El Fondo Monetario Internacional (FMI) indicó ayer que, ante la actual crisis del sistema financiero mundial –cuyas consecuencias se han comenzado a sentir en los meses recientes y amenazan con ser aún más severas en 2009–, las economías requieren de “iniciativas audaces” de los gobiernos para evitar la “probabilidad de otra gran depresión”. En particular, señaló el organismo, se necesitan amplios programas de estímulos fiscales.
La recomendación del Fondo tiene sentido en un momento en que las economías de todo el mundo acusan signos de debilitamiento, el crédito escasea y es urgente elevar el poder adquisitivo de las personas, fomentar la demanda y la generación de empleos. Es significativo que diversos países contemplen ya la aplicación de estímulos fiscales: el pasado 26 de noviembre, la Comisión Europea aprobó un paquete por 200 mil millones de euros, y Bruselas instó a los países miembros de la Unión Europea a que avanzaran en ese mismo sentido; a principios de ese mes, China anunció la aplicación de estímulos fiscales por 586 mil millones de dólares, y en Estados Unidos se aprobó desde enero pasado un programa de incentivos equivalente a 150 mil millones de dólares, en tanto el presidente electo de ese país, Barack Obama, analiza aplicar otro de entre 675 mil y 775 mil millones de dólares.
En México, la crisis económica ha puesto en relieve la necesidad de reactivar los anquilosados motores de la economía y el mercado interno y frenar así la fuerte dependencia económica respecto de la nación vecina del norte. Sin embargo, tal acción resulta particularmente complicada cuando se ha adoptado una política fiscal sumamente injusta e inequitativa, que beneficia a los causantes mayores –las grandes empresas, los capitales financieros, los dueños de inmensas fortunas– y se ensaña con los que menos tienen.
Los incrementos impositivos decretados en el último año, como el impuesto empresarial a tasa única (IETU), han afectado principalmente a los asalariados, a los sectores productivos y a las pequeñas y medianas empresas, que son, cabe recordarlo, las principales generadoras de empleo formal en el país. El sistema tributario nada pudo hacer cuando la venta de Banamex a la trasnacional Citigroup, mediante una operación bursátil, significó un quebranto al erario por unos 3 mil 500 millones de dólares en impuestos que no se pagaron, pero en cambio no permite a quien realiza sus compras en el sector formal dejar de cubrir el impuesto al valor agregado. La actual política fiscal, de suyo inmoral por cuanto mide con distintos raseros a los pequeños y a los grandes contribuyentes, constituye, en la circunstancia presente, un elemento nocivo para la economía –pues inhibe la inversión y merma la creación de puestos de trabajo– y un factor de descontento adicional para los sectores castigados, que son, por añadidura, los que más resienten los efectos de las crisis económicas.
■ Llama a reducir posibilidad de otra gran depresión; la crisis durará muchos trimestres, dice
Demanda el FMI gran estímulo fiscal para la economía mundial
■ Rescatar el sector financiero y elevar la demanda, los propósitos, de acuerdo con el organismo
■ Plantea rebajar impuestos a consumidores con mayor probabilidad de restricción crediticia
Reuters
Washington, 29 de diciembre. La economía mundial necesita un gran estímulo fiscal, tanto para reparar el sistema financiero como para alentar la demanda, declaró el Fondo Monetario Internacional (FMI) en una investigación dada a conocer este lunes. Indicó que la actual crisis durará muchos trimestres y que los países necesitan actuar agresivamente para reducir la “probabilidad de otra Gran Depresión”. “La solución a la actual crisis financiera y macroeconómica requiere iniciativas audaces, destinadas al rescate del sector financiero y a incrementar la demanda”, indicó el organismo internacional. “Tiempo y acción son clave”, agregó.
El fondo había declarado previamente que la economía mundial necesitaba un estímulo equivalente a cerca de 2 por ciento de la producción global, y que los gobiernos deberían estar preparados para redoblar sus esfuerzos, en caso de ser necesario.
Los incrementos del gasto y los recortes de impuestos específicos serían fructíferos, mientras recortes de impuestos generales o subsidios para los consumidores o empresas tendrían un menor efecto, opinó el FMI. El texto no especificó cuánto dinero debería comprometer cada país, pero en cambio dio recomendaciones generales sobre el mejor modo de estructurar programas de gasto. El presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, se encuentra considerando un plan de estímulo por entre 675 mil millones y 775 mil millones de dólares, a ser repartidos a lo largo de dos años.
China ha propuesto una cifra ligeramente menor a 600 mil millones de dólares, mientras la Comisión Europea ha hecho un llamado para un paquete amplio de la Unión Europea por un valor de 200 mil millones de euros. El FMI señaló que el gasto público podría ser usado para mantener los actuales programas de gobierno, que de otro modo podrían sufrir reajustes en el presupuesto y para financiar proyectos de inversión a largo plazo.
Los recortes de impuestos para consumidores deberían ser destinados a aquellos que tengan más probabilidades de tener restricción al crédito, apuntó el FMI, agregando que medidas como la ampliación de los beneficios por desempleo serían de gran ayuda. Es poco probable que los recortes de impuestos y los subsidios tengan mucho efecto sobre las empresas que luchan con la disminución de la demanda y el alza de la incertidumbre, resaltó la investigación. El fondo apuntó que es esencial que los gobiernos dejen claro que harían más si fuese necesario para ayudar a la economía, pero que al mismo tiempo establecieran un cronograma para retirar los estímulos cuando las condiciones mejoren.
“Al tiempo que se necesita un considerable estímulo, las autoridades deberían comprometerse a hacer más, si las condiciones así lo requiriesen; es importante anunciar esto al comienzo, para que los incrementos posteriores no se vean como reparaciones desesperadas”, añadió.
