Raymundo Riva Palacio
La caída de Bours
Miércoles, 17 de Junio de 2009
Eduardo Bours, el gobernador de Sonora, jugó con fuego y se quemó. Desde el primer día del siniestro en la guardería ABC, filtró un dato que esperaba fuera tan apetitoso para los medios, que la vertiente política de la tragedia enfocara la discusión hacia Los Pinos. Y logró que en las primeras 72 horas del siniestro el calor político se colocara sobre la primera dama, Margarita Zavala, porque una de las dueñas de la guardería, Marcia Gómez del Campo, era su prima. Se lo comentó en tono favor al Presidente a Daniel Karam, director del IMSS, cuando llegó a Hermosillo el día de la tragedia, al tiempo que sus cercanos revelaban la infidencia a columnistas, que tuvieron su festín presidencial hace dos fines de semana.
Pero la estrategia de Dr. Jeckyll and Mr. Hyde falló, y la respuesta fue contundente. Se abrieron las compuertas federales y brotó la información sobre cuántos de sus familiares, de sus cercanos, de aliados políticos y empresarios proclives a él, tenían guarderías subrogadas en Sonora, un negocio de unos 300 millones de pesos al año. Bours fue puesto contra la pared, sin apoyo del PRI o de otros gobernadores, que parecerían estar cobrando la factura a su sectarismo y arrogancia. Voces aisladas abogaron por él, pero tendrá que enfrentar esto solo, con sus recursos políticos y con el hándicap de haber perdido la confianza que le tenían en Los Pinos, por quererse pasar de listo.
Hasta hace dos semanas, Eduardo Bours se comportaba como un gobernador que veía a todos para abajo. El político mexicano con mejor conexión en el gobierno de Barack Obama –por la vía de su vieja amiga y conocida Janet Napolitano, secretaria de Seguridad Territorial-, contaba también con el nivel más alto de popularidad entre sus electores -85%-, lo que le daba una fortaleza sin par en el país. A menos de un mes para la elección de gobernador en su estado, su delfín, Alfonso Elías Serrano cabalgaba holgadamente hacia la victoria, pero la tragedia en Hermosillo cambió su derrotero.
Nadie puede estar seguro qué tanto afectará electoralmente este episodio al ánimo del electorado sonorense. Hay una molestia legítima en la sociedad de Hermosillo, que el sábado pasado se organizó para marchar por las calles de la capital estatal en demanda de justicia. La diferencia de al menos ocho puntos –en la encuesta de Consulta Mitofsky, la más cerrada de todas- entre Elías Serrano y el candidato del PAN a la gubernatura, Guillermo Padrés, parece demasiada para cambiar el sentido del voto, por lo que se entiende menos en términos políticos que el gobierno de Bours haya intentado un encubrimiento, y más se fortalece la hipótesis que no se trataba de un asunto político-electoral, sino político-empresarial.
Durante toda la semana pasada, sus cercanos enfilaron las baterías al gobierno federal, primero con la filtración del parentesco con la señora Zavala, y luego en atacar el flanco herido del Seguro Social. El 12 de junio abrió fuego el procurador de Justicia de Sonora, Abel Murrieta, quien aseguró que con base en toda su documentación –acopiada en cuatro días-, "hay presuntas responsabilidades graves del IMSS". Pero ocultó un dato clave, el oficio del 8 de noviembre, firmado por el director de Protección Civil del Ayuntamiento, Roberto Copado Gutiérrez, donde aseguraba que la guardería satisfacía los estándares de seguridad, no había sido integrado en la averiguación, ni él había declarado ante la autoridad.
En esa línea, Alberto Barrera Robinson, representante en México de los hospitales Shrines, que se especializa en niños quemados y que ofreció abrir sus clínicas en Estados Unidos para los menores, criticó severamente a los médicos del IMSS el fin de semana, llamándolos mediocres y acusándolos de impedir el traslado de algunos niños a Estados Unidos. La declaración de Barrera generó todo tipo de reacciones. La principal, la del presidente de Shrines, Ralph W. Semb, quien descalificó a Barrera y se expresó en los mejores términos de los médicos del Seguro Social.
En apoyo al gobierno de Bours llegó la mano de alguien totalmente inesperado, el procurador general, Eduardo Medina Mora quien rápidamente, apenas arrancando la averiguación previa federal, hizo un juicio apresurado minimizando la responsabilidad que pudieran tener los dueños de la guardería, y al mismo tiempo, al igual que el gobierno de Bours, cargando la mano en contra del IMSS. Medina Mora, quien conoce bien a los empresarios de esa región desde que participó en las negociaciones del Tratado de Libre Comercio en el capítulo agropecuario, fue reprendido por el presidente Felipe Calderón, y tuvo que rectificar las declaraciones emitidas.
El regaño de Los Pinos a Medina Mora fue el principio de la caída política de Bours. Barrera era padre del director administrativo de la Secretaría de Salud de Sonora, cuyo titular, Raymundo López, había tenido fuertes diferencias con Karam desde que, antes de dirigir el IMSS, lo hacía con el Seguro Popular. Y la señora Gómez del Campo, más cercana que la primera dama, era a la esposa del gobernador; su sobrina, para ser exactos. Las piezas comenzaban a caer.
