- Reprueban la falta de continuidad: subsisten 6 acciones de 47 instauradas el sexenio pasado
- Los programas oficiales eluden la raíz de la pobreza, critican expertos
- La mejor política es la que incentiva el crecimiento económico, dice investigadora de la UNAM
Damnificados por el desbordamiento del río Pánuco, en Veracruz, en octubre de 2007Foto Cortesía de Mariela Medeles Morán
Angélica Enciso L.
Periódico La Jornada
Lunes 2 de noviembre de 2009, p. 31
En el combate a la pobreza, el gobierno federal no atiende las causas estructurales, carece de una estrategia específica y articulada, además de que los programas que aplica tampoco tienen continuidad: de 47 acciones instauradas el sexenio pasado, se mantienen seis y el saldo es un mayor número de pobres, señalan especialistas.
Ante el planteamiento gubernamental de destinar más recursos a programas sociales, no se toma en cuenta que existe una pobreza estructural, no sólo la coyuntural derivada de la crisis económica, y hay que aclarar que esos mecanismos no hacen una política social, sostuvo en entrevista Verónica Montes de Oca, del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Los actuales programas tienen el objetivo de reducir la pobreza de las generaciones más jóvenes, pero no apuntan a la pobreza estructural que se deriva del modelo económico. Los grandes causantes de la pobreza son aspectos históricos, tienen que ver con la desigualdad del ingreso, y de esto no se habla, agregó.
Desde que se instauró el programa Solidaridad, en 1988, las acciones sociales son de corte asistencial y, aunque su objetivo es administrar la pobreza, a dos décadas de haberse puesto en marcha, 50 millones de personas se mantienen en pobreza patrimonial: sus ingresos son insuficientes para satisfacer las necesidades de alimentación, salud, educación, vivienda, vestido y transporte público, sostuvo, por su parte, Berenice Ramírez, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.
Agregó que, pese al aumento del gasto social y de las transferencias gubernamentales a las familias pobres, los resultados no serán contundentes mientras no se modifique la orientación de la política económica y de la política social. Con políticas asistenciales los alcances y resultados serán mínimos.
Hay que recordar que la mejor política distributiva es la que incentiva el crecimiento económico y el empleo. Con éste el ingreso de las familias crece, se ponen en marcha políticas distributivas. Así se usara todo el gasto público en el área social, en un contexto económico como el que ha tenido el país en los últimos años, no tendrá resultados positivos.
De acuerdo con Genaro Aguilar Gutiérrez, investigador de El Colegio de México, cada año se destinan casi 10 mil millones de dólares a programas dirigidos al combate a la pobreza; en la década reciente se invirtieron casi 100 mil millones de dólares.
El saldo para 2008 fue de aumento de la pobreza de patrimonio: creció 5.9 millones y llegó a 50.6 millones de personas; mientras a la alimentaria se sumaron 5.1 millones de personas, por lo que en total hay 19.5 millones de personas en miseria, indican datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social.
La asociación Fundar detalla que entre 2000 y 2008, de 47 programas que operaba el gobierno federal, sólo tres permanecieron: el Programa de Empleo Temporal, Apoyo a Artesanos y Abasto Rural. Otros tres continúan, pero con nombres diferentes: Progresa ahora es Oportunidades, Vivah es Hábitat y los programas de Fonhapo ahora son Tu Casa.
Entre los nuevos programas están los de estancias infantiles; apoyo a zonas de atención prioritaria; adultos mayores; rescate de espacios públicos, y apoyo a los avecindados en condiciones de pobreza patrimonial para regularizar asentamientos humanos irregulares, indica la organización.
Ante el planteamiento gubernamental de destinar más recursos a programas sociales, no se toma en cuenta que existe una pobreza estructural, no sólo la coyuntural derivada de la crisis económica, y hay que aclarar que esos mecanismos no hacen una política social, sostuvo en entrevista Verónica Montes de Oca, del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Los actuales programas tienen el objetivo de reducir la pobreza de las generaciones más jóvenes, pero no apuntan a la pobreza estructural que se deriva del modelo económico. Los grandes causantes de la pobreza son aspectos históricos, tienen que ver con la desigualdad del ingreso, y de esto no se habla, agregó.
Desde que se instauró el programa Solidaridad, en 1988, las acciones sociales son de corte asistencial y, aunque su objetivo es administrar la pobreza, a dos décadas de haberse puesto en marcha, 50 millones de personas se mantienen en pobreza patrimonial: sus ingresos son insuficientes para satisfacer las necesidades de alimentación, salud, educación, vivienda, vestido y transporte público, sostuvo, por su parte, Berenice Ramírez, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.
Agregó que, pese al aumento del gasto social y de las transferencias gubernamentales a las familias pobres, los resultados no serán contundentes mientras no se modifique la orientación de la política económica y de la política social. Con políticas asistenciales los alcances y resultados serán mínimos.
Hay que recordar que la mejor política distributiva es la que incentiva el crecimiento económico y el empleo. Con éste el ingreso de las familias crece, se ponen en marcha políticas distributivas. Así se usara todo el gasto público en el área social, en un contexto económico como el que ha tenido el país en los últimos años, no tendrá resultados positivos.
De acuerdo con Genaro Aguilar Gutiérrez, investigador de El Colegio de México, cada año se destinan casi 10 mil millones de dólares a programas dirigidos al combate a la pobreza; en la década reciente se invirtieron casi 100 mil millones de dólares.
El saldo para 2008 fue de aumento de la pobreza de patrimonio: creció 5.9 millones y llegó a 50.6 millones de personas; mientras a la alimentaria se sumaron 5.1 millones de personas, por lo que en total hay 19.5 millones de personas en miseria, indican datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social.
La asociación Fundar detalla que entre 2000 y 2008, de 47 programas que operaba el gobierno federal, sólo tres permanecieron: el Programa de Empleo Temporal, Apoyo a Artesanos y Abasto Rural. Otros tres continúan, pero con nombres diferentes: Progresa ahora es Oportunidades, Vivah es Hábitat y los programas de Fonhapo ahora son Tu Casa.
Entre los nuevos programas están los de estancias infantiles; apoyo a zonas de atención prioritaria; adultos mayores; rescate de espacios públicos, y apoyo a los avecindados en condiciones de pobreza patrimonial para regularizar asentamientos humanos irregulares, indica la organización.
kikka-roja.blogspot.com/
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