Jorge Moch
tumbaburros@yahoo.com
México es ya el país que siempre soñó la derecha, ésa que viste traje y corbata italiana, sotana y alzacuello o bolso de piel de importación y perfumito francés. Por fin un país en que orden y respeto sean paradigma social, y la exigencia de solventar deudas históricas con los desposeídos, de castigar el abuso solapado de empresarios cuentachiles y monopolistas, de caciques asesinos, de politicastros rateros y nacidos del maridaje de la delincuencia con el gobierno no sean sino “protestitas”, despreciables manifestaciones de “unos cuantos” y patéticas manifestaciones de rebeldía de “los de siempre”. México es por fin un país de paletos ciegos y sordos, de ésos que ni ven ni oyen la propia miseria, la perversidad teledirigida de los poderosos que siempre jalan las riendas de la industria, de la sociedad, de la feligresía y de la administración pública a sus propios aguajes; un país de ciegos y de sordos que ni se ven ni se escuchan a sí mismos más que a través de la ventana mendaz de la televisión, esa puta que, como la babilónica, se acuesta con todos y con ninguno. Parte de la izquierda se prostituye igual o peor, dejando de lado sus compromisos para tugurizarse, volverse la furcia de ocasión y contentarse con migajas de poder público.
La derechización de México, ya descarada y sin contrapeso la inició no sólo el PAN, sino el PRI, cuando Carlos Salinas de Gortari era secretario de Programación y Presupuesto en el sexenio gris, pero ominoso y acezante, de Miguel de la Madrid Hurtado. Cuando luego Salinas, con fraude electorero de por medio, se hizo presidente ya con el aval lameculos del pan (recordemos la fotografía histórica en que Diego Fernández de Cevallos acompaña a Salinas, le alza la mano, hace la “v” de la victoria) nació lo que Manú Dornbierer bautizó certeramente como PRIAN, que es esa hidra, esa red de complicidades barriobajeras que desgobierna y saquea el país desde entonces disfrazándose, porque le encantan los antifaces, de alternancia democrática. Quien a su vez gobierna al PRIAN es el clero católico. Desde la imposición del salinato, durante el cual el Estado mexicano reanudó relaciones diplomáticas con El Vaticano, el clero se ha ido trepando de nuevo –era una idea largamente acariciada por Roma y sus obispos, quizá desde las Leyes de Reforma juaristas– al pescuezo de la República. Y van por más: el clero quiere preponderancia en los medios, que ya es mucha en Televisa y TV Azteca, sobre todo en esta última, donde hay funcionarios de la arquidiócesis operando de facto como censores, además de expandirse en transmisiones directas como las de Mariavisión desde Zapopan, Jalisco, territorio del déspota obispo Juan Sandoval, quien últimamente, con principesco desparpajo, ha demostrado quién gobierna realmente en Jalisco y buena parte del occidente mexicano. La estúpida criminalización del aborto, por ejemplo, es una de las consecuencias de permitir a los curánganos hacer operación política.
Pero ese clero beligerante no podría avanzar sin el apoyo económico y político del empresariado fanático. Los grandes grupos empresariales del país empujan, muy de acuerdo con su naturaleza expoliadora, a la sociedad mexicana hacia el extremo derecho del espectro ideológico: subvencionan campañas, hacen donativos o préstamos de cobranza política y, al fin, simplemente reclaman después su parte. Una muestra: Calderón, ese chaparro pelón de lentes (que vista su cortedad de miras no sirven para maldita cosa) ha dicho y repetido que los embates contra Luz y Fuerza del Centro, y por extensión la guerra sucia al SME, son simple ecuación de productividad, y que jamás se privatizará la red de servicio eléctrico público. Burdas mentiras: de acuerdo con el sitio de internet de la empresa española Iberdrola (www.iberdrola.es/webibd/corporativa/) es el primer productor privado de electricidad de México.