La prensa ha documentado que el entorno cercano de Bours es dueño de alrededor del 15% de las guarderías en Sonora. La mitad de ellas fueron cerradas por el IMSS en los últimos días, y se esperan más sorpresas. La ofensiva de Bours contra Los Pinos y el IMSS se revirtió. Es un búmeran político donde el gobernador, que tanto control había ejercido durante su casi extinto sexenio, perdió la brújula en el epílogo de su mandato. Los malos consejos lo llevaron a una mala decisión. En el gobierno están indignados por sus manipulaciones políticas. En el PRI ríen. Un eventual candidato a la Presidencia en el 2012, se ha desplomado.
Pero la estrategia de Dr. Jeckyll and Mr. Hyde falló, y la respuesta fue contundente. Se abrieron las compuertas federales y brotó la información sobre cuántos de sus familiares, de sus cercanos, de aliados políticos y empresarios proclives a él, tenían guarderías subrogadas en Sonora, un negocio de unos 300 millones de pesos al año. Bours fue puesto contra la pared, sin apoyo del PRI o de otros gobernadores, que parecerían estar cobrando la factura a su sectarismo y arrogancia. Voces aisladas abogaron por él, pero tendrá que enfrentar esto solo, con sus recursos políticos y con el hándicap de haber perdido la confianza que le tenían en Los Pinos, por quererse pasar de listo.
Hasta hace dos semanas, Eduardo Bours se comportaba como un gobernador que veía a todos para abajo. El político mexicano con mejor conexión en el gobierno de Barack Obama –por la vía de su vieja amiga y conocida Janet Napolitano, secretaria de Seguridad Territorial-, contaba también con el nivel más alto de popularidad entre sus electores -85%-, lo que le daba una fortaleza sin par en el país. A menos de un mes para la elección de gobernador en su estado, su delfín, Alfonso Elías Serrano cabalgaba holgadamente hacia la victoria, pero la tragedia en Hermosillo cambió su derrotero.
Nadie puede estar seguro qué tanto afectará electoralmente este episodio al ánimo del electorado sonorense. Hay una molestia legítima en la sociedad de Hermosillo, que el sábado pasado se organizó para marchar por las calles de la capital estatal en demanda de justicia. La diferencia de al menos ocho puntos –en la encuesta de Consulta Mitofsky, la más cerrada de todas- entre Elías Serrano y el candidato del PAN a la gubernatura, Guillermo Padrés, parece demasiada para cambiar el sentido del voto, por lo que se entiende menos en términos políticos que el gobierno de Bours haya intentado un encubrimiento, y más se fortalece la hipótesis que no se trataba de un asunto político-electoral, sino político-empresarial.
Durante toda la semana pasada, sus cercanos enfilaron las baterías al gobierno federal, primero con la filtración del parentesco con la señora Zavala, y luego en atacar el flanco herido del Seguro Social. El 12 de junio abrió fuego el procurador de Justicia de Sonora, Abel Murrieta, quien aseguró que con base en toda su documentación –acopiada en cuatro días-, "hay presuntas responsabilidades graves del IMSS". Pero ocultó un dato clave, el oficio del 8 de noviembre, firmado por el director de Protección Civil del Ayuntamiento, Roberto Copado Gutiérrez, donde aseguraba que la guardería satisfacía los estándares de seguridad, no había sido integrado en la averiguación, ni él había declarado ante la autoridad.
En esa línea, Alberto Barrera Robinson, representante en México de los hospitales Shrines, que se especializa en niños quemados y que ofreció abrir sus clínicas en Estados Unidos para los menores, criticó severamente a los médicos del IMSS el fin de semana, llamándolos mediocres y acusándolos de impedir el traslado de algunos niños a Estados Unidos. La declaración de Barrera generó todo tipo de reacciones. La principal, la del presidente de Shrines, Ralph W. Semb, quien descalificó a Barrera y se expresó en los mejores términos de los médicos del Seguro Social.
En apoyo al gobierno de Bours llegó la mano de alguien totalmente inesperado, el procurador general, Eduardo Medina Mora quien rápidamente, apenas arrancando la averiguación previa federal, hizo un juicio apresurado minimizando la responsabilidad que pudieran tener los dueños de la guardería, y al mismo tiempo, al igual que el gobierno de Bours, cargando la mano en contra del IMSS. Medina Mora, quien conoce bien a los empresarios de esa región desde que participó en las negociaciones del Tratado de Libre Comercio en el capítulo agropecuario, fue reprendido por el presidente Felipe Calderón, y tuvo que rectificar las declaraciones emitidas.
El regaño de Los Pinos a Medina Mora fue el principio de la caída política de Bours. Barrera era padre del director administrativo de la Secretaría de Salud de Sonora, cuyo titular, Raymundo López, había tenido fuertes diferencias con Karam desde que, antes de dirigir el IMSS, lo hacía con el Seguro Popular. Y la señora Gómez del Campo, más cercana que la primera dama, era a la esposa del gobernador; su sobrina, para ser exactos. Las piezas comenzaban a caer.
La prensa ha documentado que el entorno cercano de Bours es dueño de alrededor del 15% de las guarderías en Sonora. La mitad de ellas fueron cerradas por el IMSS en los últimos días, y se esperan más sorpresas. La ofensiva de Bours contra Los Pinos y el IMSS se revirtió. Es un búmeran político donde el gobernador, que tanto control había ejercido durante su casi extinto sexenio, perdió la brújula en el epílogo de su mandato. Los malos consejos lo llevaron a una mala decisión. En el gobierno están indignados por sus manipulaciones políticas. En el PRI ríen. Un eventual candidato a la Presidencia en el 2012, se ha desplomado.
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