Luis Javier Garrido
El vacío institucional de poder que existe en México está determinando que los intereses más oscuros estén ya maniobrando, de espaldas a los mexicanos, y con una enorme antelación para volver a hacer una imposición en 2012.
1. La campaña presidencial de 2012 está abierta en México con tres años de anticipación, como consecuencia del fracaso histórico del segundo gobierno panista y del pánico que se ha ido apoderando de las mafias asociadas a Felipe Calderón ante el desastre institucional que prevalece en el país y el riesgo de que en 2012 esos grupos que se han ido apoderando del poder económico y político de México pierdan las elecciones presidenciales, y con ellas los enormes negocios que han ido amasando en las dos décadas de neoliberalismo depredador.
2. Las acusaciones que desde la derecha se hacen a Felipe Calderón, de haber abandonado en medio de la desazón y de la incompetencia la conducción del aparato gubernamental, y de mostrarse incapaz de negociar e impulsar en los tres años que le faltarían una salida a la actual situación crítica, han sido respondidas por el gobernante panista de facto con decisiones bruscas y atrabiliarias, como el asalto a Luz y Fuerza del Centro y ahora el intento de destruir el Sistema Postal Mexicano, pero no con una actitud sustentada en la razón, y lo que ahora acontece no es la excepción.
3. La respuesta más directa de Calderón a esos grupos es ahora la de modificar el gabinete de gobierno en esta parte final de 2009, a fin de promover al que es su candidato a sucederlo en el cargo, el actuario Ernesto Cordero (secretario de Desarrollo Social), como nuevo titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, y enviar con dicho nombramiento una serie de mensajes: a los cuadros panistas que lo cuestionan, reiterándoles que él tiene la facultad no escrita de imponerle su candidato al PAN, a los priístas y a los panistas-salinistas de que la corriente del PAN que él encabeza no está dispuesto a apoyar al gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto como un candidato de unidad PRI-PAN en 2012 con el objetivo de cerrarle el camino a Andrés Manuel López Obrador, y a los empresarios de adentro y de afuera del país que va a haber una continuidad en el proyecto económico actual.
4. Las designaciones anunciadas en Los Pinos no hacen más que mostrar el desprecio del calderonismo por el país, pues tratar de imponer en el Banco de México a quien fracasó en Hacienda es una aberración, de la misma manera que enviar a un actuario incompetente a manejar las finazas públicas, pero al parecer lo que importa a los panistas es el proyecto transexenal.
5. Dicho proyecto, que como todo mundo sabe, no es otra cosa que la aplicación de los programas privatizadores de los organismos financieros internacionales, se le ha atorado a Calderón por las resistencias que se manifiestan en el PRI y en el PRD para que se desmantele por completo a la nación y se ceda el control del aparato estatal mexicano a Washington a fin de dejar a nuestro territorio como un simple protectorado de Estados Unidos, en el que los mexicanos no tendrían ya los derechos sociales que alguna vez sustentaron al régimen surgido de la Revolución Mexicana.
6. Lo más significativo de lo que acontece es que esta decisión la ha anunciado Calderón al día siguiente de recibir en Los Pinos a Arturo A. Valenzuela, el ex profesor chileno de la Universidad Georgetown en Washington estimado como el principal experto sobre Latinoamérica en Estados Unidos, quien fue confirmado el 5 de noviembre por el Senado estadunidense como nuevo subscretario adjunto de Estado para el Hemisferio Occidental, y quien vino a leerle la cartilla. La paradoja de Valenzuela no es, por consiguiente, tan sólo que como académico haya pugnado por un mundo sin violaciones a los derechos humanos y que como político y diplomático esté ahora defendiendo las políticas belicistas de Barack Obama –quien organizó el golpe de Estado en Honduras, y ahora, faltando a sus promesas de campaña, en vez de retirar sus tropas está enviando 30 mil soldados más a Afganistán, y manteniendo la prisión de Guantánamo–, sino que esté ahora tratando de fortalecer en el continente el presidencialismo por encima de las leyes que tanto criticó como académico.
