Por Manú Dornbierer
La entrega del maíz ¡la peor!
Una pregunta a los empresarios gringo-mexicanos y a Elba Esther Gordillo y sus didácticas huestes, determinantes “electores” de la im-pre-sio-nan-te mayoría de votos de 0.59 puntos (en caso en que se dude del fraude), que obtuvo en 2006 Calderón: ¿Sentaron a Felipe en la presidencia de México sólo para entregar el país, ya que no puede o no sabe hacer otra cosa? Sin gran escándalo, mientras los mexicanos beben las palabras de Obama o están ocupados en encontrarle algún sentido al cretino guanajuatizador Germancito y sus jaloneos con el PRI, se dio el mayor crimen del entreguista y espurio presidente de México, con la evidente complicidad del Congreso. Y… ¿ni siquiera AMLO se enteró?
Calderón envió el 6 de marzo 2009 una iniciativa de ley que cancela el Régimen de Protección al Maíz simplemente para entregar el destino del principal cultivo del país y base de la alimentación a las transnacionales: Monsanto, Syngenta, DuPont, Dow, Bayer y Basf, que le ofrecieron miles de millones de dólares “de inversión” en México si lograba hacer pasar dicha ley.
¿Qué significa eso? Significa el fin de la tortilla mexicana, la tortilla orgánica que será reemplazada por una tortilla transgénica. “Significa que tendremos genes extraños en nuestros cuerpos, como el gen promotor que prende genes insertados y al no ser destruido por la digestión, prenderá lo que encuentre en nosotros, como virus dormidos, genes de la evolucion, o los que se encuentre en el camino..., dice la Dra. Elena Kahn que ha luchado durante años con expertos internacionales para evitar el desastre. Significa también, agrega, que nuestros campesinos no podrán detener el polen transgénico que contaminará sus cultivos originales, que ya no producirán maíz de verdad, la base de la alimentación de una inmensa población mesoamericana”.
Si permitimos que esta ley pase, México será el 5º país después de USA, Canadá, España y Argentina, que pretenda acabar con la naturaleza para transformarla, modificarla en su beneficio pecuniario ganando tantos o más trillones que con el inmenso negocio de la droga. Pero en determinado momento la droga puede dejarse a un lado. La alimentación transgénica NO, porque ya no habrá de otra. Los campesinos de México que han cultivado maíz durante 9 mil años, ya no podrán hacerlo. Sólo tenemos los mexicanos hasta el 13 de mayo para rebelarnos en la consulta contra Calderón-Monsanto, alerta Greenpeace.
“Irremediable la contaminación del maíz, tras la aprobación de la siembra experimental. El cultivo de transgénicos llevará a la ruina a pueblos originarios. La producción orgánica perderá su nicho de mercado, afirma Angélica Enciso L. de la Red en Defensa del Maíz, que exige que organizaciones internacionales se sumen a la condena a esos productos”. El visitante humanista Barack Obama no puede opinar demasiado respecto al ya viejo ataque mortal del imperio -el staff diplomático de Monsanto forma parte de su gobierno y las demás voraces empresas son emblemáticas del neoliberalismo más asqueroso. ¿Le preocupa a Obama la alimentación de la parte de Norteamérica que ocupa el territorio mexicano, “patio trasero”, y de la gran comunidad de pueblos mesoamericanos a la que también pertenece México? No. Obama no puede salirse de la avasalladora política imperial. Aunque en Alemania la ministra de Agricultura de ultraderecha prohíba los transgénicos y en la desesperada Cuba en cambio ¡se promuevan! Sólo los pueblos auténticos y no los políticos pueden detener a estas empresas sinvergüenzas en eterna embestida contra la Humanidad.
Lo que dice la Red de Defensa del Maíz
La contaminación transgénica del maíz hiere la identidad de los pueblos mesoamericanos, atenta contra 10 mil años de agricultura, representa un ataque frontal contra los pueblos originarios y campesinos y viola sus derechos, señaló la Red en Defensa del Maíz, en un pronunciamiento sobre la autorización que ha dado el gobierno federal para que se cultiven esos productos. El pasado 6 de marzo, en un decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación, se dio luz verde al cultivo experimental de transgénicos, después de lo cual se prevé que se otorgarán permisos comerciales. Ese hecho es un crimen histórico contra los pueblos del maíz, la biodiversidad y la soberanía alimentaria, manifestó la Red, que agrupa a organizaciones y comunidades indígenas y campesinas, ambientales, de educación popular, de base, comunidades eclesiales, grupos de productores e integrantes de movimientos urbanos, académicos y científicos.
