejor de los casos,
simples negocios particulares de los líderes; en el peor, resultan organizaciones gangsteriles.
-Es así, estoy totalmente de acuerdo con esa apreciación. Absolutamente nadie plantea la reforma sindical.
-¿En qué aspecto está más en desacuerdo con las declaraciones de Enrique Krauze a "La Vanguardia"?
-En una serie de puntos por supuesto que mi posición coincide con la de Andrés Manuel López Obrador. Y es aquí donde entra mi diferencia con lo que declaró Enrique Krauze a "La Vanguardia". Aunque Krauze se refiere sólo al grupo de intelectuales convocados por López Obrador, entre los que cita a Sergio Pitol, Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska y Lorenzo Meyer, de hecho yo comparto buena parte de las ideas de esos escritores. Es impreciso el reduccionismo que hace Krauze de subsumir las críticas o las resistencias a las propuestas de Calderón a un dictado de López Obrador. Eso no se sustenta en los hechos. Pareciera que hemos renunciado a la razón para seguir los lineamientos de un líder mesiánico y carismático. No es el caso. Aquí hay un problema de fondo que no tiene que ver con la reforma energética pero que posee puntos de contactos con ella, que es la actitud enfermiza y visceral que tiene un sector de la sociedad mexicana en contra de López Obrador. La intolerancia nos conduce a otro tipo de problema y a la cuestionada elección presidencial de 2006, cuya herencia todavía estamos viviendo.
-¿Cómo se puede apoyar a un dirigente que ordena la ocupación con barricadas del Congreso durante 16 días?
¿Respalda usted el secuestro de uno de los poderes fundamentales del Estado?
-Es un buen punto. Respondería lo siguiente. A mí no me gustó el método, no estuve de acuerdo. El dilema es que si no hubieran ocupado el Congreso la reforma energética, con todos estos defectos que señalé, hubiera sido aprobada por el oficinista Partido de Acción Nacional (PAN) y por el PRI.
-Entonces cualquier partido puede ocupar el Congreso si un proyecto de ley no le gusta.
-Ese es el dilema al que nos enfrentamos. En el fondo, lo que está sucediendo, y esto es una tragedia para México y para todos los partidos, es que las instituciones que nos representan no están funcionando adecuadamente. En el caso de la reforma energética, el PAN ha cerrado filas en torno a Juan Camilo Mouriño y a Felipe Calderón sin tomar una postura razonada sobre el por qué. Y el PRI está utilizando la reforma energética como instrumento, como moneda de cambio, para poder ampliar sus esferas de poder, transfiriendo recursos económicos a sus gobernadores. Pero también sin dar razones.
-López Obrador en su programa electoral "Un proyecto de nación" propugnaba la inversión privada para modernizar Pemex. ¿Cómo explica que ahora demonice la participación de la empresa privada en la petrolera
estatal?
-Una vez más. El meter solamente a López Obrador en esta discusión la empobrece. Mi postura no tiene que ver con López Obrador. Lo condenable en el caso del Frente Amplio Progresista (la coalición de tres partidos –entre ellos el PRD- que respalda a López Obrador) no es necesariamente que hayan tomado el Congreso, sino su rechazo a debatir con el Gobierno. Esa ausencia de posicionamientos sobre la reforma energética está empobreciendo el debate.
-¿Cuál sería la mejor propuesta para salvar del colapso a una empresa en declive, con pocas reservas probadas y que su producción disminuye un 7 % cada año? Los expertos pronostican que si no se descubren nuevos yacimientos México tendrá que importar petróleo dentro de ocho o nueve años.
-Habría muchas soluciones, pero la que propone el ejecutivo no es una propuesta válida para muchos mexicanos, entre los que me incluyo. No la consideramos viable porque así lo diga López Obrador, sino porque tenemos la capacidad de razonar por nosotros mismos. Y es ahí donde no me queda más que disentir con Enrique Krauze, a quien respeto por otros motivos, por muchos motivos históricos. Krauze ha caído en un reduccionismo por su tirria, su obsesión contra López Obrador.
-¿Fundar tiene una propuesta para Pemex?
