El Universal
Elena Poniatowska
Buscamos una salida a los problemas nacionales, dentro de la mayor honestidad, limpieza, claridad y tolerancia, precisa Poniatowska Palabras de la escritora Elena Poniatowska durante los trabajos de la Convención Nacional Democrática, en el Zócalo de la Ciudad de México
Que los trabajos de esta Convención Nacional Democrática sean para el bien de todos y de México.
Hoy, 16 de septiembre de 2006, es la gran fiesta que esperábamos hace años, la de la Convención Nacional Democrática. Nos reunimos porque la democracia empezó a perderse cuando Lázaro Cárdenas dejó el poder en 1940. A los presidentes que le siguieron los encegueció el dinero y se dedicaron a hacer negocio al amparo de su puesto público. José Clemente Orozco tuvo razón al alzar su mano llena de pinceles rojos y fustigar la corrupción, el influyentismo, el maltrato, la pobreza, el saqueo, la falta de educación en todos sus niveles, el racismo y el clasismo que dividen al país y nos agobian. Hoy, en pleno 2006, el 85 por ciento de los mexicanos gana menos de cinco salarios mínimos, es decir cinco mil 400 pesos al mes y para nuestra vergüenza hay quienes sobreviven con mucho menos, ya no se diga 10 millones de indígenas, que además han sido despojados de sus tierras. Andrés Manuel López Obrador ha repetido en muchas ocasiones que quienes lo seguimos somos hombres y mujeres libres, no se vale la consigna: O estás conmigo o eres mi enemigo. Queremos estar en la realidad y la inteligencia de un ser humano depende de su aceptación de la realidad. Nos ha costado mucho ser lo que somos y quizá este es el momento de vernos con ojos críticos, ser crítico de uno mismo es clave para ser crítico de una situación ya sea personal o política y todos los sabemos que lo personal es político.
Nuestra capacidad crítica es lo que nos endereza y nos hace libres, el fanatismo limita, vuelve intransigente, lleva al abismo, el primer respeto en la vida es el respeto a uno mismo y el respeto a lo que piensa, lo que cree y lo que decide el otro. A lo largo de 48 días hemos sido los actores de un cambio con nuestro líder Andrés Manuel López Obrador, hemos sido los actores de un cambio y eso también nos lo tienen que respetar. Cuauhtémoc Cárdenas me honró al escribirme una carta que agradezco porque el oír al otro engrandece y contribuye al diálogo, pero sigo pensando que la elección fue injusta y fraudulenta y que hacemos bien al defender nuestra dignidad. Claudia Sheinbaum y muchos especialistas mexicanos han hablado de fraude y hasta el Centro de Investigación Económica y Política de Washington reveló el 6 de septiembre que los datos obtenidos del recuento de nueve por ciento de los votos indicaron que el usurpador del PAN tuvo una pérdida de 2 mil 765 votos, mientras que Andrés Manuel López Obrador, de la Coalición Por el bien de todos, logró un aumento de dos mil 101 votos.
Si el Trife hubiese dado a conocer estos resultados desde el 20 de agosto y no hasta el 6 de septiembre, la presión política a favor del recuento total de los votos se habría vuelto clamor popular. Vuelvo a decirlo, somos hombres y mujeres libres, no somos borregos, y estamos aquí porque queremos luchar contra la corrupción y la desigualdad, como …no le pedimos nada a nuestro líder Andrés Manuel López Obrador, como seres pensantes, sí. Y nos subleva haber tenido que padecer una campaña sucia, implementada y pagada por los dueños del país, porque sabemos que los empresarios sucios y los políticos cómplices hicieron todo para derrotarlo. Ahora, en esta Convención Nacional Democrática buscamos una salida para que nuestro país sea tan grande como lo merecemos. Somos gente de bien, que nos hemos esforzado toda la vida para salir adelante, aquí estamos reunidos para encontrar entre todos una solución y vamos a encontrarla dentro de la mayor honestidad, la mayor limpieza, la mayor claridad, la mayor tolerancia, porque los sectarismos y las provocaciones llevan a la represión y, desde luego, nuestra solución será, como ha sido nuestra resistencia, pacífica.
Hoy es un gran día, es el día de nuestra conciencia y andemos con ella, para que en ella se haga la luz.
¡Viva México! Nuestro gran País.
¡Viva la Convención Nacional Democrática!
¡Viva Andrés Manuel López Obrador!