Recordó que México es centro de origen y diversidad de ese grano. Hasta el momento se han reconocido 59 clases y miles de variedades, las cuales serán contaminadas. Subrayó que han sido los pueblos indígenas y campesinos los que han creado y mantienen el tesoro genético del maíz, uno de los principales cultivos de los que dependen la alimentación humana y animal en el planeta. Frente al hecho de que esa semilla es alimento básico de los mexicanos, no se ha evaluado el consumo cotidiano y en grandes cantidades de transgénicos. Hay estudios científicos que, analizando un consumo menor, reportan alergias y otros impactos en la salud humana y de los animales alimentados con organismos genéticamente modificados.
Esos productos no sirven para la agricultura campesina ni para la orgánica, pero irremediablemente contaminarán las variedades nativas y criollas. Además, son una amenaza para la producción orgánica, que perderá su nicho de mercado. Cabe recordar que la contaminación transgénica, cuyos primeros casos se presentaron en 2001 en la sierra Norte de Oaxaca y en Puebla, fue corroborada el año pasado en un estudio del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México, el cual también reveló que es imposible la coexistencia entre cultivos tradicionales y los genéticamente modificados, ya que los primeros terminarán afectados. La infección, sostiene, también se da en almacenes, transportes e industrias.
La Red asentó que todas las semillas transgénicas se encuentran patentadas y controladas por seis multinacionales: Monsanto, Syngenta, DuPont, Dow, Bayer y Basf.
Esto provoca una dependencia absoluta de los campesinos y agricultores hacia esas multinacionales, y criminalizan a las víctimas de contaminación. Aunado a ello, las variedades del grano genéticamente modificado que se sembrará en el país no resuelven los problemas de la agricultura mexicana. Son más caras y no aumentan los rendimientos, a veces disminuyen, a menos que exista una fuerte incidencia de plagas, que no son frecuentes en México. Además se utilizan más plaguicidas, pues emiten la toxina Bt de manera constante, generando resistencia y plagas secundarias que deben controlarse con otros químicos. No permitiremos que se pierdan nuestras semillas y que se contaminen por transgenes. No acataremos leyes injustas que criminalizan los granos y la vida campesina. Seguiremos cuidando el maíz y la vida de los pueblos.
La Red de Defensa del maíz responsabiliza de las pérdidas y daños a ese grano mexicano a las corporaciones productoras de transgénicos; al Poder Legislativo –que aprobó la Ley de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados en favor de dichas empresas–, al gobierno federal y a la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados, que son los responsables de las medidas finales para eliminar toda protección legal al maíz. Y expresa su rechazo al monitoreo gubernamental de las milpas campesinas, porque es un pretexto para eliminar las semillas campesinas. Llama a la población a exigir que todos los alimentos que se consumen diariamente garanticen estar libres de transgénicos, y a todas las comunidades y pueblos indígenas a defender los granos nativos y a continuar sembrando, guardando, intercambiando y distribuyendo sus semillas, así como a ejercer el derecho sobre sus territorios e impedir la siembra de maíz genéticamente modificado. Demanda que organizaciones internacionales expresen su condena al gobierno mexicano por esa violación a los derechos ancestrales de los campesinos.
¿Y El Maseco y sus horribles tortillas?
Desde 2006 Greenpeace ha denunciado la mentirosa publicidad de las tortillas MASECA que concentran la tercera parte del consumo nacional. Presentó una denuncia contra el Grupo MASECA ante la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) con pruebas de las violaciones a la Ley Federal de Protección al Consumidor (LFPC) pues basa su publicidad en que su harina es 100 por ciento natural y que está hecha con “el mejor maíz de esta Tierra”, cuando estudios especializados de laboratorio demostraron que su harina contiene transgénicos por lo que NO puede afirmar que es 100 natural y documentos oficiales de la propia compañía, declaraciones de sus funcionarios y los cupos de importaciones de granos confirman que esta compañía está importando maíz del extranjero, por lo que tampoco pueden anunciar que su producto está elaborado con “el mejor maíz de esta Tierra”. Miente la codiciosa marca y las autoridades lo toleran.
