- FMI lanza la advertencia: la recesión será larga y profunda
- Dardo envenenado para optimistas que ven signos alentadores
El Fondo Monetario Internacional ha lanzado un dardo envenenado directamente al corazón del discurso optimista con el que pretenden gobernar y convencer algunos grupos instalados en el poder (el calderonista en primerísimo lugar, sobre todo en tiempos electorales), los cuales alegremente propagan la endeble versión de que en muy corto plazo (el inquilino de Los Pinos dice que en el verano) se concretará la recuperación y despegue económico.
El organismo internacional divulgó ayer sus renovadas Perspectivas de la Economía Mundial, y entre sus conclusiones destaca una que desmorona el citado discurso: es probable que la recesión actual sea excepcionalmente larga y profunda, y su recuperación, lenta. Además, advierte, “en caso de ser recesiones sincronizadas a escala mundial, suelen durar aún más e ir seguidas de recuperaciones aún más débiles… el hecho de que la actual desaceleración sea muy sincronizada y se vincule a crisis financieras profundas indica que es probable que sea persistente, con una recuperación más débil que el promedio”. Nada alentador para el de por sí escalofriante panorama económico, que en el caso mexicano pretendió minimizarse a golpe de catarritos y gripas de discurso.
En su más reciente análisis sobre la perspectiva económica mundial, el FMI señala que sin contar el actual, desde 1960 se han registrado tres episodios en los que 10 o más de las 21 economías avanzadas de la muestra atravesaron simultáneamente una recesión: en 1975, 1980 y 1992. La duración de la recesión sincrónica es, en promedio, casi 1.25 veces más larga que la de una recesión típica. Las recuperaciones son generalmente lentas, debido a la debilidad de la demanda externa, especialmente si Estados Unidos también está en recesión: durante las recesiones de 1975 y 1980, la marcada caída de la importación estadunidense contribuyó a una importante contracción del comercio mundial. El análisis indica que es probable que la conjunción de la crisis financiera y la desaceleración mundial sincronizada originen una recesión excepcionalmente profunda y extendida en el tiempo. Esta combinación es poco común en la historia y se debería tener cautela a la hora de extraer conclusiones. No obstante, el hecho de que la actual desaceleración sea muy sincronizada y se vincule a crisis financieras profundas indica que es probable que sea persistente, con una recuperación más débil que el promedio.
Para hacer frente a la recesión mundial actual, indica, habrá que coordinar las políticas monetarias, fiscales y financieras. Se precisan enérgicas medidas monetarias y fiscales para apuntalar la demanda agregada en el corto plazo. Aun haciéndolo, una de las lecciones más importantes de los episodios de crisis financieras es la importancia fundamental de restablecer la confianza en el sector financiero para que las políticas macroeconómicas sean eficaces y la recuperación se consolide.
Las crisis financieras en las economías avanzadas “se han propagado de una manera rápida e intensa a las economías emergentes, y las vinculaciones financieras han sido uno de los principales canales de transmisión. La disminución de los flujos de capital hacia las economías emergentes puede ser prolongada después de una crisis, dados los problemas de solvencia que afrontan los bancos de las economías avanzadas que proporcionan financiamiento sustancial a las economías emergentes. Se requiere una respuesta de política económica coordinada por parte de las economías avanzadas y las emergentes, ya que la reducción de las vulnerabilidades de cada país, por sí sola, no puede aislar a las economías emergentes de un shock financiero a gran escala en las economías avanzadas”.
Las recesiones vinculadas a crisis financieras generalmente han sido graves y prolongadas. Las crisis financieras habitualmente se producen tras periodos de rápida expansión del crédito y fuerte aumento del precio de los activos. A menudo, la debilidad de la demanda privada y del crédito suele frenar el avance de la recuperación después de estas recesiones, lo que obedece en parte a los esfuerzos de los hogares por aumentar las tasas de ahorro y estabilizar sus balances. Generalmente las recuperaciones se ven impulsadas por una mejora del comercio internacional neto a raíz de las depreciaciones cambiarias y la caída de los costos unitarios.