Rafael Barajas El Fisgón
La lucha por la democracia, el derecho a la información y la libertad de expresión van de la mano: El Fisgón Palabras del cartonista Rafael Barajas El Fisgón durante los trabajos de la Convención Nacional Democrática
Es claro que la legislación, vigente hasta el año pasado, era vieja y obsoleta, pero en vez de moderar el peso del duopolio, se legisló a favor de los intereses de los consorcios televisivos. Por el bien de todos, es necesario revisar a fondo las Reformas a la ley de radio y televisión aprobadas hace unos meses por el senado, con miras a limitar el poder de los monopolios mediáticos mexicanos. El poder de la televisión es grande; implanta sus agendas al corto plazo, pero la verdad siempre termina por imponerse. En 1968, la televisión repitió hasta el cansancio que Díaz Ordaz era un buen hombre atacado injustamente por hordas de estudiantes y, en 1988, nos insistió que Salinas de Gortari era el presidente más legítimo de nuestra historia; hoy todos sabemos la verdad. Hoy, esa misma televisión nos atosiga con el sonsonete de que Calderón ganó limpiamente las elecciones y de que no aceptar esos resultados es atentar contra la paz. A pesar de que los medios electrónicos ocultaron y soslayaron la información de la Coalición Por el Bien de Todos, tenemos sobradas evidencias del fraude; por lo demás, quien pone en riesgo la paz, en la tierra de Juárez, es quien no respeta el derecho ajeno. Quien tiene la verdad y tiene paciencia no tiene por qué hacer concesiones. Si los medios no informan, tendremos que informar nosotros. Por el bien de todos, por la democracia, la libertad de expresión y el derecho a la información, debemos romper el bloqueo informativo que le hacen la mayoría de los medios a este movimiento; debemos apoyar a los medios que difunden los hechos que los demás ocultan y crear canales alternativos para informarnos e informar sobre el fraude, para que la verdad se imponga lo más pronto posible. La libertad de expresión que hoy tenemos es resultado de una lucha de varias generaciones de periodistas y de lectores de periódico, radioescuchas y telespectadores. Esta lucha por la libertad de imprenta es una lucha por la verdad y contra la impunidad de los poderes fácticos; es la lucha de González Schmall por documentar los negocios de los Bribiesca, es la lucha contra la impunidad de los delitos de panistas notorios como Carmen Segura, Santiago Creel, Estrada Cajigal, Serrano Limón; es la lucha contra grupos delincuenciales que están cada vez más ligados a las elites políticas; es la lucha ejemplar de la periodista Lydia Cacho contra la red de pederastas de Jean Succar Kuri y sus amigos Kamel Nacif, Gamboa Patrón y Mario Marín.
Debemos defender la libertad de imprenta de los poderes fácticos que la amenazan; el juicio contra Lydia Cacho es una vergüenza nacional; resulta increíble que, por argucias legales de una legislación obsoleta, ella siga siendo acusada por difundir una información documentada, mientras que los verdaderos delincuentes gozan de total impunidad. Debemos apoyar a quien informa y pugnar porque se despenalicen los delitos de opinión, porque en diversas legislaciones locales se establezca que difundir hechos ciertos no es difamar. La lucha por la democracia, el derecho a la información y la libertad de expresión van de la mano. Es una lucha por la verdad, contra la manipulación, por la libertad de opinión, contra un sistema que se congratula por la ignorancia y se mantiene mediante el fraude informativo, el fraude electoral y la violencia. Las campañas de desprestigio, basadas en mentiras, no son un acto de libertad de expresión; al contrario, ponen en riesgo este principio. Ante la falta de ética de ciertos consorcios mediáticos y de ciertos comunicadores, debemos crear la figura de un ombudsman informativo, un defensor de la sociedad, independiente del gobierno y los poderes fácticos.
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Hermelinda Tiburcio Cayetano
Rechazamos la imposición de Calderón; no queremos aguantar otros seis años de un gobierno de los ricos: Hermelinda Tiburcio Palabras de Hermelinda Tiburcio Cayetano, representante de pueblos y comunidades indígenas, durante los trabajos de la Convención Nacional Democrática
Buenas tardes hermanos indígenas y no indígenas.
Por eso estoy aquí alzando mi voz porque creo en un proyecto de nación, que cubra las necesidades de los pueblos indígenas y no indígenas: Estamos por la libre determinación de nuestros pueblos, donde conservemos nuestro territorio y los recursos naturales. No queremos que nadie nos venga decir de lo que debemos hacer. No solamente los hombres deben tener derecho a la tierra, hoy las mujeres estamos luchando cada día para ser también dueñas de la tierra. El problema agrario no se resuelve con dinero.
