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martes, 6 de noviembre de 2007

Tabasco: el capitalismo salvaje en vivo : Miguel Angel Granados Chapa

Interés Publico. Proceso
MIGUEL ANGEL GRANADOS CHAPA
  • Tabasco: el capitalismo salvaje en vivo
Raúl Muñoz Leos y Patricio Alvarez Morphy de antiguo han sido miembros, como corresponde a personas de su clase, del consejo de administración del Club Campestre de la Ciudad de México. Quizá no era necesario que en las sesiones correspondientes hablaran de sus intereses en común, pero los tenían. Muñoz Leos era director general de Pemex y Alvarez Morphy presidente de Perforadora Central, uno de los principales proveedores de aquella empresa pública en materia de perforación y mantenimiento de pozos. En el sexenio de Fox, durante la mayor parte del cual Muñoz Leos encabezó la petrolera nacional, a la empresa de Alvarez Morphy le fue muy bien: por licitaciones recibió 12 contratos con un importe de mil 274 millones de pesos y nueve contratos más por adjudicación directa, que montaron 349 millones de pesos mas.

Como en general ocurre con los contratistas de Pemex, la tasa de ganancia de Perforadora Central se acrecienta manteniendo bajos costos de personal, no obstante que algunas de sus operaciones se practican en zonas y actividades de alto riesgo. Sus trabajadores, aun los de nivel profesional y técnico, carecen de estabilidad en el empleo, no generan antigüedad, no reciben prestaciones adicionales a su salario (ni siquiera inscripción en el Seguro Social) y laboran en condiciones de precaria seguridad, 10 cual es posible por la lenidad con que inspeccionan la operación de empresas como la de Alvarez Morphy el propio Pemex y las secretarias del Trabajo y de Comunicaciones y Transportes, esta Ultima en 10 que concierne a la actividad marina de aquella empresa.

Ese irresponsable modo de actuar, denunciado repetidamente por miembros del personal afectado desde mucho tiempo atrás, se condensó el 23 de octubre pasado cuando la plataforma Usumacinta, que realizaba operaciones de mantenimiento del pozo Kab 101 se inclinó sobre el árbol de válvulas de esa instalación, 10 degolló y provocó una fuga de crudo y gas. Desde la víspera imperaban condiciones climatológicas que, de atender a las normas de seguridad, hubieran obligado a interrumpir las labores en el mar y a desalojar al personal para ponerlo a salvo. Pero como el tiempo es oro, la operación continuó el martes 23, cuando se produjo el desaguisado técnico, que no un accidente propiamente dicho, un suceso incontrolable fruto del azar: sus causas pudieron anticiparse, presumirse pues el lecho marino se aflojó debido a las marejadas intensas, hizo precario el sustento de la plataforma y la alta velocidad de los vientos la empujó contra el pozo petrolero. Se intentó continuar la operación cerrando las válvulas dañadas y sólo cuando el mismo mal tiempo lo impidió se ordenó partir a bordo de las lanchas de salvamento, llamadas mandarinas por su color y porque herméticas, se asemejan a la fruta. Para su bien, más de 60 trabajadores lograron llegar a la costa a bordo de ellas, pero 22 personas no lo consiguieron debido al mal estado de otro de esos vehículos, cuya revisión fue omitida por las autoridades y murieron ahogadas.

Algo de Tabasco había en esa operación y en esa tragedia. El punto terrestre más cercano es el puerto de Dos Bocas, en esa entidad. Tres plataformas de la empresa denotan su vinculo con ese estado, pues se llaman Usumacinta, Grijalva y Tonala, los caudalosos ríos procedentes de Chiapas los primeros y el ultimo útil para formar la frontera con Veracruz. Buena parte del personal afectado por la tragedia es oriundo de Tabasco o radica en su tierra. Y a sus costas, por el rumbo de Frontera, llegó la huella del derrame provocado: una mancha de crudo de diez kilómetros de largo por diez metros de ancho, que amenazaba las pesquerías de que viven 5 mil personas, que acaso resultarían afectadas como muchas otras mas que han pagado en Tabasco el costo de una modernidad ajena o, por decirlo con mayor precisión, del capitalismo salvaje en vivo.

