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miércoles, 15 de agosto de 2007

Sergio Aguayo Quezada

1,099 árboles
sergioaguayo@infosel.net.mx
www.sergioaguayo.org

El choque entre intereses particulares y generales se actualiza constantemente. A últimas fechas uno de sus ejes está en el esfuerzo global por conciliar el desarrollo con el respeto al medio ambiente. Jiutepec es la ciudad más poblada de Morelos y sus árboles y su estilo de vida están siendo devorados por el ladrillo, el chapopote y el concreto. El Consorcio Ara compró un terreno de 56 mil metros cuadrados a dos cuadras del Zócalo. Se le conoce como Los Venados y es, más bien, un bosque de 2,013 árboles, buena parte de los cuales tienen entre 20 y 30 años. La empresa buscó por años un permiso para construir 400 casas y finalmente lograron que la presidencia municipal panista encabezada por Demetrio Román Isidoro le entregara en octubre del año 2006, seis días antes de dejar el cargo, una licencia para construir 228 casas y talar 1,099 árboles. El proyecto enfrentó la resistencia de un grupo de vecinos que formaron Frente Cívico en Defensa del Predio Los Venados. Entre sus líderes destacan Carmen Rodríguez e Isaac Medardo Herrera quienes probaron irregularidades como la violación al Programa Municipal de Desarrollo Urbano, la falta de una evaluación de impacto ambiental, la incapacidad de proporcionar drenaje o agua potable… Un guión repetido una y otra vez por todo el país.

El Consorcio Ara ha sido un próspero constructor de casas. Si en 1996 ganó 191 millones, en el año 2006 su utilidad llegó a los 1,095 millones y por eso su presidente, Germán Ahumada Russek, presume que es la desarrolladora que mayores utilidades deja a “inversionistas, empresa y empleados”. El futuro será bastante mejor porque según la revista de negocios Mundo Ejecutivo, “existe buena química entre la Presidencia de Ara y Felipe Calderón” y como es por todos conocido la política tiene la llave de acceso a los buenos negocios. Su proyecto de Jiutepec está enfrentando las resistencias del nuevo presidente municipal perredista, Rabindranath Salazar Solorio, quien se tomó en serio las denuncias ciudadanas e hizo una investigación propia que sacó a la luz tantas irregularidades que en la sesión de cabildo del pasado 11 de julio se decidió por unanimidad suspender por 90 días el inicio de las obras para solicitar un dictamen pericial de especialistas en el tema. Así empezó la guerra entre la empresa y la autoridad municipal. El municipio solicitó el respaldo de René Drucker, coordinador de la Investigación Científica de la Universidad Nacional Autónoma de México quien convocó a institutos y facultades para integrar un equipo de científicos mexicanos dispuestos a trabajar de manera voluntaria. Entre ellos, Abizai García, Tomás González Noura, Pedro Magaña, Luis Quintana Robles, Francisco Rodríguez, Ramiro Rodríguez y Jaime Yamamoto. El pasado viernes 10 de agosto llegaron los científicos al predio; los esperaban los abogados de la empresa con instrucciones muy precisas: se prohíbe a los científicos tomar fotos, recolectar muestras, hacer mediciones… El Ayuntamiento se inconformó y ahí mismo elaboró una minuciosa acta donde constaba lo que pasaba y se preparan a tomar medidas que posibiliten el peritaje científico.

En esas condiciones la expedición científica se convirtió en un agradable paseo durante el cual el biólogo iba señalando cuál árbol era “primario”, cual “secundario” y de dónde venía y para qué servía tal o cual planta. El geólogo comentaba la función de los resumideros naturales que alimentan, con agua de lluvia, los mantos freáticos. Es un lugar precioso y podría convertirse en parque ecológico y centro de cultura. Por el momento eso es un sueño: lo real es un conflicto representativo de las miles de batallas que se libran en todo el país entre los preocupados por el ambiente y los decididos a “desarrollar” con base en el lucro. El Consorcio Ara no se distingue por su compromiso ambiental. El tema ni se menciona en su página y ha ido acumulando protestas por el maltrato a los árboles; es el caso de Ecatepec en el Estado de México y de Emiliano Zapata en Morelos. En entrevista telefónica Daniel Cisneros, un directivo de Ara, invoca los derechos adquiridos por la empresa con los permisos recibidos y como muestra de sensibilidad subraya su ofrecimiento de “diseñar un parque ecológico en otro lado del municipio y en la medida de lo posible contribuir económicamente a su construcción”. Con estos antecedentes sorprende que el Centro Mexicano para la Filantropía (Cemefi) otorgara al Consorcio Ara en 2006 y 2007 el reconocimiento de empresa socialmente responsable por su “respeto por los valores éticos, la gente, las comunidades y el medio ambiente”. Quién sabe cuáles criterios siguió Cemefi para honrar a Ara porque si Jiutepec es botón de muestra su historial en temas de medio ambiente está tan percudido como la forma en que obtuvo sus licencias.

El presidente Felipe Calderón quiere imitar a Al Gore e inspirado en el Programa “Plantemos para el Planeta” de un Programa de Naciones Unidas la Semarnat se compromete y presume de que “Este año en México ¡Vamos a plantar 250 millones de árboles!”,¡una cuarta parte de los mil millones que la ONU quiere sembrar en todo el mundo! En promesas somos imbatibles porque ni la Semarnat ni las otras delegaciones federales de Morelos parecieran ser militantes del Verde Ecologista porque ni hacen ni dicen nada sobre el conflicto en Jiutepec. La excepción es el Instituto Nacional de Antropología e Historia que revisará si en el predio hay vestigios precolombinos. La liviandad federal permite valorar el compromiso de los ciudadanos y de una presidencia municipal que espera la opinión de los científicos. La asesora legal del ayuntamiento, Bertha Rendón, es tajante al respecto: “su dictamen y recomendaciones será vinculante para el Ayuntamiento de Jiutepec”. Todo ello como parte de un combate monumental para redefinir lo que es el “desarrollo”.

La miscelánea

Hace dos semanas me uní, en este mismo espacio, (ver columna “Sin identidad”) a quienes habían criticado al Gobierno de la Ciudad de México por la insensibilidad con que manejaron una contingencia ambiental: sin aviso ni advertencia impidieron a los vehículos con placas de otros estados el ingreso a la capital. La semana pasada Caminos y Puentes Federales dirigido por Humberto Treviño y la Secretaría del Medio Ambiente capitalino presidida por Martha Delgado llegaron a un saludable acuerdo para evitar que vuelva a maltratarse de esa manera a la ciudadanía.


Kikka Roja

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