Rechazamos el plan Puebla Panamá porque afecta nuestro territorio. Desde tiempos de la colonia y ahora las trasnacionales… imponen su visión, sin consultarnos y se aleja cada vez más de la realidad de nuestros pueblos. Queremos que nuestros pueblos patenten sus recursos. El comercio de transgénicos de las empresas transnacionales han secuestrado nuestra riqueza: alto a la piratería “el campo no aguanta más”. El abandono de la educación intercultural ha contribuido a que se vaya borrando la identidad, la cultura, y la lengua y a que pueblos indígenas y no indígenas pierdan este potencial cultural y sagrado. Las lenguas originales de México deben ser las que se impartan en todas las universidades de nuestro país y no las lenguas extranjeras. Los hombres indígenas deben de respetar los cuerpos de las mujeres. Hagamos un alto a la violencia de los esposos, al alcoholismo y a la drogadicción. Las mujeres hemos conquistado el derecho a que nuestro cuerpo sea respetado. No queremos que esté prohibido que las mujeres ejerzan su sexualidad, que no sea un misterio la sexualidad, que la equidad se practique en los hogares y no solamente los hombres tomen las decisiones. Ya son muchos los casos los casos de muerte materna y de muerte por cáncer y por sida. Los programas de salud gubernamentales no garantizan el acceso, no contemplan la visión de salud integral, no la medicina tradicional. Tampoco se reconocen las miles de vidas que han salvado nuestras parteras. La pobreza de nuestros pueblos, la falta de trabajo y la migración nos aleja de una buena salud. No se tiene para pagar los hospitales, ni las medicinas. Además no tonemos servicios de calidad, los buenos médicos están en la ciudades. A nosotros nos utilizan para experimentar con practicantes. Las mujeres estamos siempre en un segundo plano, sufrimos violencia económica la no tener trabajo, ni educación y violencia institucional al no poder hablar español y no poder defender nuestros derechos. Los acuerdos de las Naciones Unidas no están reflejados en nuestra Constitución, ni están operando en los programas institucionales. Los temas religiosos deben de separase de la política, para evitar conflictos en las comunidades. En los seis años pasados, ni los vochos, ni los changarros, ni las microempresas han resuelto la pobreza, nuestros hermanos siguen migrando y brincando el muro de la muerte.
El autonombrado “Presidente del empleo” se quedará sin empleo, porque nuestros pueblos no le reconocemos. Muchos años nos ha costado a las mujeres indígenas incorporarnos en el ámbito publico, enfrentar el miedo, luchar como mujer indígena para que se nos reconozca nuestros derechos. El tiempo se detuvo este 16 de septiembre… para buscar un orden, ante tanto misterio y confusión; desde esta plaza de sangre ya lavada por el tiempo, sobre este Zócalo donde murieron tantos de nuestros antepasados… celebro la llegada de un nuevo Sol. El calendario de la resistencia nos marca que es hoy, y sobre esta enorme piedra donde todas y todos trabajemos por juntos por la Convención Nacional Democrática.
¡Vivan los pueblos indígenas de México!
¡Vivan los pueblos indígenas del mundo!
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Rafael Hernández Estrada
En una apretada síntesis, las ponencias y relatorías plantean las siguientes propuestas esenciales:
Primero, desconocer la declaración de validez de la elección presidencial emitida por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Consecuentemente rechazar la pretendida imposición de Felipe Calderón y de llegar a la Presidencia de la República se le considerará como un usurpador. En segundo lugar, apoyar el programa de cinco puntos contenido en la Convocatoria a la Convención Nacional Democrática. En tercer lugar los participantes en el debate previo consideran necesario convocar a un Congreso Constituyente para refundar la República, para lograr un nuevo pacto nacional que otorgue las garantías de respeto a la soberanía, al Estado laico, al reconocimiento de la diversidad y de la pluriculturalidad, las libertades individuales, los derechos colectivos, y la atención de los grupos vulnerables, así como la participación ciudadana. Hay que decir, por otro lado, que las diversas ponencias se pronunciaron por refrendar el carácter civil y pacífico de nuestro movimiento. Asimismo, se sugiere que el órgano de representación que emane de esta Convención programe la realización de foros temáticos que recojan las propuestas y ponencias remitidas a la misma y además publique las memorias de esta Convención Nacional Democrática en las que se incluyan todas las ponencias presentadas y las relatorías de los foros estatales, temáticos y sectoriales. Esa es la relatoría del debate previo en la que se considera que la Convención Nacional Democrática deberá avanzar hacia la conformación de la unidad popular de todos los sectores sociales y conservar su carácter plural, diverso, crítico, democrático y participativo.
¡Viva la Convención Nacional Democrática!
¡Viva Andrés Manuel López Obrador!
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Desde aquí les decimos que esas reformas constitucionales no pasarán.
Más de 300 organizaciones sociales, sindicales, campesinas, indígenas y populares suscribimos un Proyecto Alternativo de Nación con base en la libertad, a la justicia y a la democracia y presentamos en esta Convención Nacional un proyecto mínimo, no negociable, que va a formar parte de los documentos básicos de esta Convención Nacional Democrática. El próximo 27 de septiembre, en el marco de la nacionalización de la industria eléctrica, los electricistas, con todos ustedes, tenemos que impulsar una gran defensa de la soberanía de nuestro país, tenemos que restablecer el orden constitucional e impulsar una política tarifaria de los energéticos en donde se proteja la economía de los que menos tienen porque categóricamente los que estamos en el sector energético decimos: sí es viable bajar las tarifas de luz, sí es viable bajar los precios del gas y de las gasolinas. Pero han venido privatizando todas estas empresas con la complacencia de los magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Que escuchen los magistrados, el Artículo 27 constitucional dice: Corresponde exclusivamente a la Nación generar, conducir, transformar, distribuir y abastecer de energía eléctrica que tenga por objeto la prestación de servicio público. En esta materia, no se otorgarán concesiones a los particulares y la Nación aprovechará los bienes y recursos naturales que se requieran para dichos fines. Que escuchen los magistrados, en nuestro país únicamente existen dos empresas del Estado: Comisión Federal de Electricidad y Luz y Fuerza del Centro. Tenemos cien años y hemos podido electrificar el 98 por ciento del territorio nacional. Les pregunto, compañeros, ¿vamos a permitir que las empresas extranjeras, como Enron en Estados Unidos, como… en Francia, y… de Japón se apoderen de nuestros energéticos? Claro que no.
