- Jaqueado por sí mismo
- Territorios sin gobierno: EU
- De Clipperton a Cassez
La cruda realidad se impone: la invitación a Sarkozy, en las actuales circunstancias, fue una soberana tontería en la que fallaron la diplomacia, la inteligencia y el sentido común. La administración felipense fue engullida por el esposo de la señora Bruni, que convirtió el caso de su paisana presa en el eje de una rápida visita de Estado. Ahora Calderón deberá pagar costos obligados, entre ellos aparecer ante los mexicanos como un político aficionado que no supo prever y manejar un expediente que obviamente iba a enarbolar el visitante especializado en operaciones de rescate político y, además, ceder a la pretensión francesa de extraditar a la secuestradora cuyas graves culpas han pasado a tercer plano. En caso de no allanarse a las exigencias de quien como presidente de México que hubiera sido habría defendido a Lucía Morett, haya hecho lo que haya hecho, y a mexicanos sentenciados a muerte en Estados Unidos, el (auto) jaqueado Calderón sería boletinado a nivel internacional por el colonialista Sarkozy como folclórico personaje incumplido, desconfiable y empequeñecido.
Pero aún no se reponen en Los Pinos del huracán Nicolás y ya está en escena el director de Inteligencia del gobierno de Barack Obama, Dennis Blair, quien con toda naturalidad ha dicho que los cárteles del narcotráfico impiden a la capital gobernar en partes de su territorio. Lipe no se asume como discapacitado político (según Washington), aunque se refugia en los mundos artificiales de la oratoria voluntarista: su gobierno, dice el panista michoacano al que se le acumulan peligrosamente los problemas sin solución o en vías de agravamiento, está empeñado en salir adelante, y no cejará, pues la clave para resolver los problemas es tener el coraje, la determinación y la firmeza para enfrentarlos. Armado de esas metralletas de superación personal y elevación de la autoestima, el empeñoso Calderón asegura que México tiene el carácter, el temple y los recursos no sólo para enfrentar sus problemas, por muy graves que sean, sino para superarlos, como estoy seguro superaremos los problemas que hoy enfrentamos en nuestro México. Por el mismo rumbo de las visiones fallidas anda el siempre ocurrente Germán Martínez –dechado de simpatía, intelectualidad y carisma– para quien los chiflidos al secretario Carstens creo no son por el manejo de la economía, sino porque no sabe pitchear.
Astillas
México ya ha perdido un proceso de interpretación jurídica con Francia. La isla Clipperton fue declarada posesión francesa en 1931 por el rey de Italia, Víctor Manuel III, a cuyo arbitraje se habían sometido los dos países en litigio. La pequeña, lejana, abandonada e improductiva isla (pero con valor estratégico), antes llamada De la Pasión, Médano y Médanos, fue perdida por México mediante argucias técnicas, jurídicas y políticas que muy bien ha explicado Miguel González Avelar en su libro Clipperton, isla mexicana, editado en 1992 por el Fondo de Cultura Económica. Aun cuando el gobierno de Porfirio Díaz pretendió formalizar el dominio mexicano sobre la isla, al enviar en 1908 un pequeño destacamento militar, al mando del capitán Ramón Arnaud, para que defendiera el sitio, el interés nacional fue inexplicablemente dejado de lado y, en una convención realizada en la ciudad de México, nuestro país propuso (sospechosamente, se diría ahora) que la controversia fuera resuelta por un árbitro sesgado y parcial, el rey de Italia, al que poco le importaba México y sí los posibles arreglos con sus vecinos franceses. La propuesta fue ratificada en 1911, entre los fragores revolucionarios. Veinte años después, Italia falló en favor de Francia, y el artículo 42 de la Constitución mexicana debió ser reformado para eliminar de las partes integrantes del territorio nacional a la isla, que fue entregada en 1934. En el gobierno porfirista tuvo un papel fundamental el secretario de Hacienda y jefe político de Los científicos, José Yves Limantour, hijo de padre de origen francés. El secretario Limantour, francófilo declarado, murió en París, donde el general Díaz encontró refugio y tumba. Sobre el drama del abandono en que quedó el puñado de mexicanos enviado en las postrimerías del porfirismo a cuidar la isla, y luego olvidado en la Revolución, se han escrito textos novelados de Laura Restrepo, La isla de la pasión, y de Ana García Bergua, Isla de Bobos... Yuri Alex Escalante comenta: Sobre el asunto Cassez, tal vez valdría la pena recordar que cuando Maximiliano le pidió apoyo a su madre para regresar a Europa, luego de su derrota en México, ésta le respondió que asumiera con valor la responsabilidad de la empresa que había iniciado y muriera como un Habsburgo. ¿Por qué si un emperador debe pagar los platos rotos, una simple mortal no lo hará?... Vicente Reyes de León plantea: “Aprovechando que Calderón acaba de poner de moda las comisiones para estudiar lo juzgado, propongo crear una conformada, por un lado, por Calderón y, por el otro lado, el pueblo (al menos yo). Tal comisión tendría como única tarea buscar cómo hacer efectiva la siguiente frase de toma de protesta: ‘Y si así no lo hiciere, que la nación me lo demande’”... El matemático Ricardo A. Sáenz participa en la polémica sobre las letras electorales cargadas (la w y la z): “Lamento contradecir al maestro Juan Francisco Meraz Hernando, pero cuando afirma ‘la probabilidad de que una letra cualquiera salga sorteada es de apenas 3 por ciento... que salga sorteada dos veces en seis intentos representa una probabilidad ínfima’ es incorrecto. La probabilidad de que, por ejemplo, la w aparezca repetida en seis intentos al azar es 1.9 por ciento, no tan pequeña como para llamarla ‘ínfima’. Más aún, la probabilidad de que cualquier letra aparezca repetida en seis intentos es de 45 por ciento, así que no es nada raro. Los detalles de cómo se calcula esto han sido publicados en este blog:
http://seriesdivergentes.wordpress.com/2009/03/09/muestreo-de-las-letras-del-alfabeto/ Esto no implica que el IFE no haga transa, desde luego”... ¡Hasta mañana!
