- Al presidente de EU no le preocupa debatir sobre el pasado: portavoz de la Casa Blanca
- Ante amenaza de la Alba, Obama pide ayuda a Lula para salvar la Cumbre de las Américas
- Hablaron por teléfono sobre cómo mantener un enfoque positivo en la agenda, señala el vocero.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, llamó el pasado jueves por teléfono al presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, desde México, para evitar el descarrilamiento de la agenda diseñada para la Cumbre de las Américas, que se inauguró ayer en Trinidad y Tobago. El consejero asignado para la reunión cumbre, Jeffrey Davidow, confirmó lo anterior en una reunión para la prensa estadunidense, en el hotel Marriot. En su declaración, embargada hasta ayer, dijo que Lula y Obama hablaron sobre cómo mantener un enfoque positivo en la agenda de la reunión de los 34 mandatarios del hemisferio, ante el desafío planteado por nueve presidentes integrantes de la Alternativa Bolivariana para las Américas (Alba), que ese mismo día habían acordado en Venezuela vetar la declaración final de Puerto España.
Aparentemente la iniciativa encabezada por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, inquietó a Obama, a tal grado que se tomó unos momentos de su tiempo de estadía en México para revisar con Lula algunas medidas para evitar una crisis en ese encuentro de alto nivel. A juzgar por lo que se dijo durante la conferencia de prensa conjunta entre el jefe de la Casa Blanca y el presidente de México, Felipe Calderón, este problema no fue discutido entre ellos. En el hotel Marriot, donde se hospedó el equipo de prensa que habitualmente viaja con el presidente estadunidense, Davidow desestimó la opinión de Chávez sobre el borrador de la declaración de Puerto España. Ésta, dijo, fue objeto de una laboriosa negociación, incluso con Caracas, y varios de los puntos de vista de Venezuela fueron incorporados.
Para Obama, el encuentro en esa isla de las Antillas Menores representa su primer contacto con Latinoamérica. Incluso en el mismo encuentro el vocero de la Casa Blanca, Robert Gibbs, comentó que creía que el presidente estadunidense nunca antes había estado en un país latinoamericano.
Entre las dificultades de Estados Unidos para emprender un tipo de relación distinta, no hegemónica, con la región, figura en primer lugar la cuestión cubana, pero la restauración de un trato muy lastimado con Venezuela y Bolivia no es un desafío menor. En cuanto a la presión por levantar el embargo a Cuba, una postura que por cierto no sólo viene de los países que suscriben la Alba sino de muchos otros frentes, entre ellos Brasilia, Buenos Aires, Santiago de Chile y la propia Organización de Estados Americanos, Obama dejó claro en México que por el momento no dará un paso más en ese sentido.
Sin embargo, el tema no parece estar totalmente fuera de los asuntos contemplados por el presidente de Estados Unidos. Precisamente durante el trayecto entre México y Trinidad y Tobago en el avión presidencial del mandatario estadunidense, el Air Force One, ayer por la mañana, el vocero Robert Gibbs comentó, respecto a si el embargo contra Cuba ha sido efectivo, que a Obama no le preocupa tanto debatir sobre el pasado, sino sobre la forma de avanzar en esta relación.
Aparentemente la iniciativa encabezada por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, inquietó a Obama, a tal grado que se tomó unos momentos de su tiempo de estadía en México para revisar con Lula algunas medidas para evitar una crisis en ese encuentro de alto nivel. A juzgar por lo que se dijo durante la conferencia de prensa conjunta entre el jefe de la Casa Blanca y el presidente de México, Felipe Calderón, este problema no fue discutido entre ellos. En el hotel Marriot, donde se hospedó el equipo de prensa que habitualmente viaja con el presidente estadunidense, Davidow desestimó la opinión de Chávez sobre el borrador de la declaración de Puerto España. Ésta, dijo, fue objeto de una laboriosa negociación, incluso con Caracas, y varios de los puntos de vista de Venezuela fueron incorporados.
Para Obama, el encuentro en esa isla de las Antillas Menores representa su primer contacto con Latinoamérica. Incluso en el mismo encuentro el vocero de la Casa Blanca, Robert Gibbs, comentó que creía que el presidente estadunidense nunca antes había estado en un país latinoamericano.
Entre las dificultades de Estados Unidos para emprender un tipo de relación distinta, no hegemónica, con la región, figura en primer lugar la cuestión cubana, pero la restauración de un trato muy lastimado con Venezuela y Bolivia no es un desafío menor. En cuanto a la presión por levantar el embargo a Cuba, una postura que por cierto no sólo viene de los países que suscriben la Alba sino de muchos otros frentes, entre ellos Brasilia, Buenos Aires, Santiago de Chile y la propia Organización de Estados Americanos, Obama dejó claro en México que por el momento no dará un paso más en ese sentido.
Sin embargo, el tema no parece estar totalmente fuera de los asuntos contemplados por el presidente de Estados Unidos. Precisamente durante el trayecto entre México y Trinidad y Tobago en el avión presidencial del mandatario estadunidense, el Air Force One, ayer por la mañana, el vocero Robert Gibbs comentó, respecto a si el embargo contra Cuba ha sido efectivo, que a Obama no le preocupa tanto debatir sobre el pasado, sino sobre la forma de avanzar en esta relación.