Por eso, como lo dije anteriormente, estamos aquí y lucharemos con esta resistencia civil pacífica para que el Estado mantenga sus empresas públicas en condiciones de competitividad, modernidad y con una clara revisión de cuentas, dándoles autonomía presupuestal, liberándolas de Hacienda y que no sigan siendo la caja chica del gobierno, que paguen más los grandes consumidores, los capitalistas y no los pobres aislados, que milagrosamente tienen para comer.
¡Que viva la industria eléctrica nacionalizada!
¡Que viva México!
¡Que viva Andrés Manuel López Obrador!
Malú Micher
Llegó la hora de no rendirse, de no agacharse y de no callarse: Micher. Palabras de la ex diputada federal del Partido de la Revolución Democrática, Malú Micher, durante los trabajos de la Convención Nacional Democrática, en el Zócalo de la Ciudad de México
Compañeras y compañeros:
Echemos una mirada a nuestra historia.
A principios del siglo XIX Don José María Morelos y Pavón, sostuvo en su propuesta constitucional “Sentimientos de la Nación” que: “Las leyes que dicte nuestro Congreso deben ser tales, que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia, y de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que mejore sus costumbres, alejando la ignorancia, la rapiña y el hurto y que las leyes generales comprendan a todos, sin excepción de cuerpos privilegiados…” En el amanecer del siglo XX Don Emiliano Zapata sostuvo en el Plan de Ayala que “El llamado Jefe de la Revolución Libertadora de México, por falta de entereza y debilidad suma, dejó en pie la mayoría de los poderes gubernativos y elementos corrompidos de opresión del Gobierno dictatorial de Porfirio Díaz, que no son, ni pueden ser en manera alguna la representación de la Soberanía Nacional…” Zapata, vivo en esta lucha, le hubiera dedicado las mismas palabras a quien ahora ostenta el poder desde un gobierno federal traidor, falso y mentiroso. Hoy, a principios del siglo XXI sostenemos que los problemas básicos de la corrupción, motores fundamentales de las luchas de independencia y revolución, no han sido resueltos y han encontrado formas nuevas de lastimar el patrimonio que debiera emplearse para satisfacer las múltiples necesidades de un país, que este año, escúchelo bien Sr. Vicente Fox y Sra Vázquez Mota, tiene más pobres que el año pasado.
¿Como no vamos a llamarles traidores a la Patria?
¿Creen que nuestro pueblo es tonto? ¿Que después de tanta corrupción el pueblo les dio el triunfo? ¿Piensan que se nos han olvidado las tangas de Provida, el fraude de Luis Pazos, de Dolores Creel en CONACULTA?; del gober precioso, los atentados a periodistas, el caso Paulina, la colusión entre el gobierno federal y una parte de los ricos de este país para impedir el ejercicio de los derechos políticos de nuestro compañero Andrés Manuel; de cómo se favorece a los grupos de ultraderecha que desean mantener a las mujeres silenciadas violando su derecho a decidir como si estuviéramos en la edad media, creen que hemos olvidado a los violadores y traficantes de niñas y niños inocentes, a los pederastas, por cierto papás de algunos gobernadores y legisladores; creen que no recordamos las irregularidades en las empresas de imagen personal disfrazadas de organizaciones de beneficio social como Vamos México, Transforma México; de las miles de mujeres violadas, asesinadas , ultrajadas y desaparecidas de Ciudad Juárez y de todo el país; de las autoridades omisas y corruptas, de los asesinatos en Pasta de Conchos, Lázaro Cárdenas y de Oaxaca, del recrudecimiento de la delincuencia organizada y el narcotráfico; del encarcelamiento de los ecologistas de Guerrero, de no cumplir los Acuerdos de San Andrés; del incremento del patrimonio del presidente , con propiedades por cierto no declaradas ; de los fideicomisos, del dichoso secreto bancario; del aumento del desempleo; del IPAB desde donde se hipoteca a la población con la deuda de los consentidos del gobierno, es decir algunos banqueros; de las amenazas contra legisladores desde los Pinos, de Hildebrando, de programas sociales utilizados con fines electorales, del fraude a la Nación que se fraguó desde el IFE, que pasó por el PAN y se extendió hasta el Tribunal Electoral, de las promesas incumplidas al no impedir la importación ilegal de zapato chino ; de los viajes del gobierno en compañía de la familia y sus cuates, muy distintos a los que emprenden los compatriotas migrantes; de los vestidos adquiridos con el dinero del pueblo y las facturas falsas , de la atípica contraloría que desde la atípica Secretaría de la Función Pública siempre obstaculizó el acceso a la información necesaria para demostrar la corrupción y ahora declara que no hay irregularidades, exonerando a los Bribiesca Sahagún y a sus compadres?