Otras fuentes afirman que MASECA importa el peor y más barato maíz (para engordar puercos) y no lo nixtamaliza para siquiera darle algún valor alimenticio.
Calderón envió el 6 de marzo 2009 una iniciativa de ley que cancela el Régimen de Protección al Maíz simplemente para entregar el destino del principal cultivo del país y base de la alimentación a las transnacionales: Monsanto, Syngenta, DuPont, Dow, Bayer y Basf, que le ofrecieron miles de millones de dólares “de inversión” en México si lograba hacer pasar dicha ley.
¿Qué significa eso? Significa el fin de la tortilla mexicana, la tortilla orgánica que será reemplazada por una tortilla transgénica. “Significa que tendremos genes extraños en nuestros cuerpos, como el gen promotor que prende genes insertados y al no ser destruido por la digestión, prenderá lo que encuentre en nosotros, como virus dormidos, genes de la evolucion, o los que se encuentre en el camino..., dice la Dra. Elena Kahn que ha luchado durante años con expertos internacionales para evitar el desastre. Significa también, agrega, que nuestros campesinos no podrán detener el polen transgénico que contaminará sus cultivos originales, que ya no producirán maíz de verdad, la base de la alimentación de una inmensa población mesoamericana”.
Si permitimos que esta ley pase, México será el 5º país después de USA, Canadá, España y Argentina, que pretenda acabar con la naturaleza para transformarla, modificarla en su beneficio pecuniario ganando tantos o más trillones que con el inmenso negocio de la droga. Pero en determinado momento la droga puede dejarse a un lado. La alimentación transgénica NO, porque ya no habrá de otra. Los campesinos de México que han cultivado maíz durante 9 mil años, ya no podrán hacerlo. Sólo tenemos los mexicanos hasta el 13 de mayo para rebelarnos en la consulta contra Calderón-Monsanto, alerta Greenpeace.
“Irremediable la contaminación del maíz, tras la aprobación de la siembra experimental. El cultivo de transgénicos llevará a la ruina a pueblos originarios. La producción orgánica perderá su nicho de mercado, afirma Angélica Enciso L. de la Red en Defensa del Maíz, que exige que organizaciones internacionales se sumen a la condena a esos productos”. El visitante humanista Barack Obama no puede opinar demasiado respecto al ya viejo ataque mortal del imperio -el staff diplomático de Monsanto forma parte de su gobierno y las demás voraces empresas son emblemáticas del neoliberalismo más asqueroso. ¿Le preocupa a Obama la alimentación de la parte de Norteamérica que ocupa el territorio mexicano, “patio trasero”, y de la gran comunidad de pueblos mesoamericanos a la que también pertenece México? No. Obama no puede salirse de la avasalladora política imperial. Aunque en Alemania la ministra de Agricultura de ultraderecha prohíba los transgénicos y en la desesperada Cuba en cambio ¡se promuevan! Sólo los pueblos auténticos y no los políticos pueden detener a estas empresas sinvergüenzas en eterna embestida contra la Humanidad.
Lo que dice la Red de Defensa del Maíz
La contaminación transgénica del maíz hiere la identidad de los pueblos mesoamericanos, atenta contra 10 mil años de agricultura, representa un ataque frontal contra los pueblos originarios y campesinos y viola sus derechos, señaló la Red en Defensa del Maíz, en un pronunciamiento sobre la autorización que ha dado el gobierno federal para que se cultiven esos productos. El pasado 6 de marzo, en un decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación, se dio luz verde al cultivo experimental de transgénicos, después de lo cual se prevé que se otorgarán permisos comerciales. Ese hecho es un crimen histórico contra los pueblos del maíz, la biodiversidad y la soberanía alimentaria, manifestó la Red, que agrupa a organizaciones y comunidades indígenas y campesinas, ambientales, de educación popular, de base, comunidades eclesiales, grupos de productores e integrantes de movimientos urbanos, académicos y científicos.