-La ausencia de previsiones o análisis sobre los resultados que tendría la propuesta del Gobierno impide hacer una valoración de su impacto sobre las finanzas públicas y anula la garantía de obtener ingresos petroleros para beneficio de la sociedad. La iniciativa no prevé instrumentos de transparencia y acceso a la información que aseguren buenas prácticas en las licitaciones y contratos con particulares que derivarían de la propuesta. Además, establece excepciones que harían más opaco el sistema de gestión. Al contrario de lo que establece como objetivo explícito, la propuesta no promueve, en los hechos, autonomía de gestión. Establece nuevos mecanismos discrecionales que fortalecen al Ejecutivo. Por ello, es fundamental exigir un amplio debate legislativo, que dé cuenta de las deficiencias de la propuesta, que establezca mecanismos de control, evaluación y rendición de cuentas, y asegure la defensa del interés público ante intereses particulares. Fundar destaca puntos críticos de la iniciativa del Gobierno que fomentan la opacidad y la corrupción. La propuesta abre posibilidades jurídicas de coparticipación de particulares en Pemex, en un amplio rango de actividades, sin la
paralela creación de mecanismos precisos para garantizar la transparencia.
-Hace unos días la emisora W difundió la grabación de una conversación de Carlos Navarrete –portavoz del
Partido de la Revolución Democrática (PRD) en el Senado- con López Obrador, en la que el derrotado candidato presidencial decía: "¡No me importa que se hunda Pemex… si se tiene que hundir, que se hunda…A Pemex lo vamos a arreglar cuando lleguemos a la presidencia". ¿Pemex es una excusa que utiliza López Obrador para desestabilizar al gobierno de Calderón?
-Estamos todos insistiendo en reducir la discusión sobre la reforma energética a lo que dice o no dice López Obrador.
-Toda la política nacional gira ahora sobre lo que dice o no dice López Obrador sobre la reforma energética.
-No, no, no. La discusión en algunos aspectos se ha centrado en lo que hace y dice López Obrador. Pero en muchos otros no es así. El punto de desacuerdo con la postura de Enrique Krauze es ese reduccionismo en cuyo centro está López Obrador y esa generalización que impide un debate razonado sobre la reforma energética.
-En los seis años de presidencia de Vicente Fox los ingresos petroleros por encima de lo que figuraba en los presupuestos superaron los 60.000 millones de dólares. Con Calderón las divisas que entran gracias al alto precio de los hidrocarburos también superan con mucho a lo presupuestado. Pero toda esa ingente cantidad de
dinero se reparte entre los gobernadores, se utiliza en gasto corriente o se despilfarra. Y aunque México importa el 40 % de la gasolina que consume, en 25 años no se ha construido una sola refinería. Y no es por falta de dinero. Dinero hay para refinerías y exploraciones de nuevos pozos, pero no se utiliza con esos fines. Pemex financia más del 40 % del presupuesto nacional. Y ni López Obrador ni ningún dirigente, oficialista u opositor, denuncia esta sangría porque beneficia a todos los partidos.
-Totalmente de acuerdo. Me parece inaceptable que se malgasten esos ingresos. Es una vergüenza. Que no lo planteen los gobernadores del PAN, del PRI, del PRD, no quiere decir que otros intelectuales de izquierda, que yo estoy en la izquierda, sí lo digamos. La izquierda no empieza ni se agota con López Obrador. Es algo mucho más amplio, y muchísimo más complejo y rico. Y por eso no estoy de acuerdo con el reduccionismo de Krauze. Mi punto en desacuerdo es ése. El debate se empobrece de una manera inaceptable y preocupante con la obsesión con López Obrador.
-¿Qué solución propondría para evitar que Pemex disminuya más su producción?
-Me hace una pregunta que rebasa mi competencia. Yo estoy dando una respuesta razonada en reacción a una postura que expuso Enrique Krauze en "La Vanguardia", con la cual no estoy de acuerdo. No quiero incurrir en generalidades al exponer las posibles propuestas para Pemex, eso debe formar parte de un debate en el que desafortunadamente ni el gobierno de Calderón, ni los tres principales partidos, ni López Obrador, están contribuyendo a realizar. Hasta ahí estamos de acuerdo.