- Es inaceptable porque mantiene a Cuba excluida y no da respuesta a la crisis, señalan
- Países de la Alba rechazan el proyecto de declaración de la Cumbre de las Américas
- Exigen un debate a fondo sobre las medidas para hacer frente a la debacle económica
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La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, durante su mensaje en la inauguración de la quinta Cumbre de las Américas, que se lleva a cabo en la ciudad de Puerto España, Trinidad y TobagoFoto Reuters
Dpa y ReutersLa presidenta de Argentina, Cristina Fernández, durante su mensaje en la inauguración de la quinta Cumbre de las Américas, que se lleva a cabo en la ciudad de Puerto España, Trinidad y TobagoFoto Reuters
Cumaná, Venezuela, 17 de abril. Los países de la Alternativa Bolivariana para las Américas (Alba), encabezados por Venezuela y Cuba, anunciaron hoy que consideran inaceptable el proyecto de declaración de la Cumbre de las Américas, encuentro que se realiza en Trinidad y Tobago, no sólo por mantener excluida a la isla del hemisferio, sino porque el documento no da respuesta a la crisis global actual. Los países miembros del Alba consideran que es inaceptable el documento y piden un debate a fondo sobre la respuesta que debe darse a la crisis financiera internacional, señala el documento que fue leído por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Además indica que los mandatarios determinaron que la decadencia del modelo capitalista es la causa principal de esta recesión, calificada en esta cumbre como el más grande desafío al cual la humanidad haya hecho frente.
El pronunciamiento fue leído en la clausura de la reunión del Alba, horas antes de la inauguración de la quinta Cumbre de las Américas. Los mandatarios aseveraron que la responsabilidad de la debacle finaciera global es de los países desarrollados y de las políticas seguidas y promovidas por sus gobiernos. Puntualizaron que las soluciones deben ser producto de una amplia y participativa discusión. Recalcaron que es inaceptable el intento de imponer soluciones tomadas en el seno de grupos excluyentes, como el G20, al resto de la comunidad internacional. Asimismo, alertaron que el capitalismo está acabando con la humanidad. En particular, criticaron la iniciativa de dicho bloque de triplicar los recursos del Fondo Monetario Internacional, cuando lo que realmente se necesita es establecer un nuevo orden económico global, que incluya la transformación total del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio, que con sus condicionamientos neoliberales han contribuido a esta crisis financiera.
Reiteramos la disposición a cooperar de forma solidaria en la búsqueda de soluciones desde y para las naciones en desarrollo, que tomen en cuenta el trato especial y diferenciado que merecen las economías más vulnerables y el impacto que sobre las poblaciones más desfavorecidas tiene esta crisis, destacaron. Los presidentes plantearon la necesidad de que se establezca un nuevo orden económico global, que se sustente en los principios de justicia y solidaridad, y una profunda restructuración de la actual arquitectura financiera mundial. Igualmente, pidieron la construcción de un sistema monetario y financiero sólido y justo, independiente de los patrones neoliberales que prevalecieron desde la Segunda Guerra Mundial, los cuales son corresponsables de los actuales desajustes.
El documento exige que los países desarrollados asuman su responsabilidad de 70 por ciento en la deuda ecológica del mundo por emisiones de carbono acumuladas en la atmósfera, por lo que deben aportar recursos significativos para que las naciones en vías de desarrollo puedan emprender modelos de crecimiento limpios. Asimismo, los gobiernos de izquierda latinoamericanos afirman que deben ser declarados derechos humanos los servicios básicos de educación, salud, agua potable, energía y telecomunicaciones. Por tanto, intocables para el comercio y la privatización.
El pronunciamiento fue leído en la clausura de la reunión del Alba, horas antes de la inauguración de la quinta Cumbre de las Américas. Los mandatarios aseveraron que la responsabilidad de la debacle finaciera global es de los países desarrollados y de las políticas seguidas y promovidas por sus gobiernos. Puntualizaron que las soluciones deben ser producto de una amplia y participativa discusión. Recalcaron que es inaceptable el intento de imponer soluciones tomadas en el seno de grupos excluyentes, como el G20, al resto de la comunidad internacional. Asimismo, alertaron que el capitalismo está acabando con la humanidad. En particular, criticaron la iniciativa de dicho bloque de triplicar los recursos del Fondo Monetario Internacional, cuando lo que realmente se necesita es establecer un nuevo orden económico global, que incluya la transformación total del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio, que con sus condicionamientos neoliberales han contribuido a esta crisis financiera.
Reiteramos la disposición a cooperar de forma solidaria en la búsqueda de soluciones desde y para las naciones en desarrollo, que tomen en cuenta el trato especial y diferenciado que merecen las economías más vulnerables y el impacto que sobre las poblaciones más desfavorecidas tiene esta crisis, destacaron. Los presidentes plantearon la necesidad de que se establezca un nuevo orden económico global, que se sustente en los principios de justicia y solidaridad, y una profunda restructuración de la actual arquitectura financiera mundial. Igualmente, pidieron la construcción de un sistema monetario y financiero sólido y justo, independiente de los patrones neoliberales que prevalecieron desde la Segunda Guerra Mundial, los cuales son corresponsables de los actuales desajustes.
El documento exige que los países desarrollados asuman su responsabilidad de 70 por ciento en la deuda ecológica del mundo por emisiones de carbono acumuladas en la atmósfera, por lo que deben aportar recursos significativos para que las naciones en vías de desarrollo puedan emprender modelos de crecimiento limpios. Asimismo, los gobiernos de izquierda latinoamericanos afirman que deben ser declarados derechos humanos los servicios básicos de educación, salud, agua potable, energía y telecomunicaciones. Por tanto, intocables para el comercio y la privatización.
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