¿No es suficiente toda esta inmundicia para llamarles traidores de la Patria?
Y más aún, los líderes yunquistas, desde el púlpito de su doble moral, proponen convertir al partido de la derecha en el partido del perdón, ¿De qué nos van a perdonar si quienes estamos aquí, somos los agraviados y agraviadas?
Y resulta que en lugar de transformar positivamente las instituciones, éstas fueron utilizadas para bien personal, bien patrimonial y enriquecimiento inexplicable, engañando a la gente, sirviéndose de ella y justificando sus riquezas con argumentos realmente ridículos como “producto de su trabajo” y para rematar, defendiendo su derecho a “ser alguien en la vida” como la madre de algunos les aconsejaba. Desde aquí, denunciamos al Estado mexicano y a Vicente Fox, como jefe de gobierno, de ser cómplice de la impunidad que apesta todos los casos anteriormente mencionados y que hasta la fecha no han sido resueltos. Denunciamos a la PGR por mantener congeladas todas las investigaciones de los expedientes de corrupción. A PEMEX, por otorgar contratos millonarios producto del nepotismo.
Al IPAB por aceptar pagos con cheques de la familia en el poder, a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, a Aduanas, al SAT, al SAE, INFONAVIT , al FOVISSSTE a Nacional Financiera , a la Sociedad Hipotecaria Federal.
Denunciamos todas sus trampas para obstaculizar el ejercicio transparente del presupuesto, que le pertenece no a ellos sino a todo el pueblo de México. Como aprendí de un campesino de Gil Pérez en Tabasco: los acusamos de fumar del mismo cigarro, de tomar en el mismo pote y de taparse con la misma cobija. Para ellos ni perdón, ni olvido, y lo repito, ni perdón, ni olvido. Esta Convención Nacional Democrática es expresión nítida de la voluntad popular. Compartimos la convicción de que la corrupción como cualquier acto humano negativo puede ser combatida.
Para lograrlo tenemos cuando menos cuatro tareas:
Primera: La construcción de una izquierda que de testimonio con sus actos de lo que proclama, sobre todo los que tienen o hemos tenido la responsabilidad de ejercer una función pública. Si creemos en la honestidad hay que actuar con honestidad, si creemos en la transparencia hay que informar, si creemos en la honradez no hay que tranzar. Segunda: Debemos eliminar de nuestros esquemas éticos frases como “no importa que robe pero que haga algo bueno” o “qué les extraña , si todos se llevan su parte”. No, por ahí no va, Cuando los actos injustos no son perseguidos adecuadamente por la ley se van observando como naturales y llevan al desánimo, pero cuidado, una sociedad desalentada no es capaz de construir algo sólido. No justifiquemos ningún acto de inmoralidad. Tercera: Es urgente el empoderamiento de una ciudadanía conciente de sus derechos, combativa, exigente de una real rendición de cuentas, en relación con los partidos pero independiente de ellos. Los actos de autoridad deben ser informados con oportunidad, sujetos de evaluación verdaderamente ciudadana y sancionados por la ley. La transparencia implica que la ciudadanía tenga los mejores lugares para observar y reclamar sobre las cosas del Estado. Cuarta: Se requiere una nueva arquitectura institucional con respaldo constitucional que integre las miles de propuestas que en la Convención han surgido y enriquezca nuestro proyecto alternativo de nación. Lo que proporcionan las instituciones son reglas del juego y las instituciones democráticas deben dar certidumbre de trato equitativo sin distingo de condición económica y social, raza, credo, género o estado físico.
Compañeras y compañeros de la Convención Nacional Democrática; sabemos que en esta tarea no hay suplentes y que con los ideales no se tranza. Todas y todos tenemos una misión particular. Avancemos en la concordia y el entendimiento entre nosotros y nosotras para sumar y no restar. Entre más miradas que vigilen y mentes que actúen, tendremos menos corrupción. Hoy es un día histórico, inicia la Nueva República, y desde este Frente Amplio la estaremos construyendo con una intensa guerra justa que tiene en las armas de la paz su principal fortaleza. Desde el frente amplio daremos puntual seguimiento a todos los casos de corrupción que no han sido resueltos, exigiremos castigo a los culpables e impediremos que se vuelvan a repetir. Desde aquí, alzamos nuestra voz con gusto y emoción porque estamos seguras y seguros que otro mundo, otro México, otro gobierno, otra patria es posible. La deseamos, la soñamos, la exigimos, la hemos ido construyendo porque nos merecemos una patria grande cimentada en el trabajo honesto, en un gobierno al servicio de la gente y en el pago de un salario justo que nos permita gozar plenamente de todos nuestros derechos humanos.
