La batalla entre ambos consorcios, antes socios y ahora abiertos competidores, se gestó desde la llamada Ley Televisa. Dos gigantes de las telecomunicaciones -Telmex y Televisa- se preparan este 2008 para enfrentarse en una disputa con nombre, pero sin reglas muy precisas: el triple play o los servicios convergentes de video, audio e internet.
La batalla entre ambos consorcios, antes socios y ahora abiertos competidores, se gestó desde la llamada Ley Televisa. La empresa de Emilio Azcárraga Jean se aseguró mediante estas reformas legales el acaparamiento no sólo del espectro que ya posee (68% de las frecuencias de televisión abierta) sino también de una buena parte de las redes de telecomunicaciones para ofrecer servicios alternos. El consorcio televisivo contó para esta operación con una silenciosa aprobación de Carlos Slim y su consorcio: Telmex. A cambio, el dueño de Grupo Carso esperaba una retribución similar de Televisa a través del Acuerdo de Convergencia, promovido por la SCT a finales de octubre del 2006. Esto no sucedió. Televisa operó a través de sus contactos y aliados políticos, en especial con Francisco Gil Díaz, entonces secretario de Hacienda, para frenar la posibilidad de que su ex socio Slim pudiera ingresar al mercado de video mediante el cambio de título de concesión de Telmex. Los otros competidores del emporio telefónico no vieron con muy buenos ojos que la empresa que posee la red de cableado más grande del país -sólo superada por la Comisión Federal de Electricidad- pudiera transformarse en lo que se llama un carrier de carriers, es decir, un proveedor de conducción de señales para las empresas cableras, para otras empresas telefónicas y para compañías de internet.
Cada uno de los consorcios comenzó a prepararse para obtener ventajas comparativas en el mercado del triple play. Televisa afianzó su posición como proveedor de contenidos, como monopolio absoluto de televisión satelital (vía Sky) y como principal empresa de televisión por cable, a través de la consolidación de alianzas entre Cablevisión, de su propiedad, con Cablemás, Televisión Independiente y la compra de la compañía telefónica Bestel. Telmex, al tiempo que compraba empresas de televisión por cable en toda América Latina, en especial en Brasil, firmó convenios con grandes productoras de televisión (HBO, Disney, SPN, entre otras), avanzó sin reglas muy claras en los acuerdos de interconexión, interoperabilidad y portabilidad numérica, las tres condiciones que le puso la SCT para que su título de concesión fuera transformado y le entrara al mercado de contenidos audiovisuales. Al inicio del 2008, cada uno de estos dos gigantes pretende obtener el máximo de ventaja de su condición monopólica, ante autoridades regulatorias débiles, competidores en condiciones de franca desventaja y la incertidumbre sobre el futuro de la Cofetel. La única autoridad que ha podido medianamente equilibrar el ímpetu dominante de ambos consorcios ha sido la Comisión Federal de Competencia. Esta autoridad le autorizó a Televisa la compra de dos empresas de televisión por cable, a cambio de que ésta cumpla con las reglas de must offer y must carry. Es decir, que no bloquee a otras empresas de televisión por cable la transmisión de la señal del Canal 2, el de mayor rating, ni que tampoco impida que otras empresas televisivas se difundan en la red satelital de Sky o de Cablevisión. Hasta el momento, empresas como Cadena Tres, de Olegario Vázquez Raña, por ejemplo, no está incluida en el paquete de Sky.
Hasta ayer y de manera un tanto subrepticia, Televisa publicó en el periódico El Universal, sus tarifas de servicio de contenido: 1. 65 dólares por suscriptor al mes para acceder a su paquete básico que incluye las señales de los canales 2, 4, 5 y 9 junto con otros 10 canales (Telehit, Ritmoson Latino, Bandamax, Unicable, De Película, Cinema Golden 1, Cinema Golden II, Telenovelas, Clásico TV y American Network). Como si fuera la Cofetel , Televisa puso una condición en su desplegado: los operadores de redes públicas que quieran contratar con ellos deben tener más de 5 millones de usuarios y demostrar que sus ingresos son mayores a los mil millones de dólares anuales. En paralelo, Telmex ya ofrece a sus nuevos clientes de telefonía fija, un paquete de Prodigy que incluirá no sólo el servicio de internet de banda ancha sino de video o televisión restringida. “Apenas nos autoricen el triple play”, según la explicación que se ofrece a los clientes. El interés de la empresa telefónica será contar con una red propia y alterna para servicios de televisión restringida. Algunos analistas consideran que esto será posible a través de la empresa brasileña Embratel, que Slim compró el año pasado y que pronto tendrá un satélite con cobertura en América del Norte. Este reacomodo de los dos gigantes se produce en medio de una situación poco clara en el mercado de la televisión por cable, el sector ideal para la competencia de triple play.
A pesar de que la Cofetel autorizó 40 concesiones de televisión por cable en el 2007, la SCT dejó pendiente la convocatoria a licitación. Antes de que terminara el año, un comunicado de la misma Secretaría afirmó que en el 2008 se pondrán en licitación 150 concesiones para brindar servicios de televisión restringida, telefonía local y transmisión de datos. En otras palabras, 150 nuevas concesiones para servicios de triple play se preparan para este 2008. No está claro si esto permitirá el ingreso de nuevos jugadores o la consolidación paulatina de un mercado en el cual dos grandes competidores deciden aplicar la ley del más fuerte y las autoridades se especializan en la ley del avestruz.
