Ampliar la imagen Se prevé que el próximo enfrentamiento entre corrientes perredistas será por la manera en que se designará a los abanderados en la capital del país Foto: José Antonio López El Partido de la Revolución Democrática (PRD) enfrenta el reto de mantener en las elecciones intermedias del 5 de julio próximo el nivel de votación para diputados que logró en 2006. En su contra tiene, además de divisiones internas y renuncias de militantes, un fallido intento por ir en coalición electoral con quienes fueron sus aliados en 2006, los partidos del Trabajo y Convergencia, alianza que arrojó los resultados más altos en la historia de la izquierda mexicana en comicios para el legislativo. A lo largo de su existencia el PRD ha sufrido altibajos en los diferentes procesos en que ha participado, hasta que subió vertiginosamente en el de 2006, cuando se ubicó como segunda fuerza en la Cámara de Diputados. El prontuario electoral del Instituto Federal Electoral refiere que en 1991 –sus primeras elecciones– el sol azteca ganó 41 curules; en 1994, 71; en 1997, 125; en 2000, 51; en 2003, 41, y en 2006, 126 de 500. La situación no se vislumbra fácil para el partido, pues a lo reseñado se añade la decisión del séptimo Consejo Nacional de impedir cualquier tipo de alianza electoral, ya sea federal o estatal, para que el PRD compita solo en los comicios venideros. Las expectativas de la dirigencia nacional son obtener un piso de 20 por ciento de votación o mantener al menos 80 diputados. Hortensia Aragón, secretaria general del partido, presentó un balance sobre lo ocurrido en las eleccciones de 2007 y 2008, después de la elección federal del 2 de julio de 2006. Empezó con los comicios para elegir gobernador en Chiapas y Tabasco, que –aseguró– dejaron “saldos distintos para el PRD”. Destacó el primer caso, en el cual el partido, como parte de la coalición Por el Bien de Todos, logró con Juan Sabines, por margen estrecho, el triunfo, “contra una perversa alianza entre PRI-PAN”. Con base en los resultados de los procesos electorales desarrollados en 2007, admitió que en Yucatán, Durango, Chihuahua, Sinaloa, Baja California, Aguascalientes, Veracruz, Puebla y Tamaulipas las preferencias están centradas en el bipartidismo PRI-PAN. Mientras, en Zacatecas, Oaxaca, Chiapas, Tlaxcala y Michoacán hay un comportamiento electoral “centrado en tres opciones: PRI-PAN-PRD”. Sólo en Zacatecas los dirigentes perredistas vislumbran una situación complicada, por la pugna que mantienen la gobernadora Amalia García y el senador Ricardo Monreal. Además, este último podría afectar los resultados si decide trabajar en favor de la coalición PT-Convergencia. En ambos grupos, Hortensia Aragón destacó el avance que obtiene el PRI cuando los estados con amplia filiación panista, como Yucatán, Aguascalientes, Tamaulipas, Puebla, Veracruz y Sinaloa, “disminuyen su preferencia en gubernaturas, distritos y municipios históricos”. Por lo que respecta al Distrito Federal, el PRD definirá la semana próxima el mecanismo que utilizará para elegir a sus candidatos a diputados federales y las estrategias electoral y política de alianzas con organizaciones sociales para este año. Se avecina una nueva discusión interna en el partido para determinar los distritos que serán reservados, es decir, en los cuales no habrá comicios internos, sino designación directa de candidatos, con base en la decisión de los principales órganos de dirección perredista. Izquierda Democrática Nacional, una de las principales corrientes del partido en la capital del país (principal bastión del PRD), propondrá que sólo se reserven los distritos en que haya consenso claro, y advirtió que de no alcanzar acuerdos firmes continuará la crisis, con la “fuga silenciosa” de militantes. Cada grupo define la estrategia que llevará al encuentro de dirigentes estatales con la Comisión Política Nacional, programada para el 6 de enero. De la discusión surgirá además la directriz para la elección de candidatos en cada uno de los 300 distritos en que está dividido el país. El análisis resulta trascendente, porque la dirigencia del partido, encabezada por Jesús Ortega (de la corriente Nueva Izquierda), ha admitido la importancia de lograr acuerdos internos como única alternativa para salvar al PRD del fracaso en los comicios de este año. Mañana se reunirán líderes de corrientes opositoras con Jesús Ortega en lo que se espera será el inicio de discusiones en torno a la forma de integrar las listas de candidatos a puestos de elección popular. Un día después se entrevistarán miembros de la Comisión Política y del secretariado para comenzar el martes con las discusiones de fondo, que incluirán cuestiones como el futuro del Frente Amplio Progresista, la relación con otros partidos de izquierda, la salida “silenciosa” de perredistas y, en particular, el apoyo al movimiento nacional que encabeza Andrés Manuel López Obrador. |
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