- En América Latina 39 millones de personas volverían a estar en pobreza en 2010, afirma
- Es dramático el caso mexicano con la caída de 8%, dice Gurría
- Calcula que el desempleo afectará a 18.4 millones de latinoamericanos
- El impacto de los desequilibrios económicos podría incidir en la estabilidad política, advierte la OEA
- SI, GURRÍA SABE MUCHO DE CÓMO SE CHINGA LA ECONOMIA
Alonso Urrutia
Enviado
Periódico La Jornada
Martes 1º de diciembre de 2009, p. 18
Estoril, Portugal, 30 de noviembre. Aunque en esta ocasión América Latina resistió en mejores condiciones la crisis económica mundial, la contracción del producto interno bruto (PIB) osciló entre 1.5 y 1.9 por ciento. El caso mexicano es de los más dramáticos, pues de una expectativa de crecimiento de 3 a 4 por ciento pasó a una caída de 8 por ciento, aseguró el secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), José Ángel Gurría.
Al presentar ante la Cumbre Iberoamericana, que se celebra en esta ciudad, el diagnóstico sobre las perspectivas económicas de América Latina para 2010, Gurría sostuvo que si la incipiente recuperación económica no se consolida, "la pobreza en América Latina podría crecer casi 7 puntos porcentuales para fines de 2010. Esto significaría que unos 39 millones de personas volverían a caer por debajo de los umbrales de la pobreza a raíz de la crisis", anulando la recuperación lograda entre 2003 y 2007. Esos nuevos pobres se sumarían a los 190 millones que están en esa situación en la región.
A su vez, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, consideró que el subcontinente ha aprendido de las crisis anteriores, y en esta ocasión no fue la zona que más resintió sus efectos. Sin embargo, advirtió que el impacto de estos desequilibrios económicos podría afectar la estabilidad política de la región.
La presentación del informe de Gurría congregó también al presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Luis Alberto Moreno, y a la secretaria general de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), Alicia Bárcena. Esta última manifestó que la contracción económica incrementará la cantidad de pobres en la región de 180 a 189 millones, y de 71 a 76 millones de personas en la indigencia.
Gurría aseveró que los signos de que ha comenzado la recuperación económica latinoamericana se reflejarán de manera moderada, salvo algunas excepciones. Dijo que esto será posible porque los países de la región enfrentaron la crisis "desde una posición financiera y macroeconómica mucho más estable y sólida de la que tenían en crisis anteriores". Añadió que para este año se estima que el PIB latinoamericano caiga entre 1.5 y 2 por ciento, frente al descenso de 3.5 por ciento en las economías de la OCDE.
Destacó algunos indicadores que evidencian el efecto de la crisis en América Latina, como la tasa de desempleo, que alcanzará a 8.5 por ciento de la población económicamente activa, lo cual elevaría a 18.4 millones el número de desempleados.
Amortiguar efectos
El ex canciller mexicano consideró que la prioridad de los gobiernos latinoamericanos deberá ser la amortiguación de los efectos de la crisis entre los sectores más desfavorecidos de la población. Recomendó que los paquetes de estímulos fiscales se orienten a este objetivo, para consolidar los programas contra la pobreza que ya existen en algunos países de la región. "Es momento de fortalecerlos, pero la urgencia por enfrentar la crisis no debe desviar la atención de los desafíos a largo plazo", sostuvo el secretario general de la OCDE. Agregó que si se desea reducir las disparidades sociales en América Latina, los gobiernos deberán avanzar en las reformas estructurales, puesto que la crisis abrió una oportunidad histórica para hacerlo.
Gurría subrayó que la apertura comercial de algunos países les permitió enfrentar en mejores condiciones la crisis. "Es cierto que los principales canales de contagio de la crisis actual han sido la integración financiera internacional, el comercio y la inversión económica directa, pero esto no quiere decir que la solución sea cerrar las puertas. El proteccionismo como política de recuperación es un error grave, un balazo en el pie", advirtió.
A su vez, el presidente del BID aludió al efecto de la crisis en una de las principales fuentes de divisas de Latinoamérica como son las remesas de los migrantes. Mencionó que si anteriormente el promedio anual de envíos era de 15, ahora bajó a 12; mientras si antes se remitían 250 dólares por envío ahora son 230, lo que se refleja en la reducción del volumen de remesas.
