- Sarkozy prepara respuesta tras derrota
EFE
El Universal
París Lunes 22 de marzo de 2010
04:42 El presidente francés, Nicolas Sarkozy, recibió hoy a su primer ministro, François Fillon, para preparar su respuesta a la derrota de su partido, la Unión por una Mayoría Popular (UMP), en las elecciones regionales.
Fillon llegó al Palacio del Elíseo a las 09:00 locales, como él mismo lo había anunciado anoche tras conocerse los resultados de los comicios, tras los que la UMP sólo va a gobernar en tres de las 26 regiones del país, mientras que la izquierda lo hará en las otras 23.
Los analistas coincidían hoy en que el encuentro entre Sarkozy y Fillon debe servir para perfilar una remodelación del Gobierno que podría darse a conocer hoy mismo y que no debería ser de mucha entidad.
El principal cambio que se espera es la salida del Ejecutivo de algunos de los secretarios de Estado conocidos como "de apertura", es decir, cuya trayectoria antes de entrar en el Gobierno estaba más bien en la izquierda.
De hecho, el presidente del grupo parlamentario de la UMP en la Asamblea Nacional, Jean-François Copé, hizo hoy un llamamiento por "el fin de la política de apertura" a la izquierda, por considerar que había recibido en estas elecciones una sanción por una parte de su electorado, que esta vez había protestado absteniéndose o votando por el ultraderechista Frente Nacional (FN).
Otra cuestión que se va a dirimir es si los miembros del Gobierno que eran candidatos en las regionales (había ocho ministros) y que todos ellos han perdido frente a sus rivales de izquierda, van a ver peligrar su puesto en el gabinete.
Las dudas se mantienen igualmente sobre si Sarkozy va a mantener el ritmo de sus reformas, o si algunas de ellas van a ser ralentizadas o, en el caso de las más polémicas como la tasa de carbono (un impuesto que debería gravar las emisiones de CO2), abandonadas.
Fillon ayer insistió en que los resultados de los comicios mostraban que los franceses están "inquietos" porque temen que desaparezca su modo de vida, caracterizado por "un alto nivel de desarrollo, pero también de protección social", lo que no se podrá seguir financiando sin las reformas.
La principal de esas reformas, programada para la segunda parte de este año, es la del sistema de pensiones, que todos los responsables de la UMP y del Gobierno han subrayado que se va a mantener.
El Partido Socialista (PS), que aliado con los ecologistas y el Frente de Izquierda de los comunistas logró ayer un 54% de los votos en toda Francia, ha pedido a Sarkozy que después de esos resultados Sarkozy tiene que "cambiar profundamente de política".
La primera secretaria del PS, Martine Aubry, consideró que los electores, además de optar por la izquierda para que gobiernen la inmensa mayoría de las regiones, tanto con su voto como absteniéndose han querido lanzar un mensaje de "rechazo de la política del presidente de la República y de su Gobierno".
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En la segunda vuelta de los comicios regionales que se realizó ayer en Francia, la alianza de centro izquierda conformada por el Partido Socialista Europa Ecología y el Frente de Izquierda, obtuvo un abrumador 54 por ciento de los sufragios y dejó muy atrás a la Unión por un Movimiento Popular (UMP, derecha) del presidente Nicolas Sarkozy. La derrota del actual ocupante del Eliseo se veía venir, ciertamente, desde hace una semana, cuando todos los componentes de la alianza de centro izquierda avanzaron, en tanto la UMP caía hasta el 27 por ciento de la votación.
El primer ministro, François Fillon, atribuyó la derrota del actual equipo de gobierno a la crisis económica en curso, a la impopularidad de las reformas neoliberales en las que ha porfiado el presidente –particularmente, la propuesta de modificar el sistema de pensiones y dejar en la desprotección a los jubilados–, y a la alta tasa de abstención (poco menos de 50 por ciento), y no le falta razón. Pero hay otros factores que explican la debacle electoral de la derecha, como la insensibilidad política presidencial ante la necesidad de un cambio de rumbo y de una recomposición del gabinete, así como la frivolidad de Sarkozy, quien desde el inicio de su mandato gustó de mostrarse no sólo como un político, sino también como una figura de la farándula y de las revistas del corazón.
Lo sorprendente, en todo caso, no es la derrota electoral de la derecha francesa, sino que su principal dirigente se haya empecinado en mantener un rumbo invariable, tanto en lo político como en lo económico, a pesar de los inequívocos augurios de que tales actitudes lo conducirían a un descalabro electoral mayúsculo.
Aunque los resultados de los comicios franceses de ayer no alteran los equilibrios en el Legislativo ni constituyen, por ende, una amenaza directa a los planes gubernamentales, dejan en manos de la oposición prácticamente todo el control de las autoridades regionales, salvo las de Alsacia.
Un dato preocupante es que la defección de los sufragios de la UMP no sólo se ha orientado hacia las formaciones ecologistas y de izquierda, sino también al ultraderechista Frente Nacional (FN) de Jean-Marie Le Pen, el cual ha logrado una resurrección electoral con cerca de 10 por ciento de los votos.
De cualquier forma, el mandato de las urnas ha sido claro. Como expresó ayer mismo la principal dirigente del PS, Martine Aubry, "los franceses rechazaron la política injusta que hace regalos fiscales a los que más tienen, que protege a los bancos y a los banqueros y que pone en peligro la salud y la educación públicas".
