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sábado, 8 de noviembre de 2008

VIDEO: IMAGEN DE RADAR: POSICIÓN DEL AVION DE MOURIÑO: el sindicato de controladores aereos

Censura que se señale culpables al azar y sin tener los resultados de las cajas negras
El sindicato de controladores aéreos se defiende y critica que se esté especulando
El Learjet 45 y la nave precedente volaban a una distancia apegada a la norma global, afirma

Carolina Gómez y Gabriel León

Imagen de radar proporcionada por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, donde se observa la posición del Learjet 45 siniestrado

El Learjet 45 en que viajaba el martes pasado el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño Terrazo, “nunca tuvo una separación inferior a cuatro millas náuticas, por lo cual la estela de la turbulencia generada por el Boeing 767-300 de Mexicana de Aviación que lo precedía (en ruta hacia el aeropuerto capitalino) nunca lo alcanzó”, aseguró Raúl Campilla Gómez, secretario general del Sindicato Nacional de Controladores de Tránsito Aéreo (Sinacta), quien criticó que se esté “especulando” y señalando culpables al azar y sin tener los resultados de las cajas negras de la aeronave.

En entrevista con este diario precisó que la estela de la turbulencia de un avión como el Boeing 767 “alcanza como máximo tres millas náuticas” y el Learjet “a lo menos que estuvo de su predecesor fue a 4.1 y 4.2”, con lo cual el piloto y el controlador respetaron la norma que establece la Organización de Aeronáutica Civil Internacional (OACI), y por la cual se rige México. Ésta establece que “como mínimo para estas categorías debe haber una separación de cuatro millas náuticas”, es decir, casi ocho kilómetros, pues cada milla náutica corresponde a mil 852 metros.

En tal sentido aseveró que la actuación de los controladores de la Terminal México fue apegada a la norma, y precisó que las acusaciones que se hacen a la torre de control tampoco tienen base, ya que la aeronave nunca estuvo en contacto con ésta, sino con la citada terminal.

“Mucho se habla de la torre de control, pero ésta es otro servicio del tránsito aéreo; el avión con quien tuvo contacto fue con la terminal, donde el controlador de ésta lo pasa a torre de control, pero el piloto nunca llama, aunque sí acusa recibo de que lo hará. Esa es la última comunicación que se tuvo con el piloto, el cual se escucha muy tranquilo... Aquí hay que entender que la torre de control es la que tiene contacto visual con un avión, y por tanto éste debe estar cerca, y en la terminal se tiene contacto mediante el radar”, aclaró.

Aparte Ángel Iturbe, vocero del Sinacta, dijo que existen otros parámetros de distancia entre aviones en vuelo, que prevén mayor separación, pero son los que aplica el gobierno estadunidense, que “es uno de los pocos países que no siguen la norma de la OACI”, que agrupa la aviación civil de más de 50 naciones, entre ellas México.

En tal sentido, Campilla Gómez remarcó que “la Oficina Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés), de Estados Unidos, pide seis millas, pero nosotros nos regimos por la OACI”.

Al criticar que se estén adelantando vísperas, Campilla Gómez sostuvo que es claro que se anda “divagando, porque primero se culpó al piloto, hoy (ayer) es el controlador, mañana será el mecánico y pasado mañana el fabricante; si alguien de la comisión investigadora está informando estas cosas, está mal, porque hay que tener primero la información final; lo que arrojen las cajas negras”.

En cuanto a la velocidad que alcanzó el Learjet accidentado, el dirigente aseveró que el controlador le indica que la reduzca, y “el piloto lo acata, alcanzando a reducir a la velocidad mínima de aproximación, esto es 180 nudos” y en cuanto a la intensidad del tráfico aéreo que genera el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México reconoció que ésta es importante, pues “se llegan a tener formados alrededor de 15 aviones para la aproximación, pero siempre formados con la distancia y velocidad reglamentarias”.

Iturbe confirmó que la Procuraduría General de la República (PGR) “interrogó” el jueves pasado a dos controladores del aeropuerto de San Luis Potosí –de donde partió la aeronave– y que el del AICM (Carlos Jiménez Martínez) sólo ha rendido declaración por escrito, el día del incidente, ante Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano.

Indicó que la situación legal de Jiménez Martínez es “normal”; sin embargo, está impedido para emitir declaraciones públicas, porque está en curso una investigación de la PGR sobre los hechos del martes.



Kikka Roja

1 comentario:

  1. Apreciado Sr. Director

    Con mucho temor, pero también con molestia por las declaraciones oficiales absurdas vertidas, en especial por el funcionario Luís Téllez, que en forma por demás hosca pretenden confundir a la opinión alegando un accidente aéreo sobre los hechos ocurridos al avión Lear Jet en el que viajaban diversos funcionarios de Gobernación, le expreso mi testimonio personal solicitado la mayor discreción al respecto de su origen, y por supuesto puede publicarlo si lo desea.