-Los países de comunismo puro y duro, como China, Cuba, Vietnam, se han abierto al capital extranjero para explorar y explotar sus recursos energéticos. La empresa estatal brasileña, Petrobrás, se ha convertido en un referente mundial gracias a la colaboración con petroleras extranjeras. ¿Por qué México se cierra en banda a la
participación de la iniciativa privada en el salvamento de Pemex?
-Ya le di mis razones. La principal es que la inversión privada no garantiza que no siga enriqueciéndose una minoría a costa de los recursos nacionales. Poniéndolo de otra manera. ¿Qué quieren? ¿Que entreguemos Petróleos de México a unos cuántos, como ha sucedido hasta ahora con Teléfonos de México, con las televisoras, etcétera? Desde mi punto de vista no me parece que tengamos por qué aplaudir la ineficiencia, la corrupción y la mala distribución del ingreso. La tendencia de los gobiernos del PRI y del PAN es favorecer a los multimillonarios.
-Pero ahora quienes se enriquecen son los dirigentes sindicales, una costosa e ineficiente burocracia, y unos trabajadores que reciben muchas prebendas y que se jubilan antes de los 50 años pese a que la empresa está cargada de deudas.
-Con la reforma energética de Calderón se enriquecerían los mismos y también los grandes empresarios mexicanos y algunos extranjeros. Mi postura es muy clara, en la propuesta del Gobierno no hay mecanismos para rendición de cuentas y no hay la transparencia suficiente, no hay garantías de que no se va a seguir malbaratando nuestra energía, nuestro petróleo, que es patrimonio de todos. Esta opinión es el resultado de mi propia capacidad de discernimiento y de análisis, con independencia de lo que diga o no diga López Obrador. Sin embargo, reconozco a López Obrador el mérito de haber llamado la atención sobre la rapidez con la cual el PAN y el PRI querían aprobar la reforma. Con sus acciones, con las que paradójicamente no estoy de acuerdo, logró evitar que se cometiera un atraco más contra toda la sociedad.
-¿Por qué México es incapaz de modernizar ese costoso sistema sindical corporativista de petroleros, electricistas, maestros y demás empleados públicos?
-Porque somos un país secuestrado por élites políticas, económicas y sindicales. Somos un país en el que la sociedad está indefensa frente a la corrupción, frente al expolio y frente a los abusos. Somos un país en el que el defensor de los derechos humanos no defiende los derechos de todos, sino de aquellos con los cuales él está de acuerdo.
-Cuando se ha hecho una mínima reforma en el tema de las pensiones y las jubilaciones de los trabajadores del
Seguro Social, para evitar el colapso del sistema de pensiones, el PRD, por indicación de López Obrador, se ha
opuesto y ha organizado grandes protestas. El PRD se opone a cualquier reforma de ese tipo, que es lo primero
que hizo Lula da Silva al asumir la presidencia de Brasil. ¿López Obrador se opone a cualquier reforma?
-Esa es la postura del PRD y de López Obrador, no es la postura de toda la izquierda, no es mi postura. Insisto, yo no estoy en contra de la entrada de capitales privados a Petróleos Mexicanos, pero sí me opongo a que entren bajo el esquema que propone el gobierno de Felipe Calderón. Me opongo por no dar garantías de que se controlará y se frenará la corrupción.
-El mantenimiento del sindicato petrolero tal como está garantiza que continuará la corrupción y la ineficiencia.
-Ese es uno de los chantajes que hace siempre el PRI. Cada partido tiene su propio gran sindicato. El PRD controla el sindicato de los electricistas de Luz y Fuerza del Centro, el PAN al sindicato de maestros, el PRI a los petroleros. Y cada uno controla una industria estratégica del país. Por tanto, desde mi perspectiva, la perspectiva de quien forma parte del universo de la izquierda, me parece inaceptable el reduccionismo que se quiere hacer con este debate. Un reduccionismo que quiere eliminar críticas, como la mía, argumentando que son el resultado de una seducción hecha por un líder mesiánico y pobre. Mi postura es de izquierda, pero no depende de lo que haga o diga López Obrador. En algunas cosas estoy de acuerdo con él, en otras no.