Está por verse si en los comicios presidenciales programados para dentro de dos años el electorado galo mantiene lo que Aubry llamó "la elección de la protección social, la solidaridad, la protección del empleo" y pone fin a uno de los mandatos más desastrosos en materia social. Por lo pronto, la señal es contundente y Sarkozy enfrenta la disyuntiva de operar un cambio de rumbo o arriesgarse a que los ciudadanos opten por cambiar de gobierno.
kikka-roja.blogspot.com/
Fillon llegó al Palacio del Elíseo a las 09:00 locales, como él mismo lo había anunciado anoche tras conocerse los resultados de los comicios, tras los que la UMP sólo va a gobernar en tres de las 26 regiones del país, mientras que la izquierda lo hará en las otras 23.
Los analistas coincidían hoy en que el encuentro entre Sarkozy y Fillon debe servir para perfilar una remodelación del Gobierno que podría darse a conocer hoy mismo y que no debería ser de mucha entidad.
El principal cambio que se espera es la salida del Ejecutivo de algunos de los secretarios de Estado conocidos como "de apertura", es decir, cuya trayectoria antes de entrar en el Gobierno estaba más bien en la izquierda.
De hecho, el presidente del grupo parlamentario de la UMP en la Asamblea Nacional, Jean-François Copé, hizo hoy un llamamiento por "el fin de la política de apertura" a la izquierda, por considerar que había recibido en estas elecciones una sanción por una parte de su electorado, que esta vez había protestado absteniéndose o votando por el ultraderechista Frente Nacional (FN).
Otra cuestión que se va a dirimir es si los miembros del Gobierno que eran candidatos en las regionales (había ocho ministros) y que todos ellos han perdido frente a sus rivales de izquierda, van a ver peligrar su puesto en el gabinete.
Las dudas se mantienen igualmente sobre si Sarkozy va a mantener el ritmo de sus reformas, o si algunas de ellas van a ser ralentizadas o, en el caso de las más polémicas como la tasa de carbono (un impuesto que debería gravar las emisiones de CO2), abandonadas.
Fillon ayer insistió en que los resultados de los comicios mostraban que los franceses están "inquietos" porque temen que desaparezca su modo de vida, caracterizado por "un alto nivel de desarrollo, pero también de protección social", lo que no se podrá seguir financiando sin las reformas.
La principal de esas reformas, programada para la segunda parte de este año, es la del sistema de pensiones, que todos los responsables de la UMP y del Gobierno han subrayado que se va a mantener.
El Partido Socialista (PS), que aliado con los ecologistas y el Frente de Izquierda de los comunistas logró ayer un 54% de los votos en toda Francia, ha pedido a Sarkozy que después de esos resultados Sarkozy tiene que "cambiar profundamente de política".
La primera secretaria del PS, Martine Aubry, consideró que los electores, además de optar por la izquierda para que gobiernen la inmensa mayoría de las regiones, tanto con su voto como absteniéndose han querido lanzar un mensaje de "rechazo de la política del presidente de la República y de su Gobierno".
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- Francia: vuelta a la izquierda
En la segunda vuelta de los comicios regionales que se realizó ayer en Francia, la alianza de centro izquierda conformada por el Partido Socialista Europa Ecología y el Frente de Izquierda, obtuvo un abrumador 54 por ciento de los sufragios y dejó muy atrás a la Unión por un Movimiento Popular (UMP, derecha) del presidente Nicolas Sarkozy. La derrota del actual ocupante del Eliseo se veía venir, ciertamente, desde hace una semana, cuando todos los componentes de la alianza de centro izquierda avanzaron, en tanto la UMP caía hasta el 27 por ciento de la votación.
El primer ministro, François Fillon, atribuyó la derrota del actual equipo de gobierno a la crisis económica en curso, a la impopularidad de las reformas neoliberales en las que ha porfiado el presidente –particularmente, la propuesta de modificar el sistema de pensiones y dejar en la desprotección a los jubilados–, y a la alta tasa de abstención (poco menos de 50 por ciento), y no le falta razón. Pero hay otros factores que explican la debacle electoral de la derecha, como la insensibilidad política presidencial ante la necesidad de un cambio de rumbo y de una recomposición del gabinete, así como la frivolidad de Sarkozy, quien desde el inicio de su mandato gustó de mostrarse no sólo como un político, sino también como una figura de la farándula y de las revistas del corazón.
Lo sorprendente, en todo caso, no es la derrota electoral de la derecha francesa, sino que su principal dirigente se haya empecinado en mantener un rumbo invariable, tanto en lo político como en lo económico, a pesar de los inequívocos augurios de que tales actitudes lo conducirían a un descalabro electoral mayúsculo.
Aunque los resultados de los comicios franceses de ayer no alteran los equilibrios en el Legislativo ni constituyen, por ende, una amenaza directa a los planes gubernamentales, dejan en manos de la oposición prácticamente todo el control de las autoridades regionales, salvo las de Alsacia.
Un dato preocupante es que la defección de los sufragios de la UMP no sólo se ha orientado hacia las formaciones ecologistas y de izquierda, sino también al ultraderechista Frente Nacional (FN) de Jean-Marie Le Pen, el cual ha logrado una resurrección electoral con cerca de 10 por ciento de los votos.
De cualquier forma, el mandato de las urnas ha sido claro. Como expresó ayer mismo la principal dirigente del PS, Martine Aubry, "los franceses rechazaron la política injusta que hace regalos fiscales a los que más tienen, que protege a los bancos y a los banqueros y que pone en peligro la salud y la educación públicas".
Está por verse si en los comicios presidenciales programados para dentro de dos años el electorado galo mantiene lo que Aubry llamó "la elección de la protección social, la solidaridad, la protección del empleo" y pone fin a uno de los mandatos más desastrosos en materia social. Por lo pronto, la señal es contundente y Sarkozy enfrenta la disyuntiva de operar un cambio de rumbo o arriesgarse a que los ciudadanos opten por cambiar de gobierno.
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