    H E C H O S

    Actualmente trabajo en un edifico de oficinas cerca de Periférico y últimamente he tenido el hábito de subir a la azotea de este edificio y con una cámara digital, obsequio de mi hija, suelo fotografiar los atardeceres sobre la ciudad de México.
    El 4 N, preparándome para una cesión cerca de las 18:43 hrs., dada la claridad del atardecer, un zumbido fuerte parecido al que hacen los cohetones en las ferias de los pueblos cuando hacienden al cielo, me obligo a mirar hacia Reforma Lomas y pude ver claramente al Lear Jet que venía a la misma velocidad que acostumbran las aeronaves en preparación a su aterrizaje. De hecho, es común ver la fila de aviones con sus luces de navegación encendidas antes del atardecer, corriendo en paralelo al Periférico desde Tlanepantla, para dar vuelta a la altura de la Plaza de Toros México y dirigirse finalmente a las pistas del Aeropuerto. Ruta por cierto alterada, pues anteriormente la aeronaves pasaban por encima del Word Trade Center tomando como faro la Torre de Mexicana en Xóla y Mier y Pesado.
    Una vez que vi a detalle al Lear navegando lentamente sin anomalías, tras el zumbido, su parte trasera se incendio después de un estallido y me dio la impresión que reventó una de sus dos turbinas que van impostadas lateralmente cerca de la cola de la nave, alcanzando casi inmediatamente la bola de fuego las alas del Jet, dejando tras sí una condensada estela de humo diseminando pequeñas partes del avión, el cual se consumía de atrás hacia la cabina de pilotos. Una vez que se desprendieron pedazos de una de la alas, el avión giro casi 90° y cayo en picada aparentemente a mayor velocidad, de hecho, de momento pensé que había colisionado el Lear con uno de los helicópteros que sorprendentemente y en forma imprudente, había cruzado la ruta de seguridad de descenso, Plan de Vuelo o Línea Roja que marca y controla la Torre del AICM para el inicio de maniobras de aproximación y aterrizaje.
    Los helicópteros nunca los vi, pero por el ruido del rotor de uno de ellos puede deducir que acababa de despegar, algo común en esta zona de oficinas y por la cercanía del Campo Marte, donde aterriza y despega el presidencial y del Estado Mayor.
    Irremediablemente el jet, ya incendiado y con una bola de escombros que parecían acompañarlo, se impacto casi hecho pedazos verticalmente, detrás un edificio ahora muy conocido, pero aun visible por la parte delantera de su fuselaje. Y levanto un hongo inmediato de fuego enorme provocando una honda expansiva de choque y de calor, que recorrió como fantasma una gran distancia entre los edificios y el Bosque de Chapultepéc; y nos toco. Nos quemo como si fuera un demonio gigante invisible que lo arrollara a uno con violencia insensata, dejando una terrible huella de calor, dolor y pánico. Y entonces, todo se volvió un caos.
    Sí, tome solo tres fotos desde que se incendio el jet hasta que se desintegro.
    La magnitud de la explosión me hizo pensar incluso en algo peor. Periférico y Reforma estaban atascados como siempre, congestionadas e irracionales, ahí donde circulan los potentados que siempre quieren tener la preferencia arrollando al prójimo. Por que su prisa es más urgente que la de cualquier otro. Producto también, de los enormes y numerosos edificios que desde las seis vomitan gente y autos. El Jet por supuesto marco el sitio, ahí, donde se pretendía construir la Torre del Bicentenario.
    No se como sean las guerras. Pero ese paisaje de fuego, de caos, me trajo a la mente el 11-09. La caída de las torres, el segundo avionazo, la gigantesca nube de humo que tragaba de todo, la oscuridad, el pánico, la imprudencia de la gente pretendiendo salvar su vida a costa de pisar la del prójimo, el estado sicótico egocentrista que arrolla todo humanismo y civismo. El odio a sí mismo, a la desmitificada e insignificante vida propia. A la despersonalización mísera cuando tu auto arde y no encuentras culpables de esta humillación. Al ¡Arde! Mientras yo corro. Es algo que sin razón ese día hice, y corrí, bajando los pisos del edificio como demente, deseando volar por sobre todas las cosas, pensando solo en mí y en los míos, huyendo de todo terror, pretendiendo irme en mi auto sobre las banquetas y en sentido contrario valiéndome madre todo.