Pero aún no se reponen en Los Pinos del huracán Nicolás y ya está en escena el director de Inteligencia del gobierno de Barack Obama, Dennis Blair, quien con toda naturalidad ha dicho que los cárteles del narcotráfico impiden a la capital gobernar en partes de su territorio. Lipe no se asume como discapacitado político (según Washington), aunque se refugia en los mundos artificiales de la oratoria voluntarista: su gobierno, dice el panista michoacano al que se le acumulan peligrosamente los problemas sin solución o en vías de agravamiento, está empeñado en salir adelante, y no cejará, pues la clave para resolver los problemas es tener el coraje, la determinación y la firmeza para enfrentarlos. Armado de esas metralletas de superación personal y elevación de la autoestima, el empeñoso Calderón asegura que México tiene el carácter, el temple y los recursos no sólo para enfrentar sus problemas, por muy graves que sean, sino para superarlos, como estoy seguro superaremos los problemas que hoy enfrentamos en nuestro México. Por el mismo rumbo de las visiones fallidas anda el siempre ocurrente Germán Martínez –dechado de simpatía, intelectualidad y carisma– para quien los chiflidos al secretario Carstens creo no son por el manejo de la economía, sino porque no sabe pitchear.
Astillas
México ya ha perdido un proceso de interpretación jurídica con Francia. La isla Clipperton fue declarada posesión francesa en 1931 por el rey de Italia, Víctor Manuel III, a cuyo arbitraje se habían sometido los dos países en litigio. La pequeña, lejana, abandonada e improductiva isla (pero con valor estratégico), antes llamada De la Pasión, Médano y Médanos, fue perdida por México mediante argucias técnicas, jurídicas y políticas que muy bien ha explicado Miguel González Avelar en su libro Clipperton, isla mexicana, editado en 1992 por el Fondo de Cultura Económica. Aun cuando el gobierno de Porfirio Díaz pretendió formalizar el dominio mexicano sobre la isla, al enviar en 1908 un pequeño destacamento militar, al mando del capitán Ramón Arnaud, para que defendiera el sitio, el interés nacional fue inexplicablemente dejado de lado y, en una convención realizada en la ciudad de México, nuestro país propuso (sospechosamente, se diría ahora) que la controversia fuera resuelta por un árbitro sesgado y parcial, el rey de Italia, al que poco le importaba México y sí los posibles arreglos con sus vecinos franceses. La propuesta fue ratificada en 1911, entre los fragores revolucionarios. Veinte años después, Italia falló en favor de Francia, y el artículo 42 de la Constitución mexicana debió ser reformado para eliminar de las partes integrantes del territorio nacional a la isla, que fue entregada en 1934. En el gobierno porfirista tuvo un papel fundamental el secretario de Hacienda y jefe político de Los científicos, José Yves Limantour, hijo de padre de origen francés. El secretario Limantour, francófilo declarado, murió en París, donde el general Díaz encontró refugio y tumba. Sobre el drama del abandono en que quedó el puñado de mexicanos enviado en las postrimerías del porfirismo a cuidar la isla, y luego olvidado en la Revolución, se han escrito textos novelados de Laura Restrepo, La isla de la pasión, y de Ana García Bergua, Isla de Bobos... Yuri Alex Escalante comenta: Sobre el asunto Cassez, tal vez valdría la pena recordar que cuando Maximiliano le pidió apoyo a su madre para regresar a Europa, luego de su derrota en México, ésta le respondió que asumiera con valor la responsabilidad de la empresa que había iniciado y muriera como un Habsburgo. ¿Por qué si un emperador debe pagar los platos rotos, una simple mortal no lo hará?... Vicente Reyes de León plantea: “Aprovechando que Calderón acaba de poner de moda las comisiones para estudiar lo juzgado, propongo crear una conformada, por un lado, por Calderón y, por el otro lado, el pueblo (al menos yo). Tal comisión tendría como única tarea buscar cómo hacer efectiva la siguiente frase de toma de protesta: ‘Y si así no lo hiciere, que la nación me lo demande’”... El matemático Ricardo A. Sáenz participa en la polémica sobre las letras electorales cargadas (la w y la z): “Lamento contradecir al maestro Juan Francisco Meraz Hernando, pero cuando afirma ‘la probabilidad de que una letra cualquiera salga sorteada es de apenas 3 por ciento... que salga sorteada dos veces en seis intentos representa una probabilidad ínfima’ es incorrecto. La probabilidad de que, por ejemplo, la w aparezca repetida en seis intentos al azar es 1.9 por ciento, no tan pequeña como para llamarla ‘ínfima’. Más aún, la probabilidad de que cualquier letra aparezca repetida en seis intentos es de 45 por ciento, así que no es nada raro. Los detalles de cómo se calcula esto han sido publicados en este blog:
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