Recordó que México es centro de origen y diversidad de ese grano. Hasta el momento se han reconocido 59 clases y miles de variedades, las cuales serán contaminadas. Subrayó que han sido los pueblos indígenas y campesinos los que han creado y mantienen el tesoro genético del maíz, uno de los principales cultivos de los que dependen la alimentación humana y animal en el planeta. Frente al hecho de que esa semilla es alimento básico de los mexicanos, no se ha evaluado el consumo cotidiano y en grandes cantidades de transgénicos. Hay estudios científicos que, analizando un consumo menor, reportan alergias y otros impactos en la salud humana y de los animales alimentados con organismos genéticamente modificados.
Esos productos no sirven para la agricultura campesina ni para la orgánica, pero irremediablemente contaminarán las variedades nativas y criollas. Además, son una amenaza para la producción orgánica, que perderá su nicho de mercado. Cabe recordar que la contaminación transgénica, cuyos primeros casos se presentaron en 2001 en la sierra Norte de Oaxaca y en Puebla, fue corroborada el año pasado en un estudio del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México, el cual también reveló que es imposible la coexistencia entre cultivos tradicionales y los genéticamente modificados, ya que los primeros terminarán afectados. La infección, sostiene, también se da en almacenes, transportes e industrias.
La Red asentó que todas las semillas transgénicas se encuentran patentadas y controladas por seis multinacionales: Monsanto, Syngenta, DuPont, Dow, Bayer y Basf.
Esto provoca una dependencia absoluta de los campesinos y agricultores hacia esas multinacionales, y criminalizan a las víctimas de contaminación. Aunado a ello, las variedades del grano genéticamente modificado que se sembrará en el país no resuelven los problemas de la agricultura mexicana. Son más caras y no aumentan los rendimientos, a veces disminuyen, a menos que exista una fuerte incidencia de plagas, que no son frecuentes en México. Además se utilizan más plaguicidas, pues emiten la toxina Bt de manera constante, generando resistencia y plagas secundarias que deben controlarse con otros químicos. No permitiremos que se pierdan nuestras semillas y que se contaminen por transgenes. No acataremos leyes injustas que criminalizan los granos y la vida campesina. Seguiremos cuidando el maíz y la vida de los pueblos.
La Red de Defensa del maíz responsabiliza de las pérdidas y daños a ese grano mexicano a las corporaciones productoras de transgénicos; al Poder Legislativo –que aprobó la Ley de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados en favor de dichas empresas–, al gobierno federal y a la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados, que son los responsables de las medidas finales para eliminar toda protección legal al maíz. Y expresa su rechazo al monitoreo gubernamental de las milpas campesinas, porque es un pretexto para eliminar las semillas campesinas. Llama a la población a exigir que todos los alimentos que se consumen diariamente garanticen estar libres de transgénicos, y a todas las comunidades y pueblos indígenas a defender los granos nativos y a continuar sembrando, guardando, intercambiando y distribuyendo sus semillas, así como a ejercer el derecho sobre sus territorios e impedir la siembra de maíz genéticamente modificado. Demanda que organizaciones internacionales expresen su condena al gobierno mexicano por esa violación a los derechos ancestrales de los campesinos.
¿Y El Maseco y sus horribles tortillas?
Desde 2006 Greenpeace ha denunciado la mentirosa publicidad de las tortillas MASECA que concentran la tercera parte del consumo nacional. Presentó una denuncia contra el Grupo MASECA ante la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) con pruebas de las violaciones a la Ley Federal de Protección al Consumidor (LFPC) pues basa su publicidad en que su harina es 100 por ciento natural y que está hecha con “el mejor maíz de esta Tierra”, cuando estudios especializados de laboratorio demostraron que su harina contiene transgénicos por lo que NO puede afirmar que es 100 natural y documentos oficiales de la propia compañía, declaraciones de sus funcionarios y los cupos de importaciones de granos confirman que esta compañía está importando maíz del extranjero, por lo que tampoco pueden anunciar que su producto está elaborado con “el mejor maíz de esta Tierra”. Miente la codiciosa marca y las autoridades lo toleran.
Otras fuentes afirman que MASECA importa el peor y más barato maíz (para engordar puercos) y no lo nixtamaliza para siquiera darle algún valor alimenticio.
http://satiricosas.es.tl
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