Puntualiza el FMI que los indicadores históricos parecen indicar que el papel decisivo que desempeñaron los bancos en la crisis actual puede presagiar una caída prolongada de los flujos de capital hacia las economías emergentes. Los datos de episodios anteriores de tensiones bancarias sistémicas en las economías avanzadas (la crisis de la deuda en América Latina a principios de los años 80 y la crisis bancaria japonesa en los años 90) muestran que la caída de los flujos de capital suele ser sustancial y prolongada. Dada su considerable exposición al riesgo, las economías emergentes podrían verse gravemente afectadas.
Las rebanadas del pastel
Pues nada, que los signos alentadores (Calderón dixit) para la economía mexicana brotan por doquier. No sólo la alegría de los 4 mil empleos presumidos por el inquilino de Los Pinos, quien olvidó por completo los 600 mil cancelados en cinco meses, sino las cifras más recientes aportadas ayer por el Inegi: en febrero pasado la producción industrial en el país se desplomó 13.2 por ciento en términos reales y a tasa anual, un alarmante resultado negativo que se suma al igualmente terrible reporte de enero, cuando el mismo indicador se derrumbó 11.1 por ciento. Desmenuzado el dato, en el segundo mes de 2009 el sector de las industrias manufactureras cayó 16.1 por ciento en términos anuales; la construcción 11.3 por ciento; la actividad minera 7 por ciento, y el sector de la electricidad, agua y suministro de gas por ductos al consumidor final 6.5 por ciento. Un mes atrás, en enero, las caídas registras en los mismos sectores fueron de 14.9, 8.5, 3.3 y 2.9 por ciento, respectivamente. Entonces, alentador, lo que se llama alentador, parece que no es… Después de medio siglo, y tras miles de atentados políticos, económicos y sociales a la isla, el gobierno de Estados Unidos parece que por fin se dio cuenta: sentimos que nuestra política hacia Cuba ha fracasado, reconoce la secretaria de Estado estadunidense, Hillary Clinton. Entonces, es sencillo: cambien esa política y levanten el ilegal bloqueo.
El organismo internacional divulgó ayer sus renovadas Perspectivas de la Economía Mundial, y entre sus conclusiones destaca una que desmorona el citado discurso: es probable que la recesión actual sea excepcionalmente larga y profunda, y su recuperación, lenta. Además, advierte, “en caso de ser recesiones sincronizadas a escala mundial, suelen durar aún más e ir seguidas de recuperaciones aún más débiles… el hecho de que la actual desaceleración sea muy sincronizada y se vincule a crisis financieras profundas indica que es probable que sea persistente, con una recuperación más débil que el promedio”. Nada alentador para el de por sí escalofriante panorama económico, que en el caso mexicano pretendió minimizarse a golpe de catarritos y gripas de discurso.
En su más reciente análisis sobre la perspectiva económica mundial, el FMI señala que sin contar el actual, desde 1960 se han registrado tres episodios en los que 10 o más de las 21 economías avanzadas de la muestra atravesaron simultáneamente una recesión: en 1975, 1980 y 1992. La duración de la recesión sincrónica es, en promedio, casi 1.25 veces más larga que la de una recesión típica. Las recuperaciones son generalmente lentas, debido a la debilidad de la demanda externa, especialmente si Estados Unidos también está en recesión: durante las recesiones de 1975 y 1980, la marcada caída de la importación estadunidense contribuyó a una importante contracción del comercio mundial. El análisis indica que es probable que la conjunción de la crisis financiera y la desaceleración mundial sincronizada originen una recesión excepcionalmente profunda y extendida en el tiempo. Esta combinación es poco común en la historia y se debería tener cautela a la hora de extraer conclusiones. No obstante, el hecho de que la actual desaceleración sea muy sincronizada y se vincule a crisis financieras profundas indica que es probable que sea persistente, con una recuperación más débil que el promedio.
