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miércoles, 5 de marzo de 2008

Sergio Aguayo Quezada : Microvictorias

Microvictorias

La microvictoria le hizo un rasguño imperceptible a Sky, la poderosa empresa de televisión por cable. Permitió, eso sí, entender algunos de los mecanismos que someten a los consumidores a una indigna servidumbre.

En 2007 Sky realizó una campaña de suscripciones comprometiéndose a transmitir en exclusiva todos los partidos de la Liga Española del Futbol, una de las mejores del mundo. Cuando empezó el torneo en agosto, y durante un par de meses, fueron cancelando, sin previo aviso, la transmisión de algunos partidos, arruinando, con ello, una recreación rigurosamente planificada. Acostumbrados a ningunear al auditorio tampoco se preocuparon por informar cuándo se regularizaría el servicio. El futbol es cosa seria y la interrupción de la dosis prescrita causa ronchas e irritación que, al combinarse con los malos modos de Sky, llevó a tres suscriptores a buscar algún tipo de compensación (Germán Dehesa, la directora de Alconsumidor, Adriana Labardini y el autor de estas líneas).

El plural es impreciso e injusto. Quien llevó en su totalidad el caso fue Alconsumidor que también se interesó porque engancha con la Ley de Medios. Sky es filial de Televisa y funciona gracias a una concesión otorgada por el Estado mexicano. Para fundamentar la queja se solicitó una copia del Título de Concesión a la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel) que reafirmó su vocación de palafrenera de las televisoras porque durante tres meses se hizo la remolona e inventó excusas para no entregar el documento. Cedieron gracias al Instituto Federal de Acceso a la Información.

De manera simultánea, Alconsumidor informó a la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) que Sky transmitía publicidad engañosa porque seguía prometiendo la transmisión de todos los partidos. La Profeco mostró más empeño que la Cofetel y a principios de 2008 multó a Sky con unos 400 mil pesos. Esta decisión apuntaló las quejas individuales y la Profeco organizó una audiencia de conciliación. El pasado 21 de febrero, se firmó un convenio según el cual Sky compensará al trío de suscriptores dejándoles de cobrar renta por dos meses. Dejará de percibir unos 3,600 pesos (una bicoca cuando se piensa que en 2004 facturó 4,200 millones de pesos que le dejaron una utilidad de 1,400).

La historia corroboró la complicidad del Gobierno Federal con las televisoras porque toleró la construcción del entramado legal que esclaviza a los usuarios. De acuerdo a la legislación Sky no tenía que compensar a los quejosos. En el contrato firmado por quienes contratan el servicio, la empresa “se reserva el derecho de eliminar, aumentar o sustituir cualquiera de las señales que se incluyan en su paquete de programación”. Hay otras cláusulas leoninas. Por ejemplo, la obligación de pagar el servicio durante 18 meses aun cuando quisiera cancelarse anticipadamente; también cobran una fantasmagórica “membresía anual” cuyo monto podrá “cambiar [Sky] en cualquier momento”, etcétera, etcétera.

Si el contrato está hecho a la medida de los intereses de la empresa es porque la autoridad se lo permitió. De acuerdo al Título de Concesión, Sky presentó ante la Secretaría de Comunicaciones y Transportes el contrato actualmente en vigor. La SCT tuvo 30 días naturales para hacer observaciones y no se requiere ser abogado para darse cuenta que al Gobierno mexicano no le interesó en lo más mínimo la defensa de los usuarios.

La indefensión forma parte de nuestras tradiciones. En México firmamos automáticamente los documentos preparados por las empresas porque somos desidiosos y porque si no aceptamos nos quedamos sin luz, teléfonos, hipoteca, tarjeta de crédito, etcétera. Defenderse es difícil y caro. En la microvictoria aquí reseñada la inversión en tiempo y gastos asumidos por Alconsumidor supera con creces los 3,600 pesos. Lógicamente, un porcentaje bastante alto de la sociedad prefiere refugiarse en la pasividad.

En el calvario del consumidor también influye la imposibilidad jurídica de que los resultados de una demanda como ésta beneficie a todo un grupo (en este caso los suscriptores de Sky). Si existiera lo que en otros países se conoce como Class Action Law Suit, esa bonificación de dos meses se hubiera extendido al millón y medio de suscriptores que tiene Sky. El costo para la empresa hubiera sido enorme porque, en un caso extremo, hubiera dejado de ingresar en el año alrededor de un 17 por ciento.

En México defenderse de las injusticias requiere de persistencia e imaginación. Además de celebrar el ahorro de 3,600 pesos Alconsumidor se puso a explorar la forma de ampliar el beneficio obtenido a otros suscriptores. Fue así que encontró una pequeñísima palanca legal en el reglamento aplicado a los concesionarios de la televisión por paga. En el texto se estipula que las empresas deberán “prestar el servicio en condiciones no discriminatorias”. Sigue entonces que, en teoría, podrían beneficiarse aquellos clientes de Sky que soliciten un reembolso por dos meses invocando el incumplimiento de la promesa de transmitir todos los partidos de la Liga Española. Los interesados pueden hacer el trámite en la página del organismo que ha llevado el asunto (www.alconsumidor.org).

Los consumidores son uno de los grupos vulnerables más numerosos y olvidados. Pese a que de una u otra manera la inmensa mayoría padecemos diariamente las consecuencias de vivir en un país de monopolios, ninguna fuerza política se ha interesado en abanderar esta causa. Recae en las víctimas la tarea de defenderse y, en una situación como ésta, adquieren relevancia la defensa de casos porque permiten entender y difundir una problemática generalizada y porque las microvictorias, por más pequeñas que éstas sean, alientan a seguir adelante en la búsqueda de los resquicios que nos permitan liberarnos, aun cuando sea temporalmente, de ese yugo impuesto por empresas voraces y un Estado enclenque y timorato.
La Miscelánea

El organismo Sonora Ciudadana libre, en Hermosillo, una batalla para averiguar en dónde está un tesoro perdido. En 2007, la Conaculta de Sergio Vela le otorgó un donativo al Gobierno de Sonora por 10 millones de pesos para el Complejo Cultural MUSAS. Ahora resulta que se ignora la forma en que se gastó el dinero. Pareciera que a las autoridades estatales y municipales les comieron un pedazo de la lengua los ratones porque sólo responden que el dinero se ejerció, pero se rehúsan a dar más detalles.

Comentarios:

e-mail: saguayo@colmex.mx
JAjajajaa, el fútbol es cosa seria... y luego Germán Dehesa... La telenovela se llama: "También los intelectuales se zurran de coraje" ¡chiale!

Kikka Roja

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