Por su parte, la secretaria general de la Cepal informó que cada año llegaban a América Latina 128 mil millones de dólares en inversión extranjera directa, y 69 mil millones de dólares de remesas de sus migrantes, lo cual contrasta con los 7 mil millones de dólares que las agencias de cooperación ofrecen a la región. Bárcena subrayó que para este año se estima que la caída de la inversión sea de entre 35 y 45 por ciento.
En torno a la migración provocada por la crisis –uno de los temas del informe–, Insulza indicó que si en términos generales 3 por ciento de la población mundial ha migrado, América Latina, donde vive 8 por ciento de la población global, tiene a 15 por ciento de su población en condición migrante.
Al presentar ante la Cumbre Iberoamericana, que se celebra en esta ciudad, el diagnóstico sobre las perspectivas económicas de América Latina para 2010, Gurría sostuvo que si la incipiente recuperación económica no se consolida, "la pobreza en América Latina podría crecer casi 7 puntos porcentuales para fines de 2010. Esto significaría que unos 39 millones de personas volverían a caer por debajo de los umbrales de la pobreza a raíz de la crisis", anulando la recuperación lograda entre 2003 y 2007. Esos nuevos pobres se sumarían a los 190 millones que están en esa situación en la región.
A su vez, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, consideró que el subcontinente ha aprendido de las crisis anteriores, y en esta ocasión no fue la zona que más resintió sus efectos. Sin embargo, advirtió que el impacto de estos desequilibrios económicos podría afectar la estabilidad política de la región.
La presentación del informe de Gurría congregó también al presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Luis Alberto Moreno, y a la secretaria general de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), Alicia Bárcena. Esta última manifestó que la contracción económica incrementará la cantidad de pobres en la región de 180 a 189 millones, y de 71 a 76 millones de personas en la indigencia.
Gurría aseveró que los signos de que ha comenzado la recuperación económica latinoamericana se reflejarán de manera moderada, salvo algunas excepciones. Dijo que esto será posible porque los países de la región enfrentaron la crisis "desde una posición financiera y macroeconómica mucho más estable y sólida de la que tenían en crisis anteriores". Añadió que para este año se estima que el PIB latinoamericano caiga entre 1.5 y 2 por ciento, frente al descenso de 3.5 por ciento en las economías de la OCDE.
Destacó algunos indicadores que evidencian el efecto de la crisis en América Latina, como la tasa de desempleo, que alcanzará a 8.5 por ciento de la población económicamente activa, lo cual elevaría a 18.4 millones el número de desempleados.
Amortiguar efectos
El ex canciller mexicano consideró que la prioridad de los gobiernos latinoamericanos deberá ser la amortiguación de los efectos de la crisis entre los sectores más desfavorecidos de la población. Recomendó que los paquetes de estímulos fiscales se orienten a este objetivo, para consolidar los programas contra la pobreza que ya existen en algunos países de la región. "Es momento de fortalecerlos, pero la urgencia por enfrentar la crisis no debe desviar la atención de los desafíos a largo plazo", sostuvo el secretario general de la OCDE. Agregó que si se desea reducir las disparidades sociales en América Latina, los gobiernos deberán avanzar en las reformas estructurales, puesto que la crisis abrió una oportunidad histórica para hacerlo.
Gurría subrayó que la apertura comercial de algunos países les permitió enfrentar en mejores condiciones la crisis. "Es cierto que los principales canales de contagio de la crisis actual han sido la integración financiera internacional, el comercio y la inversión económica directa, pero esto no quiere decir que la solución sea cerrar las puertas. El proteccionismo como política de recuperación es un error grave, un balazo en el pie", advirtió.
A su vez, el presidente del BID aludió al efecto de la crisis en una de las principales fuentes de divisas de Latinoamérica como son las remesas de los migrantes. Mencionó que si anteriormente el promedio anual de envíos era de 15, ahora bajó a 12; mientras si antes se remitían 250 dólares por envío ahora son 230, lo que se refleja en la reducción del volumen de remesas.
Por su parte, la secretaria general de la Cepal informó que cada año llegaban a América Latina 128 mil millones de dólares en inversión extranjera directa, y 69 mil millones de dólares de remesas de sus migrantes, lo cual contrasta con los 7 mil millones de dólares que las agencias de cooperación ofrecen a la región. Bárcena subrayó que para este año se estima que la caída de la inversión sea de entre 35 y 45 por ciento.
En torno a la migración provocada por la crisis –uno de los temas del informe–, Insulza indicó que si en términos generales 3 por ciento de la población mundial ha migrado, América Latina, donde vive 8 por ciento de la población global, tiene a 15 por ciento de su población en condición migrante.
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