¡Sufragio efectivo, no imposición!
Muchas Gracias.
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Andrés Manuel López Obrador
¿Cómo se originó está crisis política y quiénes son los verdaderos responsables?
Desde nuestro punto de vista, la descomposición del régimen viene de lejos, se acentuó en los últimos tiempos y se precipitó y quedó al descubierto con el fraude electoral. Esta crisis política tiene como antecedente inmediato el proyecto salinista, que convirtió al gobierno en un comité al servicio de una minoría de banqueros, hombres de negocios vinculados al poder, especuladores, traficantes de influencias y políticos corruptos. A partir de la creación de esta red de intereses y complicidades, las políticas nacionales se subordinaron al propósito de mantener y acrecentar los privilegios de unos cuantos, sin importar el destino del país y la suerte de la mayoría de los mexicanos. Desde entonces, el principal lineamiento del régimen ha sido privilegiar los intereses financieros sobre las demandas sociales y aún, sobre el interés público. En este marco de complicidades y componendas entre el poder económico y el poder político, se llevaron a cabo las privatizaciones durante el gobierno de Salinas. También, en este contexto, debe verse el asunto del FOBAPROA, el saqueo más grande que se haya registrado en la historia de México desde la época colonial. Recordemos que Zedillo, con el apoyo del PRI y del PAN, del PRIAN, decidió convertir las deudas privadas de unos cuantos en deuda pública. A la llegada de Vicente Fox se fortaleció y se hizo más vulgar esta red de complicidades, al grado que un empleado del banquero Roberto Hernández pasó a ser el encargado de la hacienda pública. Pero lo más grave es que Fox se convirtió en un traidor a la democracia y se dedicó tenaz y obcecadamente, con todos los recursos a su disposición, a tratar de destruirnos políticamente. En esta cruzada, Fox se confabuló con Roberto Hernández, Claudio X. González, Carlos Salinas, Mariano Azuela, Diego Fernández de Cevallos, Gastón Azcárraga y para ello contaron con la complicidad de algunos medios de comunicación, de intelectuales alcahuetes, de periodistas deshonestos y de quienes se hacen pasar por jueces. En fin, se formó en contra nuestra una pandilla de delincuentes de cuello blanco y de políticos corruptos. Ahora bien, conviene preguntarnos por qué este grupo fue capaz de desatar tanto odio, por qué llegaron incluso al descaro de promover la intolerancia, el clasismo y de utilizar el racismo para distinguirse y descalificar lo que nosotros dignamente representamos.
La respuesta es sencilla: tienen miedo de perder sus privilegios y los domina la codicia.
Por eso no aceptan el Proyecto Alternativo de Nación que nosotros postulamos y defendemos. Por eso, para seguir detentando la Presidencia de la República, no les importó atropellar la voluntad popular y romper el orden constitucional. Pero vayamos al fondo. ¿Qué fue lo que ganaron realmente? ¿Creen acaso que el pelele que impusieron les va a significar tranquilidad y normalidad política? ¿Creen acaso que ahora sí nada les impedirá quedarse con el gas, la industria eléctrica y el petróleo? ¿Creen acaso que seguirán impunemente haciendo jugosos negocios al amparo del poder público y disfrutando de sus privilegios fiscales? ¿Creen acaso que van a seguir sobajando al pueblo de México? Se equivocan, no pasarán. Se equivocan porque afortunadamente hoy existe en nuestro país una voluntad colectiva dispuesta a impedirlo y porque millones de mexicanos no queremos que el poder del dinero suplante al poder público, que debe ser el verdadero poder político. Por todas estas razones, esta Convención, de conformidad con el Artículo 39 de la Constitución vigente, ha decidido romper con ellos, recuperar nuestra soberanía y emprender el camino para la construcción de una nueva República. Pueden quedarse con sus instituciones piratas y con su Presidente espurio, pero no podrán quedarse con el patrimonio de la Nación, ni con nuestras convicciones, ni con nuestra dignidad.
Amigas y amigos:
Estamos aquí para decirles a los hombres del viejo régimen que no claudicaremos. Jamás nos rendiremos. Estamos aquí para decir a los cuatro vientos que defenderemos el derecho a la esperanza de nuestro pueblo, que no aceptamos el oprobio como destino para nuestro pueblo.
Que se oiga bien y que se oiga lejos:
No aceptamos que haya millones de niños desnutridos y enfermos, y sin porvenir.
No aceptamos que a los jóvenes, que nacieron bajo el signo del neoliberalismo, se les quite el derecho al estudio y se les condene a la marginación social.
No aceptamos la falta de presupuesto ni las campañas de desprestigio contra la educación pública.
No aceptamos la violación de los derechos de las mujeres.
No aceptamos que las mujeres, para conseguir trabajo, tengan que ser vejadas, porque así lo imponen las reglas inhumanas del mercado.
No aceptamos la discriminación por motivos religiosos, étnicos o sexuales.