7. En su libro Las crisis del presidencialismo, escrito al alimón con el profesor hispánico Juan J. Linz, y publicado por Alianza Universidad en 1997, Valenzuela sostiene que el sistema presidencial ha funcionado de manera perversa en América Latina, y particularmente en México, y pugna porque se le reforme o se le sustituya por algún modelo de parlamentarismo más democrático, y ahora viene a México a demandarle a los panistas que actúen conforme a las antiguas reglas "no escritas" del sistema priísta y sigan excediéndose en sus atribuciones, como hasta ahora lo han hecho, o mejor dicho en las atribuciones constitucionales que tendrían de haber sido elegido Calderón, y actúen a contracorriente de lo que acontece en la mayor parte del continente.
8. Las presiones que vienen de Estados Unidos buscan que el gobierno panista acelere el desmantelamiento del Estado y del marco constitucional mexicano y que se den prisa en el programa de privatizaciones, por lo que no extraña que desde Los Pinos se exigiera abruptamente a los legisladores el miércoles 9 que aprobaran al vapor una extraña y anticonstitucional norma denominada "Ley de asociaciones público-privadas", que por su denominación parece ser una aberración jurídica más, ya que pretende "legalizar" el contratismo privado en áreas en las que constitucionalmente está prohibido, y dándoles además a los privados el privilegio de elaborar ellos mismos dichos contratos de obras.
9. El proyecto de imposición que elucubran Calderón y sus amigos corre el riesgo de ser sin embargo su última gran decisión –su "canto del cisne" adelantado–, pues existe en México una gran oposición a que las cosas sigan como están, y que un país que dispone de enormes recursos naturales y humanos y de un proyecto histórico, se halle en manos de un puñado de pillos sin escrúpulos que no buscan otra cosa que saquearlo.
10. Los tres años que vienen van a configurar por consiguiente una confrontación mayor entre las mafias en el poder y el pueblo ciudadano, y el destino del país por muchos años.
kikka-roja.blogspot.com/
1. La campaña presidencial de 2012 está abierta en México con tres años de anticipación, como consecuencia del fracaso histórico del segundo gobierno panista y del pánico que se ha ido apoderando de las mafias asociadas a Felipe Calderón ante el desastre institucional que prevalece en el país y el riesgo de que en 2012 esos grupos que se han ido apoderando del poder económico y político de México pierdan las elecciones presidenciales, y con ellas los enormes negocios que han ido amasando en las dos décadas de neoliberalismo depredador.
2. Las acusaciones que desde la derecha se hacen a Felipe Calderón, de haber abandonado en medio de la desazón y de la incompetencia la conducción del aparato gubernamental, y de mostrarse incapaz de negociar e impulsar en los tres años que le faltarían una salida a la actual situación crítica, han sido respondidas por el gobernante panista de facto con decisiones bruscas y atrabiliarias, como el asalto a Luz y Fuerza del Centro y ahora el intento de destruir el Sistema Postal Mexicano, pero no con una actitud sustentada en la razón, y lo que ahora acontece no es la excepción.
3. La respuesta más directa de Calderón a esos grupos es ahora la de modificar el gabinete de gobierno en esta parte final de 2009, a fin de promover al que es su candidato a sucederlo en el cargo, el actuario Ernesto Cordero (secretario de Desarrollo Social), como nuevo titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, y enviar con dicho nombramiento una serie de mensajes: a los cuadros panistas que lo cuestionan, reiterándoles que él tiene la facultad no escrita de imponerle su candidato al PAN, a los priístas y a los panistas-salinistas de que la corriente del PAN que él encabeza no está dispuesto a apoyar al gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto como un candidato de unidad PRI-PAN en 2012 con el objetivo de cerrarle el camino a Andrés Manuel López Obrador, y a los empresarios de adentro y de afuera del país que va a haber una continuidad en el proyecto económico actual.