Kikka Roja

miércoles, 9 de abril de 2008

Sergio Aguayo Quezada: Tablas milagrosas

Tablas milagrosas

saguayo@colmex.mx

Elba Esther Gordillo pareciera tener un poder ilimitado. ¿De dónde salieron esas tablas milagrosas que multiplican sus recursos?, ¿qué simboliza en nuestra democracia? Después de unas negociaciones tormentosas, Ejecutivo y Legislativo aprobaron una reforma fiscal que está reduciendo los ingresos... de casi todos. El 3 de abril Sonia del Valle develó en Reforma que el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) había logrado exentar sus prestaciones del cálculo para cobrar el Impuesto Sobre la Renta. El costo estimado para el fisco sería de mil 400 millones de pesos. Pese a que Reforma tenía un documento probatorio, Elba Esther negó el hecho y su valedor fue el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, quien inauguró la moda de conferencias de prensa a través del ¡altavoz del celular de la maestra! Por ahora el trato privilegiado se frustró por la protesta de los empresarios; se trata de un tropiezo en la portentosa lista de éxitos de Elba Esther. ¿Cómo le hace para doblegar a presidentes y secretarios y resistir el embate de sus enemigos? Conocí a Elba Esther en 1994, el año en el cual la maestra se proclamó campeona de la limpieza electoral y encabezó la Organización Nacional de Observación Electoral Magisterial (ONOEM) con la cual quiso competir con Alianza Cívica, el organismo ciudadano independiente que realizó el primer monitoreo integral de una elección presidencial.

Un personaje tortuoso forzó una serie de encuentros con Elba Esther para buscar, según él, un acuerdo estratégico entre maestros y ciudadanos. El entendimiento era imposible pero constaté de cerca la energía ilimitada de Elba Esther quien ya andaba con esos asistentes que le pasan los teléfonos que utiliza sin cesar. Un libro (Ricardo Raphael, Los socios de Elba Esther, Planeta, 2007) contiene información para armar una hipótesis sobre la génesis de sus tablas de multiplicar.

Mientras Alianza Cívica denunciaba en 1994 las irregularidades electorales confiada en que cuando llegara la alternancia avanzaríamos en la ruta de la democracia, Elba Esther y sus maestros detectaban los puntos débiles de la democracia electoral y se preparaban para dar una cátedra de adaptación a los
nuevos tiempos. La fórmula que encontraron combina lo viejo con lo nuevo. Según la obra de Ricardo Raphael, Elba Esther controla a la dirigencia sindical y a unos 55 mil maestros con los cuales ha construido una sofisticada estructura para la captación de información y la movilización social. Por ellos sabe en tiempo real lo que sucede durante una jornada electoral y eso le permite negociar con los candidatos al mediodía de las jornadas electorales. Si llegan a un acuerdo los maestros movilizan en el plazo de una hora a centenares de miles de votantes y pueden ser la diferencia entre el triunfo o la derrota. En las presidenciales del 2000 supieron a las doce del día que Vicente Fox iba adelante por 6 puntos en las encuestas de salida y ello le permitió a Elba Esther reunirse, a los pocos minutos, con quien sería declarado ganador a las ocho de la noche. Ahí se consolidó esa amistad con Marta y Vicente que la empujaría, en el sexenio de la alternancia, a las alturas del poder político. Según esta versión -no desmentida-, a Felipe Calderón le ofreció el día antes de las votaciones medio millón de votos y su intervención ante gobernadores priistas. Sabemos que el 2 de julio del 2006 se comunicó con el gobernador de Tamaulipas, Eugenio Hernández Flores, a quien soltó dos reveladoras frases: en una la maestra le informa que "vamos a sacar ahorita todo el voto ciudadano" y en otra le sugiere que, ante la caída de Roberto Madrazo, "lo interesante es hablar con Felipe y vendérselo" (el apoyo supongo). Por cierto, este método también lo han aplicado en otras elecciones lo cual no ha parecido interesar ni al Instituto Federal Electoral ni a otras autoridades.