    Por eso me remuerde la conciencia y por eso le escribo. Me siento mal, y también como mexicano, ante una autoridad que encubre todo y nos miente asquerosamente rogando para que le creamos sus versiones oficiales que ni los niños creen. Han fomentado la cultura de la incredulidad. Del ¡si, esta bien te creo! ¡Aunque sé que eres un miseria como ser humano y como presidente! Y por supuesto, siento un gran temor como cualquier ciudadano, de aquellos que encuentran la muerte y el terror a las puertas de su casa, o lo ve a través de esos grandes ventanales desde su cómodo escritorio, asomándose al chisme y encontrando en la calle destrozado su auto, o la vida de muchos cotidianos ardiendo, que ya no lo son. Todo por una guerra sucia entre los grupos de poder. En la que usted como yo, somos espectadores sin boleto y rehenes.
    Ahora, ya en calma, podemos deducir que el piloto poco pudo hacer por su nave, sin alas, sin timón, ni una de sus turbinas, no tuvo la suerte de pensar x maniobra. Para mi es como un nudo en la garganta.
    Y por supuesto, Torre de Control supo de ello. Sobre todo cuando el ataque fue en espacio aéreo asegurado y monitoreado permanentemente por los controladores de Torre primaria. Lo que se corrobora ahora con el video de su radar, inusualmente dado a conocer el 6 de Noviembre, donde se demuestra que el eco del Lear Jet 45 denominado XCVMC, estaba plenamente identificado como LJ2 5L (LEAR JET) por radar de Torre AICM. El cual era antecedido por el eco MXA1692, un vuelo de Mexicana de Aviación y con dos ecos posteriores inmediatos, uno de ellos el Click de Mexicana (CBE7255) y el de Aeromexico (AMX647).
    Desde el momento que XCVMC pasa el radio faro de San Mateo en su aproximación a la Ciudad de México para entrar en Plan de Vuelo AICM (Línea Roja), en radar se detecta, a la altura de Viaducto e Insurgentes, un eco identificado como A1505, hoy sabemos el helicóptero de ICA despegando de su plataforma, desapareciendo casi inmediatamente del radar en maniobra clara de aterrizaje. Una vez que el XCVMC se aproxima al cruce de Reforma y Periférico, el A1505 de nueva cuenta despega y rápidamente se coloca perpendicularmente al Lear Jet a una distancia aprox. de 2.5 kms. cruzando la Línea de descenso del Lear Jet, justo en el momento en que este se desvía notoriamente de su ruta girando 90° disminuyendo drásticamente su velocidad de 200 nudos (400 kms. aprox.) hasta 114 nudos (280 kms. aprox.) como claramente lo indica radar.
    En contrasentido a la ruta del helicóptero de ICA aparece otro helicóptero identificado como A1507, lo que gráficamente demuestra la intercepción de ambos helicópteros contra el eco XCVMC hasta su colisión.
    Ante el claro desvió del eco XCVMC y su desaparición del radar, control aéreo sabia que había ocurrido un derribe. Por ello es que resulte insultante que ahora aleguen desconocimiento del colapso de ese eco, máxime cuando hay un claro desvió de ruta, una disminución drástica de velocidad, su desaparición de radar y que sabían que ese era un vehiculo de gobernación. Si usted esta familiarizado con las rutinas del aeropuerto en esta ciudad, es fácil identificar casi todas las aeronaves, sobre todo las de los hangares oficiales. Algo parecido a los autos de sus vecinos, con los que se topa todos los días a la hora del apuro. Por eso me indigna que los de tráfico, como siempre, se laven las manos sobre los muertos. Sobre los pilotos. A los que supuestamente deben cuidar y honrar, porque al fin ellos, son los que arriesgan la vida, incluso de causa de fallas de los controladores o del control maestro.
    Lo sospechoso, es que según control aéreo, el vuelo de Click de Mexicana (CBE7255) y el de Aeromexico (AMX647) reportaron sin novedad. Que simplemente, ni se percataron del incendio del eco XCVMC frente a su nariz de navegación a solo 4 millas náuticas (7.3 kms.) con alcance de 40 segundos y a casi 9 mil pies (2,743 mts. Aprox.), ni les inmuto que desapareciera este del radar. Ni mucho menos les llamo la atención que a baja altura una columna de fuego de 20 mts de altura se alzara a las 5 hrs. en el cruce de Reforma y Periférico a solo 400 mts por debajo de su ruta de navegación, por donde normalmente hay trafico aéreo de helicópteros y los pilotos, como sus ingenieros de vuelo, deben estar siempre alertas ante cualquier aproximación. Algo que personalmente deberían las tripulaciones de los vuelos 7255 del Click y la del 647 de Aeromexico, pues, o son pésimos pilotos o notoriamente la autoridad les prohibió hablar a orden del titular de Comunicaciones, para no desenmascararlo ante la opinión.