Para hacer frente a la recesión mundial actual, indica, habrá que coordinar las políticas monetarias, fiscales y financieras. Se precisan enérgicas medidas monetarias y fiscales para apuntalar la demanda agregada en el corto plazo. Aun haciéndolo, una de las lecciones más importantes de los episodios de crisis financieras es la importancia fundamental de restablecer la confianza en el sector financiero para que las políticas macroeconómicas sean eficaces y la recuperación se consolide.
Las crisis financieras en las economías avanzadas “se han propagado de una manera rápida e intensa a las economías emergentes, y las vinculaciones financieras han sido uno de los principales canales de transmisión. La disminución de los flujos de capital hacia las economías emergentes puede ser prolongada después de una crisis, dados los problemas de solvencia que afrontan los bancos de las economías avanzadas que proporcionan financiamiento sustancial a las economías emergentes. Se requiere una respuesta de política económica coordinada por parte de las economías avanzadas y las emergentes, ya que la reducción de las vulnerabilidades de cada país, por sí sola, no puede aislar a las economías emergentes de un shock financiero a gran escala en las economías avanzadas”.
Las recesiones vinculadas a crisis financieras generalmente han sido graves y prolongadas. Las crisis financieras habitualmente se producen tras periodos de rápida expansión del crédito y fuerte aumento del precio de los activos. A menudo, la debilidad de la demanda privada y del crédito suele frenar el avance de la recuperación después de estas recesiones, lo que obedece en parte a los esfuerzos de los hogares por aumentar las tasas de ahorro y estabilizar sus balances. Generalmente las recuperaciones se ven impulsadas por una mejora del comercio internacional neto a raíz de las depreciaciones cambiarias y la caída de los costos unitarios.
Puntualiza el FMI que los indicadores históricos parecen indicar que el papel decisivo que desempeñaron los bancos en la crisis actual puede presagiar una caída prolongada de los flujos de capital hacia las economías emergentes. Los datos de episodios anteriores de tensiones bancarias sistémicas en las economías avanzadas (la crisis de la deuda en América Latina a principios de los años 80 y la crisis bancaria japonesa en los años 90) muestran que la caída de los flujos de capital suele ser sustancial y prolongada. Dada su considerable exposición al riesgo, las economías emergentes podrían verse gravemente afectadas.
Las rebanadas del pastel
Pues nada, que los signos alentadores (Calderón dixit) para la economía mexicana brotan por doquier. No sólo la alegría de los 4 mil empleos presumidos por el inquilino de Los Pinos, quien olvidó por completo los 600 mil cancelados en cinco meses, sino las cifras más recientes aportadas ayer por el Inegi: en febrero pasado la producción industrial en el país se desplomó 13.2 por ciento en términos reales y a tasa anual, un alarmante resultado negativo que se suma al igualmente terrible reporte de enero, cuando el mismo indicador se derrumbó 11.1 por ciento. Desmenuzado el dato, en el segundo mes de 2009 el sector de las industrias manufactureras cayó 16.1 por ciento en términos anuales; la construcción 11.3 por ciento; la actividad minera 7 por ciento, y el sector de la electricidad, agua y suministro de gas por ductos al consumidor final 6.5 por ciento. Un mes atrás, en enero, las caídas registras en los mismos sectores fueron de 14.9, 8.5, 3.3 y 2.9 por ciento, respectivamente. Entonces, alentador, lo que se llama alentador, parece que no es… Después de medio siglo, y tras miles de atentados políticos, económicos y sociales a la isla, el gobierno de Estados Unidos parece que por fin se dio cuenta: sentimos que nuestra política hacia Cuba ha fracasado, reconoce la secretaria de Estado estadunidense, Hillary Clinton. Entonces, es sencillo: cambien esa política y levanten el ilegal bloqueo.
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