Este aparato magisterial se alimenta con enormes cantidades de dinero mismas que han salido del erario. Ricardo Raphael estima que en los años de Elba Esther -1989 al 2007- han fluido a las arcas de ese grupo 200 mil millones de pesos por partidas de diferente tipo. Dinero y poder han creado una dinámica que no pareciera tener límites. Para hablar sobre el significado de la maestra me apoyo en un espléndido estudio de Alberto Aziz Nassif sobre un fraude electoral de 1986 ("Chihuahua y los límites de la democracia electoral", Revista Mexicana de Sociología, Vol. 49, No. 4, 1987). Aquella elección fue un parteaguas de la transición porque las dos principales fuerzas de la oposición y los movimientos cívicos forjaron un entendimiento a favor de elecciones limpias y confiables.

Eran los tiempos en los cuales el PAN vibraba con las golpeadoras frases de Manuel Gómez Morín y Carlos Castillo Peraza: el PAN vive en la "intransigencia diamantina en los principios"; el PAN "antepone la ética a la política". Durante las protestas contra ese fraude Heberto Castillo visitó a Luis H. Álvarez quien languidecía en una huelga de hambre que duró 41 días y le propuso que iniciaran una lucha conjunta para "caminar, no morir... preparémonos para enfrentar juntos al sistema en las elecciones federales de 1988". De ahí nacería el consenso que le rompería la columna vertebral al control del gobierno sobre las elecciones. Estados de ánimo con olor a naftalina. Es cierto que las elecciones ya no son controladas por un poder centralizado; la inequidad en la competencia y la impunidad ahora vienen de las acciones autónomas de partidos, gobernantes, grandes empresas, señores del crimen organizado, árbitros electorales... La regla es la victoria a toda costa. Andrés Manuel López Obrador podrá tener muchos defectos y en su corte han encontrado abrigo un buen número de corruptos. Sin embargo, reconozcámosle su negativa a negociar en el 2006 con Elba Esther.

Según Ricardo Raphael le mandó decir que él "no se relacionaba con mafiosos". Nuestra democracia vive una crisis sistémica por la maestría con la cual Elba Esther maneja sus tablas de multiplicar. Porque no es una excepción, tiene razón la maestra cuando, en la tormentosa conferencia de prensa del 4 de abril, soltó tres exabruptos: "¿Quieren gente honorable? ¿Quieren pulcritud? ¡Denme el ejemplo!" Eso es el reto de la maestra. Nota. Las citas de Gómez Morín y Castillo Peraza vienen de la columna de José Antonio Crespo, "Saldos del Camilogate", Excélsior, de abril.




Kikka Roja

miércoles, 2 de abril de 2008

Sergio Aguayo Quezada : De Tesoros | El diagnóstico

De Tesoros

Y después del spot vino el diagnóstico, pero ninguno de los dos despejó las dudas ni proporcionó algún marco que permita elucidar la cuestión de fondo: ¿qué hemos hecho, hacemos y haremos con nuestros tesoros (entre ellos el petrolero)?

Terminó el suspenso. El Gobierno presentó el Diagnóstico: Situación de Pemex, un texto que refleja de cuerpo entero la lógica y estrategia oficiales. De una manera implacable e impecable el Diagnóstico fundamenta y explica el pésimo estado de la paraestatal. Su solidez flaquea y desaparece a la hora de explicar cómo fue que llegamos a esa situación. Nadie en específico fue responsable. Un silencio sólo entendible porque el Gobierno necesita del sindicato petrolero y el PRI.

