Carlos Fernández-Vega
- Más aumentos ''para que vivamos mejor''
- Viene la segunda escalada de precios del año
- Subieron entre 24 y 77% productos básicos
- El gobierno se lava las manos
Carlos Slim en el ITESO, campus de Guadalajara, durante la pl‡tica con alumnos en el foro mundial sobre Responsabilidad social corporativa Foto: Arturo Campos Cedillo
Preparen el punzón, porque habrá que hacer un agujero más al cinturón, si es que aún queda cuero perforable: "para que vivamos mejor" (Calderón dixit), ya viene la segunda escalada de precios del año en productos básicos, sin que, como en la primera, el gobierno tenga la mínima intención de meter las manos. El gobierno del "cambio" se despidió con severos aumentos en los precios de la canasta básica, comenzando con el de la tortilla y la leche Liconsa; el de la "continuidad" saludó a los mexicanos con alzas en, cuando menos, azúcar, carne de res y pollo, pescado, huevo, arroz, frijol, y ratificó el de la tortilla, disfrazándolo de "pacto" con los productores. En resumidas cuentas, entre la salida de un "gobierno" y la llegada de otro (noviembre de 2006-enero de 2007) los precios de los diez principales productos de consumo básico registraron incrementos de 24 a 77 por ciento, en un excelente cierre de un sexenio y el maravilloso arranque del "nuevo". Esa fue la primera escalada.
Y "para que vivamos mejor", ya viene la segunda temporada con el precio de la leche como eje de los aumentos. Al igual que el secretario de Economía, Eduardo el "cámara lenta" Sojo, en la crisis de la tortilla, ahora el titular de la Sagarpa, Alberto Cárdenas, se lava las manos en nombre del inquilino de Los Pinos: "puede haber incrementos en el precio de la leche, pero (la situación) no es tan alarmista; serán los productores y comerciantes quienes decidan" en qué proporción aumentarán. "El gobierno no pone los porcentajes del alza; es el mercado quien no permite alzas excesivas". Lo cierto es que el nuevo agujero en el cinturón deberá considerar un pronóstico de cuando menos 20 por ciento de aumento en el precio por litro de leche, más incrementos escalonados para todos los derivados lácteos, pero habrá que dejar espacio para las repercusiones en los precios de otros productos. Días atrás decía el ex caballo negro marca Bimbo, Alberto Cárdenas, Jiménez, que "no quiero adelantar la fecha ni el nuevo precio del litro del producto", pero aseguró que "se realizan diferentes acciones para que esto no sea un golpe a la economía familiar", aunque los productores "desde hace tiempo ameritan replantear los costos".
Quien sí le puso proporción al aumento al precio de la leche fue el presidente del Consejo Nacional Agropecuario, Jaime Yesaki: 20 por ciento a consumidor final. Seis maravillosos meses de la "continuidad" que no ceja en su empeño de cumplir a cabalidad su oferta de campaña: "para que vivamos mejor". Y para que no se olvide lo bien que nos fue con la primera escalada del año, va un recuento, cortesía de los Servicios de Investigación y Análisis de la Cámara de Diputados: en sólo tres meses (periodo citado), diez productos de consumo básico registraron incrementos de 24 a 77 por ciento en sus precios, aunque el daño más severo se causó en los estratos de menores ingresos. En 2006, los hogares mexicanos gastaron un promedio mensual de 12 mil 906 millones de pesos por el consumo de 10 artículos alimenticios que forman parte de la canasta básica, y se distribuyó así (todas las cifras son millones): carne de res, 4 mil 104; carne de pollo, mil 383; huevo, mil 488; tortilla, 3 mil 196; azúcar, 579; arroz, 317; frijol, 996; tomate verde, 286; cebolla, 365, y limón, 191. Un gasto anualizado cercano a 155 mil millones de pesos.