El siniestro en la Sonda de Campeche y sus efectos tabasqueños ocurrieron poco antes de que se abatiera sobre la entidad donde nacieron los poetas Jose Gorostiza, Carlos Pellicer y José Carlos Becerra el mayor infortunio de que se tenga memoria. Lluvias abundantes e insistentes hicieron insuficientes los cauces de los ríos principales, que se desbordaron e inundaron casi todo el estado: 80 por ciento de su territorio, decía el viernes 2 la información oficial. El Grijalva creció con desmesura porque fue abierta la compuerta de la presa Peñitas, para soltar dos mil metros cúbicos por segundo, que corrieron furiosos e incontrolados río abajo.

Se atribuyó la causa primera y mas importante de la precipitación pluvial al cambio climático, alteración radical del equilibrio ecológico. Como ha mostrado la plana mayor de los expertos en el asunto, convocados por la GNU, esa mutación no es natural, sino provocada por la mano del hombre. Una mano codiciosa, que ha generado un desarrollo pródigo en utilidades inmediatas sin parar mientes en los costos ambientales, sin cuidar la sustentabilidad, sin siquiera tratar de impedir 0 paliar la depredación. Ese fenómeno mundial ha tenido en Tabasco un escenario inequívoco, Como lo resumió Ivan Restrepo, quizá el mayor experto en el tema y en la región, cuando esa entidad fue modernizada "can base en una estructura faraónica y destrucción de recursos naturales, ningún ecosistema quedó a salvo de alteraciones y contaminación. A cambio implantaron una ganadería y una agricultura comercial ineficientes, luego les cayó el petróleo y las cosas fueron peores para el ambiente y la calidad de vida de la población".

Restrepo escribió su texto en La Jornada poco después de las inundaciones de octubre de 1999, las peores en la historia tabasqueña hasta las de esta semana. Enumeró entonces la causas inmediatas del anegamiento que por primera vez tocó las zonas donde vive clase adinerada, cuyos efectos incrementados causaron -y causan todavía este domingo- padecimientos a uno de cada dos tabasqueños, muchos de los cuales lo han perdido todo, incluida su capacidad de trabajo para reponerse de su desventura: "En Villahermosa, por ejemplo, el moderno desarrollo urbano Tabasco 2000 (orgullo de los gobiernos locales), los grandes centros comerciales, los hoteles de lujo, se fincaron en áreas que servían como vasos reguladores en tiempo de lluvia. Igual sucedió con la colonia petrolera, la Valle Marino, erigida sobre una antigua laguna. Al llegar las lluvias y no encontrar los cauces naturales de siempre para fluir hasta el mar, el agua inundó todo; también cubrió los asentamientos irregulares, los de los pobres, que tradicionalmente sufren porque están ubicados donde no deben, en las orillas de los ríos Grijalva y Carrizal" (La Jornada, 28 de febrero de 2000).

La depredación continuada desde entonces acendró las causas de la desgracia. Este año, por añadidura, el manejo del caudal liberado desde la presa Peñitas por la Comisión Nacional del Agua y la Federal de Electricidad fue uno de los factores determinantes de la descomunal tragedia. El Comité Nacional de Estudios de la Energía, integrado por expertos que antes o ahora trabajaron o lo hacen aún en las empresas públicas de petróleo y electricidad, denunció que la regulación del nivel en ese embalse y su desfogue periódico hubieran sido posibles si la CFE "incrementara la generación hidroeléctrica en forma permanente", pero eso atentaría contra el interés de los generadores privados. Conforme a la Constitución, tales generadores no podrían operar, pero una maniobra de Carlos Salinas abrió las puertas al capital privado en un área reservada al Estado, Sin embargo, los generadores privados se quejan de que su margen de utilidad es menor que el anunciado y por lo tanto se cuidó de no afectarlos mas manteniendo el nivel de generación publica. Se trocó as1 el interés particular por el intenso e inmenso daño colectivo.

No sólo la codicia, sino su hermana la corrupción anegaron a Tabasco, Y eso no lo dicen los enfermizos descontentos, ni lo afirma sólo uno de los mas ilustres tabasqueños de esta hora, Andrés Manuel López Obrador, que hace mas de 15 años ha denunciado el proceso predatorio que mata a los suyos, sino el gobernador priista Andrés Granier y lo corrobora el secretario panista de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña Agobiado por las dimensiones de la catástrofe y necesitado de una explicación, Granier demandó investigar el estado de los programas de obras para encauzar y desazolvar los ríos, En los últimos tres años se dijo que se habían invertido mas de mil millones de pesos en esas tareas y en la construcción de diques, pero Ramirez Acuña admitió que se tiene "la certeza de que no se hicieron las obras"

Kikka Roja

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