Tienen razón en la tesis central: debe hacerse algo con Petróleos Mexicanos. ¿Está la llave del éxito en la apertura al capital privado? Lo piensan, pero jamás lo dicen. En lugar de ello llenaron el documento gubernamental de eufemismos con los cuales evitan mencionar con todas sus letras que buscan inversión privada. Si en el famoso spot sobre el “tesoro” el Gobierno sólo se refería de pasada a la “necesidad de hacer alianzas”, en el Diagnóstico da otro paso al agregar que “es necesario que Pemex pueda hacerse acompañar de otras empresas”, “…se apoye de terceros”, “…cuente con la flexibilidad suficiente para contratar”, obtenga inversión “complementaria”…

Es evidente que la cautela lingüística del Gobierno conservador se debe a la movilización desencadenada por Andrés Manuel López Obrador quien, de acuerdo a las últimas encuestas, impuso sus tesis porque las enganchó con una historia que el Gobierno Federal se empeña en ignorar. El petróleo es uno de los referentes más preciados del nacionalismo mexicano y el Artículo 27 de la Constitución es algo más que un texto legal; es todo un manifiesto ideológico.

Pero las razones no terminan ahí. Quienes están a favor de una mayor inversión privada en Pemex toman como dogma las bondades de ésta. Pasan por alto –y eso es evidente en el Diagnóstico— que México se ha ganado un merecido prestigio como paraíso de monopolios u oligopolios (algunos de ellos públicos) que han tejido tupidas redes de interés con funcionarios públicos en detrimento de las mayorías.

Crecí en casas viejas de mi natal Jalisco. Al no haber televisión, las tertulias nocturnas frecuentemente derivaban en historias de aparecidos y tesoros enterrados. Lo normal es que todo quedara en susto o azoro, pero en una ocasión un pariente emprendedor anunció, con la solemnidad debida, que saldríamos de pobres porque él iba a escarbar en el patio de la casa. Vinieron días de alboroto que culminaron con la llegada de un señor cargando una máquina para detectar metales. Después de un rato dijo con enorme seguridad: “aquí está el entierro con el oro o la plata”. Él cobró lo acordado y fue el único que recibió beneficios materiales aquella inolvidable noche.

En el México actual los únicos que han encontrado tesoros son el pequeño grupo de empresas que levantan, año con año, utilidades fenomenales. En los años de Vicente Fox, dice Reforma en su primera plana del 25 de marzo, la banca privada cuadruplicó sus utilidades netas que crecieron en un 316 por ciento. Banamex-Citibank ocupó la cima con un 3,362 por ciento. Al grupo español BBVA-Bancomer le fue tan bien que sus ganancias en México representaron el 29 por ciento de sus utilidades globales en 2007.

Según las encuestas anuales de Ingreso Gasto en los Hogares del INEGI en los mismos años el 60 por ciento de la población ubicada en la parte media incrementó sus ingresos monetarios totales en un modesto 18.9 por ciento. ¿Qué porcentaje de esos ingresos fue extraído con malas mañas y cobros excesivos por bancos, compañías de teléfonos y electricidad y el resto de monopolios u oligopolios? No lo sé con precisión, pero en mis intentos por defenderme he constatado la debilidad de la Profeco, la Condusef y los otros organismos que en el papel nos defienden.

Las historias de corrupción entre empresas y funcionarios públicos también debilitan al Diagnóstico gubernamental sobre Pemex. Las grandes privatizaciones realizadas durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari dejaron un halo de irregularidades jamás esclarecidas porque Vicente Fox prefirió no escarbar en el asunto. El titular de la Auditoría Superior de la Federación nos acaba de informar que el Gobierno de Vicente Fox recibió excedentes petroleros por 700 mil millones de pesos, la mitad de los cuales se fue a pagar los salarios y compensaciones de una alta burocracia que, con pocas excepciones, no desquitó lo cobrado. Algunos de los grandes proyectos foxistas sólo adquirieron renombre por lo dispendiosos y mal planeados.