    También resulta inverosímil los señalamientos del Sr. Luís Téllez, personaje en sí con un pasado político deshonesto y sin calidad moral para ser vocero oficial de un hecho tan delicado, técnico y controversial, al aseverar que el Lear Jet modelo 1998 choco integro en su contacto a tierra, que encontraron el fuselaje y las turbinas intactas, pues no es creíble que una aeronave de 9 toneladas con 17 mts de envergadura y 15 de extensión de ala a ala, con caída casi vertical a 400 kms. x hora e impacto de 280 kms. no arrasara una vasta zona de árboles, los incendiara y al menos dejara una zanja de 500 mts. desbastando asfalto, jardines, maleza, vehículos, gente y hasta edificios, en una proporción 10 veces mayor a lo que hemos visto.
    No es creíble, porque a la fecha no han mostrado ni el fuselaje, ni las alas, ni la cola, ni la cabina, ni el otro motor del Jet. Y solo por vista aérea de los canales de noticias, se puede ver un pequeño hoyo con pedazos de una sola de sus turbinas junto a un edificio que prácticamente fue inmune al impacto.
    No es creíble lo que dice este Sr. pues no quedo prácticamente nada del avión y en cambio se aprecian números vehículos incendiados que incluso fueron impactados por partes pequeñas de la aeronave estallando incluso y volando varios metros, así como varios cuerpos humanos que estaban en tierra, y en cambio, de los restos del avión, parece un mal cuento, una casi inexistencia, porque es muy poca la evidencia que se puede recuperar, sobre todo de las cajas negras, supuestamente indestructibles, pero que quedaron casi inservibles.
    El siniestro pudo ser mayor, arrasando la zona y diseminando turbosina por decenas de metros, pero efectivamente no se trato de un accidente, pues como afirma el propio Téllez “…el piloto no emitió señal de auxilio alguna ni había reportado fallas técnicas al despegar del aeropuerto de San Luís Potosí...” “…que la aeronave en la que viajaba el secretario de Gobernación no reportó falla técnica alguna, que tenía combustible suficiente y tuvo condiciones meteorológicas favorables…”
    Es decir que lo que ocurrió, no quedo grabado en ninguna caja negra, puesto que los indicadores de emergencia de última generación electrónica con los que contaba el Lear Jet no reporto ninguna avería y por ello el piloto simplemente no reporto nada a control, y si existieron alertas, estas muy probablemente se colapsaron casi inmediatamente junto con el sistema, con el bombazo y el incendio que prácticamente envolvió al avión.
    No se confunda Sr. Téllez, su retórica oficial lo contradicen, no exhiba su ignorancia con supuestos ajenos a verdad.
    Los dos ecos (helicópteros) fueron al encuentro del Lear Jet y una vez que lo interceptaron, el ICA cruzo el plan de vuelo de este corriendo en paralelo suyo, a una distancia segura de 2 kms. durante 20 segundos quizá, hasta que este se impacto.
    Por supuesto Sr. Director que tengo tres fotos que pueden probar mi dicho, pero al menos durante este sexenio, no creo revelar y tal vez nunca. Es algo personal que tiene que ver con mi seguridad y la de mi familia, así de simple. No me gustaría que en mi afán de ciudadano crédulo, los del Estado Mayor o aquellos que planearon este magnicidio descubrieran el lugar en donde trabajo. El pasar por la vía del interrogatorio a merced de tanto político y policía corrupto involucrado en el narcotráfico, me produce nauseas. Además eso solo serviría para que lo desacrediten con mentiras o lo desaparezcan a uno. Y además no me la creo, no le creo al Sr. Téllez ni al presidente, ni a las instituciones ni a las leyes.
    Simplemente porque no hay libertad en nuestro país y mucho menos de expresión. ¡Claro que tengo testigos! Pero por los nuestros, acordamos no hablar jamás. Es guerra del gobierno con otros, por el petróleo por el narcopoder. A nosotros, solo nos queda hacernos a un lado, sin esperar indemnizaciones y por supuesto nunca la verdad.
    Bien recuerdo a Loret de Mola (quien falseaba la nota a través de Televisa al afirmar insistentemente que era una simple avioneta la que se había estrellado), cuando dos horas después del derribo le preguntaba a Téllez: ¿sr. secretario, serán indemnizados los afectados por este accidente? Contestando, en clásica jugada de pizarrón, que habría que guardar prudencia sobre el caso pero que efectivamente había fallecido Muriño.
    Murió Muriño, sus aspiraciones al poder político y al botín del petróleo.

    Mucho aprecio Sr. Directo su interés a la presente y desde luego, un consejo para sus lectores. La civilidad en este país ha dejado de ser una verdad y compromiso. Cuando la autoridad vocifera y promete verdad, callad !
    El ciudadano x

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