Cabezalcubo : Jorge Moch

JORGE MOCH
tumbaburros@yahoo.com

LO QUE HAY QUE VER

Mira lo que hay que ver –y oír– en la tele cada que asoma los belfos esa fauna pintoresca que es la clase (des)gobernante. Por las más perversas o simplonas razones que se quiera imaginar, los seudonoticieros de las televisoras, más papistas que el Papa en eso de lamer suelas al poder, repiten hasta la náusea lo que dicen, haciéndose eco sempiterno de las sandeces que van tirando alegremente por allí, los más lenguaraces de nuestros bestias.

Mira al enemigo público de la izquierda, Manuelito "De lengua me zampo la bandeja" Espino, que con toda la cachaza de sus cerúleas turmas le suelta al mundo que él va a capitanear la reacción continental para noquear a la izquierda latinoamericana, porque a ese buey nadie lo quiere sacar, según parece, de la barranca de su vociferante ignorancia explicándole que, salvo México lameculesco y la resignada Colombia –¿será casualidad que estas dos narcopatrias, buchacas tragonas de ingentes costaladas de dólares, armamento, dólares, asesoría militar, dólares, municiones y dólares fue precisamente donde en sus más recientes comicios ganó la derecha, allá con la reelección de Uribe, acá con la desaseada imposición maquillada de Felipillo, reelección neoliberalérrima y pequeñoburguesa?–; salvo este México colombianizado y aquella Colombia mexicanizada, prácticamente todas las últimas elecciones en Iberoamérica han sido ganadas por izquierdistas de las más diversas layas: desde el radicalismo populista de Chávez en Venezuela al socialismo moderado de Zapatero en España o Michelet en Chile, pasando por las elecciones, todas ganadas en meses recientes por candidatos de partidos de izquierda en Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Argentina, Perú y Brasil. ¿Será que como los derechistas suelen no leer periódicos o revistas (excepto el Hola!, claro) no se ha enterado el locuaz dirigente del Yunque que hasta en Estados Unidos la derecha recalcitrante va de bajada habiendo perdido la mayoría en su congreso? Por lo menos debería prender la tele para ver algo más que Tempranito o Muévete. ¿Se enterará de que Europa misma vuelve a los gobiernos de izquierda? ¿sabrá de qué extracción ideológica es la primer ministro alemana, el presidente francés, el italiano?

Mira al ex papanatas, papanatas para siempre, el enemigo irredento de la literatura, esa villana mutante que lo obliga a soltar rotundas idioteces en vivo y a todo color, Vicente Fox, que no contento con haber vituperado a Monsiváis cuando todavía no llegaba a la presidencia del gobiernocho de la republicocha (bien bautizó Patricio), no satisfecho con haberla cagado cuando afirmó haber leído novelas de Octavio Paz, no ahíto todavía con aquella histórica, vergonzante babosada de José Luis Borgués, ahora, intentando resucitar del moridero político que ya no le gustó, porque en el rancho, supongo, era irse a trabajar a la milpa o tener que aguantarle genio y jeta a su mujercita, regaló en público, renovado resbalón, un premio Nobel a Vargas Llosa, siempre que éste, claro, reniegue de su peruana ascendencia para mudarse colombiano. No puedo sino dudar que Fox, a todas luces falto de las mismas y prácticamente analfabeta funcional, ha ya no abierto, sino tenido en la mano una sola de las portentosas creaciones de don Mario. Porque son literatura, pues, y le han de quemar las manos. Aunque coincido con postular a Vargas Llosa en la Academia Sueca.

Mira nuestro ínclito presidente cómo hacía el tianguero en Europa (¿por qué será que mientras acá los noticieros de Televisa y Azteca cacarearon hasta el cansancio que si Davos esto, que si Davos aquello, que si lo que dijo Calderón al mundo empresarial, mientras en los noticieros europeos Davos apenas asoma en alguna mención rinconera y eso sí, jamás relució la calva del moreliano?), al grito de pásele, llévelo el paisito de mano de obra casi gratuita, lo hay el país de estímulos fiscales inciertos, llévelo el petróleo, la generación eléctrica, el gas que acá se quema, por unos cuantos euros y aprovechó para volver a tirar sus dardos con ponzoña azucarada al gobierno de Venezuela, con el que una cosa es tener diferencias y muy otra pretender, sin tener una sólida trayectoria política, sin conocer a fondo otra América que no sea la del norte, cómo habrán de regir sus asuntos los venezolanos o quien quiera que sea el enemigo de ocasión de los patrones estadunidenses. Porque eso es lo que tenemos otra vez por presidente: un empleadito de los gringos. Chingao. Lo que hay que ver, y padecer.

Kikka Roja