- Adiós, Elba Esther Gordillo
- Ya no garantiza votos, pero sí marrullerías
Elba Esther Gordillo Morales, líder del SNTE.
domingo, 05 de febrero de 2012
MÉXICO, DF (APRO).- El declive del grupo que encabeza Elba Esther Gordillo está siendo aún más pronunciado ante la proximidad de la elección federal. Rechazado por el PRI, desairado por dos de los precandidatos del PAN y vilipendiado por Andrés Manuel López Obrador, este grupo compacto que lleva más de dos décadas enquistado en el SNTE --dos sexenios gozando de las alianzas con los gobiernos del PAN, que le facilitaron y entregaron recursos millonarios, cargos de alto nivel a lo largo y ancho del país y la mitad de la SEP-- está en sus peores momentos.
La dirigente de este grupo se ha convertido en el ícono de lo más aberrante y corrupto de la política mexicana --habiendo tanta tela de dónde cortar--, en objeto de rechazo multitudinario por parte de miles de maestros --como se pudo observar durante las manifestaciones que ocurrieron hace unos días--, y ahora en un personaje despreciado por sus otrora aliados. La fortaleza que antes podía esgrimir para negociar puestos y canonjías ha ido disminuyendo y apenas puede acomodarse a la sombra de su inefable protector, Felipe Calderón --al que le quedan pocos meses para continuar con su farsa de combate al crimen y a la delincuencia--, y de su precandidato que no levanta, Ernesto Cordero.
Y es que las cosas no le han salido bien a ese grupo. Las denuncias por abuso ilegal del poder y de corrupción sindical y electoral se le han venido acumulando, y sus irregularidades son tan evidentes que se han convertido en una papa caliente para este régimen panista.
domingo, 05 de febrero de 2012
MÉXICO, DF (APRO).- El declive del grupo que encabeza Elba Esther Gordillo está siendo aún más pronunciado ante la proximidad de la elección federal. Rechazado por el PRI, desairado por dos de los precandidatos del PAN y vilipendiado por Andrés Manuel López Obrador, este grupo compacto que lleva más de dos décadas enquistado en el SNTE --dos sexenios gozando de las alianzas con los gobiernos del PAN, que le facilitaron y entregaron recursos millonarios, cargos de alto nivel a lo largo y ancho del país y la mitad de la SEP-- está en sus peores momentos.
La dirigente de este grupo se ha convertido en el ícono de lo más aberrante y corrupto de la política mexicana --habiendo tanta tela de dónde cortar--, en objeto de rechazo multitudinario por parte de miles de maestros --como se pudo observar durante las manifestaciones que ocurrieron hace unos días--, y ahora en un personaje despreciado por sus otrora aliados. La fortaleza que antes podía esgrimir para negociar puestos y canonjías ha ido disminuyendo y apenas puede acomodarse a la sombra de su inefable protector, Felipe Calderón --al que le quedan pocos meses para continuar con su farsa de combate al crimen y a la delincuencia--, y de su precandidato que no levanta, Ernesto Cordero.
Y es que las cosas no le han salido bien a ese grupo. Las denuncias por abuso ilegal del poder y de corrupción sindical y electoral se le han venido acumulando, y sus irregularidades son tan evidentes que se han convertido en una papa caliente para este régimen panista.