4. Las designaciones anunciadas en Los Pinos no hacen más que mostrar el desprecio del calderonismo por el país, pues tratar de imponer en el Banco de México a quien fracasó en Hacienda es una aberración, de la misma manera que enviar a un actuario incompetente a manejar las finazas públicas, pero al parecer lo que importa a los panistas es el proyecto transexenal.
5. Dicho proyecto, que como todo mundo sabe, no es otra cosa que la aplicación de los programas privatizadores de los organismos financieros internacionales, se le ha atorado a Calderón por las resistencias que se manifiestan en el PRI y en el PRD para que se desmantele por completo a la nación y se ceda el control del aparato estatal mexicano a Washington a fin de dejar a nuestro territorio como un simple protectorado de Estados Unidos, en el que los mexicanos no tendrían ya los derechos sociales que alguna vez sustentaron al régimen surgido de la Revolución Mexicana.
6. Lo más significativo de lo que acontece es que esta decisión la ha anunciado Calderón al día siguiente de recibir en Los Pinos a Arturo A. Valenzuela, el ex profesor chileno de la Universidad Georgetown en Washington estimado como el principal experto sobre Latinoamérica en Estados Unidos, quien fue confirmado el 5 de noviembre por el Senado estadunidense como nuevo subscretario adjunto de Estado para el Hemisferio Occidental, y quien vino a leerle la cartilla. La paradoja de Valenzuela no es, por consiguiente, tan sólo que como académico haya pugnado por un mundo sin violaciones a los derechos humanos y que como político y diplomático esté ahora defendiendo las políticas belicistas de Barack Obama –quien organizó el golpe de Estado en Honduras, y ahora, faltando a sus promesas de campaña, en vez de retirar sus tropas está enviando 30 mil soldados más a Afganistán, y manteniendo la prisión de Guantánamo–, sino que esté ahora tratando de fortalecer en el continente el presidencialismo por encima de las leyes que tanto criticó como académico.
7. En su libro Las crisis del presidencialismo, escrito al alimón con el profesor hispánico Juan J. Linz, y publicado por Alianza Universidad en 1997, Valenzuela sostiene que el sistema presidencial ha funcionado de manera perversa en América Latina, y particularmente en México, y pugna porque se le reforme o se le sustituya por algún modelo de parlamentarismo más democrático, y ahora viene a México a demandarle a los panistas que actúen conforme a las antiguas reglas "no escritas" del sistema priísta y sigan excediéndose en sus atribuciones, como hasta ahora lo han hecho, o mejor dicho en las atribuciones constitucionales que tendrían de haber sido elegido Calderón, y actúen a contracorriente de lo que acontece en la mayor parte del continente.
8. Las presiones que vienen de Estados Unidos buscan que el gobierno panista acelere el desmantelamiento del Estado y del marco constitucional mexicano y que se den prisa en el programa de privatizaciones, por lo que no extraña que desde Los Pinos se exigiera abruptamente a los legisladores el miércoles 9 que aprobaran al vapor una extraña y anticonstitucional norma denominada "Ley de asociaciones público-privadas", que por su denominación parece ser una aberración jurídica más, ya que pretende "legalizar" el contratismo privado en áreas en las que constitucionalmente está prohibido, y dándoles además a los privados el privilegio de elaborar ellos mismos dichos contratos de obras.
9. El proyecto de imposición que elucubran Calderón y sus amigos corre el riesgo de ser sin embargo su última gran decisión –su "canto del cisne" adelantado–, pues existe en México una gran oposición a que las cosas sigan como están, y que un país que dispone de enormes recursos naturales y humanos y de un proyecto histórico, se halle en manos de un puñado de pillos sin escrúpulos que no buscan otra cosa que saquearlo.
10. Los tres años que vienen van a configurar por consiguiente una confrontación mayor entre las mafias en el poder y el pueblo ciudadano, y el destino del país por muchos años.