En términos aritméticos, escenográficos y anímicos resultó exitosa la nueva presentación en público de Andrés Manuel López Obrador y Cuauhtémoc Cárdenas. Con las pasiones panistas aún sin control pleno (luego de las tozudas batallas que libraron los grupos de Josefina Vázquez Mota y Ernesto Cordero por la candidatura presidencial), los dos principales personajes de la izquierda intercambiaron cortesías discursivas, regalaron una foto largamente esperada y se comprometieron a luchar juntos cuando menos hasta las próximas elecciones federales. El fundador del PRD y tres veces aspirante a llegar a Los Pinos se permitió incluso el hasta hace poco muy improbable gesto de acompañar en lo alto el brazo del tabasqueño que a su vez compartió sonrisa y buen ánimo con la elite allí reunida, súbitamente conversa a la amorosidad tropical y al cálculo político michoacano.
Aun cuando la reaparición conjunta de los dos personajes estelares de la izquierda electoral provocó explicable júbilo entre una parte de sus seguidores, y entre quienes no siéndolo en términos individuales sí lo son de las propuestas progresistas, no está de más advertir la poca consistencia de la nueva alianza coyuntural y los riesgos que implica para un proceso social, hoy denominado Movimiento de Regeneración Nacional, la efusividad acrítica que podría quedar solamente en oportunismo a premiar con candidaturas de facción para los nuevos sumandos electorales (entre ellos los ex gobernadores de Zacatecas, Amalia García, y de Michoacán, Lázaro Cárdenas Batel), y de distrofia ideológica que podría impedir a ese movimiento intentar, ya pasada la época de las concesiones electorales tácticas, la recuperación de su sentido de auténtica lucha social, pues sus ahora entusiastas apoyadores (Camacho, Ebrard, los Chuchos, los Cárdenas y hasta algunos intelectuales antaño sumamente críticos del AMLO de entonces) serían los primeros denunciantes, legitimados, del retorno a la piel originalmente prometida (la de 2006) o cuando menos anunciada (hasta antes de la conversión a la amorosidad).