No aceptamos que la mayoría de los ancianos del país vivan en el abandono y que quienes se hayan jubilado después de toda una vida de trabajo, reciban una bicoca de pensión.
No aceptamos que a los trabajadores, después de los 40 años de edad, se les nieguen las oportunidades de empleo y se les trate como parias sociales.
No aceptamos que el salario mínimo no alcance para que el trabajador viva y mantenga a su familia con dignidad y decoro.
No aceptamos que, ante la escasez de puestos de trabajo, mujeres y hombres tengan jornadas laborales de más de 8 horas al día.
No aceptamos el trabajo infantil.
No aceptamos que millones de mexicanos se vean obligados a abandonar a sus familias y a sus pueblos, para ir a buscar trabajo del otro lado de la frontera.
No aceptamos que el campesino y el productor tengan que vender barato todo lo que producen y comprar caro todo lo que necesitan.
No aceptamos la privatización de la industria eléctrica ni del petróleo en ninguna de sus modalidades.
No aceptamos que haya borrón y cuenta nueva. El Fobaproa no es un caso cerrado, es un expediente abierto.
No aceptamos el saqueo del erario. Le daremos seguimiento puntual al manejo del presupuesto, a los contratos de obras y servicios y denunciaremos permanentemente todo acto de corrupción.
No aceptamos el nepotismo, el influyentismo, el amiguismo, ninguna de esas lacras de la política.
No aceptamos el abandono al campo.
No aceptamos la cláusula del Tratado de Libre Comercio, según la cuál para el 2008 quedarán libres las importaciones, la introducción de maíz y de fríjol del extranjero.
No aceptamos la competencia desleal que padecen los productores nacionales en beneficio de los productores extranjeros.
No aceptamos que se siga degradando nuestro territorio, los recursos naturales, por la voracidad de unos cuantos nacionales y extranjeros.
No aceptamos que continúe el monopolio de empresas vinculadas al poder que rehuyen a la competencia y obligan a los consumidores mexicanos a pagar más que en el extranjero por las comunicaciones, los materiales de construcción, las tarjetas de crédito y otros productos y servicios. No aceptamos la manipulación que practican algunos medios de comunicación, ni su desprecio altanero por la cultura y por el buen gusto. No aceptamos el autoritarismo, la represión ni la violación de los derechos humanos. Y menos aceptamos que todas estas grandes injusticias sean producto de la fatalidad y del destino de nuestro pueblo. No, compañeras y compañeros, amigas y amigos, este es el saldo lamentable del régimen antipopular y entreguista que ha venido imperando y que hoy hemos decidido abolir. Por eso es un día histórico.
¿Cómo imaginamos a la nueva República?
La nueva República tendrá, como objetivo superior, promover el bienestar, la felicidad y la cultura de todos los mexicanos. Aspiramos a una sociedad verdaderamente justa, elevada sobre la base de la democracia y de la defensa de la soberanía nacional. Nos interesa entendernos con todos los sectores de buena voluntad, pero vamos a persuadir y convencer que por el bien de todos, primero los pobres. Promoveremos que se eleve a rango constitucional el Estado de Bienestar para garantizar efectivamente el derecho a la alimentación, el trabajo, la salud, la seguridad social, la educación y la vivienda. Exigiremos que se pague la deuda histórica con los pueblos y comunidades indígenas, y pugnaremos por el cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés Larráinzar. Construiremos una nueva legalidad donde las instituciones se apeguen al mandato constitucional, sirvan a todos por igual y protejan al débil ante los abusos del fuerte. Vamos a emprender una renovación tajante de la vida pública desterrando la corrupción, la impunidad y el influyentismo. Ya nadie podrá sentirse dueño y señor en nuestro país.
Amigas y amigos:
En el proceso de construcción de la nueva República tenemos que atender y cuidar tres aspectos fundamentales: Primero. No caer en la violencia, evadir el acoso y mantener nuestro movimiento siempre en el marco de la resistencia civil pacífica. Segundo. No transar, no vendernos, no caer en el juego de siempre, de la compra de lealtades y conciencias disfrazada de negociación. Tercero. Tenemos que luchar con imaginación y talento para el romper el cerco informativo y crear mecanismos alternativos de comunicación. Tenemos que hacer posible que la verdad se abra paso y llegue hasta el último rincón de nuestra patria.