¿Otra muestra?, la también española Endesa (www.endesa.com.mx): en México, Endesa Cogeneración y Renovables cuenta con cuatro plantas en operación y tiene como objetivo “identificar y desarrollar oportunidades de negocio en esta área, aprovechando la experiencia y capacidad tecnológica adquirida en España, y la capacidad financiera del Grupo”. ¿Alguien lee en alguna parte de esa explicación algo acerca del bienestar y la soberanía del pueblo mexicano?, ¿verdad que no?, pero de ese tipo de frases patéticamente nacionalistas se le llena el hocico a la derecha. Los beneficios, claro, siempre fueron, son y serán para ellos, que son unos cuantos.
kikka-roja.blogspot.com/
La derechización de México, ya descarada y sin contrapeso la inició no sólo el PAN, sino el PRI, cuando Carlos Salinas de Gortari era secretario de Programación y Presupuesto en el sexenio gris, pero ominoso y acezante, de Miguel de la Madrid Hurtado. Cuando luego Salinas, con fraude electorero de por medio, se hizo presidente ya con el aval lameculos del pan (recordemos la fotografía histórica en que Diego Fernández de Cevallos acompaña a Salinas, le alza la mano, hace la “v” de la victoria) nació lo que Manú Dornbierer bautizó certeramente como PRIAN, que es esa hidra, esa red de complicidades barriobajeras que desgobierna y saquea el país desde entonces disfrazándose, porque le encantan los antifaces, de alternancia democrática. Quien a su vez gobierna al PRIAN es el clero católico. Desde la imposición del salinato, durante el cual el Estado mexicano reanudó relaciones diplomáticas con El Vaticano, el clero se ha ido trepando de nuevo –era una idea largamente acariciada por Roma y sus obispos, quizá desde las Leyes de Reforma juaristas– al pescuezo de la República. Y van por más: el clero quiere preponderancia en los medios, que ya es mucha en Televisa y TV Azteca, sobre todo en esta última, donde hay funcionarios de la arquidiócesis operando de facto como censores, además de expandirse en transmisiones directas como las de Mariavisión desde Zapopan, Jalisco, territorio del déspota obispo Juan Sandoval, quien últimamente, con principesco desparpajo, ha demostrado quién gobierna realmente en Jalisco y buena parte del occidente mexicano. La estúpida criminalización del aborto, por ejemplo, es una de las consecuencias de permitir a los curánganos hacer operación política.
Pero ese clero beligerante no podría avanzar sin el apoyo económico y político del empresariado fanático. Los grandes grupos empresariales del país empujan, muy de acuerdo con su naturaleza expoliadora, a la sociedad mexicana hacia el extremo derecho del espectro ideológico: subvencionan campañas, hacen donativos o préstamos de cobranza política y, al fin, simplemente reclaman después su parte. Una muestra: Calderón, ese chaparro pelón de lentes (que vista su cortedad de miras no sirven para maldita cosa) ha dicho y repetido que los embates contra Luz y Fuerza del Centro, y por extensión la guerra sucia al SME, son simple ecuación de productividad, y que jamás se privatizará la red de servicio eléctrico público. Burdas mentiras: de acuerdo con el sitio de internet de la empresa española Iberdrola (www.iberdrola.es/webibd/corporativa/) es el primer productor privado de electricidad de México.
¿Otra muestra?, la también española Endesa (www.endesa.com.mx): en México, Endesa Cogeneración y Renovables cuenta con cuatro plantas en operación y tiene como objetivo “identificar y desarrollar oportunidades de negocio en esta área, aprovechando la experiencia y capacidad tecnológica adquirida en España, y la capacidad financiera del Grupo”. ¿Alguien lee en alguna parte de esa explicación algo acerca del bienestar y la soberanía del pueblo mexicano?, ¿verdad que no?, pero de ese tipo de frases patéticamente nacionalistas se le llena el hocico a la derecha. Los beneficios, claro, siempre fueron, son y serán para ellos, que son unos cuantos.
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