Ese año la distribución promedio del gasto agregado total de estos 10 productos alimenticios respondió a los siguientes patrones: los hogares con los ingresos más bajos del país concentraron 2.67 por ciento del gasto total en carne de res, mientras los de ingresos más altos, 16.06 por ciento; los primeros centralizaron 6.37 por ciento del gasto total en carne de pollo, los segundos, 7.77 por ciento; los de menores ingresos agruparon el 7.59 por ciento del gasto total en huevo, y de los de mayores ingresos el 7.23 por ciento. De igual manera, los hogares con los ingresos más bajos concentraron 6.02 por ciento del gasto total en tortilla y los de ingresos más altos 6.29 por ciento; en azúcar la relación fue 12.89 contra 7.1 por ciento, respectivamente; en arroz, de 10.71 contra 8.03 por ciento; en frijol, de 12.40 contra 5.09 por ciento; en tomate verde, de 4.35 contra 8.39 por ciento; en cebolla, 7.89 contra 10.71 por ciento, y en limón, 3.52 contra 18.67 por ciento. Las familias con los ingresos más bajos del país, en promedio, tuvieron una mayor participación en el gasto total para azúcar, arroz y frijol, comparativamente con el gasto que realizaron, en promedio, las familias con los ingresos más altos. Las familias con los ingresos más altos del país tuvieron, en promedio, una mayor participación en el gasto total para carne, tomate, cebolla y limón, comparativamente con el gasto que realizaron, en promedio, las familias con los ingresos más bajos; ambos estratos destinaron, en promedio, el mismo nivel de gasto para carne de pollo, huevo y tortilla.
En el hipotético caso de que los hogares del país decidan incrementar su nivel de gasto, sin reducir el consumo, el aumento de los precios de estos artículos alimenticios de la canasta básica pasaría de 29.37 a 39.18 por ciento del ingreso monetario mensual promedio de los hogares más pobres del país, y de 1.77 a 2.29 por ciento en los más ricos.
Las rebanadas del pastel
El Plan Colombia (1999) incluye "acciones concretas" para "revitalizar económica y socialmente" a ese país. Ocho años después, la producción y distribución de droga no se ha detenido, menos el conflicto militar, y por ninguna parte se ve la citada "revitalización". Entonces, el inquilino de Los Pinos se aferra a prácticas probadamente ineficaces y, al igual que los gobiernos colombianos, prefiere ceder soberanía, abrir la puerta y enseñar los chones para que los güeros le arreglen la bronca, cuando los gringos sobradamente han demostrado que no pueden con el paquete.
Preparen el punzón, porque habrá que hacer un agujero más al cinturón, si es que aún queda cuero perforable: "para que vivamos mejor" (Calderón dixit), ya viene la segunda escalada de precios del año en productos básicos, sin que, como en la primera, el gobierno tenga la mínima intención de meter las manos. El gobierno del "cambio" se despidió con severos aumentos en los precios de la canasta básica, comenzando con el de la tortilla y la leche Liconsa; el de la "continuidad" saludó a los mexicanos con alzas en, cuando menos, azúcar, carne de res y pollo, pescado, huevo, arroz, frijol, y ratificó el de la tortilla, disfrazándolo de "pacto" con los productores. En resumidas cuentas, entre la salida de un "gobierno" y la llegada de otro (noviembre de 2006-enero de 2007) los precios de los diez principales productos de consumo básico registraron incrementos de 24 a 77 por ciento, en un excelente cierre de un sexenio y el maravilloso arranque del "nuevo". Esa fue la primera escalada.
Y "para que vivamos mejor", ya viene la segunda temporada con el precio de la leche como eje de los aumentos. Al igual que el secretario de Economía, Eduardo el "cámara lenta" Sojo, en la crisis de la tortilla, ahora el titular de la Sagarpa, Alberto Cárdenas, se lava las manos en nombre del inquilino de Los Pinos: "puede haber incrementos en el precio de la leche, pero (la situación) no es tan alarmista; serán los productores y comerciantes quienes decidan" en qué proporción aumentarán. "El gobierno no pone los porcentajes del alza; es el mercado quien no permite alzas excesivas". Lo cierto es que el nuevo agujero en el cinturón deberá considerar un pronóstico de cuando menos 20 por ciento de aumento en el precio por litro de leche, más incrementos escalonados para todos los derivados lácteos, pero habrá que dejar espacio para las repercusiones en los precios de otros productos. Días atrás decía el ex caballo negro marca Bimbo, Alberto Cárdenas, Jiménez, que "no quiero adelantar la fecha ni el nuevo precio del litro del producto", pero aseguró que "se realizan diferentes acciones para que esto no sea un golpe a la economía familiar", aunque los productores "desde hace tiempo ameritan replantear los costos".