La aplicación de un paquete de estímulos fiscales en el país se presenta como una medida sensata, pero cabría esperar que se orientara a beneficiar a quienes efectivamente lo necesitan.
kikka-roja.blogspot.com/
La recomendación del Fondo tiene sentido en un momento en que las economías de todo el mundo acusan signos de debilitamiento, el crédito escasea y es urgente elevar el poder adquisitivo de las personas, fomentar la demanda y la generación de empleos. Es significativo que diversos países contemplen ya la aplicación de estímulos fiscales: el pasado 26 de noviembre, la Comisión Europea aprobó un paquete por 200 mil millones de euros, y Bruselas instó a los países miembros de la Unión Europea a que avanzaran en ese mismo sentido; a principios de ese mes, China anunció la aplicación de estímulos fiscales por 586 mil millones de dólares, y en Estados Unidos se aprobó desde enero pasado un programa de incentivos equivalente a 150 mil millones de dólares, en tanto el presidente electo de ese país, Barack Obama, analiza aplicar otro de entre 675 mil y 775 mil millones de dólares.
En México, la crisis económica ha puesto en relieve la necesidad de reactivar los anquilosados motores de la economía y el mercado interno y frenar así la fuerte dependencia económica respecto de la nación vecina del norte. Sin embargo, tal acción resulta particularmente complicada cuando se ha adoptado una política fiscal sumamente injusta e inequitativa, que beneficia a los causantes mayores –las grandes empresas, los capitales financieros, los dueños de inmensas fortunas– y se ensaña con los que menos tienen.
Los incrementos impositivos decretados en el último año, como el impuesto empresarial a tasa única (IETU), han afectado principalmente a los asalariados, a los sectores productivos y a las pequeñas y medianas empresas, que son, cabe recordarlo, las principales generadoras de empleo formal en el país. El sistema tributario nada pudo hacer cuando la venta de Banamex a la trasnacional Citigroup, mediante una operación bursátil, significó un quebranto al erario por unos 3 mil 500 millones de dólares en impuestos que no se pagaron, pero en cambio no permite a quien realiza sus compras en el sector formal dejar de cubrir el impuesto al valor agregado. La actual política fiscal, de suyo inmoral por cuanto mide con distintos raseros a los pequeños y a los grandes contribuyentes, constituye, en la circunstancia presente, un elemento nocivo para la economía –pues inhibe la inversión y merma la creación de puestos de trabajo– y un factor de descontento adicional para los sectores castigados, que son, por añadidura, los que más resienten los efectos de las crisis económicas.
■ Llama a reducir posibilidad de otra gran depresión; la crisis durará muchos trimestres, dice
Demanda el FMI gran estímulo fiscal para la economía mundial
■ Rescatar el sector financiero y elevar la demanda, los propósitos, de acuerdo con el organismo
■ Plantea rebajar impuestos a consumidores con mayor probabilidad de restricción crediticia
Reuters
Washington, 29 de diciembre. La economía mundial necesita un gran estímulo fiscal, tanto para reparar el sistema financiero como para alentar la demanda, declaró el Fondo Monetario Internacional (FMI) en una investigación dada a conocer este lunes. Indicó que la actual crisis durará muchos trimestres y que los países necesitan actuar agresivamente para reducir la “probabilidad de otra Gran Depresión”. “La solución a la actual crisis financiera y macroeconómica requiere iniciativas audaces, destinadas al rescate del sector financiero y a incrementar la demanda”, indicó el organismo internacional. “Tiempo y acción son clave”, agregó.
El fondo había declarado previamente que la economía mundial necesitaba un estímulo equivalente a cerca de 2 por ciento de la producción global, y que los gobiernos deberían estar preparados para redoblar sus esfuerzos, en caso de ser necesario.
Los incrementos del gasto y los recortes de impuestos específicos serían fructíferos, mientras recortes de impuestos generales o subsidios para los consumidores o empresas tendrían un menor efecto, opinó el FMI. El texto no especificó cuánto dinero debería comprometer cada país, pero en cambio dio recomendaciones generales sobre el mejor modo de estructurar programas de gasto. El presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, se encuentra considerando un plan de estímulo por entre 675 mil millones y 775 mil millones de dólares, a ser repartidos a lo largo de dos años.
China ha propuesto una cifra ligeramente menor a 600 mil millones de dólares, mientras la Comisión Europea ha hecho un llamado para un paquete amplio de la Unión Europea por un valor de 200 mil millones de euros. El FMI señaló que el gasto público podría ser usado para mantener los actuales programas de gobierno, que de otro modo podrían sufrir reajustes en el presupuesto y para financiar proyectos de inversión a largo plazo.
Los recortes de impuestos para consumidores deberían ser destinados a aquellos que tengan más probabilidades de tener restricción al crédito, apuntó el FMI, agregando que medidas como la ampliación de los beneficios por desempleo serían de gran ayuda. Es poco probable que los recortes de impuestos y los subsidios tengan mucho efecto sobre las empresas que luchan con la disminución de la demanda y el alza de la incertidumbre, resaltó la investigación. El fondo apuntó que es esencial que los gobiernos dejen claro que harían más si fuese necesario para ayudar a la economía, pero que al mismo tiempo establecieran un cronograma para retirar los estímulos cuando las condiciones mejoren.
“Al tiempo que se necesita un considerable estímulo, las autoridades deberían comprometerse a hacer más, si las condiciones así lo requiriesen; es importante anunciar esto al comienzo, para que los incrementos posteriores no se vean como reparaciones desesperadas”, añadió.
La aplicación de un paquete de estímulos fiscales en el país se presenta como una medida sensata, pero cabría esperar que se orientara a beneficiar a quienes efectivamente lo necesitan.
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