Cartagena: choque de agendas entre EU y AL
En la cumbre continental que se inauguró ayer en Cartagena de Indias, Colombia, fue evidente la divergencia entre los temas que pretenden priorizar Estados Unidos y Canadá y los que la mayor parte de los gobiernos latinoamericanos quiere poner sobre la mesa.
Para el presidente Barack Obama no debe discutirse la estrategia contra el narcotráfico impuesta por Washington a las naciones del hemisferio hace cerca de cuatro décadas, a pesar del evidente, costosísimo y doloroso fracaso en que se ha traducido: cientos de miles de muertes, fortalecimiento de las organizaciones delictivas, incremento de las adicciones, descomposición institucional y debilitamiento de las estructuras estatales. En este punto, hasta gobernantes surgidos de las derechas, como el anfitrión Juan Manuel Santos y el guatemalteco Otto Pérez Molina, coinciden en la necesidad de revisar una política que se fundamenta en la persecución policial y militar de los grupos criminales y que ignora la complejidad de componentes sociales, económicos e históricos del fenómeno delictivo y, en particular, del tráfico de drogas.
En la cumbre continental que se inauguró ayer en Cartagena de Indias, Colombia, fue evidente la divergencia entre los temas que pretenden priorizar Estados Unidos y Canadá y los que la mayor parte de los gobiernos latinoamericanos quiere poner sobre la mesa.
Para el presidente Barack Obama no debe discutirse la estrategia contra el narcotráfico impuesta por Washington a las naciones del hemisferio hace cerca de cuatro décadas, a pesar del evidente, costosísimo y doloroso fracaso en que se ha traducido: cientos de miles de muertes, fortalecimiento de las organizaciones delictivas, incremento de las adicciones, descomposición institucional y debilitamiento de las estructuras estatales. En este punto, hasta gobernantes surgidos de las derechas, como el anfitrión Juan Manuel Santos y el guatemalteco Otto Pérez Molina, coinciden en la necesidad de revisar una política que se fundamenta en la persecución policial y militar de los grupos criminales y que ignora la complejidad de componentes sociales, económicos e históricos del fenómeno delictivo y, en particular, del tráfico de drogas.