Quien sí le puso proporción al aumento al precio de la leche fue el presidente del Consejo Nacional Agropecuario, Jaime Yesaki: 20 por ciento a consumidor final. Seis maravillosos meses de la "continuidad" que no ceja en su empeño de cumplir a cabalidad su oferta de campaña: "para que vivamos mejor". Y para que no se olvide lo bien que nos fue con la primera escalada del año, va un recuento, cortesía de los Servicios de Investigación y Análisis de la Cámara de Diputados: en sólo tres meses (periodo citado), diez productos de consumo básico registraron incrementos de 24 a 77 por ciento en sus precios, aunque el daño más severo se causó en los estratos de menores ingresos. En 2006, los hogares mexicanos gastaron un promedio mensual de 12 mil 906 millones de pesos por el consumo de 10 artículos alimenticios que forman parte de la canasta básica, y se distribuyó así (todas las cifras son millones): carne de res, 4 mil 104; carne de pollo, mil 383; huevo, mil 488; tortilla, 3 mil 196; azúcar, 579; arroz, 317; frijol, 996; tomate verde, 286; cebolla, 365, y limón, 191. Un gasto anualizado cercano a 155 mil millones de pesos.
Ese año la distribución promedio del gasto agregado total de estos 10 productos alimenticios respondió a los siguientes patrones: los hogares con los ingresos más bajos del país concentraron 2.67 por ciento del gasto total en carne de res, mientras los de ingresos más altos, 16.06 por ciento; los primeros centralizaron 6.37 por ciento del gasto total en carne de pollo, los segundos, 7.77 por ciento; los de menores ingresos agruparon el 7.59 por ciento del gasto total en huevo, y de los de mayores ingresos el 7.23 por ciento. De igual manera, los hogares con los ingresos más bajos concentraron 6.02 por ciento del gasto total en tortilla y los de ingresos más altos 6.29 por ciento; en azúcar la relación fue 12.89 contra 7.1 por ciento, respectivamente; en arroz, de 10.71 contra 8.03 por ciento; en frijol, de 12.40 contra 5.09 por ciento; en tomate verde, de 4.35 contra 8.39 por ciento; en cebolla, 7.89 contra 10.71 por ciento, y en limón, 3.52 contra 18.67 por ciento. Las familias con los ingresos más bajos del país, en promedio, tuvieron una mayor participación en el gasto total para azúcar, arroz y frijol, comparativamente con el gasto que realizaron, en promedio, las familias con los ingresos más altos. Las familias con los ingresos más altos del país tuvieron, en promedio, una mayor participación en el gasto total para carne, tomate, cebolla y limón, comparativamente con el gasto que realizaron, en promedio, las familias con los ingresos más bajos; ambos estratos destinaron, en promedio, el mismo nivel de gasto para carne de pollo, huevo y tortilla.
En el hipotético caso de que los hogares del país decidan incrementar su nivel de gasto, sin reducir el consumo, el aumento de los precios de estos artículos alimenticios de la canasta básica pasaría de 29.37 a 39.18 por ciento del ingreso monetario mensual promedio de los hogares más pobres del país, y de 1.77 a 2.29 por ciento en los más ricos.
Las rebanadas del pastel
El Plan Colombia (1999) incluye "acciones concretas" para "revitalizar económica y socialmente" a ese país. Ocho años después, la producción y distribución de droga no se ha detenido, menos el conflicto militar, y por ninguna parte se ve la citada "revitalización". Entonces, el inquilino de Los Pinos se aferra a prácticas probadamente ineficaces y, al igual que los gobiernos colombianos, prefiere ceder soberanía, abrir la puerta y enseñar los chones para que los güeros le arreglen la bronca, cuando los gringos sobradamente han demostrado que no pueden con el paquete.
cfvmx@yahoo.com.mx/ cfv@prodigy.net.mx
Kikka Roja
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