Felipe Calderón tampoco sale bien librado. Es cierto que el Diagnóstico sobre Pemex reconoce que hay corrupción en la paraestatal –sin dar precisiones al respecto— y que se compromete con una mayor transparencia y rendición de cuentas. El discurso se vacía de contenido cuando se le contrasta con la saga de Juan Camilo Mouriño, quien pese a sus conflictos de interés, permanece bien firme en el cargo. Ante ese tipo de evidencias que Calderón y los suyos demuestran primero que esta vez va en serio. ¿Por qué hay que creerles en esta ocasión? En los momentos actuales y con la información disponible el tesoro que se recupere del fondo del mar terminará enriqueciendo a los mismos de siempre.

Termino con una aclaración. No estoy en contra de la propiedad privada y la economía de mercado, pero en las condiciones actuales no percibo ninguna razón válida para confiar en la inequidad y corrupción de nuestra economía de mercado. Y el Diagnóstico sobre Pemex tampoco ayuda porque lo debilitan sus huecos de información, sus supuestos erróneos y su indiferencia frente a la historia. Es un panfleto tecnocrático.
La miscelánea

Hay decisiones federales dignas de encomio. La Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México recientemente inaugurada sí toma en cuenta los intereses de los usuarios. En las salidas de la Terminal 1 hay unos tubos de metal que impiden utilizar los carritos y se hace inevitable la contratación de alguno de los cargadores de maletas. En la Terminal 2 quitaron los obstáculos y puede uno utilizar el carrito para llevar el equipaje hasta la terminal de los taxis. Los cargadores siguen ahí, pero su contratación es ahora voluntaria. Ojalá y la misma determinación la mostraran con las grandes empresas.

Comentarios: saguayo@colmex.mx

Kikka Roja

jueves, 28 de febrero de 2008

Sergio Aguayo Quezada : Maleducados

Maleducados

El presidente Felipe Calderón aseguró el jueves 21 que ese día marcaría un “antes y un después en la vida de la Educación Media Superior”. Pese a la trascendencia del tema no hubo “¡oooohs!” cortesanos o “buuuus” criticones; sus palabras se perdieron en un espeso silencio. ¿Por qué?

El presidente fue desdeñado porque lo que anunció es una minucia en el pantano de la pésima calidad educativa mexicana. Por dinero no queda. Si tomamos el porcentaje del Producto Interno Bruto dedicado a la educación gastamos más que Canadá, Corea y China. Los resultados son lamentables porque evaluación tras evaluación aparecemos lejos, muy lejos, de ésos y otros países. Parecieran recursos invertidos para seguir siendo un país segundón. Felipe Calderón también fue ignorado en su discurso hipocritón porque, después de todo, es uno de los corresponsables del desastre. El otro protagonista es un sindicato al cual nadie disputa su capacidad para apropiarse cargos públicos, ordeñar presupuestos y negarse a ser evaluados o a tomar medidas que mejoren la calidad. En lugar de halagos por lo que hace el Gobierno Federal cosecha condenas por su impulso a doblar la cerviz frente al sindicato magisterial. Lo hacen por el temor que despierta su capacidad de movilización social y porque de él esperan colaboración en la cosecha de votos. Las palabras presidenciales tampoco repercutieron porque la sociedad mexicana concede poquísima importancia a la calidad de la educación. Tomo, a manera de ejemplo, dos encuestas de 2007. En la primera publicada por Mitofsky en mayo la educación no aparece como uno de los problemas más importantes que enfrenta México. La segunda fue difundida en agosto por Ipsos-Bimsa y muestra que sólo el cuatro por ciento de la población incluía la falta de educación en la liga de los grandes problemas (era ampliamente superada por la inseguridad y la corrupción).

Mexicanos Primero es uno de los pocos organismos civiles interesados en la calidad de la educación. Su presidente, David Calderón Martín del Campo, mencionó en entrevista telefónica una explicación bastante lógica sobre el desinterés de las mayorías. Es ampliamente conocida la pésima calidad de la educación, pero los padres exigen poco porque la mayoría tiene menor escolaridad formal que la que están recibiendo los hijos. No esperan más porque carecen de referentes con los cuales contrastar y porque los medios electrónicos no se distinguen por la promoción del conocimiento. Una consecuencia casi natural es una gran escasez de organismos civiles dedicados a presionar para incidir en la calidad educativa. La situación empeora porque los partidos políticos tampoco se preocupan demasiado por lo que sucede en este terreno. La pasividad de algunos se debe a complicidades con, o miedos al, poderoso sindicato magisterial; otros están demasiado ocupados en temas políticamente más redituables. Pese a ello, empieza a crecer muy lentamente el interés. El Grupo Reforma es uno de los pocos medios que han tomado a la calidad educativa como prioridad y de manera constante difunde información. En este caso lo notable es el escaso interés de los editorialistas del grupo (en el último trimestre sólo se ha publicado una docena de columnas de opinión al respecto).