Amigas y amigos:
El día de hoy, esta Convención Nacional Democrática ha tomado decisiones trascendentes. Son muchos los frutos de esta asamblea fundacional. No sólo hemos rechazado al gobierno usurpador sino que hemos decidido emprender la construcción de una nueva República. Se aprobó también el plan de resistencia civil pacífica y la preparación de los trabajos para la reforma constitucional y lograr que las instituciones sean verdaderamente del pueblo y para el pueblo. Fruto de este proceso que ha desembocado en la Convención Nacional Democrática ha sido, sin duda, la creación del Frente Amplio Progresista. Esta nueva agrupación política será el espacio para articular a todos los ciudadanos y organizaciones políticas y sociales que se expresaron durante la campaña, así como para recibir nuevas adhesiones. El Frente Amplio Progresista surge en el momento preciso en que, a la vista de todos, se ha conformado un bloque de fuerzas derechistas, a partir de la alianza abierta y descarada entre el PAN y las cúpulas del PRI. De modo que el Frente Amplio Progresista tendrá como objetivo principal enfrentar al bloque conservador, al brazo político de la minoría rapaz que tanto daño ha causado a nuestro país. A final de cuentas, volvemos a lo que ha sido la historia de México. Antes eran liberales y conservadores. Ahora, en la lucha política de nuestro país habrá dos agrupamientos distintos y contrapuestos: derechistas y progresistas. Esta Convención ha decidido crear también un nuevo gobierno, que se instituye para ejercer y defender los derechos del pueblo. El gobierno que emerge será obligadamente nacional. Tendrá una sede en la capital de la República y, al mismo tiempo, será itinerante para observar, escuchar y recoger el sentir de todos los sectores y de todas las regiones del país. Habrá un gabinete, es decir, un equipo de trabajo que integre los diagnósticos, proponga las soluciones y examine las posibilidades en cada caso. Los recursos, como es obvio, son escasos, pero el trabajo de equipo, la honradez, la interacción con la sociedad, podrán convertir la escasez en eficacia.
¿Por qué acepto el cargo de Presidente de México?
Ofrezco a ustedes y al pueblo de México mi explicación. Frente a la operación fraudulenta que lesionó la democracia electoral e intenta detener la democratización económica, social y cultural; frente al uso faccioso del Poder Ejecutivo y de los recursos públicos de un candidato y de un partido; frente a la intromisión ilegal y pandilleril de un buen número de empresarios y caciques sindicales, esos que ya santifican el clientelismo; frente al secuestro de las instituciones, que en este caso, son típicamente sus instituciones, como el IFE, el Tribunal Electoral y la Suprema Corte de Justicia; frente a todo esto, y ante el cúmulo de pruebas que hemos presentado y que fueron tramposamente desechadas, mantenemos una certidumbre: ganamos la elección presidencial.
Acepto el cargo de Presidente de México porque rechazamos la imposición y la ruptura del orden constitucional. Aceptar el fraude electoral, como algunos están proponiendo, y reconocer a un gobierno usurpador, implicaría posponer indefinidamente el cambio democrático en el país. Sería hacerles el juego, que yo acepte la imposición, me convierta en dirigente de la oposición nacional y les hiciéramos ese juego. No, por eso acepto el cargo de Presidente de México, porque rechazamos la imposición y la ruptura del orden constitucional. El triunfo en las urnas nos compromete ante nuestros electores y ante los votantes honrados del 2 de julio que, opciones políticas aparte creyeron en la validez de la elección. Ese compromiso con la democracia, es el que nos impulsa. Nuestros adversarios se imponen con el dinero, el prejuicio conservador, la injusticia, la ilegalidad, la propiedad de muchísimos medios informativos. Nosotros contamos con la voluntad de cambio de millones de personas. El régimen político de ellos se agotó; en cambio, desde nuestro punto de vista, la Presidencia, esta Presidencia, simboliza las esperanzas, los esfuerzos y el anhelo de justicia social del pueblo de México. Además, el encargo de Presidente de México se me confiere en el marco de un movimiento empeñado en transformar las instituciones y refrendar la República, es decir, aclarar el sentido de la vida política, hoy tan enturbiado. La Presidencia, en una democracia genuina, es la interpretación justa y cotidiana de los sentimientos, de los deseos del pueblo, de los sentimientos, de los deseos de la gente y de la comunidad. Es obvio que acepto este honroso cargo no por ostentación o por ambición al poder. Lo asumo, incluso a sabiendas de que también por esto voy a ser atacado. Pero lo hago convencido de que así voy a seguir contribuyendo, junto con muchos otros mexicanos, mujeres y hombres, como ustedes, en las transformaciones del país, por nosotros y por las nuevas generaciones, por los que vienen detrás, por nuestros hijos, que podamos verlos de frente y no nos reclamen porque en estos momentos de definición supimos estar a la altura de las circunstancias. Además, en las actuales circunstancias, aceptar este encargo es un acto de resistencia civil pacífica, y es lo que más conviene a nuestro movimiento. Es un tengan para que aprendan, un tengan para que aprenda a respetar la voluntad popular.
Amigas y amigos, compañeros, compañeras.
Les hablo con sentimiento y con el corazón. Es un timbre de orgullo, es un honor representarlos. Tengan la seguridad de que lo haré con humildad y convicción. No voy a traicionarlos, no voy a traicionar al pueblo de México. Es un honor están con ustedes y voy a ser siempre su servidor. Reitero mi compromiso con ustedes, con los que nos dieron su confianza el 2 de julio, con muchos más, y sobre todo con los pobres y humillados de nuestra patria.
¡Que viva la nueva República!
¡Viva México!
¡Viva México!
¡Viva México!