Cuando uno sonríe, todo el mundo realmente sonríe con uno. Un informe que será publicado en una revista médica británica concluyó que la felicidad es contagiosa, y que la gente transfiere su buen humor incluso a personas totalmente extrañas. Investigadores estadounidenses que dieron seguimiento a más de cuatro mil 700 personas en Framingham, Massachusetts, como parte de un estudio cardiaco de 20 años de duración también encontraron que la felicidad transferida es duradera hasta por un año. "La felicidad es como una estampida", dijo Nicholas Christakis, profesor del Departamento de Sociología de la Universidad de Harvard y coautor del estudio. "El que estés feliz no sólo depende de tus propias acciones, comportamientos y pensamientos, sino de los de personas que ni siquiera conoces", señaló. Aunque el estudio es otra señal del poder que tienen las redes sociales, éste se realizó durante el 2003, justo antes del auge de sitios en internet de redes sociales como Friendster, MySpace y Facebook. Christiakis no pudo decir con seguridad si el efecto funciona en línea. "Este tipo de tecnología aumenta el contacto con amigos, así que debería apoyar el tipo de contagio emocional que observamos", apuntó el especialista. Christakis y el otro coautor, James Fowler, de la Universidad de California en San Diego, estudian desde hace mucho tiempo las redes sociales. Antes encontraron que la obesidad y los hábitos de tabaquismo también se extienden socialmente. Para este estudio, publicado en la revista británica BMJ, examinaron cuestionarios que pedían a la gente medir su felicidad. Encontraron agrupamientos bien delimitados de felicidad e infelicidad significativamente mayores de lo que se hubiera esperado de manera fortuita. La gente que dijo ser feliz tendía a estar en el centro de redes sociales y tenía muchos amigos que también eran felices. Tener amigos o hermanos cerca incrementaba las probabilidades de que la gente se sintiera alegre. La felicidad se extendía hacia afuera en tres escalones: a los amigos de los amigos de los amigos. Los cónyuges felices también ayudan, pero no tanto como amigos felices del mismo género. Los expertos piensan que las personas, particularmente las mujeres, toman señales emocionales de gente que luce como ellas. Christakis y Fowler calculan que cada amigo feliz incrementa nuestra propia probabilidad de ser feliz en 9%. Tener amigos gruñones la disminuye en cerca de 7%. Pero también resulta que la infelicidad no ama la compañía: la felicidad pareció extenderse más consistentemente que la infelicidad. Pero ello no significa que uno deba abandonar a los amigos tristes.
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