- Al primero, López Obrador debió apoyarlo con energía para que terminara su discurso
- Abucheos, insultos y frutazos contra González Garza y Navarrete Ruiz
- El senador pasó un trago más amargo y debió escapar de sus críticos en un microbús
Los coordinadores parlamentarios del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Javier González Garza, en San Lázaro, y Carlos Navarrete, en Xicoténcatl, fueron señalados como “traidores” por un sector de los asistentes a la asamblea que ayer encabezó Andrés Manuel López Obrador para impulsar el plan de acción en defensa del petróleo.
Ambos fueron abucheados, aunque el senador Navarrete recibió más reclamos por supuestos actos de reconocimiento al gobierno de Felipe Calderón: una señora le dio un palazo, otras personas le arrojaron agua y hasta una bolsa de plástico con plátanos cocidos por el calor, que fue lanzada a su espalda.
El diputado González Garza fue el primero en recibir reproches, cuando tomó el micrófono para explicar las acciones legislativas que se llevarán a cabo para impedir la privatización de Petróleos Mexicanos (Pemex).
“¡Fuera!, ¡que se largue!, ¡culero!, ¡traidor!”, le comenzaron a gritar. Su rostro enrojeció y sus manos se aferraban al atril para continuar leyendo el documento que preparó para la ocasión, pero tuvo que detenerse conforme las protestas subían de tono: “¡Güero, no te vendas a las intenciones de la derecha!, ¡lárgate, traidor!”
López Obrador tuvo que quitarle el micrófono, después de posar su mano derecha sobre el hombro izquierdo del legislador. “Compañeros: en estos momentos, cuando se quiere entregar la riqueza petrolera a particulares, nacionales y extranjeros, tenemos por encima de todo que estar unidos y ser respetuosos con nuestros compañeros”, dijo. “¡Nada de gritos!”, exclamó. “Aquí todos nos vamos a escuchar, porque todos nos hacemos falta en esta lucha para sacar adelante a nuestro país. Yo les pido a ustedes que escuchemos con atención y con respeto al compañero Javier González Garza. Eso es todo lo que pido”, insistió. La gente permitió que el diputado concluyera su intervención, aunque continuó escuchándose uno que otro reclamo en su contra.
Los “exaltados”
Terminó la asamblea y siguió el turno para el senador Navarrete. Ya se había retirado López Obrador cuando el legislador se detuvo a contestar preguntas de la prensa, una sobre lo ocurrido con González Garza. “En este movimiento también participa un grupo de exaltados que no logran entender dónde está el enemigo… nosotros no vamos a caer en provocaciones de un pequeño grupo de exaltados. Que quienes los exaltan los aplaquen, como ocurrió hoy (ayer)”, respondió. Para entonces, ya señalaban a Navarrete como “traidor, ¡ojalá no te dejes agarrar la pierna!” Otros coreaban en su cara: “Encinas sí, chuchos no”, en referencia a los dos principales contendientes por la presidencia nacional del PRD, Alejandro Encinas y Jesús Ortega.
Completamente cercado, Navarrete caminó por una calle alterna a Marina Nacional rumbo a Circuito Interior en busca de una salida; intentaba defenderse de quienes lo cuestionaban y hasta gritaban: “Si los chuchos pudieran, a su madre la vendieran”. ¡Díganme cuándo he votado por algo de Calderón en la Cámara!”, decía sin apresurar el paso, muy seguro de sí mismo.
Pero cuando a un costado de Plaza Galerías vio estacionado un microbús con la puerta abierta se subió, mientras cuatro integrantes de su equipo bloquearon el acceso. La acción provocó más encono y la gente comenzó a golpear la unidad mientras la perseguían, después de que el conductor no tuvo más remedio que regresar a Marina Nacional para tratar de escapar.
“¿De qué se ríe?”
Navarrete se sentó a un lado del chofer con la sonrisa congelada en el rostro, cuando un hombre le gritó, después de más de media hora de estarlo hostigando: “No te rías, hijo de la chingada”.
Al final, lo dejaron ir, pese a que un joven se colocó frente al microbús diciendo en voz alta: “A los traidores no hay que cederles el paso”.
Kikka Roja
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