La batalla entre ambos consorcios, antes socios y ahora abiertos competidores, se gestó desde la llamada Ley Televisa. La empresa de Emilio Azcárraga Jean se aseguró mediante estas reformas legales el acaparamiento no sólo del espectro que ya posee (68% de las frecuencias de televisión abierta) sino también de una buena parte de las redes de telecomunicaciones para ofrecer servicios alternos. El consorcio televisivo contó para esta operación con una silenciosa aprobación de Carlos Slim y su consorcio: Telmex. A cambio, el dueño de Grupo Carso esperaba una retribución similar de Televisa a través del Acuerdo de Convergencia, promovido por la SCT a finales de octubre del 2006. Esto no sucedió. Televisa operó a través de sus contactos y aliados políticos, en especial con Francisco Gil Díaz, entonces secretario de Hacienda, para frenar la posibilidad de que su ex socio Slim pudiera ingresar al mercado de video mediante el cambio de título de concesión de Telmex. Los otros competidores del emporio telefónico no vieron con muy buenos ojos que la empresa que posee la red de cableado más grande del país -sólo superada por la Comisión Federal de Electricidad- pudiera transformarse en lo que se llama un carrier de carriers, es decir, un proveedor de conducción de señales para las empresas cableras, para otras empresas telefónicas y para compañías de internet.
Cada uno de los consorcios comenzó a prepararse para obtener ventajas comparativas en el mercado del triple play. Televisa afianzó su posición como proveedor de contenidos, como monopolio absoluto de televisión satelital (vía Sky) y como principal empresa de televisión por cable, a través de la consolidación de alianzas entre Cablevisión, de su propiedad, con Cablemás, Televisión Independiente y la compra de la compañía telefónica Bestel. Telmex, al tiempo que compraba empresas de televisión por cable en toda América Latina, en especial en Brasil, firmó convenios con grandes productoras de televisión (HBO, Disney, SPN, entre otras), avanzó sin reglas muy claras en los acuerdos de interconexión, interoperabilidad y portabilidad numérica, las tres condiciones que le puso la SCT para que su título de concesión fuera transformado y le entrara al mercado de contenidos audiovisuales. Al inicio del 2008, cada uno de estos dos gigantes pretende obtener el máximo de ventaja de su condición monopólica, ante autoridades regulatorias débiles, competidores en condiciones de franca desventaja y la incertidumbre sobre el futuro de la Cofetel. La única autoridad que ha podido medianamente equilibrar el ímpetu dominante de ambos consorcios ha sido la Comisión Federal de Competencia. Esta autoridad le autorizó a Televisa la compra de dos empresas de televisión por cable, a cambio de que ésta cumpla con las reglas de must offer y must carry. Es decir, que no bloquee a otras empresas de televisión por cable la transmisión de la señal del Canal 2, el de mayor rating, ni que tampoco impida que otras empresas televisivas se difundan en la red satelital de Sky o de Cablevisión. Hasta el momento, empresas como Cadena Tres, de Olegario Vázquez Raña, por ejemplo, no está incluida en el paquete de Sky.
Hasta ayer y de manera un tanto subrepticia, Televisa publicó en el periódico El Universal, sus tarifas de servicio de contenido: 1. 65 dólares por suscriptor al mes para acceder a su paquete básico que incluye las señales de los canales 2, 4, 5 y 9 junto con otros 10 canales (Telehit, Ritmoson Latino, Bandamax, Unicable, De Película, Cinema Golden 1, Cinema Golden II, Telenovelas, Clásico TV y American Network). Como si fuera la Cofetel , Televisa puso una condición en su desplegado: los operadores de redes públicas que quieran contratar con ellos deben tener más de 5 millones de usuarios y demostrar que sus ingresos son mayores a los mil millones de dólares anuales. En paralelo, Telmex ya ofrece a sus nuevos clientes de telefonía fija, un paquete de Prodigy que incluirá no sólo el servicio de internet de banda ancha sino de video o televisión restringida. “Apenas nos autoricen el triple play”, según la explicación que se ofrece a los clientes. El interés de la empresa telefónica será contar con una red propia y alterna para servicios de televisión restringida. Algunos analistas consideran que esto será posible a través de la empresa brasileña Embratel, que Slim compró el año pasado y que pronto tendrá un satélite con cobertura en América del Norte. Este reacomodo de los dos gigantes se produce en medio de una situación poco clara en el mercado de la televisión por cable, el sector ideal para la competencia de triple play.
A pesar de que la Cofetel autorizó 40 concesiones de televisión por cable en el 2007, la SCT dejó pendiente la convocatoria a licitación. Antes de que terminara el año, un comunicado de la misma Secretaría afirmó que en el 2008 se pondrán en licitación 150 concesiones para brindar servicios de televisión restringida, telefonía local y transmisión de datos. En otras palabras, 150 nuevas concesiones para servicios de triple play se preparan para este 2008. No está claro si esto permitirá el ingreso de nuevos jugadores o la consolidación paulatina de un mercado en el cual dos grandes competidores deciden aplicar la ley del más fuerte y las autoridades se especializan en la ley del avestruz.
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Kikka Roja
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