En este panorama Felipe Calderón, Josefina Vázquez Mota o Elba Esther Gordillo tienen un enorme margen de maniobra. Pueden decir o hacer lo que quieran con la educación mexicana sabiendo que los costos políticos serán menores. Tomemos el discurso que pronunciara el pasado 21 de febrero. Quien se lo escribió utilizó incorrectamente las mayúsculas al escribir de “Educación Media Superior”… y nadie hizo la corrección cuando subieron a la página de Los Pinos. En otro registro el presidente hizo afirmaciones que no se sostienen. Aseguró que “por primera vez en nuestra historia estamos sometiendo a Concurso de Oposición el nombramiento de los más de 900 directores de escuelas de Bachillerato federales. Para fortalecer la evaluación del desempeño académico de los jóvenes y saber dónde estamos, en abril aplicaremos la Prueba ENLACE en los planteles de Educación Media Superior”. Con todo respeto, pero esos propósitos no justifican la afirmación de que ese día se vivía un “antes y un después en la vida de la Educación Media Superior”.

¿Qué hacer para salir de ese círculo maligno de intereses creados, mediocridad y pasividad? De entrada, utilizar la extraordinaria cantidad de información disponible. Nunca antes la habíamos tenido y eso permite medir con precisión avances y retrocesos. Si se utiliza bien esa palanca tal vez podríamos en un plazo razonable incluir a la calidad de la educación en la agenda de las prioridades nacionales. Una comparación ilustra el razonamiento. Durante décadas se consideró que el fraude electoral estaba tan troquelado en los genes de la mexicanidad que era casi imposible pensar en contenerlo. El fatalismo se modificó en los años ochenta y noventa cuando entró en la agenda de las preocupaciones nacionales donde todavía disfruta de una robusta existencia. El sentido de urgencia fue compartido por funcionarios e intelectuales, por partidos, medios de comunicación y organismos ciudadanos. Un ingrediente que lo hizo posible fue sacar a las elecciones de la lógica en disputa por el poder para ponerlas como parte de los derechos básicos. Hablar de “elecciones limpias y confiables” dejó de ser un concepto distante porque se le relacionó con la vida diaria.

La calidad de la educación tiene los ingredientes para convertirse en un punto de confluencia de diferentes corrientes e ideologías. Requiere, eso sí, de un esfuerzo intelectual para establecer las asociaciones que demuestren las relaciones tan estrechas que hay entre la calidad de la educación y múltiples aspectos de la vida diaria; las elecciones confiables por ejemplo. Según Fernando Ojesto las irregularidades detectadas durante la jornada electoral de 2006 tienen un responsable principal: “si alguien está bajo sospecha es la calidad cultural del pueblo de México, con lo doloroso que es esto. No sabe leer, no sabe escribir y menos sumar… los errores que encontramos fueron por eso” (La Jornada, 21 de Junio de 2006).

Si ese punto de vista fue tan minimizado como las grandilocuentes promesas del presidente Felipe Calderón porque hemos sido incapaces de darle a la educación el lugar que se merece. Somos unos maleducados.

Comentarios: e-mail: saguayo@colmex.mx

Kikka Roja

Buscar este blog

Gracias por tu Visita ¡

Nuevo

TAMALES UGALDEÑOS DEL TATA JORGE ARVIZU

Para los que pidieron el archivo del 2007, los tamales oaxaqueños ugaldeños grabado por Jorge Arvizu El Tata. Buen Provecho ARDAN PRIANISTAS...

Todos los Archivos

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...